2 de junio de 2017

Fastiginia: El crecimiento de Valladolid a vista de pájaro

Vista aérea de Valladolid. Litografía de Alfred Guesdon, 1854

Estampas y recuerdos de Valladolid


Desde que el arquitecto y viajero francés Alfred Guesdon se subiera a un globo aerostático en 1854, acompañado de un fotógrafo, seguramente el galés Charles Clifford, por entonces residente en Madrid, para realizar con calotipo y colodión húmedo la primera vista aérea de Valladolid de carácter científico, después reproducida en un  dibujo hecho con precisión por la técnica de la litografía, que fue publicado en la revista parisina "L'Illustration, Journal Universel" y que muestra los accesos a Valladolid desde la zona sur, con la Puerta del Carmen y el barrio de San Ildefonso en primer plano (Fig. 1), habría que esperar casi 100 años para disponer de fotografías de las mismas características, aunque ya realizadas por la técnica fotográfica moderna y desde un helicóptero.

A través de ellas se percibe nítidamente el crecimiento urbano de Valladolid, siempre condicionado por dos elementos —uno natural y otro artificial— que mantienen plena vigencia. El primero es el río Pisuerga, durante siglos cruzado únicamente por el estratégico Puente Mayor y desde 1865 por el Puente Colgante, cuya construcción ya había comenzado cuando Guesdon hizo su litografía. El segundo es la vía del ferrocarril, que aunque supuso un gran impulso económico para Valladolid desde que llegara el primer tren en 1864, su trazado dejaba aislados tanto al popular barrio de las Delicias como a los de Pilarica y Pajarillos en su posterior crecimiento, siendo su ansiado soterramiento un magno proyecto que en nuestros días sigue trayendo de cabeza a la ciudad por su elevado coste.   

Una expansión de Valladolid equiparable al fenómeno decimonónico de la llegada del ferrocarril no se conocería hasta los años 60 del siglo XX, cuando, superados los efectos de la posguerra en la década anterior, comenzaron a instalarse una serie de empresas como Fasa-Renault, Michelin, Pegaso, Endasa, Nicas, Indal, etc., que vinieron a sumarse a la actividad de los talleres de Renfe y al desarrollo del funcionariado de la Universidad y otras instituciones, que junto a la inclusión estatal como ciudad preferente en el Primer Plan de Desarrollo de 1964 produjo un incremento de la mano de obra que se vio reflejado en el crecimiento urbanístico.

Una buena imagen del momento es la recogida en la Fig. 2, donde puede apreciarse el crecimiento en las proximidades del Puente Colgante en los años 60, recién construidos los mastodónticos grupos de Las Mercedes en el Paseo de Zorrilla, después de haberse levantado el barrio "4 de Marzo" en 1959. En el ángulo inferior izquierdo se observan los edificios de la antigua fábrica de harinas de El Palero, parte de ellos integrados en el futuro Museo de la Ciencia.


A la misma zona y época corresponde la Fig. 3, donde junto a los pretendidos "rascacielos" se observa el antiguo estadio José Zorrilla y las pistas de tenis de La Hípica. El entorno de la Plaza de Toros en los años 70 queda reflejado en la Fig. 4, con una tendencia de crecimiento hacia el sur. En la margen derecha del río se aprecia el futuro barrio de Huerta del Rey todavía sin edificaciones. Aquellos años de feliz desarrollo quedan reflejados en la Fig. 5, testimonio de la afluencia masiva a las aguas del Pisuerga en la flamante playa fluvial y sin complejos y en las desaparecidas piscinas Municipal y Samoa.


Documento sobre la feroz especulación constructora en los años 70 es la Fig. 6, donde se observan los irrespetuosos y antiestéticos bloques de viviendas invadiendo el centro histórico sin contemplaciones, siendo elocuentes las históricas manzanas que rodeaban la iglesia de la Antigua en pleno proceso de demolición.


Dando un salto en el tiempo llegamos al cambio de milenio a través de la Fig 7, con un remozado barrio de La Victoria en primer término y la Huerta del Rey completamente transformada, siendo destacable la profusión de puentes sobre el Pisuerga. Otro tanto ocurre en la Fig. 8, con el entorno de la Plaza de Toros completamente cambiado respecto a la Fig. 4 y con un visible crecimiento desmedido hacia el sur, liberado del encorsetamiento que producen las vías del tren, como puede apreciarse en la vista de la Estación del Norte, los talleres de Renfe y las vías estableciendo una barrera infranqueable visible en la Fig. 9.


Cerramos esta selección con una fotografía aérea (Fig. 10) que pertenece a la serie "Valladolid desde el aire, luz en la noche" presentada en 2012 en la Plaza del Milenio por el premiado fotógrafo londinense Jason Hawkes, una serie de espectaculares instantáneas nocturnas realizadas desde un helicóptero. Tras sorprender a los propios vallisoletanos, estas atractivas fotografías aéreas vienen a poner el contrapunto a la experiencia de Alfred Guesdon en 1854, en ambos casos con vistas aéreas de Valladolid realizadas con una gran sensibilidad por artistas extranjeros. 























































































Jason Hawkes. Foto extraída de la Revista Atticus, monográfico 7, 2012













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