El 21 de octubre del año 2011 tenía lugar en el recoleto Callejón de San Francisco, antiguamente abierto a la Plaza Mayor, un acto oficial consistente en el descubrimiento de una sencilla placa conmemorativa como homenaje a Red Hugh O'Donnell. En el ceremonial el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, estaba acompañado de Justin Harman, embajador de Irlanda en España, que previamente había hecho donación al Ayuntamiento de un lote de libros históricos de su país, el duque de Tetuán, heredero directo del personaje y el secretario en Irlanda del clan. Allí sigue la placa, en un muro pintado en color almagre situado a la derecha del fondo del callejón, donde se reproduce en un mural cerámico la antigua fachada de la iglesia del convento de San Francisco (actual Teatro Zorrilla), simulando la perspectiva que se podía observar desde dicho callejón en tiempos pasados.
Al ser un espacio urbano poco transitado, a pesar de encontrarse en un lugar tan céntrico, no ha trascendido suficientemente la personalidad del personaje homenajeado, nada menos que un épico héroe irlandés que acudió a nuestra tierra en 1602 con la intención de entrevistarse con Felipe III, en tiempos en que la Corte española estaba establecida junto al Pisuerga, para mostrar su deseo de recabar la ayuda del Rey de España, pero que no pudo ver su deseo cumplido porque le sorprendió la muerte el 10 de septiembre de aquel año al llegar al castillo de Simancas, aunque por su prestigio y reconocimiento fue enterrado solemnemente en el convento de San Francisco de Valladolid, en plena Plaza Mayor.
Es sabido el interés que muestran los irlandeses que llegan a Valladolid por visitar el lugar donde se encuentran los restos de un héroe nacional tan mitificado. De ahí la importancia de preservar tan histórica circunstancia del olvido, pues si el convento de San Francisco desapareció en el siglo XIX a consecuencia de la Desamortización, al menos la sencilla placa mantiene viva en la memoria la presencia de un guerrero que en su último periplo vital cambió la verdura de las campiñas irlandesas por la árida estepa de los campos castellanos. Pero, ¿quién era Hugh O'Donnell ? Intentaremos acercarnos al personaje.
RED HUGH O'DONNELL, HÉROE NACIONALISTA IRLANDÉS
Red Hugh O'Donnell había nacido en 1572 y el destino le tenía deparada una vida novelesca en la secular lucha independentista de Irlanda contra el poder inglés. Era hijo de Sir Hugh MacManus O'Donnell, rey de Tyrconnell (Irlanda) y de Ineen Dubh, su segunda esposa. Cuando contaba tan sólo con 15 años, en un intento de evitar la alianza entre los linajes O'Donnell y O'Neill, contrarios al trono inglés, fue secuestrado y recluido en el castillo de Dublín por Sir John Perrot, considerado hijo ilegítimo del rey inglés Enrique VIII y diputado de Irlanda durante el reinado de su hermanastra Isabel I de Inglaterra, la célebre Reina Virgen. Allí permaneció junto a dos hermanos de la familia O'Neill hasta que lograron escapar al cabo de cinco años, un dramático trance en el que falleció uno de los hermanos O'Neill y Red Hugh perdió los dedos pulgares de los pies por congelación.
A su retorno al Ulster, Red Hugh fue reconocido como jefe del clan O'Donnell después de que abdicara su padre, asumiendo el título de Señor de Tyrconnell, actual condado de Donegal, donde permanece en pie el castillo que fue la residencia familiar. Desde allí encabezaría una rebelión de Irlanda contra el gobierno inglés que duró de 1595 a 1603, un conflicto conocido como la Guerra de los Nueve Años. Primero consiguió expulsar al delegado enviado a Irlanda por la corona inglesa, declarándose abiertamente en rebelión contra ella. Tiempo después y gracias al apoyo de su aliado Hugh O'Neill, primero conseguía en 1596 la victoria sobre las tropas inglesas en la batalla de Clontibret y en 1598 un sonado triunfo en Yellow Ford, a orillas del Blackwater.
Ante la situación de rebelión, el gobierno inglés envió refuerzos a la isla, consiguiendo desembarcar en Derry, epicentro del Tyrconnell, tras obtener la ayuda de Niall Garve O'Donnell, primo y cuñado de Red Hugh, al que la corona inglesa prometió colocarle a la cabeza del clan O'Donnell en Irlanda. Ante esta circunstancia, Red Hugh decidió recurrir a la ayuda extranjera, encontrando eco en España. Poco después se producía la llegada de tropas españolas, un contingente de 4.000 hombres, al mando de don Juan del Águila, que consiguieron desembarcar en la bahía de Kinsale, cerca de la ciudad de Cork, sitiada rápidamente por los ingleses. Las tropas rebeldes, capitaneadas por Red Hugh, se dirigieron en ayuda de los españoles después de encomendarse a la reliquia del Lignum Crucis conservada en la abadía de Holy Cross, lugar emblemático en la defensa de la libertad religiosa y en la lucha por la independencia de Irlanda. Sin embargo, en enero de 1602, las fuerzas rebeldes de O'Neill y O'Donnell y las aliadas de Juan del Águila fueron derrotadas por el ejército inglés en la batalla de Kinsale, debido a que los ingleses, con Charles Blount al mando, contaba con un equipamiento táctico muy superior.
Tras esta derrota, Red Hugh O'Donnell se dirigió hacia España, siendo recibido con honores en el puerto de La Coruña por el gobernador de Galicia y el arzobispo de Santiago. Durante su estancia en tierras gallegas lograba la fundación en la ciudad compostelana un colegio irlandés, mientras recibía con esperanza la noticia de que Felipe III estaba dispuesto a organizar una nueva invasión de Irlanda.
Transcurrido cerca de un año sin tener noticias reales, decidió entrevistarse personalmente con el rey, en aquellos momentos asentado en Valladolid, pero de camino contrajo una infección parasitaria que le produjo la muerte a su llegada al castillo de Simancas, tan sólo a 10 km. de la residencia de Felipe III. Sus restos fueron trasladados a la corte y sus exequias celebradas en el convento de San Francisco, compartiendo de este modo la misma suerte de otro extranjero ilustre fallecido circunstancialmente en Valladolid: Cristóbal Colón. Con la desaparición del héroe también fueron abandonadas las pretensiones españolas de invadir Irlanda, donde la corona inglesa concedió el título de conde de Tyrconnell a Rory, hermano de Red Hugh, que quedó al frente del clan.
Igualmente, la muerte de este personaje, convertido en símbolo del valor en la lucha por la independencia irlandesa, dio lugar a una profusión de leyendas en torno a su persona. Una de ellas afirmando que durante el trayecto en España había sido envenenado por James Blake, según un plan urdido por el gobierno inglés, hecho hoy día totalmente descartado. Durante el siglo XVII fue convertido por los escritores irlandeses en modelo de caballero gaélico por su nobleza, valor y capacidad de sacrificio, así como por el mantenimiento de su compromiso con la Iglesia católica y la defensa de los ideales irlandeses de libertad, presentándole además como un excelente orador dotado de una personalidad carismática.
Su presencia en España, donde Red Hugh creía encontrar la posibilidad de mantener su idiosincrasia en un imperio integrado por diferentes naciones y culturas, lo que le movió a pretender ser súbdito del rey de España de forma voluntaria, es recordada en una placa colocada en 1991 en el castillo de Simancas y por la que inspira este artículo, descubierta en 2011 por el Ayuntamiento en el Callejón de San Francisco de Valladolid, que aparece escrita en castellano, inglés y gaélico.
Aunque en España no queda ningún resto físico de su presencia, en el centro de la ciudad irlandesa de Donegal se conserva el castillo en que residió el mítico personaje, un baluarte levantado en 1474 por el fundador del importante clan gaélico de los O'Donnell, que es la fortaleza más grande y robusta conservada en Irlanda, un emblemático recinto amurallado que desde 1611 tuvo como nuevo propietario al capitán inglés Basil Brooke, que realizó algunas reformas. El castillo de Donegal después fue abandonado y quedó en ruinas en el siglo XVIII, siendo donado en 1898 por el conde de Arran, por entonces propietario, a la Oficina de Obras Públicas, que en 1990 procedió a su total restauración, pasando a convertirse en un símbolo gaélico de los afanes de independencia de Irlanda, un símbolo ¡quién lo diría! cuyo capítulo final se escribió en Valladolid.
Informe: J. M. Travieso.
Registro Propiedad Intelectual - Código 1207151969913
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