MONASTERIO DE SAN ANTONIO EL REAL
Calle de San Antonio el Real 6, Segovia
El monasterio de clarisas de San Antonio el Real se levanta sobre un lugar ocupado antaño por el Campillo, una finca de recreo y bosque de caza perteneciente al rey Enrique IV de Trastámara, rey de Castilla y León, que en 1455 lo donó a los frailes franciscanos, patrocinando la construcción de un convento dedicado a San Antonio. Al heredar el trono Isabel la Católica en 1474, esta reina dispuso el traslado de las clarisas de Segovia a este monasterio, adquiriendo el rango de fundación real y siendo habitado desde abril de 1488.
El complejo, en excelente estado de conservación, cuenta entre sus espacios más destacados con la iglesia, sacristía, claustro, refectorio, una sacristía interior y la sala capitular, todos ellos visitables en su condición actual de museo conventual. En todas estas dependencias citadas, en otro tiempo reservadas a la clausura, aparecen impresionantes ejemplos de diferentes tipos de cubiertas mudéjares en madera, tanto con labores de lazo como con artesones, que constituyen una colección única del siglo XV conservada in situ.
Nada más cruzar la portada de estilo gótico isabelino, sorprende en la nave de la iglesia un altar presidido por un espectacular retablo flamenco, elaborado en Bruselas hacia 1460, que poblado por más de cien figuras en madera de nogal policromada narra toda la historia de la Pasión, con múltiples escenas simultáneas que configuran una puesta en escena abigarrada compuesta con delicados y elegantes personajes acompañados de numerosos detalles narrativos esculpidos con minuciosidad.
Asimismo en la iglesia, cubriendo todo el presbiterio, se conserva una sofisticada armadura mudéjar realizada en madera de pino de Valsaín, que no fue alterada cuando la iglesia se remodeló en estilo barroco. Su diseño, en forma de artesa invertida, sigue lazos de diez con elegantes mocárabes al centro, aderezado por una elegante policromía en azul, rojo y oro y heráldica de Enrique IV.
La primera dependencia conventual es la sacristía, cubierta con una techumbre mudéjar de colorido deslumbrante en el que predomina el rojo, con vigas y casetones decorados con pinturas de cardinas vegetales junto a las que aparecen recorriendo el muro emblemas reales y franciscanos y anagramas de Cristo en latín y griego.
La visita se continúa por el interior del claustro, en la actualidad con los vanos cerrados, igualmente recorrido por una larga cubierta mudéjar ataurejada con lazos de ocho, con predominio del acabado en madera natural, acorde con los colores pardos franciscanos. En los cuatro ángulos y a modo de viacrucis, se ubican en el muro unos trípticos elaborados en Utrecht a finales del XV con labores esculpidas en el interior, con labores realizadas en "tierra de pipa", y puertas con tablas pintadas con santos. A lo largo de los corredores cuelgan pinturas religiosas y se abren una serie de capillas devocionales en las que abundan las imágenes del Niño Jesús, así como una interesante colección de cruces, unas pintadas en el siglo XVII por la monja Josefa Sánchez y otras en madera de olivo con incrustaciones de nácar traídas por los franciscanos de Jerusalén.
El tamaño del refectorio indica la nutrida comunidad que lo utilizó en tiempos pasados. La amplia sala se cubre con un alfarje elaborado con pino de Valsaín y tiene los muros decorados con ingenuas pinturas de santos realizadas por monjas clarisas que se alternan con búcaros con flores por encima de un zócalo en el que se abren nichos convertidos en taquillas para el ajuar personal de las religiosas. Mayor calidad ofrecen las pinturas del fondo que representan a Cristo Salvador entre la Inmaculada y Santa Clara, con dos ángeles tenantes en los extremos pintados en 1481. La pieza más pintoresca del refectorio es el púlpito, colocado ante una ventana, elaborado en madera y decorado con yeserías mudéjares.
En una de las pandas se abre la puerta de salida al claustro, una peculiar construcción gótico-mudéjar con arcos apuntados en la planta baja y de carpanel en la alta. El centro está ocupado por un jardín con cuatro pasillos que convergen en una fuente, todo ello para simbolizar los ríos del Paraíso y la Fuente de la Vida.
Al claustro se abre una dependencia que las monjas convertirían en sacristía interior. Presenta un techo ajabalconado del que penden lámparas flamencas de bronce, que junto al mobiliario ayudan a recrear con fidelidad una estancia del siglo XV. Por la sala se distribuyen cantorales, pinturas, piezas de cerámica, documentos papales, sellos de los Reyes Católicos y vestuario litúrgico, ocupando un lugar destacado en el muro frontal una imagen del Niño Jesús del siglo XVII.
Termina la visita en la Sala Capitular, cubierta por una impresionante cubierta mudéjar ochavada con trabajos de lacería que alternan estrellas de nueve y de doce puntas. En la decoración están de nuevo presentes los emblemas de Castilla y León, Castilla y Portugal y otros franciscanos, con gran abundancia de mocárabes y piñas colgantes, todo ello con profusión de oro y una brillante policromía en rojo y azul que recuperó su intensidad tras la restauración del año 2002. Preside la sala un retablo barroco con las imágenes de los santos patrones, San Francisco y Santa Clara.
Antes de salir al exterior el visitante experimenta la extraña sensación de haber viajado en el tiempo y de ser testigo de la vida en un pintoresco microcosmos segoviano en el que el talento y el buen oficio consiguieron convertir materiales muy modestos, ladrillo y madera básicamente, en espacios deslumbrantes de aspecto palaciego, uniéndose a ello el acicate de una considerable colección artística atesorada, con obras de notable calidad que cumplen su función con una gran sinceridad y dotan al recinto de significado místico.
HORARIO DE VISITAS:
De martes a sábados de 10,30 a 14,00 h. y de 16,30 a 19,00 h.
Domingo de 10,30 a 14,00 h.
TARIFAS:
General 2 €. Grupos superiores a 20 personas: 1,50 €. (Grupos previa cita).
Tel. 921 420 228
E-mail: sanantonioelreal@galeon.com
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Extraordinaria descripción y magnificas fotografías.Gracias por compartir.
ResponderEliminarExtraordinaria descripción y magnificas fotografías.Gracias por compartir.
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