MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA
PALACIO DE VILLENA
Valladolid
Cuenta una leyenda urbana que cuando el Museo
Nacional de Escultura cierra sus puertas a diario, en el silencio de la noche
las esculturas bajan de sus peanas y se reúnen para conversar entre ellas.
Estas sospechas se acentúan tras contemplar esta exposición que muestra 300
esculturas y objetos artísticos, de épocas, estilos y formatos variados, que
fueron realizados desde la Edad Media al siglo XVIII.
El MNE califica esta exposición como un paisaje,
como un bosque por el que el visitante puede pasear para ir descubriendo un
magnífico conjunto de obras pertenecientes a los fondos que se guardan en el
almacén del museo, algunas nunca presentadas en público.
La muestra se articula en nueve apartados bien
definidos:
1 Repetición
Alude a la elaboración de esculturas en serie
repitiendo los modelos demandados por una numerosa clientela. En este capítulo
introductorio se muestran veintitrés bustos relicarios del siglo XVII de origen
napolitano.
2 Contrapuntos
Aquí se ofrece la dualidad escultórica
que contrasta la tierra y el cielo, la quietud y el dinamismo, el abatimiento y
la ligereza, cuya expresión obliga a los escultores a emplear recursos plásticos
diferentes para desmaterializar la madera. En este espacio se enfrentan modelos
referidos a la ensoñación de la muerte, alegorías de virtudes recostadas y
apóstoles dormidos con gráciles figuras de ángeles que sugieren la ingravidez.
3 Reversos
Es uno de los apartados más originales de la
muestra por la osadía de presentar componentes de retablos y un conjunto de
esculturas mostrando el dorso, la parte que habitualmente permanece oculta y que
sin embargo ofrece interesantes valores, signos y recuerdos del momento en que
fueron realizadas, matices generalmente desconocidos. Varias esculturas abandonan su
magnificencia frontal para mostrar los dorsos rebajados de forma sumaria para
aligerar su peso y evitar la aparición de grietas, junto a reversos de tablas
pintadas y diferentes elementos de mazonería. Causa sorpresa descubrir un
curioso "graffiti" oculto bajo la peana de un busto relicario del
siglo XVII.
4 Variaciones sobre un tema
La iconografía del crucifijo es la más abundante y
repetida en el arte cristiano, presente en todos los ámbitos durante todas las
épocas. En este capítulo se concentran veintidós ejemplares propiedad del
museo, realizados entre el siglo XIII y el XVIII, en diferentes tamaños, estilos,
lugares de procedencia y materiales, como la madera policromada, el marfil, el
nácar, etc. Entre ellos casi pasa desapercibido un magnífico ejemplar debido a
las gubias de Juan de Juni.
5 Estructuras
Aquí se reúne un conjunto de elementos arquitectónicos
y decorativos que habitualmente adquieren un valor secundario, pero que son
fundamentales para realzar las creaciones escultóricas o pictóricas en
retablos, sillerías y sepulcros. Lo testimonian dieciocho columnas bellamente
trabajadas, pilastras con caprichosos grutescos en relieve, tabernáculos, una
colección de marcos, frisos y tableros con una refinada decoración preciosista
de inspiración plateresca.
6 Solistas
Para reafirmar la personalidad de cada escultura,
se ofrece un sugestivo y teatral montaje con obras que oscilan desde su
finalidad funeraria a la procesional, todas ellas pertenecientes a diferentes
estilos, técnicas y materiales. En este apartado se muestra por primera vez una
dramática Magdalena recientemente ingresada en el museo, procedente de la
colección reunida por el diplomático japonés Yakichiro Suma en época
franquista.
7 Coral
Si algo puede definir este capítulo es su
espectacularidad, ofreciendo una original y atrevida presentación sobre cinco
gradas en la que se aglutinan hasta veintiocho esculturas de gran formato que
abandonan su presentación aislada para conformar una gran coral llena de viveza
por sus actitudes declamatorias. Todas ellas son notables obras realizadas en
importantes talleres en diferentes épocas, cuyo dinamismo, expresividad y
teatralidad encuentra su contrapunto en la actitud ensimismada de la fantástica
talla de San Bruno. Solamente por tener la oportunidad de contemplar este
atípico montaje expositivo está justificada la visita a la exposición.
8 Libreto
En este capítulo el protagonista es el libro,
elemento repetido en muchas de las esculturas almacenadas en el museo, como lo
testifica la selección de relieves y tallas de bulto que representan a
evangelistas, profetas y santos. Un especial encanto tienen los santos
franciscanos del taller de Pedro de Sierra y la imagen dieciochesca de la
Virgen niña del grupo atribuido al sevillano José Montes de Oca. Este apartado
incluye un conjunto de altorrelieves, realizados por Pedro de la Cuadra, que
proceden del retablo de la desaparecida iglesia de la Merced Calzada de
Valladolid, así como altorrelieves de Esteban de Rueda.
9 Fragmentos
En este espacio se agrupan testimonios de obras que
fueron y ya no son, frágiles vestigios que en algunos casos proporcionan una
valiosa información a los investigadores. Lo ilustran figuras mutiladas,
cabezas sin cuerpo, manos, brazos, alas de ángeles y elementos ornamentales que
muestran las cicatrices de la falta de sensibilidad en tiempos pasados. Cierra
la exposición un busto de San Félix de Valois, resto de una imagen vestidera.
HORARIO DE VISITAS
De martes a sábado de 11 a 14 h. y de 16.30 a 19.30 h.
Domingos y festivos de 11 a 14 h.
Lunes cerrado.
Entrada gratuita.
* * * * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario