14 de febrero de 2022

Visita virtual: TRÍPTICO DEL DESCENDIMIENTO, fusión de recursos flamencos e italianos




TRÍPTICO DEL DESCENDIMIENTO

Ambrosius Benson (Lombardía, entre 1490 y 1500 – Brujas, 1550)

1532

Óleo sobre tabla de roble

Sala de Pintura del Claustro Bajo, Catedral de Segovia

Pintura flamenca

 

 



Sala de Pintura del Claustro Bajo, Catedral de Segovia

      A pesar de no haber viajado nunca a España, durante el segundo cuarto del siglo XVI la pintura flamenca de Ambrosius Benson tuvo una enorme aceptación en el mercado español, al que llegaron una importante serie de obras realizadas en su taller de Brujas, buena parte de ellas a centros religiosos de Segovia, entre las que se encuentra el impresionante Tríptico del Descendimiento que, realizado entre 1532 y 1536, recaló en el convento segoviano de la Merced, desde el que pasó a la iglesia de San Miguel, donde fue contemplado por Ponz en 1787, y posteriormente a la Catedral, recibiendo culto durante muchos años en la capilla de la Piedad. En la actualidad el tríptico preside, desde el año 2018, el museo o Sala de Pintura del claustro bajo de la catedral segoviana, donde destaca por la espectacularidad de su colorido y la grandiosidad de su monumental formato. En opinión del especialista Georges Marlier, se trata de la obra maestra de Ambrosius Benson y una de las más sobresalientes de la pintura flamenca del siglo XVI. 

El hecho de que sus obras no llegaran firmadas a España, ha motivado que a pesar de su fama y aceptación no fuera un pintor lo suficientemente reconocido hasta el siglo XIX, tras descubrirse sus iniciales en una de las pinturas, que genéricamente le eran atribuidas como “Maestro de Segovia”. 

     Sin embargo, Ambrosius Benson formó parte, junto a Adriaen Isenbrandt  y Jan Provost, de la última generación de pintores de Brujas, caracterizados por abandonar paulatinamente la tradición gótica para incorporar las novedades del renacimiento italiano, realizando una pintura que fusiona tradición e innovación, tanto en los recursos plásticos —es destacable el uso del sfumato leonardesco— como en el formato de las obras, aunque la temática de su prolífica obra —escenas religiosas, profanas y abundantes retratos—, así como el tipo de composición, sigan fieles a la tradición flamenca. 

EL TRÍPTICO DEL DESCENDIMIENTO  

Con la dramática escena del Descendimiento sobre tabla de roble como tema central, la obra adopta el formato de un tríptico flamenco tradicional, pero a gran escala, en este caso con un panel rectangular rematado en arco de medio punto y enmarcado por una moldura cajeada, así como dos puertas laterales, sujetas por dos grandes bisagras, que se adaptan a la misma forma y que están pintadas tanto por el interior como por el exterior. 

El panel del Descendimiento sigue una composición piramidal, de concepción renacentista, condicionada por la cruz ligeramente escorzada, que ocupa el centro, y la escalera que en ella se apoya colocada en diagonal. En la escena se incluyen once personajes que sabiamente dispuestos permiten captar con detalle los pormenores del dramático momento, que es presentado como una fugaz instantánea. 

     En el grupo destaca, por su posición central y su desnudez, el cuerpo exánime de Cristo, sumamente estilizado y dispuesto en una diagonal que equilibra a la escalera. Su cuerpo es sujetado por Nicodemo, que lujosamente vestido con brocados y encaramado en lo alto de la escalera acaba de desclavar las manos y de retirar la corona de espinas. Más abajo, un ayudante maduro (posiblemente el Cirineo), con gesto grave y de forma reverencial sujeta las piernas con sus manos cubiertas por el sudario, mientras que más abajo y en la parte derecha José de Arimatea, con rica vestidura aterciopelada y turbante, ha dejado sus chapines en tierra para trepar por la escalera y con los brazos levantados hace el ademán de recibir el cuerpo de Cristo, al que cedería la sepultura preparada para sí mismo. 

En la parte inferior se acentúan los valores dramáticos con la figura de la Magdalena, situada en el centro junto a la cruz y con la mirada elevada hacia Cristo, y a su izquierda un grupo formado por la Virgen, que adelanta sus brazos deseando recibir el cuerpo de su Hijo transida de dolor, con los ojos enrojecidos y lágrimas en las mejillas, que es sujetada y consolada por un joven San Juan, revestido de una simbólica túnica roja y con los ojos igualmente llorosos, mientras a su espalda la joven María Salomé seca sus lágrimas y María Cleofás hace un gesto de resignación. 

     En el lado opuesto contemplan la escena dos personajes, uno de ellos con aspecto de soldado, con ricas vestiduras y una daga colgada a la cintura, que posiblemente representa a Longinos por el gesto de arrepentimiento al colocar su mano sobre el corazón, y junto a él una persona de raza negra con turbante y las manos en ademán de oración. Sobre el suelo pedregoso el pintor sustituye la presencia de la calavera, que simboliza el Gólgota, por una quijada situada en primer término como alusión a la muerte. En el cielo, por debajo del madero de la cruz, siguiendo la tradición flamenca revolotean cinco ángeles entre nubes que proporcionan un carácter sagrado a la escena, mientras el fondo está recorrido por un paisaje muy luminoso en el que se aprecia una vista de Jerusalén, con construcciones flamencas, y una formación de montañas y valles cuyas tonalidades atemperadas acentúan la sensación de lejanía. 

     En la tabla de la puerta izquierda aparece una exquisita e italianizante representación del Arcángel San Miguel, figura en posición frontal, con el cuerpo en serpentinata y adoptando la clásica posición de contraposto. Aparece revestido con indumentaria militar a la romana, con una sofisticada coraza dorada con adornos cincelados, un amplio manto azul y una diadema de oro y perlas rematada con una cruz. En su mano derecha sujeta una lanza en forma de cruz y en la izquierda sostiene una balanza con la que pesa un alma y la lista de sus pecados, mientras a sus pies se encuentra el maligno vencido. El segmento circular de la parte superior está enteramente ocupado por un luminoso paisaje en el que destaca un árbol en segundo término y al fondo un paisaje montañoso en el que se ubica una ciudad, con un celaje poblado de nubes dispuestas en diagonal. 


     Del mismo modo, en la puerta derecha aparece representado San Antonio de Padua ligeramente escorzado, revestido con el hábito y el cíngulo franciscano, sujetando una cruz de orfebrería en su mano derecha y en la izquierda un libro sobre el que reposa el Niño Jesús bendiciendo. Al fondo se divisa un paisaje, serpenteado por diversos caminos y un río, en el que se intercalan diversas construcciones y pequeñas escenas costumbristas, con la vista de un monasterio y una ciudad en lontananza. Al igual que la tabla de San Miguel, el celaje está recorrido por nubes dispuestas en diagonal. 

Cuando el tríptico está cerrado, en el exterior las dos puertas componen la escena de la Anunciación, composición en grisalla con las figuras del arcángel San Gabriel, que se aparece a la Virgen portando el caduceo de los mensajeros envuelto por una filactería, y María orando ante un atril aceptando el mensaje. Sobre ella sobrevuela el Espíritu Santo en forma de paloma y al fondo el espacio está cerrado por un pretil y un fondo rojo liso. Siguiendo la tradición flamenca, al igual que las grisallas, cobija la escena el fingimiento arquitectónico de un arco lobulado de madera, con formas de flor de lis, pintado sobre los paneles. 

     Sobre la base de un dibujo preciso (ejecutado con negro carbón en la capa subyacente) y una técnica muy depurada, en la composición son admirables los efectos de los brillantes colores, conseguidos con una paleta muy personal, destacando el cuerpo nacarado de Cristo, la estratégica y equilibrada distribución de los rojos y el verde, el tratamiento de los paños blancos y los tonos violáceos de las vestiduras de la Virgen, con mezcla de pigmentos rojos y azurita. Con suma habilidad Ambrosius Benson define con el color las diferentes texturas, como la madera de la escalera y la cruz, las calidades de los brocados y terciopelos de las indumentarias, con pliegues de arista al modo flamenco, y los pequeños detalles realistas característicos de la pintura flamenca, como las lágrimas en algunos rostros, al tiempo que su personal estilo queda definido por la expresión contenida de los personajes y la gestualidad de las manos, de dedos largos y huesudos. En las anatomías el pintor incorpora un sombreado difuminado tomado de las experiencias italianas, con logrados matices del sfumato, utilizado al modo de Leonardo, a base de la aplicación de sucesivas capas transparentes. 

San Miguel y San Antonio de Padua en las puertas
AMBROSIUS BENSON Y SU TALLER DE BRUJAS 


Ambrosius Benson nació en una desconocida población de Lombardía entre los años 1490 y 1500, trasladándose en 1510, siendo muy joven, a la ciudad de Brujas, donde obtuvo la ciudadanía en 1518. Allí completó su formación trabajando una temporada en el taller de Gerard David, maestro con el que tuvo problemas que originaron un proceso judicial por dos baúles que conteniendo patrones y dibujos Benson había dejado en su taller. En 1519 ya aparece inscrito como maestro independiente en el Gremio de Pintores, teniendo un segundo juicio con Gerard David a causa de los baúles citados, siendo sentenciado su maestro a un encarcelamiento temporal y a que Ambrosius Benson trabajara algunos días a la semana en su taller. 

A partir de 1520 su taller comienza a crecer, conociéndose que en el mismo se encontraban como aprendices Joachim Spaers y Jacob Vinson. Entre 1522 y 1530 alquila hasta tres puestos para vender sus pinturas en el mercado anual, llegando a ocupar altos puestos en el Gremio de Pintores brujense. Por esos años comienza a realizar una prolífica serie de pinturas religiosas que continúan la tradición flamenca, a las que se suman abundantes retratos de damas y caballeros y temas profanos en los que destacan sus personales representaciones de banquetes con conciertos, lo que induce a pensar en un taller con numerosos colaboradores, hecho que también explica la desigual calidad de algunas obras. 

     Contrajo matrimonio en dos ocasiones, la primera con Anna Ghyselin, con quien tuvo dos hijos, Guillaume Benson y Jan Benson, después pintores que posiblemente colaboraron en el taller paterno, y en segundas nupcias con Josyne Michiels, con quien tuvo una hija, además de otras dos fuera del matrimonio. En 1533 compraba una casa al comerciante español Lucas de Castro, pagando la mitad de su precio con ocho pinturas que fueron tasadas por los concejales de Brujas. En 1536 fue nombrado director del Gremio de Pintores, momento en que se había convertido en uno de los pintores más prestigiosos de Brujas de la primera mitad del siglo XVI. 

El flujo comercial de compraventa de lanas y tejidos que se desarrolló entre Brujas y Segovia por aquellos años, facilitó la relación del pintor con comerciantes españoles, siendo un tal Sancho de Santander, citado en varios documentos, quien pudo ejercer como intermediario para la exportación de sus obras a España, localizándose como procedentes del ámbito de Segovia más obras que en su propio país. 

De toda su producción sólo se conocen dos obras firmadas: el Tríptico de San Antonio de Padua (Musées Royaux des Beaux-Arts de Belgique, Bruselas) y una Sagrada Familia (colección privada) y otras siete solamente fechadas, aunque basándose en criterios estilísticos se atribuyen a su taller más de ciento cincuenta pinturas.

Detalle de San Miguel

     Ambrosius Benson murió entre el 12 y el 19 de enero de 1550, siendo enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de Brujas.

 

Informe: J. M. Travieso.

 





Detalles de San Miguel








Detalle del paisaje de San Miguel









Detalle de San Antonio de Padua














Puertas cerradas con la escena de la Anunciación


Ambrosius Benson. Nacimiento de la Virgen / Sta Ana, la Virgen y el Niño / Piedad
Pinturas religiosas en el Museo del Prado, procedentes del Convento de Santa Cruz de Segovia













AMBROSIUS BENSON

MUESTRA DE PINTURAS RELIGIOSAS, RETRATOS Y PINTURAS PROFANAS











Ambrosius Benson. Deipara Virgo y detalles. Museo Real de Bellas Artes, Amberes










Ambrosius Benson. Virgen con el Niño, h. 1530
Museo de Bellas Artes, Sevilla


Ambrosius Benson. La Magdalena leyendo, National Gallery, Londres / La Magdalena, Museo Groeninge, Brujas
/ Mujer leyendo, Museo del Louvre, París / Retrato de Anne Stafford, Museo de Arte, San Luis, Misuri
/ Sibila Pérsica, Museo Nacional de Varsovia








Ambrosius Benson. Detalles de La Magdalena leyendo, National Gallery de Londres / Retrato de 
Anne Stafford, Museo de Arte de San Luis / Mujer leyendo un libro de Horas, Museo del Louvre









Ambrosius Benson
Caballero orando, Museo Thyssen Bornemisza, Madrid / Retrato de hombre con anillo, Col. privada, Alemania
/ Retrato de hombre con libro, Museo de Arte Carnegie, Pittsburgh / Retrato hombre con flor, Fondation
 Bemberg, Toulouse / Retrato de Otho Stochoven, Museo Groeninge, Brujas








Ambrosius Benson. Detalles de Caballero orando, Museo Thyssen Bornemisza, Madrid
/ Retrato de hombre con anillo, col. privada, Alemania / Retrato de Otho Stochoven, Museo Groeninge, Brujas









Ambrosius Benson. Pintura profana. Banquete y concierto, Museo de Bellas Artes, Blois
/ Banquete y concierto, Museo de Castelvecchio, Verona / Banquete y concierto, Museo del Louvre










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