Como obra impresa, la "aleluya" podría
considerarse como el antecedente del comic actual, según información tomada de la Fundación
Joaquín Díaz, de Urueña, donde se conserva una importante colección de aleluyas,
entre ellas esta que presentamos y que está dedicada a la vida cotidiana en Valladolid a
finales del siglo XIX.
La aleluya es un pliego de papel que lleva impreso por una de sus caras un
conjunto de viñetas que van acompañadas de un pie con versos ripiosos que
explican la escena representada. El modelo más generalizado presenta 48
estampas, como ocurre en este caso, que intentan mostrar visualmente algunos
conceptos a una población mayoritariamente iletrada, lo que le emparenta con
los llamados pliegos de cordel.
A pesar de que las aleluyas fueron denostadas por
algunos sectores que consideraban sus dibujos y mensajes demasiado vulgares, en
otros casos con viñetas de contenido moralizante, fueron un acicate para que
mucha gente aprendiera a leer con ellas, proporcionando también sus dibujos una
estética muy definida a los artículos satíricos de los periódicos, en
definitiva, se convirtieron en un medio de comunicación de gran popularidad y en
un género propio de la estampa popular.
Las aleluyas eran repartidas a voces por vendedores
ambulantes y copleros en las plazas más concurridas y mercados. Toman su nombre
de aquellas con estampaciones religiosas, cuyas viñetas eran recortadas y
lanzadas al aire al paso de una procesión o sobre los fieles en la misa
"aleluya" del sábado santo. Por la facilidad de leer y comprender sus
versos y por la elocuencia de los dibujos muchas veces eran leídas o escuchadas
por el pueblo llano, de la misma manera que aquellas moralizantes estaban
destinadas al público infantil.
Aquí presentamos una aleluya titulada
"Percances de Valladolid", donde se hace un recorrido por distintos
aspectos de la vida cotidiana de la ciudad para ir denunciando con ironía
algunas incidencias, comenzando con un ángel trompetero que recuerda a la
Fuente de la Fama y que proclama: Oid, lectores, oid, los percances de Valladolid.
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