14 de marzo de 2022

Visita virtual: CERÁMICA DECORATIVA, una mirada al refinamiento modernista


 





CERÁMICA MURAL DECORATIVA

Fábrica La Roqueta (Palma de Mallorca, 1897-1918)

1902-1905

Paneles de cerámica decorativa esmaltada y recipientes decorativos

Museo de Mallorca, Palma de Mallorca

Modernismo. Artes aplicadas

 

 






2 Cerezos y almendros en flor con vencejos, 1902
Josep Hoyo

     A finales del siglo XIX y principios del XX se generalizó una corriente de renovación artística que, bajo la denominación de Art Nouveau en Bélgica y Francia, Jugendstil en Alemania, Sezession en Austria, Nieuwe Kunst en Países Bajos, Modern Style en los países anglosajones, Style Liberty en Italia o Modernismo en España e Hispanoamérica, intentaba crear un arte nuevo, libre y moderno, con una estética rupturista ajena al historicismo, eclecticismo, realismo o impresionismo extendidos en esa época, con la conciencia de futuro y de progreso. Esta corriente, que se convertiría en un estilo bien definido, tomaba como fuente de inspiración la naturaleza e incorporaba novedades en el uso del acero y cristal, derivadas de la revolución industrial. Este movimiento dio paso, en la década de 1920, a otro denominado Art decó, con características propias y diferentes. 

En el intento de socializar el arte, el Modernismo no solo afectó a las artes mayores —arquitectura, pintura y escultura—, sino también a las artes decorativas, al mobiliario, la rejería, joyería, cristalería, artes gráficas, lámparas, cerámica, azulejería y todo tipo de objetos utilitarios de la vida cotidiana, incluyendo todas las variantes del mobiliario urbano, siempre con la intención de conseguir unos valores estéticos accesibles a toda la población y fusionar las nuevas técnicas con una esmerada actividad artesanal. 

3 Josep Hoyo. Detalles del mural cerámico Cerezos y almendros en flor con vencejos, 1902

     Como características generalizadas, el Modernismo muestra su inspiración en la naturaleza y su preferencia por elementos de origen natural, especialmente por los vegetales y las formas redondeadas de tipo orgánico; presenta una tendencia a la estilización de los motivos, buscando sus valores estéticos por encima de la representación realista; busca la complacencia de los sentidos e incorpora notas de sensualidad, incluso de erotismo; utiliza con absoluta libertad los motivos exóticos, tanto en elementos productos de la fantasía como en otros inspirados en culturas clásicas, con una clara inspiración en la delicadeza de las estampas japonesas; predomina el uso de la línea curva y la asimetría, tanto en el diseño de construcciones como en la decoración, supeditando las creaciones artesanales recuperadas de tiempos pasados —rejería, vidrieras, azulejería, etc.— a la arquitectura. 

4 Pretil de un jardín con árbol y golondrinas, 1902
 Vicenç Llorens

     Los elementos más representativos de la cerámica modernista en el territorio español fueron los paneles que ornamentaban, con elementos estilizados, los interiores y las fachadas de muchos edificios, tanto públicos como privados. Estos representan un afán de transición estética en el que el eclecticismo y el glamour pasaron a formar parte del gusto cotidiano del buen burgués. 

El movimiento modernista tiene ejemplos destacados en buena parte de la geografía española, aunque en esta ocasión nos limitamos a referir la actividad de producción industrial-artesanal de una fábrica de cerámica decorativa aplicada a la arquitectura que tuvo una vital importancia para el desarrollo del modernismo en Mallorca, cuyos inicios se sitúan hacia el año 1900, después de que, en los años finales del siglo XIX, contribuyera a su difusión la estancia en la isla, entre otros, de los pintores Santiago Rusiñol y Joaquim Mir. 

LA FÁBRICA MALLORQUINA DE LA ROQUETA 

La fábrica de La Roqueta estuvo activa desde 1897 a 1918, llegando a gozar durante este periodo de un enorme prestigio por sus productos aplicados a la arquitectura siguiendo la pauta del Modernismo. Fue fundada en 1897 por Pere Joan Aguiló Forteza, apodado familiarmente Cetre, entre los barrios palmesanos de Son Espanyolet y Santa Catalina, con la pretensión de renovar la industria de la cerámica artística y reproducir modelos históricos, para lo que colaboró con diversos arquitectos activos en Palma que allí levantaron notables edificios para una burguesía elitista. Cetre mantenía contactos con otros centros cerámicos de Valencia, Alicante y Barcelona, trabajando bajo sus órdenes los pintores Vicenç Llorens y Josep Hoyo en la elaboración de azulejos pintados y esmaltados, cuya labor fue crucial para la introducción de modelos y patrones modernistas. 

5 Detalle del Pretil con jardín con árbol y golondrinas, 1902
Vicenç Llorens

     La Roqueta contaría entre sus productos abundantes muestras de diseño modernista que se alternaban con piezas de signo historicista o réplicas exactas de obras del pasado. Entre la amplia gama de sus productos se encontraban los atractivos paneles de azulejería, los mosaicos, algunos ejemplos de escultura decorativa y todo un repertorio de objetos de uso cotidiano. 

Los años más prolíficos de La Roqueta fueron los que siguieron a la inauguración de la fábrica, aportando azulejos pintados para la decoración exterior e interior de afamados edificios modernistas de Palma, como la Casa Barceló (Bartomeu Ferrà, 1901-1904), el Gran Hotel (Lluís Domènech i Montaner, 1901-1903) y Can Forteza Rey (Josep Forteza Rey, 1902, con baldosas fragmentadas —trencadís— en la fachada por influencia de Gaudí).  La Roqueta también colaboró con el arquitecto catalán Antoni Gaudí en la reforma que este hizo en la Catedral palmesana, encontrándose piezas de esta fábrica en el muro del ábside central y en la fachada en forma de botones cerámicos, así como en una torre de la Casa Batlló que Gaudí remodeló en Barcelona entre 1904 y 1906. 

6 Mural con paisaje de la ribera de un río, 1902
Vicenç Llorens y Josep Hoyo

     La Roqueta suministró numerosos paneles cerámicos para casas particulares, unos aplicados al revestimiento exterior de las construcciones, otros formando zócalos en portales, viviendas y residencias de verano, o bien como paneles decorativos en muros alicatados, incluyendo las fachadas de algunos locales comerciales. Asimismo, siguiendo una tendencia muy común en la época, allí se elaboraron piezas cerámicas que eran incorporadas al mobiliario de madera, tanto para viviendas particulares como para comercios. En el caso de los paneles para zócalos cerámicos, establecería un rico programa decorativo de gran elegancia y vistoso colorido a partir de motivos vegetales, tallos y flores esquemáticos, ajustados a un esquema geométrico completamente novedoso. Por su parte, los murales figurativos muestran depuradas composiciones inspiradas en el arte japonés, con delicados árboles en flor y pequeños pájaros, así como bucólicos paisajes, en ocasiones nórdicos. 

En La Roqueta también se fabricaron piezas de alfarería decorativa, como sofisticados recipientes torneados, a los que se incorporaban relieves modelados en forma de mascarones, figuras o animales, o composiciones florales pintadas, con un intenso e inconfundible colorido en el que también se aplican reflejos metálicos. 

La actividad de La Roqueta de producción cerámica finalizó en 1918, cuando el propietario cambió el negocio por la elaboración de vinos y jabones. 

7 Mural con paisaje de un lago y embarcaciones, 1902
Vicenç Llorens y Josep Hoyo


     De la actividad de la fábrica La Roqueta, en el Museo de Mallorca de Palma se conservan interesantes muestras de paneles cerámicos modernistas procedentes de casas y locales comerciales desaparecidos. A continuación se reseñan algunos de ellos. 

Cerezos y almendros en flor con vencejos, 1902 (Ilustraciones 1-2-3)

Este mural formaba parte del revestimiento cerámico de una de las estancias de Can Cetre, la casa de veraneo que Pere Joan Aguiló, fundador de La Roqueta, disponía en Portopí, donde los pintores Vicenç Llorens y Josep Hoyo realizaron temas historicistas y, sobre todo, composiciones florales, como este mural.

Con azulejos pintados por Josep Hoyo, representa un esquemático y diáfano jardín de cerezos y almendros en flor en cuyas ramas se posan pequeños vencejos. Inspirado en estampas japonesas, sigue un estilo y una iconografía típicamente modernista, preocupada por la elegancia y una sugestiva delicadeza. 

8 Mostrador del comercio La Gruta. 1902-1904

Pretil con un árbol y un grupo de golondrinas, 1902 (Ilustraciones 4 y 5)

Este mural, pintado por Vicenç Llorens, también formaba parte de la decoración de la casa de recreo —Can Cetre— de Portopí, donde todas las estancias comunes se decoraban con murales cerámicos que con jardines japoneses, paisajes nórdicos, series de elfos, etc., se combinaban con techos y pavimentos fabricados expresamente para cada una de ellas.

Este mural, que representa un jardín en el que se remansan bandadas de golondrinas, con libélulas y mariposas y un cielo al fondo azul grisáceo, arrancaba del alféizar de la chimenea de uno de los salones. De la casa, que fue derribada en 1975, se pudieron salvar algunos de los murales que fueron recogidos en el Museo de Mallorca.

Paisajes con ribera de un río y lago con embarcaciones, 1902 (Ilustraciones 6 y 7)

9 Detalles del mostrador de La Gruta, 1902-1904

     Esta pareja de murales, dispuestos simétricamente, decoraron la casa de verano de Pere Joan Aguiló en Portopí. En su elaboración colaboraron Vicenç Llorens y Josep Hoyo. Se componen de 106 azulejos pintados y esmaltados que representan idílicas vistas de la naturaleza en las que el agua adquiere un fuerte protagonismo. En uno se representa la ribera de un río en primavera, con un árbol en primer plano al que le brotan las hojas. En otro la vista de un lago junto al que se levanta una construcción con la cubierta de paja, a modo de barraca, y al fondo barcos de vela. Ambos comparten la presencia de pequeñas aves que sobrevuelan el paraje.

Con un colorido refinado en el que los azules quedan difuminados para sugerir profundidad, la síntesis de elementos evoca las estampas japonesas. 

10 Josep Hoyo, Fragmento de zócalo con motivos florales, h. 1905

Mostrador del comercio La Gruta, 1902-1904 (Ilustraciones 8 y9)

La Gruta fue un desaparecido comercio situado en el Carrer de Colom de Palma que, como figura en el frente del propio mostrador, se dedicaba a la venta de artículos de mercería, paquetería, géneros de punto, corsés, abanicos, cuellos, puños y corbatas.

Con unas dimensiones de 395 cm de largo, 90 cm de alto y 50 cm de fondo, está realizado en madera y estructurado en tres compartimentos, uno central, en el que se inserta un mural cerámico con una inscripción que anuncia los productos a la venta, y dos en los extremos, meramente decorativos, con grandes medallones circulares en el centro en los que se representan lirios sobre los que se posan aves con aspecto de un martín pescador, ocupando los ángulos pequeñas flores y tallos. Todas las piezas cerámicas están compuestas en color azul sobre un fondo marfileño y con un dibujo preciso, inspirándose las composiciones florales en las estampas japonesas.

Afortunadamente, esta pieza fue recogida en la Museo de Mallorca tras la desaparición de la tienda, pues por un lado ilustra sobre la novedosa aplicación en el Modernismo de piezas cerámicas al mobiliario, en este caso comercial, y por otro que las piezas cerámicas de La Roqueta también tuvieron una vertiente popular.


11 Josep Hoyo, Detalle de zócalo con motivos florales, h. 1905
Panel para zócalo con motivos florales, hacia 1905 (Ilustraciones 10 y 11)

Este fragmento de un zócalo compuesto por azulejos pintados y esmaltados por Josep Hoyo, con una altura de 85,50 cm, es una buena muestra de cómo La Roqueta contribuyó al asentamiento de los patrones modernistas. Los motivos ornamentales son sintéticos y arquetípicos, con flores rosáceas, tallos y hojas verdes y motivos en amarillo de inspiración vegetal, siguiendo una composición simétrica a lo largo de cuatro hiladas de azulejos. Se remata en la parte superior con piezas cerámicas en forma de cañas verdes y una cenefa recorrida por líneas en zigzag. Procede de una vivienda de Palma desaparecida. 

Panel para zócalo con motivos florales, hacia 1905 (Ilustraciones 12 y 13)

Se trata de otro fragmento de un zócalo, en este caso de 97,50 cm de altura, ornamentado con motivos florales, una orla inferior con una serie de rosetas y un remate superior con piezas en relieve que forman ondulaciones. Lo más interesante es el abigarrado diseño de la parte central, creado por el pintor Josep Hoyo, con un complicado entramado de tallos y hojas dispuestos en vertical, siguiendo el horror vacui, que alternan dos tonalidades de verde y se rematan con grupos de tres flores violáceas un tanto abstractas y brotes de hojas. Destaca la depuración y la estilización del dibujo que parece inspirarse en las lacerías sin fin de la azulejería mudéjar, aquí convertida en un canto a la naturaleza. 

12 Josep Hoyo, Fragmento de zócalo con motivos florales, h. 1905
Panel para zócalo con motivos florales, hacia 1905 (Ilustraciones 14 y 15)

El pintor Josep Hoyo también es el autor del diseño decorativo de este zócalo, de 91,20 cm de altura, que se divide en tres espacios, uno superior en forma de orla en la que se alternan ramilletes de violetas con formaciones onduladas que cobijan hojas, otro central despejado y decorado con una red de hojas palmatisectas sobre un fondo marfil-azulado, y en la parte inferior formaciones curvilíneas, típicamente modernistas, entre las que se colocan de forma alternativa grupos de tres y una hojas, igualmente con cinco foliolos, y ramilletes de violetas al fondo. Como es habitual, la gama de colores es selectiva y calculada, limitándose al amarillo, caso dorado, el verde con elaboradas tonalidades y el violeta con tonos de azul en las flores. El diseño alcanza altos valores estéticos basados en la aparente simplicidad. 

Panel para fachada comercial de La Capellería, hacia 1904 (Ilustraciones 18 y 19)

Para el céntrico local comercial de La Capellería, abierto en la calle del Sindicato y especializado en sombrillas y abanicos, hacia 1904 se fabricaron en La Roqueta una serie de tres paneles que decoraban su fachada. El desaparecer la tienda a finales de los años sesenta del siglo XX, estos fueron recogidos en el Museo de Mallorca.

13 Josep Hoyo, Detalle de zócalo con motivos florales, h. 1905

     El panel central, simétrico, polícromo y de 139 cm de altura, está formado por baldosas de 20 x 20 cm en la que se representa la figura de una niña sonriente, situada bajo dos estilizados tallos floridos de crisantemos y margaritas que se entrecruzan y se juntan en la parte superior dejando un espacio interior para la colocación de la leyenda “Sombrillas. Abanicos”. Los otros dos paneles, que estaban colocados en los laterales, presentan motivos de inspiración vegetal y rematados por las cabezas de un hombre y una mujer, motivos monocromos pintados en color azul. Se rematan en la parte superior con figuras fitomorfas en forma de mascarones de sátiros en relieve. Se atribuye a Josep Hoyo, activo en La Roqueta en aquellos momentos. 

Jarrón de las lagartijas, hacia 1900 (Ilustraciones 20 y 21) 

Como representación de la producción en La Roqueta de piezas cerámicas decorativas torneadas, independientes de la arquitectura, con aplicaciones en relieve y esmaltadas, en forma de centros de mesa, jarrones, botellas, cántaros, etc., producción que fue simultánea a la elaboración de paneles decorativos de azulejos, de las que el Museo de Mallorca conserva una buena muestra como ejemplo de cerámica modernista, seleccionamos el Jarrón de las Lagartijas, un recipiente de forma globular con ancho cuello y decoración zoomórfica, con dos asas en forma de lagartijas con las cabezas levantadas y las colas sinuosas. 

14 Josep Hoyo, Fragmento de zócalo con motivos florales, h. 1905

     Especial interés tiene el tipo de esmaltes, pues junto al fondo estannífero de tonalidad amarillenta y el verde de los reptiles, lleva aplicado un esmalte de reflejos metálicos con tonalidad de cobre, tanto sobre los cuerpos de los animales —sugiriendo rugosidades en la piel— como en la decoración del cuerpo a base de hojas de garballón y otros elementos fitomorfos, motivos decorativos que fueron muy corrientes en el repertorio modernista catalán.

La mallorquina fábrica de La Roqueta se inició con imitaciones de piezas cerámicas de varios centros productores europeos, aplicando a las piezas modernistas la técnica de los reflejos dorados que caracterizaron a la prestigiosa cerámica de Manises (Valencia), derivada de la tradición hispano-morisca. Entre sus recreaciones de la primera época se encuentran los célebres jarrones de la Alhambra de brillos dorados. 

 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 




15 Josep Hoyo, Detalle de zócalo con motivos florales, h. 1905










16 Paneles cerámicos de La Roqueta, Museo de Mallorca










17 Detalle de panel cerámico con motivo floral










18 Paneles cerámicos de La Capellería, h. 1904














19 Detalle del panel cerámico de La Capellería, h. 1904










20 Jarrón de las lagartijas, h. 1900, Museo de Mallorca










21 Muestra de recipientes ornamentales elaborados en La Roqueta
Museo de Mallorca, Palma de Mallorca








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