23 de mayo de 2022

Visita virtual: TAPICES FLAMENCOS, espectacular colección de manufacturas en Zamora (1/2)





TAPICES FLAMENCOS

Maestros liceros de Arrás, Tournai y Bruselas

Siglos XV y XVI

Tejido con hilos de lana y seda

Museo Catedralicio de la Catedral de Zamora

Arte gótico y renacentista. Artes suntuarias

 

 



Una sala del Museo Catedralicio de Tapices de Zamora

     Un tapiz es una pieza textil confeccionada de forma compleja y laboriosa en talleres altamente especializados y con un coste muy elevado, por lo que es un arte aúlico por naturaleza. Técnicamente se realiza en un telar, que dispone de dos cilindros entre los que se colocan los hilos —generalmente de lana— paralelos y próximos entre sí. Esto se denomina urdimbre, cuya longitud determina la anchura y la separación entre los cilindros la altura del tapiz. Sobre esa base y de forma manual, los tejedores o liceros pasaban transversalmente, arriba y abajo consecutivamente, hilos coloreados más finos de lana y seda, con frecuencia de plata y oro, para formar la trama o parte visible del tapiz.

Para realizar un tapiz el punto de partida era disponer de un modelo o diseño, realizado por algún pintor, consistente en un dibujo a escala reducida sobre papel, generalmente no coloreado y en algunos casos simplemente abocetado, que se presentaba al cliente para su aprobación. Una vez aceptado, el pintor procedía, frecuentemente con la ayuda de colaboradores, a realizar el cartón, soporte con base de papel al que se trasladaba el dibujo ya coloreado y a escala real lo que sería el patrón del tapiz. Sobre el cartón trabajaban directamente los liceros, que mediante husos con hilos de colores adaptaban la trama al diseño.

Una sala del Museo Catedralicio de Tapices de Zamora

     Los telares podían adoptar dos modalidades. En los de bajo lizo la urdimbre estaba dispuesta en posición horizontal y presentaba la ventaja de que los dos lizos se ponían en movimiento mediante dos pedales, lo que liberaba las manos del licero para manejar los husos con los hilos coloreados, siempre con el modelo a copiar fijo sobre la urdimbre y trabajando por el envés del tapiz. Los tapices así realizados se consideraban de calidad inferior. Otra tipología era el telar de alto lizo, con la urdimbre en posición vertical —técnica de gobelino—, donde no se trabajaba directamente sobre el cartón, sino que éste se reflejaba en un espejo que miraba el tejedor, de modo que al producirse una doble inversión de la imagen el tapiz reproducía la disposición original de la pintura, sin lugar para la improvisación. En este proceso, un elemento importante era la tintura, por la que se obtenían matices y gamas de color muy variadas en los hilos debidas a la habilidad de los tintoreros. Gran celebridad llegó a alcanzar Jehan Gobelins, tintorero francés que estuvo en activo a mediados del siglo XV. 

El tapiz es una manufactura que desde muy antiguo era considerada un mueble decorativo, generalizándose en el siglo XV su uso como colgaduras en palacios, iglesias e incluso vías públicas en ocasiones solemnes. Desde el siglo XVI, aunque más en el XVII, se popularizó el uso de tapetes y alfombras, objetos bien diferenciados de los tapices, definidos por su colocación vertical.

Coronación de Tarquino Prisco

     Al igual que la pintura flamenca, los tapices flamencos se convirtieron en una mercancía de lujo que se exportaba por toda Europa, localizándose los mejores talleres en las ciudades de Brujas, Gante, Amberes, Bruselas, Malinas, Arrás y Tournai. Desde el siglo XV en España estas manufacturas eran muy valoradas, siendo la Corona de Castilla la que proporcionaba a los talleres de Flandes buena parte de la lana. En España, donde llegaron un buen número de tapices flamencos, en algunos lugares también se elaboraron tapices con aquella técnica, especialmente en la antigua Corona de Aragón. 

TAPICES  FLAMENCOS  EN  LA  CATEDRAL  DE  ZAMORA 

La Catedral de Zamora guarda uno de los tesoros más preciados del arte textil medieval, una colección de 20 tapices —aunque en origen fueron más— que fueron confeccionados en los talleres flamencos de Arrás, Tournai y Bruselas entre los siglos XV y XVII, desarrollando temas históricos, bíblicos y alegóricos. Entre ellos destacan cinco del siglo XV, conocidos como tapices góticos; uno de ellos representando la Vida de Lucino Tarquino Prisco, elaborado en Arrás, y los otros cuatro la serie de La Guerra de Troya, provenientes del taller de Tournai. 

Un águila arrebata el bonete a Tarquino Prisco 
Tapiz de Tarquino Prisco, Arrás, ca. 1475

Fue elaborado hacia 1475 en un taller de Arrás, con unas dimensiones de 4,31 x 8,54 m. El argumento de las escenas, inspirado en la Historia de Roma de Tito Livio, queda explicitado en una inscripción en latín colocada en la parte superior, con letras góticas en color ocre claro sobre fondo azul, entre las que aparecen las armas de Íñigo López de Mendoza. La narración se articula en cuatro secuencias, dos centrales y dos laterales, separadas por torres arquitectónicas cilíndricas, por torreones palaciegos y castillos. De impecable factura, constituye una obra capital del arte pictórico y textil flamenco.

Como es habitual en los tapices flamencos, el inicio de la historia se encuentra en la parte izquierda, donde aparece Lucino Tarquino Prisco a caballo, identificado por una inscripción sobre su cuerpo, en compañía de su esposa Tannaquil y una numerosa comitiva que se dirige a Roma. Llegando al monte Janiclo, un águila le arranca el pileo (bonete), pero después de girar sobre él descendió de nuevo para devolvérselo, hecho que contempla expectante el séquito cortesano. Este hecho fue interpretado por su esposa, que monta un brioso caballo blanco, como un agüero sobre su futura proclamación como Rey de los romanos. 

Tarquino Prisco dirigiéndose a Roma

    Con un dibujo muy preciso, destacan las indumentarias de los personajes, los jaeces de las caballerías, el marco arquitectónico, el escarpado paisaje, el suelo cubierto de flores y plantas y los dos perros entre las patas de los caballos.

La parte central está ocupada por la coronación de Tarquino, revestido de ricos brocados en presencia de sus cortesanos, en el interior de un palacio. Más abajo y en primer plano, Tarquino inspecciona la edificación de la Cloaca Máxima, construcción por él ordenada hacia el año 600 a.C.

En la parte derecha se encuentra la tercera escena, que muestra el fragor de una batalla contra los Sabinos capitaneada por “Prisco Tarquino”, cuya figura destaca en el centro sobre un caballo blanco, lujosamente enjaezado, luciendo una armadura de gala de color cobrizo —a diferencia de las armaduras plateadas de su ejército— y portando una lanza rota con la que acaba de derribar a un enemigo, que cae del caballo en el ángulo inferior derecho. Asimismo, en primer plano aparece la figura de un arquero revestido de armadura con un diseño de gran esbeltez y detallismo.

Séquito de Tarquino Prisco

 









Coronación de Tarquino Prisco










Batalla dirigida por Tarquino Prisco contra los Sabinos










Tarquino Prisco a caballo dirige la batalla













Tapices de la Guerra de Troya, Tournai, último tercio del siglo XV

La tienda de Aquiles

     Tomando como fuente de inspiración pasajes de la Iliada de Homero, las escenas y personajes de estos tapices siguen los bocetos del maestro de Coëtivy (por algunos identificado con Henri de Vulcop, según cartones preparatorios conservados en el Louvre y en el Victoria & Albert de Londres), pintor de Carlos VII de Francia, que los habría realizado hacia 1465 y llevados a tapiz en un taller de Tournai, posiblemente por el reputado tapicero Pasquier Grenier.

De los once tapices que componían la serie de La Guerra de Troya, en Zamora se conservan cuatro de los seis que fueron donados a la Catedral en 1608 por el VI Conde de Alba y Aliste, que los tenía en su palacio zamorano. Antes habían pertenecido a Íñigo López de Mendoza y Quiñones, II conde de Tendilla, que a su vez los habría recibido, como recompensa a sus labores diplomáticas, del rey Fernando de Nápoles, que envió a España “doce acémilas cargadas de tapices”. Los cuatro presentan unas dimensiones de 4,67 m de alto y 9,30 m de largo.

Dos tapices, con los temas de “La Historia de Tideo y Polinice” y el “El paso del Mar Rojo”, fueron vendidos por el cabildo catedralicio al Ayuntamiento de Madrid en 1945, actualmente en la madrileña Casa de Cisneros.

La tienda de Aquiles. Héctor se prepara para el combate

  El rapto de Helena
     Cronológicamente constituye la primera composición del relato y en él se narran tres escenas. En la primera aparece en su palacio Príamo, rey de Troya, deseando rescatar a su hermana Hesíone de los griegos. En la segunda se muestra el saqueo de Citerea y el encuentro de Helena con Paris, hijo de Príamo, mientras en la tercera se narra la llegada de Helena a Troya y su bendición por Príamo.

 
La tienda de Aquiles
El tapiz está incompleto desde que durante un incendio se perdiera un fragmento de la parte izquierda, a la que sigue la escena del encuentro de Héctor y Aquiles, en la tienda del campamento de este último y en presencia de Agamenón y Menelao, momento en que Héctor propone a Aquiles un combate singular. Como no llegaran a un acuerdo, se libra una batalla que es contemplada desde lo alto de las murallas por Helena, Andrómaca y Polixena.

       
La tienda de Aquiles. Héctor sale para el combate
A la derecha, en el interior de una fortaleza, en la parte superior aparece Héctor preparándose para el combate, mientras su esposa Andrómaca le suplica de rodillas que no acuda en presencia de Helena, Polixena y Hécuba, todas ellas caracterizadas con ricas vestiduras y tocados. La escena se continúa en la parte inferior, donde Héctor sale de la fortaleza en un caballo ricamente enjaezado, mientras a su lado el rey Príamo intenta disuadirle de su temeridad.
 
La muerte de Aquiles
     Este tapiz era el octavo de la serie. Está dividido en tres escenas y representa una narración libre basada en la Ilíada. En la parte izquierda se describe una cruenta batalla muy realista y macabra, con una enorme confusión en la lucha a muerte, en el cuerpo a cuerpo. La parte superior está ocupada por multitud de lanzas, gallardetes y estandartes que sugieren un inmenso ejército. Aquiles decapita a Troilo, cuyo cuerpo aparece, en primer plano de la parte inferior, arrastrado de la cola del caballo de Aquiles.
     La escena central se sitúa en un templo circular cubierto con cúpula, con un triple arco en el interior con adornos góticos. Aquiles, que ha respondido a la llamada de la reina Hecubea para casarse con su hija Polixena, es sorprendido por una emboscada preparada por dicha reina y dirigida por Paris. Mientras se defiende de los troyanos, una de las flechas disparadas por Paris, desviada por el dios Apolo, se clava en su talón, su única parte vulnerable. El fragor de la batalla continúa en la tercera escena, con Paris utilizando el arco en primer plano. A su alrededor caballos ricamente enjaezados aparecen representados en variadas posturas, junto a una innumerable cantidad de pequeños detalles. En medio del caos, Paris sucumbe dramáticamente por el tajo mortal que le proporciona Ayax con su espada.
La tienda de Aquiles. Desafío de Héctor y Aquiles

La destrucción de Troya
     Es el último tapiz de la serie de inspiración literaria. Su protagonista es el mítico caballo concebido por la astucia de Odiseo, personaje colocado a la izquierda. También aparece la muerte de Príamo a manos de Pirro y la captura de Polixena, Casandra y Hécuba por Ajax. En el extremo derecho se encuentra un personaje que, a modo de narrador, se sitúa junto a la inscripción gótica “Así termina la miserable historia de una ciudad digna de un gran nombre”.
 

Otros tapices de esta serie, completos o fragmentados, se encuentran en el Victoria & Albert Museum de Londres, en el castillo francés de Sully-sur-Loire, en la catedral de Beaubais, en el Tribunal de Issoire (siete fragmentos) y en el Palacio Ducal de Urbino.


Continuará...        




Detalle de La tienda de Aquiles










Detalle de La tienda de Aquiles










Detalle de La tienda de Aquiles










Detalle de La tienda de Aquiles










Detalle de La muerte de Aquiles






Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 

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