1 de marzo de 2022

Theatrum: VIRGEN CON EL NIÑO, melancólico cruce de miradas







VIRGEN CON EL NIÑO

Lucas Mitata (?, hacia 1525 – Vitigudino (Salamanca), 1598)

Segunda mitad del siglo XVI

Mármol

Museo Nacional de Escultura, Valladolid

Escultura renacentista española

 

 






LA VIRGEN CON EL NIÑO DEL MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA 

Esta escultura labrada en mármol, adquirida por el Estado en 2020 en el mercado del arte y entregada al Museo Nacional de Escultura de Valladolid, es atribuida a Lucas Mitata, que la habría elaborado en fecha desconocida durante la segunda mitad del siglo XVI.

Esculpida en un solo bloque, representa a la Virgen de pie, en posición de contraposto con la rodilla izquierda adelantada, sujetando en sus brazos al Niño Jesús, con el que establece un cruce de miradas que impregna la escena de ternura. La Virgen viste una túnica que le llega a los pies permitiendo que asome la punta de los zapatos, un amplio manto que se desliza desde los hombros y se cruza al frente formando ondulaciones que dotan de movimiento a la figura, a pesar de su estado de reposo, y una vaporosa toca que le cubre parte de la cabeza y que bajando hasta el pecho llega a envolver la desnudez del Niño formando múltiples pliegues paralelos, con un aspecto próximo al recurso clásico de los paños mojados. La parte de la toca que cubre la cabeza de la Virgen aparece ligeramente rebajada, seguramente modificada con posterioridad para insertar una corona metálica. 

     La figura descansa sobre una peana en la que aparece labrado en relieve un escudo partido con tres cuarteles, uno ocupando la mitad derecha, con el emblema de Castilla, y los otros superpuestos en la izquierda, abajo con el emblema de León y arriba un blasón con cinco flores de lis, del mismo tipo al que usaban los Maldonado en tierras cacereñas y, sobre todo, en la emblemática Casa de las Conchas de Salamanca (1493-1517), construida por Rodrigo Maldonado, donde este emblema campea por todo el edificio. Al desconocerse la procedencia de la escultura, este puede ser un factor revelador de la relación de la escultura con la familia Maldonado, linaje potente cuando en esa tierra estaba en activo Lucas Mitata. (Ver información adicional al final del artículo). 

Esta escultura inevitablemente remite a la Virgen con el Niño que realizara en alabastro Juan de Juni, actualmente conservada en la iglesia de San Agustín de Capillas (Palencia), lo que viene a abundar sobre la influencia ejercida sobre Lucas Mitata por aquel gran maestro que igualmente dominó todo tipo de materiales. 

Escudo de los Maldonado en la Casa de las Conchas de Salamanca

     Las similitudes entre ellas se encuentran en la forma de los pliegues del manto, con bordes suavizados que recuerdan el modelado en barro, en la forma de asomar los zapatos por debajo de la túnica y, sobre todo, en la articulación de la figura del Niño, con anatomía carnosa, el mismo perfil escorzado, las piernas remontadas, el brazo izquierdo extendido y flexionado de igual manera y la cabeza elevada para establecer el cruce de miradas entre la Virgen y el Divino Infante. 

No obstante, Lucas Mitata le impregna su sello personal en el gesto melancólico de la Virgen, en la apariencia serena de las figuras, en las vigorosas anatomías marmóreas y en los abundantes pliegues que originan un fuerte claroscuro, no faltando detalles muy creativos, como la delicada forma con que la Virgen sujeta el pie del Niño, el modo en que sus dedos se hunden entre la toca materna y la incorporación de un pajarito de reminiscencias rafaelescas. 

Izda: Lucas Mitata. Virgen con el Niño, mármol, Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Dcha: Juan de Juni. Virgen con el Niño, alabastro, iglesia de San Agustín, Capillas (Palencia)
LUCAS MITATA, UN MAESTRO DESCONOCIDO 

La personalidad artística de Lucas Mitata todavía es susceptible de nuevas investigaciones y estudios, pues a pesar del trabajo publicado en 1977 por Emilio Píriz Pérez1, titulado “El escultor Lucas Mitata”, completado después con la monografía publicada en 2016 por Alba Rebollar Antúnez2 bajo el título de “Lucas Mitata. Un escultor singular, h. 1525-1598”, sigue siendo un artista bastante desconocido en el ámbito de la escultura renacentista hispana. La notable calidad que presentan sus obras documentadas y el hecho de que su catálogo se haya ido desvelando y aumentando paulatinamente en tiempos recientes, no ha sido suficiente para una historiografía más completa, pues existe el inconveniente de que muchas de sus obras han desaparecido o cambiado de ubicación. 

     Nacido hacia 1525 en un lugar ignorado, algunos autores han propuesto su origen italiano basándose en su apellido y en algunos rasgos de sus obras más destacadas. Se apunta la probabilidad de que fuera hijo del escultor Tomás Mitata, asentado en Benavente (Zamora) y perteneciente al círculo de escultores leoneses, activos durante la primera mitad del siglo XVI, que recogieron la influencia de la escuela borgoñona y la reinterpretaron en la zona leonesa con criterios del Renacimiento, como demostrara en la sillería del coro de la catedral de Astorga (1545-1550). Alba Rebollar considera a Lucas Mitata nacido en España, formado en el ámbito territorial leonés en la primera mitad de siglo y participante entre los años 1557 y 1598 de los cambios estilísticos producidos en el campo de la escultura, con una obra equidistante entre las aportaciones al panorama escultórico de Juan de Juni y Gaspar Becerra. 


     Dominando con habilidad el dibujo, proyectó y diseñó grandes conjuntos retablísticos, monumentos sepulcrales, pabellones de custodias, esculturas aisladas y montajes efímeros con temática mitológica, mostrando su capacidad para trabajar tanto la madera policromada como la piedra, el alabastro y el mármol en obras reclamadas, durante la segunda mitad del siglo XVI, por una clientela de modestas iglesias de las diócesis de Salamanca, Ciudad Rodrigo y Coria, así como en otras solicitadas desde el ámbito cortesano madrileño. 

Las primeras noticias de su actividad se refieren a la realización, en 1557, de varias esculturas destinadas a la catedral nueva de Salamanca, ciudad donde contrajo matrimonio con Juana Benavides, con quien tuvo dos hijos: Antonio Mitata y Juana de Benavides. En Salamanca, donde fue encarcelado por poco tiempo por una deuda contraída con Alonso de Carvajal, estuvo asentado hasta 1563, año en que desplaza su residencia a Ciudad Rodrigo, población donde permaneció hasta su muerte, aunque realizara desplazamientos temporales a otros lugares para realizar algunas obras. 

     Para la catedral de Ciudad Rodrigo le fue encargado el Sepulcro de don Chaves de Robles y su esposa doña Juana Pérez Piñero, que en forma de altar fue colocado en la nave del Evangelio y que constituye una de sus mejores obras realizadas en piedra. Con una obra arquitectónica de cantería realizada por el maestro Pedro de Ibarra, el sepulcro adopta la forma de un arcosolio formado por altas pilastras, decoradas con cabezas de querubines, rematadas por un arco de medio punto, con el interior dividido en dos zonas por un entablamento. En la parte superior dos ángeles tenantes sujetan el escudo de la familia Chaves Robles y Pérez Piñero, bajo el que se encuentra una larga inscripción del fundador. En la parte inferior, a un nivel más profundo, se coloca un pequeño retablo, igualmente enmarcado por pilastras y un arco de medio punto decorados con cabezas de querubines y pinturas de Juan de Borgoña el Joven en el intradós, mientras en las enjutas se colocan figuras en relieve que representan la Anunciación

     El fondo del retablo está ocupado por un altorrelieve con el tema del Llanto sobre Cristo muerto (1,70 x 1,52 m), que se apoya sobre un zócalo en cuyo centro está la Santa Faz sostenida por ángeles, todo ello esculpido en alabastro con una calidad técnica y una perfección que demuestra una clara formación italiana. El relieve, como apuntó Martín González, sigue el esquema del que con el tema de la Piedad realizara en piedra Juan de Juni para el enterramiento del arcediano Gutierre de Castro en el claustro de la catedral vieja de Salamanca, incluyendo la colocación central de la cruz, la disposición de las figuras y el zócalo con el relieve de la Santa Faz. Con un esquema triangular, presenta a Cristo muerto sobre el sudario, sujetado por las axilas por San Juan, la Virgen desmayada en el centro, sujetada por María Salomé, y la Magdalena en la derecha con los adornos de su indumentaria —fíbula, brazalete y cinturón— labrados con finura. En la parte superior una vista de Jerusalén y escenas campestres muy típicas de los fondos de Lucas Mitata. El relieve conserva restos de pintura y dorados aplicados en su acabado y una inscripción con la fecha de su realización: 1560. 

     En 1563 Lucas Mitata realizaba un Crucifijo para la iglesia del Hospital de la Pasión de Ciudad Rodrigo que hoy preside la capilla mayor formando un Calvario con las figuras de la Virgen y San Juan añadidas posteriormente. La figura de Cristo, con gran dramatismo, presenta similitudes con los modelos de Juan de Juni. En el cartel del Inri, escrito en hebreo, griego y latín, también aparece la fecha de elaboración. Ese mismo año realiza una serie de esculturas de las que se desconoce su paradero, como una Virgen para la Cofradía de Lerilla, un Calvario para la Cofradía de la Vera Cruz y un Crucifijo para el monasterio de la Caridad. 

Entre 1563 y 1572 estuvo ocupado en realizar imágenes para el retablo mayor de la iglesia de San Felices de los Gallegos (Salamanca), perdido en un incendio de 1887, y hacia 1567 en el Sepulcro de don Pedro Fernández de Gata, que aparece yacente, revestido de armadura y portando una espada. Realizado en piedra arenisca y situado en un arcosolio del brazo sur del crucero de la catedral de Ciudad Rodrigo, fue solicitado por su hijo Miguel Fernández de Caraveo, canónigo de dicha catedral.

Lucas Mitata. Sepulcro de Chaves de Robles y Juana Pérez Piñero, 1560
Catedral de Ciudad Rodrigo

     Asimismo, Juan López de Hoyos, cronista de la villa de Madrid, publicaba en 1572 el relato de los festejos que se celebraron en la corte dos años antes con motivo de la solemne entrada de la princesa doña Ana de Austria por su matrimonio con el monarca Felipe II, calificando al escultor como “español, raro hombre en su profesión y facultad”. Para esa ocasión hizo en Madrid las desaparecidas estatuas en estuco de Baco y Neptuno colocadas en el prado madrileño sobre pedestales, las estatuas de un arco levantado en la puerta del Sol y cuatro colosos sobre pedestales en la plazuela del Salvador, obras de temática mitológica que por su carácter efímero no se han conservado. 

Desde 1575 y hasta después de 1579, realizó una de sus mejores obras conservadas: el Retablo de la iglesia de San Juan Bautista de Fuenteguinaldo (Salamanca). De trazado caprichoso, este se compone de banco, cuatro cuerpos y ático, organizado en una amplia calle central y dos laterales, añadiéndose en el tercer cuerpo otra al colocar en los extremos dos grandes columnas de orden gigante que abarcan el primer y segundo cuerpo. Se completa con guardapolvos coronados por medallones y ornamentados con pequeñas esculturas. 

Lucas Mitata. Llanto sobre Cristo muerto, 1560
Sepulcro de Chaves de Robles y Juana Pérez Piñero
Catedral de Ciudad Rodrigo 

     El banco y el primer cuerpo están ocupados por relieves de la Vida de Cristo y San Juan Bautista, apóstoles, santos, obispos y Adán y Eva, destacando, a los lados del tabernáculo, las grandes figuras de San Pedro y San Pablo. En el segundo cuerpo, la escultura de San Juan Bautista se sitúa en la calle central y, a los lados, San Jerónimo y San Benito entre parejas de columnas. La calle central del tercer cuerpo está ocupada por la Asunción de la Virgen, y a los lados, separados por atlantes de aspecto morisco, San Bartolomé y San Marcos, a los que se suman dos apóstoles sobre las grandes columnas. El último cuerpo está ocupado por un Calvario y a los lados, separados por pilastras, San Francisco y San Agustín. Corona el retablo un relieve del Padre Eterno y figuras de putti sobre las pilastras.

En el conjunto son destacables las esculturas en bulto redondo de San Juan Bautista, la Asunción, el Calvario, San Jerónimo, San Pedro y San Pablo, que siguiendo el ímpetu juniano tienden a desbordar el marco arquitectónico con vigorosas anatomías y posturas manieristas, siendo característicos los rostros con nariz recta y grande, ojos resaltados y barbas y cabelleras abultadas, con ecos de la monumentalidad romanista implantada por Gaspar Becerra en Astorga. 

Similares características presenta el Retablo mayor de la iglesia de San Pedro de Bañobárez (Salamanca), con un banco compuesto por relieves, dos cuerpos distribuidos en tres calles que albergan santos de bulto, con San Pedro como titular en la hornacina central, un ático con un Calvario, santos a los lados y pequeñas esculturas de virtudes, y guardapolvos con ocho figuras de santas mártires. El dorado del conjunto fue contratado en 1583.

Lucas Mitata. Sepulcro de Pedro Fernández de Gata, h. 1567
Catedral de Ciudad Rodrigo

     En el Sacro Convento de la Orden de Alcántara (Cáceres) Lucas Mitata trabajó junto al pintor Luis de Morales. Para el mismo hizo, entre otras obras, el Sepulcro de Antonio Bravo de Jerez, comendador de Piedrabuena, obra en mármol que tras la Desamortización fue recolocado en la iglesia de Santa María de Almocóvar, en el término de Alcántara. 

En abril de 1585 concertaba la escultura del Retablo de la iglesia de Descargamaría (Cáceres), cuya estructura arquitectónica fue encomendada al ensamblador Juan de la Fuente. Consta de banco, dos cuerpos y ático, con tres calles delimitadas por columnas que soportan frontones triangulares y guardapolvos laterales, siguiendo un gusto romanista. Todos los espacios están cubiertos por relieves con escenas narrativas referidas a la vida de San Julián y a la Pasión de Cristo, junto a otros de menor tamaño en las entrecalles y los guardapolvos que representan santos. La única escultura en bulto redondo es la de San Julián el Hospitalario haciendo penitencia, que preside la hornacina central del retablo. 

Una obra muy singular, realizada por Lucas Mitata hacia 1592, es la escultura de San Cristóbal que recibe culto en la capilla mayor de la Ermita de San Cristóbal de Guadramiro (Salamanca). Con una altura próxima los 3 metros, presenta al santo con un dinámico Niño Jesús al hombro en actitud de bendecir, con una indumentaria recogida y unas musculosas piernas visibles, dispuesto a cruzar el río mientras se apoya en una rama de gran grosor. El tratamiento anatómico y los rasgos de la cabeza presentan las características de Mitata, aunque un repinte no muy afortunado desmerece la calidad de la talla.

Lucas Mitata. Retablo de la iglesia de San
Juan Bautista de Fuenteguinaldo (Salamanca)

     Hacia 1593 realizaba el Cristo de la Expiración de la ermita de El Bodón (Salamanca), un crucificado vivo y con la mirada levantada a lo alto, con una musculatura atlética y en tensión. En esos mismos años realiza otro Cristo de la Expiración para la capilla de Íñigo Argüello Carvajal en la iglesia de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián de Brozas (Cáceres), con una dramática cabeza y vigorosa anatomía, y un Crucificado para Monsagro (Salamanca), en este caso con Cristo muerto y la cabeza inclinada sobre el pecho. 

En 1594 contrataba la escultura del retablo de la iglesia de Santo Toribio de Vitigudino (Salamanca), entre las que se especificaba un Crucificado con las figuras de la Virgen y San Juan y los Cuatro Evangelistas, conjunto que se perdió en un incendio padecido por la iglesia. En el proceso de elaboración, Lucas Mitata abandonó temporalmente el retablo de Vitigudino por ser reclamado por la catedral de la Asunción de Coria (Cáceres), donde intervino en la desaparecida Capilla de las Reliquias y donde realizó el Sepulcro del obispo Pedro García de Galarza, consejero de Felipe II y promotor de aquella capilla, actualmente situado a la izquierda del retablo mayor. El sepulcro que el prelado se hizo labrar en vida (falleció en 1604), es de magnífica factura. Está labrado en mármol y adopta la forma de un arcosolio cuya arquitectura clasicista sigue la traza de un arco de triunfo, con un arco de medio punto en cuyas enjutas se insertan los medallones de San Pedro y San Pablo. Se remata con un frontón triangular partido entre el que se coloca el escudo de armas del obispo, motivo que se repite en la cama sepulcral junto a una larga inscripción. Ocupa el nicho la escultura del mitrado en actitud orante, arrodillado ante un lujoso reclinatorio sobre el que reposa un libro abierto y la mitra. Con el tratamiento de un retrato, aparece con tonsura y viste sus mejores galas eclesiásticas, descritas con minuciosidad. Tanto los cojines sobre los que se apoya, como el estrado que rellena el espacio están ornamentados con figuras infantiles en las que Lucas Mitata hace un alarde de gracilidad y del dominio del mármol. En esta obra, Emilio Píriz aprecia la posible influencia de los monumentos sepulcrales de Pompeo Leoni.

Lucas Mitata. San Pedro y San Pablo
Retablo de Fuenteguinaldo (Salamanca)

     En el Museo de la Catedral de Coria se conserva la denominada Virgen de los Ángeles, una Asunción de Lucas Mitata que presidía el antiguo retablo mayor, desmontado y renovado en el siglo XVIII. 

Cuando Lucas Mitata regresó a Vitigudino para concluir el retablo que había dejado incompleto por su marcha a Coria, le sorprendió la muerte el 17 de junio de 1598. Dejaba atrás una prolífica y polifacética obra, de temática preferentemente religiosa, en la que se aprecia la dualidad entre las realizadas en madera y en piedra. En las primeras prevalece el afán de movimiento, el dramatismo y las anatomías hercúleas, mientras que en las segundas el movimiento es atemperado, las anatomías menos vigorosas y con un tratamiento clasicista con influencias de Rafael y Miguel Ángel, en todos los casos con el influjo manierista de la obra de Juan de Juni y de la corriente romanista. Del mismo modo, en su actividad ornamental, de corte manierista, se decanta por los grutescos. Lucas Mitata trabajó en tierras salmantinas y extremañas con artistas sobresalientes del momento, como el arquitecto Pedro de Ibarra o los pintores Luis de Morales, Juan de Borgoña el Joven, Pedro de Solórzano, Floristán Pérez y Simón de Baena.

 

Lucas Mitata. San Jerónimo y San Bartolomé
Retablo de Fuenteguinaldo (Salamanca)

Informe y fotografías del MNE: J. M. Travieso.

 









Lucas Mitata. San Juan Bautista y San Francisco 
Retablo de Fuenteguinaldo (Salamanca)

NOTAS 

1 PÍRIZ PÉREZ, Emilio: "El escultor Lucas Mitata"; Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA), Tomo 43, Universidad de Valladolid, 1977, pp. 237-252. 

2 REBOLLAR ANTÚNEZ, Alba: “Lucas Mitata. Un escultor singular, h. 1525-1598”; Ed. Universidad de Valladolid, 2016.

 

 





Lucas Mitata
Izda: Retablo de la iglesia de San Pedro, Bañobárez (Salamanca)
Dcha: Retablo de San Julián el Hospitalario, Descargamaría (Cáceres)









Lucas Mitata. San Cristóbal, h. 1592
Ermita de San Cristóbal, Guadramiro (Salamanca)















Lucas Mitata. Sepulcro del obispo Pedro García de Galarza, 1594
Catedral de Coria (Cáceres)










Lucas Mitata. Detalle del sepulcro de Pedro García de Galarza
Catedral de Coria (Cáceres)










Lucas Mitata. Virgen de los Ángeles, h. 1590
Museo de la Catedral de Coria (Cáceres)










Lucas Mitata. Traza del retablo de la
Resurrección para la catedral de Plasencia














Lucas Mitata. Cristo de la Expiración, h. 1584
Iglesia de los Mártires, Brozas (Cáceres)
Información adicional 


       En la publicación de este artículo, sugería la posible vinculación de esta imagen de la Virgen con el Niño con el linaje de los Maldonado basándome en los indicios que proporciona el escudo que aparece labrado en la base de la misma.
       Pues bien, tras esta publicación he recibido una interesante información del historiador Felicísimo García, cronista oficial de la villa de Brozas (Cáceres), en la que aporta datos incuestionables que demuestran que el escudo pertenece en realidad al linaje de los Gutiérrez Flores, familia de la nobleza de Brozas de la que algunos miembros ocuparon puestos destacados en la administración de la monarquía española.
       El escudo de la escultura presenta los mismos motivos heráldicos que figuran en algunos edificios de Brozas, con tres cuarteles, el derecho con una torre de la que penden cinco hojas de higuera, perteneciente al linaje de los Gutiérrez, y los dos izquierdos con las cinco flores de lis y el león propios de la familia Flores. Además, el escudo se encuentra enmarcado con la cruz flordelisada de la Orden de Alcántara, lo cual indica que su propietario era caballero de esta orden.
       Otro dato interesante es que en la iglesia de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián de Brozas se venera el Cristo de la Expiración, realizado por Lucas Mitata hacia 1584, lo que vincula al escultor con esta población cacereña, apuntando Felicísimo García como posibles comitentes de la escultura de Valladolid a fray Pedro Gutiérrez Flores, sacristán mayor de la Orden de Alcántara y fundador del convento de San Pedro de Brozas, o a su hermano del mismo nombre, inquisidor y presidente de la Casa de Contratación.
       En definitiva, ahora podemos afirmar que la escultura marmórea de la Virgen con el Niño del Museo Nacional de Escultura fue encargada por algún miembro de la familia Gutiérrez Flores de Brozas, posiblemente por alguno de los dos citados teniendo en cuenta la cronología del último tercio del siglo XVI.
       Muchas gracias a Felicísimo García Barriga por tan valiosa información.

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