LOS NOMBRES
Albor. El
horizonte
entreabre
sus pestañas,
y empieza a
ver. ¿Qué? Nombres.
Están sobre
la pátina
de las
cosas. La rosa
se llama
todavía
hoy rosa, y
la memoria
de su tránsito,
prisa.
Prisa de
vivir más.
A lo largo
amor nos alce
esa pujanza
agraz
del
Instante, tan ágil
que en
llegando a su meta
corre a
imponer Después.
Alerta,
alerta, alerta,
yo seré, yo
seré.
¿Y las
rosas? Pestañas
cerradas:
horizonte
final. ¿Acaso
nada?
Pero quedan
los nombres.
JORGE
GUILLÉN (Valladolid, 1893 - Málaga, 1984)
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