Vista aérea de Valladolid. Litografía de Alfred Guesdon, 1854 |
Estampas y recuerdos de Valladolid
Desde que el arquitecto y viajero francés Alfred
Guesdon se subiera a un globo aerostático en 1854, acompañado de un fotógrafo,
seguramente el galés Charles Clifford, por entonces residente en Madrid, para
realizar con calotipo y colodión húmedo la primera vista aérea de Valladolid de
carácter científico, después reproducida en un dibujo hecho con precisión por la técnica de
la litografía, que fue publicado en la revista parisina "L'Illustration,
Journal Universel" y que muestra los accesos a Valladolid desde la zona
sur, con la Puerta del Carmen y el barrio de San Ildefonso en primer plano
(Fig. 1), habría que esperar casi 100 años para disponer de fotografías de las
mismas características, aunque ya realizadas por la técnica fotográfica moderna
y desde un helicóptero.
A través de ellas se percibe nítidamente el
crecimiento urbano de Valladolid, siempre condicionado por dos elementos —uno
natural y otro artificial— que mantienen plena vigencia. El primero es el río
Pisuerga, durante siglos cruzado únicamente por el estratégico Puente Mayor y
desde 1865 por el Puente Colgante, cuya construcción ya había comenzado cuando
Guesdon hizo su litografía. El segundo es la vía del ferrocarril, que aunque
supuso un gran impulso económico para Valladolid desde que llegara el primer
tren en 1864, su trazado dejaba aislados tanto al popular barrio de las
Delicias como a los de Pilarica y Pajarillos en su posterior crecimiento, siendo
su ansiado soterramiento un magno proyecto que en nuestros días sigue trayendo
de cabeza a la ciudad por su elevado coste.
Una expansión de Valladolid equiparable al fenómeno
decimonónico de la llegada del ferrocarril no se conocería hasta los años 60
del siglo XX, cuando, superados los efectos de la posguerra en la década
anterior, comenzaron a instalarse una serie de empresas como Fasa-Renault,
Michelin, Pegaso, Endasa, Nicas, Indal, etc., que vinieron a sumarse a la
actividad de los talleres de Renfe y al desarrollo del funcionariado de la
Universidad y otras instituciones, que junto a la inclusión estatal como ciudad
preferente en el Primer Plan de Desarrollo de 1964 produjo un incremento de la
mano de obra que se vio reflejado en el crecimiento urbanístico.
Una buena imagen del momento es la recogida en la
Fig. 2, donde puede apreciarse el crecimiento en las proximidades del Puente
Colgante en los años 60, recién construidos los mastodónticos grupos de Las
Mercedes en el Paseo de Zorrilla, después de haberse levantado el barrio "4
de Marzo" en 1959. En el ángulo inferior izquierdo se observan los
edificios de la antigua fábrica de harinas de El Palero, parte de ellos
integrados en el futuro Museo de la Ciencia.
A la misma zona y época corresponde la Fig. 3,
donde junto a los pretendidos "rascacielos" se observa el antiguo
estadio José Zorrilla y las pistas de tenis de La Hípica. El entorno de la
Plaza de Toros en los años 70 queda reflejado en la Fig. 4, con una tendencia
de crecimiento hacia el sur. En la margen derecha del río se aprecia el futuro
barrio de Huerta del Rey todavía sin edificaciones. Aquellos años de feliz
desarrollo quedan reflejados en la Fig. 5, testimonio de la afluencia masiva a
las aguas del Pisuerga en la flamante playa fluvial y sin complejos y en las
desaparecidas piscinas Municipal y Samoa.
Documento sobre la feroz especulación constructora
en los años 70 es la Fig. 6, donde se observan los irrespetuosos y
antiestéticos bloques de viviendas invadiendo el centro histórico sin
contemplaciones, siendo elocuentes las históricas manzanas que rodeaban la
iglesia de la Antigua en pleno proceso de demolición.
Dando un salto en el tiempo llegamos al cambio de
milenio a través de la Fig 7, con un remozado barrio de La Victoria en primer
término y la Huerta del Rey completamente transformada, siendo destacable la
profusión de puentes sobre el Pisuerga. Otro tanto ocurre en la Fig. 8, con el
entorno de la Plaza de Toros completamente cambiado respecto a la Fig. 4 y con
un visible crecimiento desmedido hacia el sur, liberado del encorsetamiento que
producen las vías del tren, como puede apreciarse en la vista de la Estación
del Norte, los talleres de Renfe y las vías estableciendo una barrera
infranqueable visible en la Fig. 9.
Cerramos esta selección con una fotografía aérea
(Fig. 10) que pertenece a la serie "Valladolid
desde el aire, luz en la noche" presentada en 2012 en la Plaza del
Milenio por el premiado fotógrafo londinense Jason Hawkes, una serie de
espectaculares instantáneas nocturnas realizadas desde un helicóptero. Tras
sorprender a los propios vallisoletanos, estas atractivas fotografías aéreas vienen
a poner el contrapunto a la experiencia de Alfred Guesdon en 1854, en ambos
casos con vistas aéreas de Valladolid realizadas con una gran
sensibilidad por artistas extranjeros.
Jason Hawkes. Foto extraída de la Revista Atticus, monográfico 7, 2012 |
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Magnífica entrada. Gracias por la recopilación ordenada.
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