16 de mayo de 2022

Theatrum: INMACULADA, la luminosa senda del barroquismo sevillano


 





INMACULADA CONCEPCIÓN

Juan de Mesa (Córdoba, 1583 – Sevilla, 1627)

Hacia 1610-1615

Madera policromada

Museo Nacional de Escultura, Valladolid

Escultura barroca. Escuela andaluza

 

 







     Esta talla de la Inmaculada Concepción, que en 2018 fue puesta a la venta por la casa de subastas Isbilya de Sevilla y posteriormente adquirida por el Estado, fue presentada en público en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid en julio de 2020. Se trata de una magnífica talla de Juan de Mesa que se halla en un excelente grado de conservación y que desde diciembre de 2021 ha pasado a formar parte de la colección permanente del museo vallisoletano, integrada en las salas del barroco andaluz como muestra ilustrativa del barroco sevillano. 

De dimensiones menores del natural —136 cm de altura—, fue tallada por Juan de Mesa en fecha próxima a 1610, época en que el tema de la Inmaculada hizo furor en toda España, tras un ajetreado movimiento devocional que tuvo su epicentro en Sevilla. Se desconoce el lugar para el que fue encargada, teniéndose noticias de ella desde que formó parte de la colección del Conde de Aguiar, de donde pasó sucesivamente a manos de los anticuarios Andrés Moro, Antonio Gil y finalmente a la galería madrileña Coll & Cortés. 

     La escultura representa a la Virgen en su condición de Inmaculada apocalíptica, siguiendo fielmente las recomendaciones de Francisco Pacheco sobre su iconografía: “vestida de sol, coronada de estrellas, con la luna bajo sus pies…”. La Virgen aparece de pie, en visión frontal y en reposo, siendo la posición de contraposto lo que permite adelantar la rodilla derecha infundiendo un leve movimiento.  Está caracterizada como una adolescente en actitud de oración, con delicadas manos de largos dedos que están centradas y unidas a la altura del pecho, mientras los pies se apoyan sobre una media luna en la que se insertan al frente dos cabezas de querubines. Viste una amplia túnica floreada sobre un fondo marfileño, con puños vueltos, y un voluminoso manto que, sujeto al cuello con un pequeño broche, cae desde los hombros y se cruza al frente desde la derecha formando ondulados pliegues al ser sujetado con el brazo izquierdo. El manto muestra un envés ornamentado con vistosos motivos florales —primaveras— a punta de pincel sobre fondo azul, y rocallas estucadas y doradas que también forman una orla que recorre los bordes y que produce un bello contraste con el revés, de color bermellón intenso. Esta efectista policromía de los paños no es la original, ya que fue renovada a mediados del siglo XVIII. 

     La cabeza muestra los rasgos característicos en el escultor, con una frente muy despejada, nariz recta y pequeña, ojos ligeramente rasgados y boca pequeña con el surco nasolabial marcado. Su cuello es largo para facilitar la contemplación del rostro desde abajo, esmerándose el escultor en el tratamiento del cabello, de trazado simétrico, con raya al medio y filamentos minuciosamente descritos que se deslizan por el frente y caen formando rizos por la espalda, por encima del manto, hasta casi llegar a la cintura. Al igual que en otros modelos, Juan de Mesa no incorpora ojos postizos, sino que aparecen pintados, con el iris en tono azul-grisáceo y pequeñas pestañas fingidas.

Posiblemente, en algún momento la talla debió de ser presentada al culto revestida con un manto textil superpuesto, lo que explica que cuando fue adquirida presentara unas pequeñas argollas en la base del cuello. 

El esquema compositivo de la escultura sigue muy de cerca el modelo de la Inmaculada que vestida de carmelita el mismo Juan de Mesa hiciera previamente, en 1610, para el convento de San José del Carmen de Sevilla, más conocido como Las Teresas, donde la Virgen aparece sin la media luna a los pies y con la cabeza cubierta por una toca acorde con los usos de la fundación teresiana. 

     No obstante, el modelo se inspira directamente en las creaciones de Juan Martínez Montañés, del que Juan de Mesa fue discípulo durante cuatro años desde su llegada a Sevilla en 1606 y junto al que completó su formación. Especialmente esta escultura está relacionada con el modelo montañesino de la Inmaculada realizado entre 1606 y 1608, a petición de Diego Pérez Clavijo, para su capilla en la iglesia de la Consolación de El Pedroso (Sevilla), que en su tiempo se convertiría en el referente tipológico de este tema en la escultura sevillana. En ella el gran maestro ya había experimentado la colocación del manto, recogido sobre el brazo izquierdo para formar curvaturas y diagonales que rompen la rigidez de la figura en reposo, así como la media luna a los pies con cabezas de ángeles y las manos levantadas y juntas en actitud de oración, aunque Martínez Montañés en los modelos siguientes de Inmaculada iría desplazando las manos hacia la izquierda, siendo su obra más emblemática la Inmaculada —conocida popularmente como La Cieguecita— encargada en 1628 por Jerónima de Zamudio, viuda del jurado Francisco Gutiérrez de Molina, que preside un retablo de una capilla adjunta al trascoro de la catedral hispalense, dedicada a la Inmaculada por dicho matrimonio después de la decretal de Gregorio XV de 1622, que regulaba las manifestaciones sobre la concepción sin pecado de la Virgen. 

     La personalidad artística del escultor Juan de Mesa y Velasco ha permanecido muchos años eclipsada por la de su genial maestro Juan Martínez Montañés, cumbre de la escultura sevillana de la primera mitad del siglo XVII. Actualmente este criterio ha cambiado, estando equiparada la calidad y creatividad de ambos maestros, aunque la muerte prematura de Juan de Mesa, víctima de tuberculosis a los cuarenta y cuatro años, impidió una producción más abundante. Por este hecho y por el número de sus obras perdidas, sólo conocidas documentalmente, la Inmaculada del Museo Nacional de Escultura adquiere un alto valor testimonial del nivel artístico de la Sevilla barroca y su época de máximo esplendor en las artes, que tuvieron su contrapunto en la decadencia política de la transición de los reinados de Felipe III a Felipe IV.       

 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.



















Detalle de la policromía










Detalle de la policromía del manto



















Juan de Mesa. Inmaculada, 1610
Convento de San José del Carmen, Las Teresas, Sevilla
(Foto blog Curiosidades y Cofradías)











Juan de Mesa. Inmaculada
Izda: 1610, Convento de las Teresas, Sevilla / Dcha: 1610-1615, Museo Nacional de Escultura, Valladolid











Juan Martínez Montañés. Inmaculada
Izda: 1608, Iglesia de la Consolación, El Pedroso (Sevilla) / Dcha: 1630, La Cieguecita, Catedral de Sevilla 












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