VANITAS, NIÑO JESÚS DORMIDO
Giovanni Battista Morelli (Roma, ? – Madrid, 1669)
Entre 1659 y 1669
Terracota policromada
Museo Nacional de Escultura,
Valladolid
Escultura barroca
A pesar de la magnífica calidad de sus obras, la personalidad artística
de Giovanni Battista Morelli, como destacado escultor del Seicento
italiano, todavía no es lo suficientemente conocida, debido en parte a que fue
un artista viajero y también por la dificultad de localizar sus obras a falta
de noticias documentales. Su puesta en valor parte de un estudio realizado en
1976 por el historiador Alfonso Pérez Sánchez, que localizó la escultura de San
Juan Bautista niño en el Museo del Prado, obra que encaja en los
inventarios reales, y a la investigación de Mercedes Agulló Cobo, que realizó
el primer estudio y el más importante hasta el momento de este escultor que
estuvo activo en la corte de Felipe IV.
La obra conocida de Giovanni Battista Morelli le coloca, ante todo, como
un especialista en trabajos de estuco con fines decorativos y en la realización
de esculturas en terracota, en ambos casos mostrando un personal estilo que
deriva de su condición de discípulo de Alessandro Algardi. Es un artista que,
tras comenzar su trayectoria en Roma, recorre las cortes de París y de Madrid, adonde
llegó en 1659 para trabajar en la decoración del Palacio de Aranjuez y donde muere
en 1669.
Durante su estancia en Madrid realiza una serie de obras que no se han
conservado, siendo seguras solamente dos: la ya citada escultura de San Juan
Bautista niño del Museo del Prado, restaurada por esta institución hace
pocos años, y el importante conjunto de estucos, con figuras de putti y
personajes mitológicos, realizados en el gabinete real del Palacio de Aranjuez,
que aparecieron de forma fortuita, tras un falso techo, en el año 2002, un conjunto
que supone una importante aportación al catálogo de la obra de este artista en
España.
EL NIÑO
JESÚS DURMIENTE
Por sus características estilísticas y técnicas, se atribuyen a Morelli
una serie de esculturas del Niño Jesús durmiente que habría realizado en
Madrid entre 1659, año de su llegada, y 1669, año de su muerte, que repitiendo
los mismos estilemas están modeladas en terracota y con un acabado policromado.
En este grupo se integra la escultura del Niño Jesús dormido, en su
condición de Vanitas, del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, que
perteneció a la colección barcelonesa de Eusebi Güell, vendida en parte por sus
herederos en 1985, siendo adquirida esta obra por el Estado en 1987 para ser entregada al
museo vallisoletano.
Esta escultura, modelada en terracota y con un trasfondo
contrarreformista, presenta al Niño Jesús profundamente dormido y recostado
sobre un paño, mientras abraza un simbólico corazón en llamas. Le sirven de
lecho cabezas de querubines alados que le identifican como figura sagrada, motivo
que se repite en la peana sobre la que descansa la figura, igualmente modelada
en barro y con formaciones de nubes recorridas longitudinalmente por otra serie
de cabezas de querubines. Su iconografía deriva de los postulados del arte
cristiano emanados del Concilio de Trento (1545-1563), en la que se comenzó a acentuar
la inocencia y la fragilidad infantil de un Jesús humanizado, incorporando a las
representaciones de su infancia prefiguraciones de la Pasión en las que se
combina la ternura infantil con el componente trágico que supone el drama
pasionario, un tipo de representaciones devocionales muy frecuentes en España durante
el siglo XVII, tanto en pintura como en escultura.
En el arte barroco unas veces el Divino Infante aparece dormido sobre
una cruz, otras sobre una calavera, cuya iconografía es una trasposición de las
vanitas clásicas en las que el dios Cupido adoptaba una actitud similar para
unir alegóricamente los extremos de la infancia y la muerte. En la escultura
que tratamos aparece acompañado de un corazón ardiente y con ojos que alude a
la vigilancia permanente de la divinidad, según consta en un versículo del Cantar de los
Cantares: “Yo duermo y mi corazón vigila”, al tiempo que adquiere el valor de
una reflexión sobre la generosidad divina y el heroísmo en la entrega del
propio cuerpo como fin redentor de su nacimiento, manteniendo en la figura un
aspecto de inocencia y ternura que prevalece sobre la referencia a la muerte y
al pecado. Este tipo de imagen devocional, presentada con diversas modalidades
iconográficas en las que la gracia infantil aparece impregnada de un
contradictorio aire de tristeza, siempre con la finalidad de conmover e incitar
a la piedad, alcanzó una gran difusión en la España barroca con la intención de promover la
meditación sosegada, siendo especialmente reclamadas para las clausuras y oratorios
particulares de la aristocracia.
En la obra de Giovanni Battista Morelli es destacable el interés por las
figuras infantiles, caracterizadas por sus cuerpos carnosos, cabelleras rizadas
y voluminosas, carrillos hinchados, boca pequeña y ojos resaltados, según
modelos tomados de Algardi, ofreciendo un aire de languidez que caracteriza el estilo
de Morelli. En unos casos las utiliza como elementos decorativos supeditados a
la arquitectura —putti realizados en estuco que sujetan emblemas u otros
elementos— y en otros como figuras devocionales elaboradas en barro, como las
realizadas en su etapa madrileña, donde el escultor, de formación romana, se
adapta al gusto de los comitentes españoles incorporando un acabado policromado,
como consta en los inventarios reales.
Una réplica muy cercana al Niño Jesús durmiente sujetando un
corazón inflamado del Museo Nacional de Escultura, se conserva en una colección
privada, aunque en esta versión se prescinde de la peana con cabezas de ángeles
para ser colocada sobre otra más convencional de forma ochavada. Asimismo, Morelli
realizó en terracota policromada otras versiones en las que el Niño Jesús
dormita sobre una calavera, acentuando el carácter de vanitas, como en el
Niño Jesús durmiente que cuando esto se escribe se encuentra en el
mercado del arte (Jaime Eguiguren, Arts & Antiques), que porta una cartela
con la inscripción “No hay cosa que más despierte que dormir sobre la muerte”.
Idénticos ejemplares, pero sin la inscripción, se encuentran en una colección
privada (policromada) y en la Galería Sotheby’s de Londres (sin policromar).
Otra obra infantil de Morelli de su etapa en España es la terracota sin
policromar y en posición semierguida del Museo del Prado, que se ha identificado
como San Juan Bautista niño por la piel de animal que someramente recubre
su cuerpo. Es la única pieza de este escultor que ha llegado hasta nosotros
relacionada con las que aparecen citadas en los inventarios reales y en las Vidas
de Antonio Palomino. La figura está basada en modelos infantiles italianos
difundidos por Alessandro Algardi, como en su Hércules niño con una serpiente,
cuyos recursos plásticos son repetidos por sus colaboradores, como es el caso
de Morelli en esta terracota o del relieve de pórfido de Tommaso Fedele, también
en el Museo del Prado, que representa la figura infantil de Hércules.
BREVE SEMBLANTE DE GIOVANNI BATTISTA MORELLI
Apuntes tomados
del estudio de Roberto Alonso Moral
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Giovanni Battista Morelli. Niño Jesús durmiente con corazón Terracota policromada. Colección privada |
Giovanni Battista Morelli inicia su trayectoria en Roma, ciudad donde
nace en fecha desconocida y donde según Antonio Palomino fue discípulo de
Alessandro Algardi, con el que se forma como modelador ligado a la corriente
clasicista del barroco romano. Allí trabajó en el equipo de este maestro en las
empresas papales para celebrar el jubileo de 1650. También trabaja con Bernini,
que lo llama para realizar la decoración en estuco de los arcos de la nave
central y en los medallones dedicados a los mártires de la Iglesia que decoran las
pilastras de las naves de la basílica de San Pedro, magna obra donde el gran
maestro dio los dibujos y delegó la ejecución a un total de 41 escultores. De
esta empresa, Jennifer Montagu le atribuye la Alegoría de la Inocencia (1647)
de uno de los arcos de la nave central, donde se aprecia su ligazón con el
estilo de Algardi. Igualmente, se le considera autor de los ángeles que acompañan al medallón que representa a san Simaco.
Junto a Algardi también participa en la decoración de la basílica de San
Juan de Letrán, en el equipo elegido por Virgilio Spada, camarero secreto y
limosnero del papa Inocencio X, que decidió los artistas que trabajarían en la
empresa. Para ello dio dibujos y modelos en barro (según las investigaciones de
Jennifer Montagu) siguiendo las precisas pautas iconográficas marcadas por
Virgilio Spada, siéndole atribuido el estuco de la Expulsión de Adán y Eva
del Paraíso. Allí se revela como un genial estuquista, hecho fundamental
para su posterior carrera artística.
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Giacomo Francia. Grabado del Niño Jesús dormido sobre la cruz, al fondo cartela con el versículo "Yo duermo y mi corazón vigila", 1510-1530 British Museum, Londres |
El mismo Virgilio Spada le hace el encargo
de un busto de su padre, Paulo Spada, para el que Morelli da el modelo en barro
para su posterior fundición en bronce. También
se le atribuye el exquisito friso decorativo, con putti y guirnaldas,
del transepto de la iglesia de San Ignacio de Roma, según diseño y dirección de
Algardi. La trayectoria del escultor se para en Roma en 1650, perdiéndose su
rastro hasta 1659, cuando ya está instalado en Madrid.
Aunque no hay noticias documentales, según Antonio Palomino pasó por la
corte de París, donde trabajó para la monarquía francesa. El único indicio de
esta estancia es su matrimonio con la francesa Juana de Archera (¿Jeanne d’Arc?),
citada en su testamento y fallecida antes que el escultor. En ese momento el
cardenal Mazarino, defensor de la corriente clasicista italiana, estaba
renovando la decoración de los palacios reales y del suyo propio (actual
Biblioteca Nacional de París), eligiendo para ello a un grupo de artistas
italianos. En ese momento el cardenal Mazarino y Luis de Haro, valido de Felipe
IV, rivalizaban por la hegemonía europea, situación que cambia con la Paz de
los Pirineos de 1659, año en que Morelli llega a España. En esta supuesta etapa
francesa es posible que Morelli trabajara en la decoración de estucos de las
renovadas estancias de Ana de Austria, esposa de Luis XIII, que presentan una
gran variedad de estilos.
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G. B. Morelli. Niño Jesús dormido sobre una calavera, 1659-1669 Jaime Eguiguren, mercado del arte (Foto de la galería) |
A su llegada a España pasa un tiempo en Valencia trabajando en la
decoración de estucos de la Cartuja de Valdecrist, actualmente en ruinas. Según
Palomino, desde Valencia envió Morelli varias obras a la corte para ganarse el
favor real, entre ellas unos niños alados con insignias de la Pasión que fueron
enviados a Velázquez, junto a una carta en la que le ofrece sus servicios.
Estas obras, que fueron del agrado de Felipe IV y pagadas por la casa real,
constan en los inventarios reales hasta 1800, año en que Ceán Bermúdez recuerda
haberlos visto en el guardajoyas del palacio, expoliado por Murat durante la
invasión francesa.
Morelli llega a Madrid apoyado por Velázquez, como estuquista
especializado, cuando en la corte se está renovando la decoración de los sitios
reales. Cuando está trabajando para la corte, Morelli también atiende otros
encargos, como una Fuente de Venus apoyada sobre cuatro leones y con
cuatro putti vertiendo agua, para el jardín del palacio de Juan Domingo Méndez
de Haro, conde de Monterrey, situado en el actual Paseo de Recoletos madrileño.
Igualmente, en la biblioteca de Gaspar de Haro y Guzmán, Leticia de Frutos a
documentado la presencia de siete figuras de terracota, que representaban a los
siete planetas, realizado por Morelli, lo que demuestra el gusto por el escultor
entre la nobleza.
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G. B. Morelli. Detalles de Niño Jesús dormido sobre una calavera y la inscripción "No hay cosa que más despierte que dormir sobre la muerte" (Fotos Jaime Eguiguren, Arts & Antiques) |
Para la madrileña iglesia de San Antonio de los Portugueses realiza un
friso en estuco relacionado con los realizados en la iglesia de San Ignacio de Roma,
siendo evidente la relación de las obras romanas con las que realiza en España.
Obras de Morelli también se localizaron en el Alcázar de Madrid, hasta ahora no
localizadas, aunque por el hecho de no ser bien pagado por la corte (en su
testamento todavía reclama los pagos por su trabajo en Aranjuez), en Madrid tuvo
que trabajar para comitentes particulares. Es en esa época cuando realiza la
serie de terracotas policromadas que representan al Niño Jesús durmiente,
destinadas a oratorios particulares, que muestran el entronque con las figuras
infantiles realizadas en Italia por escultores de la órbita de Algardi.
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Giovanni Battista Morelli. Niño Jesús dormido sobre una calavera Izda: terracota policromada, colección privada / Dcha: terracota sin policromar, Sotheby's, Londres |
Un trabajo fundamental de Morelli fue la decoración del Palacio de
Aranjuez —posiblemente la causa de que el escultor llegara a España—, donde su
presencia está constatada en 1661, año en que es nombrado escultor de corte por
Felipe IV, probablemente por la intervención de Velázquez, y le encargan la
restauración de las esculturas genovesas que decoran la Fuente de Hércules del
jardín de la isla (que en la actualidad no mantiene el aspecto original). No se
han conservado los mascarones en barro, para su posterior fundición en bronce,
que fueron encargados para la base de dicha fuente.
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Anónimo. Cupido dormido sobre una calavera, s.XVI Alabastro. Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Según documenta Gloria Martínez Leiva, en Aranjuez comienza su labor
como estuquista en la galería central en octubre de 1663 y continúa hasta abril
de 1664. Los trabajos se interrumpen por la muerte de Felipe IV en 1665, fecha
en que regresa a Valencia, aunque vuelve a Madrid durante la regencia de
Mariana de Austria para continuar los trabajos. De la decoración de las bóvedas,
que debió tener un aspecto grandioso, con la llegada de los Borbones se
eliminaron los estucos de la galería central y los del dormitorio, quedando
enmascarados bajo un falso techo los del despacho de Carlos II, que seguían un
modelo más sencillo a los que los estuquistas italianos realizaron en el
Palacio Pitti de Florencia, con marcos dorados en relieve en la medalla central
del techo y en los tondos circulares y trapezoidales en las paredes. Estos
estucos de Morelli, fueron felizmente localizados y recuperados en el año 2002,
aunque, como ya ocurriera anteriormente, adquirió más notoriedad el conjunto de
pinturas que realizara Luca Giordano en 1696, que impuso su propio programa
iconográfico, hecho que hasta nuestros días de dificultado la justa valoración
de Giovanni Battista Morelli en España, que murió en Madrid en 1669.
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Izda: Giovanni Battista Morelli. San Juan Bautista niño, terracota, Museo del Prado Dcha: Alessandro Algardi. Hércules niño con serpiente, mercado del arte |
Informe y fotografías de la escultura: J. M.
Travieso.
Bibliografía
AGULLÓ, Mercedes,
y PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso E.: «Juan Bautista Morelli», Archivo Español de
Arte, vol. XLIX, n.º 194, Madrid, 1976, pp. 109-120.
|
Bartolomé Esteban Murillo. Niño Jesús dormido sobre la cruz, s. XVII Izda: Fairfax House, York / Dcha: Museo del Prado, Madrid |
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Giovanni Battista Morelli. Friso en estuco, hacia 1650. Transepto de la iglesia de San Ignacio, Roma (Foto Wikipedia) |
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Giovanni Battista Morelli. Estucos del gabinete de Carlos II Palacio de Aranjuez, Madrid (Foto Wikipedia) |
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Giovanni Battista Morelli. Estucos del gabinete de Carlos II Palacio de Aranjuez, Madrid (Foto Wikipedia) |
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