LA RENDICIÓN DE GRANADA
Francisco
Pradilla y Ortiz (Villanueva de Gállego, Zaragoza, 1848 - Madrid, 1921)
1882
Óleo sobre lienzo / 330 x 550 cm.
Sala de Conferencias, Palacio del
Senado, Madrid
Pintura realista española del
siglo XIX, género de pintura de historia
Sala de Conferencias, Palacio del Senado, Madrid La Rendición de Granada al fondo, a la izquierda |
Francisco Pradilla. La rendición de Granada, 1882 Palacio del Senado, Madrid |
La pintura, sin duda la más preciada de la colección artística que guarda el Palacio del Senado y, seguramente la más espectacular y asombrosa de cuantas realizaran los pintores españoles dedicados al género de pintura de historia, presenta una compleja iconografía sustentada en su fastuosidad escenográfica y en su minuciosidad descriptiva, consiguiendo Francisco Pradilla, con la trascendencia de sus valores plásticos, una pintura que se sitúa entre las obras capitales de la pintura española de todos los tiempos.
DESCRIPCIÓN ICONOGRÁFICA
En la carta de entrega, Pradilla hizo una pormenorizada descripción de la pintura que resulta imprescindible para comprender su contenido. Según figura en dicho documento, el pintor se refiere al modo compositivo afirmando que el ejército cristiano se despliega formando un segmento de semicírculo paralelo al camino que conduce a las murallas de Granada. En medio del semicírculo están situados los caballeros que rodean y protegen a las damas de la Reina. Las figuras ecuestres de los reyes Isabel y Fernando, junto a sus dos hijos mayores, están situados delante ocupando el centro del radio, con los pajes y maceros a los lados. En el lado opuesto, Boabdil el Chico cruza el camino a caballo hasta encontrarse con los Reyes, a los que se dispone a entregar las llaves de la ciudad. Junto a él llegan a pie, según las capitulaciones, los caballeros de su casa. Esta disposición permite, sin amaneramiento ni esfuerzo, que las figuras de los tres Reyes sean las más visibles para el espectador, quedando definidas por los matices de color: blanco y azulado para la reina Isabel, rojo en el rey Fernando y negro en el Rey Chico.
Detalle de la reina Isabel la Católica |
Junto a ella, en un plano más alejado, se encuentra su hija mayor Isabel sobre una mula baya, que como reciente viuda del rey de Portugal viste de negro. A su lado aparece su hermano, el príncipe Don Juan, sobre un caballo blanco y coronado con una diadema. Estos dos hijos de los Reyes Católicos ocupan el espacio entre ellos, pues a continuación aparece el rey Fernando que, ajustado a las leyes de la perspectiva, aparece montado sobre un potro andaluz castaño con la cabeza cubierta por una testera metálica y el cuerpo con una gualdrapa ricamente ornamentada con brocados. El monarca está recubierto por un rico manto veneciano de terciopelo púrpura, lleva una espada de gran tamaño a la cintura y sujeta un cetro, situándose junto a él su paje, que contempla a Boabdil lleno de admiración. Por detrás de esta figura se atisba la dalmática del segundo rey de armas, con los escudos de Castilla y León.
Detalle del rey Fernando el Católico |
En la parte izquierda de la escena se encuentra Boabdil, al trote sobre un caballo negro árabe de pura sangre discretamente enjaezado y representado en escorzo. El Rey Chico, que hace el ademán de entregar las llaves de Granada a modo de saludo, viste una saya de terciopelo negro, un manto blanco, la cabeza cubierta por un yelmo metálico y una gran espada cruzada en la cintura. Le antecede un paje de raza negra que sujeta la brida del caballo y que hace una inclinación reverencial confundido entre la grandeza de los reyes cristianos. Por detrás del monarca nazarí llega a pie un buen número de cortesanos árabes, que con sus gestos expresan diferentes sentimientos ante el doloroso trance de la derrota y, a lo lejos, una comitiva de moros.
Detalle del rey nazarí Boabdil, con Granada al fondo |
UNA INSUPERABLE HABILIDAD TÉCNICA
Para la realización de esta pintura histórica, Francisco Pradilla, con el fin de proporcionar verisimilitud arqueológica, se documentó a conciencia y de forma metódica tanto de los textos históricos que relatan el acontecimiento como de algunos de los objetos que aparecen en la escena, como es el caso de la corona y el cetro de la reina Isabel que se conservan en la Capilla Real de Granada, o la espada de Boabdil que se guarda en el Museo del Ejército de Madrid. El pintor hace un alarde de habilidad técnica para reproducir, con la máxima fidelidad, las texturas y cualidades de las cosas, con una calidad sensorial que afecta a las indumentarias, las armas, los animales, las arquitecturas y la naturaleza, cuya precisión se superpone al afán decorativista y a la artificiosidad de la escena, donde pequeños defectos resultan insignificantes, como la representación de los rostros de la familia real, todos de perfil y con un extraño rictus en sus labios, como inspirados en trabajos numismáticos.
Detalle del paje de la reina Isabel |
Esta pintura tuvo una gran difusión desde el momento en que fue terminada. Primero fue presentada en Roma, donde fue realizada, obteniendo una exitosa crítica de la sociedad romana; después ya en el Salón de Conferencias del Senado de Madrid, donde fue contemplada por el rey Alfonso XIII, que como reconocimiento concedió a Pradilla la condecoración de la gran cruz de Isabel la Católica.
Detalle del rey de armas o macero del primer plano |
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Firma de Francisco Pradilla, lugares y fecha de ejecución |
Francisco Pradilla. Doña Juana la Loca, 1877 Museo del Prado (Foto Museo del Prado) |
Autorretrato de Francisco Pradilla, 1917 Museo del Prado (Foto Museo del Prado) |
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