CERÁMICA MURAL DECORATIVA
Fábrica La Roqueta (Palma de Mallorca, 1897-1918)
1902-1905
Paneles de cerámica decorativa esmaltada y recipientes decorativos
Museo de Mallorca, Palma de Mallorca
Modernismo. Artes aplicadas
2 Cerezos y almendros en flor con vencejos, 1902 Josep Hoyo |
En el intento de socializar el arte, el Modernismo no solo afectó a las artes mayores —arquitectura, pintura y escultura—, sino también a las artes decorativas, al mobiliario, la rejería, joyería, cristalería, artes gráficas, lámparas, cerámica, azulejería y todo tipo de objetos utilitarios de la vida cotidiana, incluyendo todas las variantes del mobiliario urbano, siempre con la intención de conseguir unos valores estéticos accesibles a toda la población y fusionar las nuevas técnicas con una esmerada actividad artesanal.
3 Josep Hoyo. Detalles del mural cerámico Cerezos y almendros en flor con vencejos, 1902 |
4 Pretil de un jardín con árbol y golondrinas, 1902 Vicenç Llorens |
El movimiento modernista tiene ejemplos destacados en buena parte de la geografía española, aunque en esta ocasión nos limitamos a referir la actividad de producción industrial-artesanal de una fábrica de cerámica decorativa aplicada a la arquitectura que tuvo una vital importancia para el desarrollo del modernismo en Mallorca, cuyos inicios se sitúan hacia el año 1900, después de que, en los años finales del siglo XIX, contribuyera a su difusión la estancia en la isla, entre otros, de los pintores Santiago Rusiñol y Joaquim Mir.
LA FÁBRICA MALLORQUINA DE LA ROQUETA
La fábrica de La Roqueta estuvo activa desde 1897 a 1918, llegando a gozar durante este periodo de un enorme prestigio por sus productos aplicados a la arquitectura siguiendo la pauta del Modernismo. Fue fundada en 1897 por Pere Joan Aguiló Forteza, apodado familiarmente Cetre, entre los barrios palmesanos de Son Espanyolet y Santa Catalina, con la pretensión de renovar la industria de la cerámica artística y reproducir modelos históricos, para lo que colaboró con diversos arquitectos activos en Palma que allí levantaron notables edificios para una burguesía elitista. Cetre mantenía contactos con otros centros cerámicos de Valencia, Alicante y Barcelona, trabajando bajo sus órdenes los pintores Vicenç Llorens y Josep Hoyo en la elaboración de azulejos pintados y esmaltados, cuya labor fue crucial para la introducción de modelos y patrones modernistas.
5 Detalle del Pretil con jardín con árbol y golondrinas, 1902 Vicenç Llorens |
Los años más prolíficos de La Roqueta fueron los que siguieron a la inauguración de la fábrica, aportando azulejos pintados para la decoración exterior e interior de afamados edificios modernistas de Palma, como la Casa Barceló (Bartomeu Ferrà, 1901-1904), el Gran Hotel (Lluís Domènech i Montaner, 1901-1903) y Can Forteza Rey (Josep Forteza Rey, 1902, con baldosas fragmentadas —trencadís— en la fachada por influencia de Gaudí). La Roqueta también colaboró con el arquitecto catalán Antoni Gaudí en la reforma que este hizo en la Catedral palmesana, encontrándose piezas de esta fábrica en el muro del ábside central y en la fachada en forma de botones cerámicos, así como en una torre de la Casa Batlló que Gaudí remodeló en Barcelona entre 1904 y 1906.
6 Mural con paisaje de la ribera de un río, 1902 Vicenç Llorens y Josep Hoyo |
En La Roqueta también se fabricaron piezas de alfarería decorativa, como sofisticados recipientes torneados, a los que se incorporaban relieves modelados en forma de mascarones, figuras o animales, o composiciones florales pintadas, con un intenso e inconfundible colorido en el que también se aplican reflejos metálicos.
La actividad de La Roqueta de producción cerámica finalizó en 1918, cuando el propietario cambió el negocio por la elaboración de vinos y jabones.
7 Mural con paisaje de un lago y embarcaciones, 1902 Vicenç Llorens y Josep Hoyo |
Cerezos y
almendros en flor con vencejos, 1902 (Ilustraciones 1-2-3)
Este mural formaba parte del revestimiento cerámico de una de las estancias de Can Cetre, la casa de veraneo que Pere Joan Aguiló, fundador de La Roqueta, disponía en Portopí, donde los pintores Vicenç Llorens y Josep Hoyo realizaron temas historicistas y, sobre todo, composiciones florales, como este mural.
Con azulejos pintados por Josep Hoyo, representa un esquemático y diáfano jardín de cerezos y almendros en flor en cuyas ramas se posan pequeños vencejos. Inspirado en estampas japonesas, sigue un estilo y una iconografía típicamente modernista, preocupada por la elegancia y una sugestiva delicadeza.
8 Mostrador del comercio La Gruta. 1902-1904 |
Pretil con
un árbol y un grupo de golondrinas, 1902 (Ilustraciones 4 y 5)
Este mural, pintado por Vicenç Llorens, también formaba parte de la
decoración de la casa de recreo —Can Cetre— de Portopí, donde todas las
estancias comunes se decoraban con murales cerámicos que con jardines
japoneses, paisajes nórdicos, series de elfos, etc., se combinaban con techos y
pavimentos fabricados expresamente para cada una de ellas.
Este mural, que representa un jardín en el que se remansan bandadas de golondrinas, con libélulas y mariposas y un cielo al fondo azul grisáceo, arrancaba del alféizar de la chimenea de uno de los salones. De la casa, que fue derribada en 1975, se pudieron salvar algunos de los murales que fueron recogidos en el Museo de Mallorca.
Paisajes con ribera de un río y lago con embarcaciones, 1902 (Ilustraciones 6 y 7)
9 Detalles del mostrador de La Gruta, 1902-1904 |
Con un colorido refinado en el que los azules quedan difuminados para sugerir profundidad, la síntesis de elementos evoca las estampas japonesas.
10 Josep Hoyo, Fragmento de zócalo con motivos florales, h. 1905 |
Mostrador
del comercio La Gruta, 1902-1904 (Ilustraciones 8 y9)
La Gruta fue un desaparecido comercio situado en el Carrer de Colom de
Palma que, como figura en el frente del propio mostrador, se dedicaba a la
venta de artículos de mercería, paquetería, géneros de punto, corsés, abanicos,
cuellos, puños y corbatas.
Con unas dimensiones de 395 cm de largo, 90 cm de alto y 50 cm de fondo,
está realizado en madera y estructurado en tres compartimentos, uno central, en
el que se inserta un mural cerámico con una inscripción que anuncia los
productos a la venta, y dos en los extremos, meramente decorativos, con grandes
medallones circulares en el centro en los que se representan lirios sobre los
que se posan aves con aspecto de un martín pescador, ocupando los ángulos
pequeñas flores y tallos. Todas las piezas cerámicas están compuestas en color
azul sobre un fondo marfileño y con un dibujo preciso, inspirándose las
composiciones florales en las estampas japonesas.
Afortunadamente, esta pieza fue recogida en la Museo de Mallorca tras la desaparición de la tienda, pues por un lado ilustra sobre la novedosa aplicación en el Modernismo de piezas cerámicas al mobiliario, en este caso comercial, y por otro que las piezas cerámicas de La Roqueta también tuvieron una vertiente popular.
11 Josep Hoyo, Detalle de zócalo con motivos florales, h. 1905 |
Este fragmento de un zócalo compuesto por azulejos pintados y esmaltados por Josep Hoyo, con una altura de 85,50 cm, es una buena muestra de cómo La Roqueta contribuyó al asentamiento de los patrones modernistas. Los motivos ornamentales son sintéticos y arquetípicos, con flores rosáceas, tallos y hojas verdes y motivos en amarillo de inspiración vegetal, siguiendo una composición simétrica a lo largo de cuatro hiladas de azulejos. Se remata en la parte superior con piezas cerámicas en forma de cañas verdes y una cenefa recorrida por líneas en zigzag. Procede de una vivienda de Palma desaparecida.
Panel para
zócalo con motivos florales, hacia 1905 (Ilustraciones 12 y 13)
Se trata de otro fragmento de un zócalo, en este caso de 97,50 cm de altura, ornamentado con motivos florales, una orla inferior con una serie de rosetas y un remate superior con piezas en relieve que forman ondulaciones. Lo más interesante es el abigarrado diseño de la parte central, creado por el pintor Josep Hoyo, con un complicado entramado de tallos y hojas dispuestos en vertical, siguiendo el horror vacui, que alternan dos tonalidades de verde y se rematan con grupos de tres flores violáceas un tanto abstractas y brotes de hojas. Destaca la depuración y la estilización del dibujo que parece inspirarse en las lacerías sin fin de la azulejería mudéjar, aquí convertida en un canto a la naturaleza.
12 Josep Hoyo, Fragmento de zócalo con motivos florales, h. 1905 |
El pintor Josep Hoyo también es el autor del diseño decorativo de este zócalo, de 91,20 cm de altura, que se divide en tres espacios, uno superior en forma de orla en la que se alternan ramilletes de violetas con formaciones onduladas que cobijan hojas, otro central despejado y decorado con una red de hojas palmatisectas sobre un fondo marfil-azulado, y en la parte inferior formaciones curvilíneas, típicamente modernistas, entre las que se colocan de forma alternativa grupos de tres y una hojas, igualmente con cinco foliolos, y ramilletes de violetas al fondo. Como es habitual, la gama de colores es selectiva y calculada, limitándose al amarillo, caso dorado, el verde con elaboradas tonalidades y el violeta con tonos de azul en las flores. El diseño alcanza altos valores estéticos basados en la aparente simplicidad.
Panel para fachada
comercial de La Capellería, hacia 1904 (Ilustraciones 18 y 19)
Para el céntrico local comercial de La Capellería, abierto en la calle del Sindicato y especializado en
sombrillas y abanicos, hacia 1904 se fabricaron en La Roqueta una serie de tres
paneles que decoraban su fachada. El desaparecer la tienda a finales de los años sesenta del siglo XX, estos fueron
recogidos en el Museo de Mallorca.
13 Josep Hoyo, Detalle de zócalo con motivos florales, h. 1905 |
Jarrón de
las lagartijas, hacia 1900 (Ilustraciones 20 y 21)
Como representación de la producción en La Roqueta de piezas cerámicas decorativas torneadas, independientes de la arquitectura, con aplicaciones en relieve y esmaltadas, en forma de centros de mesa, jarrones, botellas, cántaros, etc., producción que fue simultánea a la elaboración de paneles decorativos de azulejos, de las que el Museo de Mallorca conserva una buena muestra como ejemplo de cerámica modernista, seleccionamos el Jarrón de las Lagartijas, un recipiente de forma globular con ancho cuello y decoración zoomórfica, con dos asas en forma de lagartijas con las cabezas levantadas y las colas sinuosas.
14 Josep Hoyo, Fragmento de zócalo con motivos florales, h. 1905 |
La mallorquina fábrica de La Roqueta se inició con imitaciones de piezas cerámicas de varios centros productores europeos, aplicando a las piezas modernistas la técnica de los reflejos dorados que caracterizaron a la prestigiosa cerámica de Manises (Valencia), derivada de la tradición hispano-morisca. Entre sus recreaciones de la primera época se encuentran los célebres jarrones de la Alhambra de brillos dorados.
Informe y
fotografías: J. M. Travieso.
15 Josep Hoyo, Detalle de zócalo con motivos florales, h. 1905 |
16 Paneles cerámicos de La Roqueta, Museo de Mallorca |
17 Detalle de panel cerámico con motivo floral |
18 Paneles cerámicos de La Capellería, h. 1904 |
19 Detalle del panel cerámico de La Capellería, h. 1904 |
20 Jarrón de las lagartijas, h. 1900, Museo de Mallorca |
21 Muestra de recipientes ornamentales elaborados en La Roqueta Museo de Mallorca, Palma de Mallorca |
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