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Pasaje Gutiérrez. Vista de la tribuna del reloj desde la rotonda |
Suele ocurrir que a fuerza de recorrer de forma rutinaria algunos
lugares, los elementos que allí se encuentran nos pasen desapercibidos. Esto
les ocurre a muchos vallisoletanos que transitan con frecuencia por una de las
calles más bonitas de Valladolid: el Pasaje Gutiérrez. Esta vía pública, que cubierta
en forma de galería comunica dos calles, incluyendo una rotonda central, aparece
ornamentada con profusión de pinturas y esculturas que contribuyen a establecer
el glamour parisino con el que el arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina supo
satisfacer, entre 1885 y 1886, al empresario y banquero Eusebio Gutiérrez, su
promotor.
De todas las obras artísticas que allí se encuentran, fijamos nuestra
atención en un grupo escultórico que aparece colocado en una tribuna situada en
la parte de salida hacia la calle Fray Luis de León. Este, colocado sobre un pedestal
adornado con guirnaldas, representa a un niño y una niña, vestidos a la moda de
las últimas décadas del siglo XIX y con gesto gozoso de complicidad, sin que
pase inadvertido el modo en que ella sujeta por la cintura a su amigo, que con
alborozo levanta los brazos para sostener un reloj que con su campanilla en la
parte superior marcaba el horario comercial del Pasaje Gutiérrez.
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Pasaje Gutiérrez. Tribuna del reloj |
Pero, ¿quiénes son esos niños que forman pareja? ¿Son solamente un
motivo ornamental romántico aplicado a un utilitario reloj? ¿Qué saben de ellos
los vallisoletanos? La identificación de estas figuras fue desvelada por
Clemente de Pablos Miguel en su estudio monográfico titulado “Pasaje
Gutiérrez”, publicado en 2019 por Domus Pucelae y en un artículo de la
Revista Atticus Diez (edición impresa) de diciembre de 2020.
Gracias a estos trabajos, ahora incluso sabemos los nombres de los
niños, Pablo y Virginia, protagonistas de la novela romántica Paul et
Virginie que publicara el escritor y botánico francés Jacques-Henri
Bernardin de Saint-Pierre en 1787, poco antes del inicio de la Revolución
francesa. La obra literaria está ambientada en la isla Mauricio durante el
gobierno colonial francés, por entonces conocida como Isla de Francia. Allí esta
pareja de niños, nacidos de dos familias diferentes, fueron educados en común
como hermanos en el esplendor natural de los paisajes tropicales. El enamoramiento
inocente de su tierna infancia se torna en la adolescencia en un apasionamiento
amoroso, lo que motiva que Madame de la Tour, madre de Virginia, decida enviarla
a estudiar a Francia para alejarla de Paul, que en la isla sufre apenado la
ausencia. Años después, Virginia decide su retorno, pero Le Saint-Geran, barco
en el que retornaba desde Francia, es víctima de una tempestad y naufraga
estrellándose contra las rocas a la vista de Paul, que no tarda en sucumbir por
el dolor de la pérdida de su amada, recordando el drama shakesperiano de Romeo
y Julieta. El trágico desenlace se inspira en un naufragio real ocurrido en el
año 1744.
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Jules Visseaux. Figuras de Pablo y Virginia del reloj |
El hecho de que Pablo y Virginia acabaran encarnando valores cristianos y
que la isla representara la tierra diseñada por la divina Providencia para la
felicidad del hombre, hizo que la novela adquiriese una gran notoriedad,
convirtiéndose en lectura obligada en todos los colegios católicos de Europa
durante la última década del siglo XIX. El éxito de la novela estimuló otras
versiones literarias, como la del francés Villiers de L'Isle-Adam o la del
británico William Hurrel Mallock, así como una ópera basada en la novela, compuesta
por Gianandrea Gavazzeni en 1935 con el título “Paolo e Virginia”. Asimismo,
la pareja de los niños Pablo y Virginia inspiró pinturas y artes decorativas
decimonónicas, siendo representada en figuras de porcelana, relojes de
sobremesa, grabados y fotografías. En el campo de la escultura, los ejemplos
más notables fueron las obras modeladas en barro por el escultor Jules Visseaux
en su taller parisino, en algunos casos para su traslado a bronce.
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Recreación de la tribuna a principios del siglo XX |
Jules Visseaux fue un escultor francés nacido en Carignan en 1854 y
fallecido en París en 1934. Una muestra de la excelencia de su trabajo es el
haber sido premiado en 1889 en la Exposición Universal de París, ciudad donde
tenía instalado su taller. Durante su trayectoria profesional compartió algunos
trabajos con los Hermanos Gossin de París y colaboró con el arquitecto e
interiorista Ogden Codman, que llevó sus obras a Estados Unidos. Realizó
esculturas para numerosos parques y castillos de Francia, alcanzando
popularidad con obras fundidas en bronce, en algunos casos aplicadas a
monumentos, como el dedicado en 1925 a la Primera Guerra Mundial en la
población francesa de Pontfaverger-Moronvilliers, pero una producción muy
significativa fueron las figuras infantiles de putti realizadas como
esculturas exentas en terracota o como elementos decorativos aplicados a la
arquitectura, como en la Maison Les Tourelles de Maisons-Laffitte o en la villa
Isola Bella de Cannes.
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Ilustración de la novela "Paul et Virginie" de Jacques-Henri Bernardin de Saint-Pierre |
Gran aceptación tuvieron las versiones que Jules Visseaux hiciera de las
figuras infantiles de “Paul et Virginie”, que formando pareja bajo un
paraguas estaban diseñadas para presidir una fuente. De este modelo está
documentada su presencia en el Jardín Botánico de Sedan, versión en bronce
desaparecida durante la Primera Guerra Mundial, y el grupo en terracota, parcialmente
mutilado, de Ferté Bernard. El modelo de Fuente del Paraguas también
llegaría a España, localizándose en el Parque Genovés de Cádiz una obra
realizada por el escultor milanés Andrea Bonio, actualmente sustituida por una réplica
realizada por Martín Lagares tras su destrucción vandálica en la década de los
70 del siglo pasado. Otra estuvo en el jardín del Bosque de Béjar (Salamanca), grupo
igualmente víctima del vandalismo en 2016.
Las versiones en terracota de Pablo y Virginia bajo un paraguas,
realizadas por Jules Visseaux, presentan idénticas características que el grupo
del Pasaje Gutiérrez, donde el escultor, que firma su obra en la base como “M.
Gossin Visseaux Succ París”, modifica la posición de los brazos del niño Pablo
para adaptarlos a la sujeción del reloj, manteniendo idéntica la figura de Virginia.
Con la ductilidad que permite el modelado del barro, Visseaux representa a los niños
con una notable anatomía y una dinámica posición de marcha, él vestido con unos
pantalones remangados a la altura de las rodillas y una amplia camisa abierta; ella
con una blusa vaporosa, una falda rematada por una cenefa de puntillas y una
cinta sujetando la melena. En la base incorpora pájaros aludiendo al pasaje de
la novela en que Pablo robaba nidos para satisfacer el amor de Virginia por
estos animales. El modo en que Virginia abraza a Pablo por la cintura y sus
gestos sonrientes la convierten en la escultura pública más amable y romántica de
cuantas existen en Valladolid.
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Izda: Ilustración decimonónica de "Paul et Virginie" Dcha: Grabado de Charles Melchior Descourtis, 1795, para Paul et Virginie, British Museum, Londres |
En el mismo pasaje Gutiérrez se conservan otras cuatro esculturas en
terracota procedentes del taller de Jules Visseaux. Aparecen colocadas sobre
peanas cilíndricas en los ángulos de la rotonda y representan alegorías de las Cuatro
Estaciones. Son cuatro jóvenes que siguen un estilo clasicista, con
posición de contraposto y elegante cadencia corporal, revestidas a la romana con
túnica y palla de abundantes pliegues, siguiendo la técnica de los paños
mojados que el escultor utilizó en muchas de sus obras y luciendo tocados de
flores, hojas y frutos. La Primavera porta una cesta con flores y una corona
igualmente floral; el Verano sostiene un haz de espigas y con la mano
derecha levanta una hoz metálica que se ha perdido recientemente; el Otoño sujeta una copa
y una cesta con uvas, con pámpanos en el tocado; el Invierno muestra una
rama de acebo, cuyas hojas también se repiten en el tocado, y a sus pies reposa
un ánfora con llamas que sugiere un brasero.
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Louis Holweck. Monumento a Bernardin de Saint-Pierre, 1907 Jardin des Plantes, Paris. En la base, Paul et Virginie |
En el centro del pasaje, presidiendo la rotonda, se encuentra la
escultura de Mercurio que copia el original manierista de Giambologna,
con el dios del comercio en pleno vuelo por el impulso del dios Eolo soplando
bajo sus pies, en este caso con el caduceo sustituido por una luminaria. Aunque
imita bronce, es una escultura de hierro que fue fundida, según figura en el
pedestal, por la empresa francesa Sociedad de Altos Hornos y Fundiciones de
Arte del Val d’Osne.
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Jules Visseaux. Alegorías de las Cuatro Estaciones en terracota, Pasaje Gutiérrez, Valladolid De izda. a dcha.: Primavera, Verano, Otoño e Invierno |
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Jules Visseaux. Vírgenes vestales, finales s. XIX, terracota Ateneo de Boston, Massachusetts |
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Jules Visseaux. Putti derramando agua, terracota, finales s. XIX Galería 1STDIBS, mercado del arte |
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Jules Visseaux. Detalle del Monumento a los caídos en la Primera Guerra Mundial, Pontfaverger-Moronvilliers, Francia |
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Mercurio, Fundiciones de Arte del Val d’Osne, Francia Rotonda del Pasaje Gutiérrez, Valladolid |
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