22 de febrero de 2010

Visita virtual: GUERNICA, el horror expresado en blanco y negro



GUERNICA
Pablo Picasso (Málaga, España 1881-Mougins, Francia 1973)
1937
Óleo sobre lienzo / 3,49 x 7,76 m.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid
Expresionismo/Surrealismo/Cubismo

ORIGEN DE LA PINTURA

     Para comprender esta singular obra maestra hemos de situarnos en el momento en que fue pintada, un año después del comienzo de la Guerra Civil española, contienda que desde el 18 de julio de 1936 enfrentaba a las tropas sublevadas de Franco, autodenominadas nacionales, contra el legítimo gobierno republicano elegido en las urnas. Pero si en España la situación era lamentable, no lo era menos en Europa, donde tras sufrir las consecuencias de la depresión económica mundial y estando los países divididos por las corrientes fascistas se estaba gestando la Segunda Guerra Mundial, hecho que se produciría de inmediato.

     Cuando en el año 1937 se celebra la Exposición Universal de París, el gobierno republicano español encuentra una ocasión para presentar el pabellón español con una fuerte carga propagandística a favor de la República, esperando difundir su causa a nivel internacional. Entre la selección de obras, le encargaron a Pablo Ruiz Picasso, declarado republicano y residente en París, una pintura de gran formato que ocupara por entero una pared del pabellón, obra que el artista se comprometió a realizar sin tener decidido el tema que iba a representar. En aquel momento, posiblemente influenciado por las tristes noticias que le llegaban de España, el pintor atravesaba una crisis creativa que le impidió trabajar durante meses y, aunque le atraía el encargo, no encontraba un tema español apropiado para la ocasión. Además, a esta situación profesional venía a unirse una crisis amorosa, pues sus relaciones sentimentales no dejaban de ser peculiares: estaba casado con su primera mujer, Olga Koklova, pero vivía con Marie Thérése Walter, con la que tenía una hija, y desde 1936 mantenía como amante reconocida a Dora Maar, una conocida fotógrafa izquierdista.

     El 26 de abril de 1937 se produce uno de los más desgraciados acontecimientos de la contienda española cuando 43 bombarderos y cazas alemanes de la Legión Cóndor, junto a otros italianos también aliados a las tropas nacionales, bombardearon durante horas y arrasaron la población vasca de Guernica, causando una masacre que tuvo una gran resonancia en la prensa internacional y produjo indignación general en el mundo, por ser Guernica una ciudad sin valores estratégicos militares y poblada mayoritariamente por mujeres, niños y ancianos, dado que los hombres, como en toda España, se hallaban en el frente, es decir, por tratarse de un ataque realizado sobre una desarmada población civil.

     La imagen de la ciudad en llamas y sus habitantes aniquilados, publicada por la prensa, afectó de inmediato la sensibilidad de Picasso, que tras vivir la fiesta del trabajo del 1 de mayo de 1937 en París, convertida en un acto protesta contra la destrucción de Guernica y de repulsa contra las tropas de Franco, enseguida concibió este tema como idoneo para ser plasmado como testimonio en el pabellón de la Exposición Universal y que sirviera a un tiempo como alegato contra el fascismo, comenzando a esbozar con celeridad los dibujos preparatorios sobre aquella tragedia con la intención de que la imagen fuese clara y fácilmente comprensible.

     En aquel momento Picasso desarrollaba su obra en torno al Cubismo, con unas imágenes que algunos decían no comprender, lo que le había hecho manifestar con ironía en 1935: "Todo el mundo quiere comprender la pintura. ¿Por qué no intentan comprender el canto de los pájaros? ¿Por qué a la gente le gusta una noche, una flor, todas las cosas que rodean al hombre sin tratar de comprenderlas? En el caso de la pintura, en cambio, se quiere comprender. Que comprendan sobre todo que el artista obra por necesidad (...) Quienes intentan interpretar un cuadro, casi siempre se equivocan". Sin embargo, la obra que tenía en mente para el pabellón español en 1937 iba a necesitar pocas explicaciones, tan sólo recorrerla visualmente y meditar sobre la evidencia de sus imágenes.

     El 11 de mayo el pintor ya trabajaba sobre el soporte definitivo, una tela de 3,49 x 7,76 metros, en el taller que le había procurado su amante Dora en la parisina Rue des Grands Augustins, en pleno corazón de París, en cuyo estudio apenas cabía. Con grandes dificultades de espacio, el pintor lo terminó el 4 de junio de 1937 y lo entregó al gobierno republicano español, conociendo desde el mismo momento de su presentación todo tipo de elogios, aunque no fuera comprendido por algunos sectores conservadores, que en ocasiones lo calificaron como "pintura de niños". Hoy representa una obra cumbre de la pintura vanguardista del siglo XX.

UNA ENORME PINTURA CON EL COLOR AUSENTE

     Uno de sus mayores valores plásticos, por su novedad, viene dado por su exclusivo juego cromático en blanco y negro, totalmente opuesto al colorido intenso y agresivo que se podría esperar para la escena de un bombardeo o una explosión de rabia. En efecto, toda la composición alterna el blanco y el negro, incluyendo una sutil gama de grises y algunos fríos toques azulados que pasan desapercibidos, aunque parece ser que Picasso pensó incluir una efectista mancha de intenso color rojo sobre el cuerpo del soldado que finalmente descartó. Además, como el lugar de destino era el muro del pabellón, Picasso eligió una pintura al óleo mate, casi de tipo industrial (Ripolin), para evitar los brillos molestos.

     Una simple mirada a la pintura permite adivinar tres espacios triangulares ocupados por seis seres humanos y tres animales, a modo de tríptico. La escena central está compuesta en forma de un triángulo formado por un caballo herido, que marca el vértice superior, en la parte izquierda de la base el cuerpo caído y descuartizado de un guerrero que empuña una flor y una espada, referente visual de la matanza, y en la base derecha una mujer con la rodilla en tierra, semidesnuda y con gesto de lamento. Se completa en la parte superior con un aparato de luz artificial, colgando del techo y ligeramente desplazado, cuyo resplandor evoca una explosión.

     Los dos espacios laterales, trazados también con disposición triangular, están ocupados por figuras de mujeres. A la izquierda una madre con un niño muerto en sus brazos que presenta reminiscencias de la iconografía religiosa de La Piedad. Picasso, autor de repetidos temas de maternidad, realizó numerosos bocetos preparatorios sobre esta imagen, que finalmente colocó cobijada bajo la figura de un toro, en alusión directa al pueblo de España, al lado del cual aparece una patética paloma que viene a simbolizar los tiempos de guerra. En el lado opuesto una mujer con los brazos en alto cae envuelta en llamas y a su lado otra penetra despavorida en la estancia por una ventana portando un quinqué.

     A partir de estas imágenes sufrientes, expresadas con rasgos expresionistas, con la realidad descompuesta en distintos planos según el lenguaje cubista y con incursiones de carácter surrealista, que logran transmitir una impactante denuncia sobre los efectos de la guerra, cada espectador puede elucubrar sobre simbologías y significados de los innumerables y sutiles detalles que aparecen repartidos entre las luces y sombras de la pintura, lo que hace del cuadro una fuente interminable de especulaciones, de modo que cada uno ve lo que quiere y de ahí el que se haya convertido en un icono intemporal de contenido pacifista que ha trascendido al propio suceso que representa. Curiosamente, se ha dado el caso de personas que preguntadas por el impacto producido por esta pintura, han declarado recordar la escena bañada de color rojo, lo que evidencia la fuerza de su contenido sangriento y violento.

     A pesar de todo, partiendo de principios heredados de la simbología clásica, vamos a plantear algunas sugerencias sobre la interpretación iconográfica de las figuras:
Toro: Animal emblemático, aparece bravo y aturdido, en referencia al heroico pueblo español.
Caballo (o yegua): Unos lo han interpretado como un animal representante de la nobleza del pueblo, sufriente y desbocado por el dolor. Tiene clavada una lanza como herida de muerte y su hocico sugiere la forma de una calavera. Para otros aparece convertido en símbolo autoritario de los sublevados atacantes por estar pisoteando al miliciano muerto, interpretación afirmada por Picasso en cierta ocasión.
Paloma: Aparece con un ala rota y el pico abierto, símbolo de ausencia de paz en los dolorosos tiempos de guerra.
Soldado muerto: Su cuerpo descuartizado es símbolo de barbarie, los surcos de su mano denotan su trabajo en el campo, su espada rota es signo de derrota y la flor aporta un hilo de esperanza. En 1937 Picasso declaró su repulsa a los militares por ser capaces de producir tanto dolor en España.
Mujer con niño muerto: Símbolo del atentado a la inocencia, de la desesperanza y del horror, realzado por la lengua afilada y los ojos con forma de lágrimas.
Mujer en llamas: Esta mujer que expresa su horrible sufrimiento viene a representar a la propia ciudad de Guernica y el bombardeo.
Mujer arrodillada: Esta mujer que vaga perdida y semidesnuda entre el horror representa la injusticia de las víctimas inocentes colaterales. Consultado Picasso por el escultor Henry Moore por el significado de esta mujer "con el culo al aire", el pintor le colocó papel higiénico en la mano afirmando que el bombardeo le había sorprendido en el baño.
Mujer que porta una lámpara: Se interpreta como una alegoría de la República, en este caso iluminando desconsolada los efectos de los ataques del fascismo. Es la figura más surrealista de la composición.
La esperanza: Un viso de esperanza queda reflejado en la presencia de la herradura, del candil encendido y la flor.


PERIPECIAS DEL CUADRO

     Durante la elaboración de la pintura, Dora Maar hizo distintas fotografías que permiten recomponer el proceso compositivo en el que Picasso hizo repetidas correcciones sobre la marcha. Entre los cambios realizados figura la luz artificial que ilumina un interior, cuando en origen era un sol en una escena que se producía en la calle, por lo que la mujer que porta el candil en realidad se asomaba por la ventana de una casa en llamas. Del mismo modo, el toro aparecía con el cuerpo colocado en dirección contraria y el soldado recogía en su puño un manojo de espigas.

     Tras la clausura de la Exposición de París, el Guernica fue expuesto en Noruega e Inglaterra y después trasladado, por razones de seguridad, a Nueva York, donde formó parte en 1939 de una exposición dedicada a Picasso en el MOMA. Tras la derrota de la República española ese mismo año, Picasso lo cedió en préstamo al museo americano y manifestó el deseo de entregar la obra al pueblo español cuando hubiese un régimen democrático. El cuadro, junto a la colección de dibujos preparatorios, fue entregado a España en 1981, siendo instalado el 10 de septiembre en el Museo del Prado, ocupando la sala principal del Casón del Buen Retiro. En 1992 pasó a ser la obra principal del nuevo Museo de Arte Reina Sofía, donde sigue atrayendo a visitantes de todo el mundo.

Informe: J. M. Travieso
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2 comentarios:

  1. La obra de Picasso es armonía matemática, casi música, expresión sensible y racional del contexto y de la perspectiva del pintor. Un trabajo pictórico y metafórico que enlaza lo particular con lo universal en una sensible forma estética alegórica y humana. Me fascinan sus obras.
    Roxana de Cantarely

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  2. Libro "A los 4 Vientos" de Dave Boling, el mejor libro relatado de lo que ocurrió en Guernika..espero que lo disfruteis, un saludo..Elena

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