CRISTO YACENTE
Agapito Vallmitjana Barbany
(Barcelona, 1860-1915)
1872
Mármol
Museo del Prado, Madrid
Escultura del siglo XIX. Romanticismo
/ Eclecticismo historicista
Al igual que ocurre con el Cristo velato (1753) de Giuseppe
Sanmartino en la Capilla Sansevero de Nápoles, el visitante del Museo del Prado
suele quedar sorprendido al encontrar, en medio del ámbito dedicado a la
pintura del siglo XIX, una impactante escultura marmórea que representa a
Cristo muerto y tendido sobre un sudario que en parte cubre un cuerpo que
sugiere el rigor mortis. La postura flexionada de sus rodillas, recordando su
disposición en la cruz de la que acaba de ser descendido, y el tórax hinchado
como referencia a los últimos estertores previos a la muerte, inevitablemente
remite a la tradición española de los Cristos yacentes, especialmente a
las creaciones barrocas que realizara Gregorio Fernández, que encontró en esta
tipología pasionista un cauce expresivo que se convertiría en seña de identidad
de su taller vallisoletano en el primer cuarto del siglo XVII.
Sin embargo, el hecho de que esté realizado en mármol —sin aplicación de
color— puede producir en algunos espectadores una sensación de frialdad y
distancia que enlaza con las esculturas clásicas de las bacantes dormidas,
aunque en este caso el escultor materializa una evocación realista y precisa, con
una excepcional calidad técnica que consigue desmaterializar el mármol para impregnarle
de un alto contenido emocional que responde a una visión romántica del Cristo
más humano, abandonado y trágico en la que, no obstante, prevalece una nobleza y
una extraordinaria sensibilidad que, basadas en el dolor humano, invitan más a una
compasión emotiva que al sentimiento desgarrado de las representaciones
barrocas.
La escultura es una obra maestra del escultor barcelonés Agapito Vallmitjana
Barbany, que la labró en 1872 testimoniando su especial dedicación a la
escultura religiosa, en la que supo expresarse con un novedoso lenguaje caracterizado
por la serenidad clásica y la búsqueda de una fuerza y una emoción ajenas al
dramatismo, consiguiendo, como en este caso, una síntesis del sentimiento y la
técnica, o lo que es lo mismo, la capacidad para estimular la piedad del
espectador a través del virtuosismo en el dominio técnico del mármol, con una
rigurosa y elocuente plasticidad. Esta escultura religiosa fue realizada en un
momento en el que se valoraba lo que llegó a denominarse “estilo místico”, que
perseguía la severidad y la reflexión en la búsqueda del ideal de perfección y
la expresión de la infinita grandeza divina.
Pero, como en muchas obras maestras, este Cristo yacente también
fue objeto de críticas no demasiado favorables. Agapito Vallmitjana Barbany
comenzó a plantear los bocetos en terracota en 1869 y ejecutó la obra en
Barcelona en 1872. Antes de ser presentada públicamente en España, fue enviada a
la Exposición Universal de Viena de 1873, donde fue galardonada con una de las “medailles
pour l’art”. Cuando fue presentada en la Exposición Nacional de Bellas Artes de
1876, celebrada en Madrid, junto a la admiración popular el jurado consideró
que era la obra de mayor mérito artístico entre las presentadas, a pesar de lo
cual sólo se le concedió una medalla de segunda clase al quedar desierta la
primera por “no atenerse a la tradición”.
Según recoge el historiador Carlos Reyero1, las primeras
críticas al Cristo yacente no fueron completamente satisfactorias, pues tuvo
opiniones contrarias basadas en su iconografía. Consideraba el jurado que “Carece
del tipo verdadero de Jesús, según las tradiciones que hoy se tienen, pues su
rostro, cabeza y forma del cuerpo debieran ser más graves y distinguidas”.
En el acta, el jurado se lamentaba de que la imagen de Cristo se pareciese más
al de la Piedad de Miguel Ángel del Vaticano que al de la Piedad
que el italiano Giovanni Duprè presentó, nueve años antes, a la Exposición Universal
de París de 1867, donde había recibido los mayores elogios, por lo que en el
campo de la escultura religiosa moderna aquella obra debía ser un referente
obligado.
No obstante, la Piedad de Duprè, que sigue siendo admirada en su ubicación
del Cementerio de la Misericordia de Siena, presenta concomitancias con el Cristo
yacente de Agapito Vallmitjana, tanto en el naturalismo de origen helenístico,
que produce una emoción sensorial más que espiritual, como en la síntesis de
las antiguas tradiciones con el sentimiento religioso moderno, una conexión relacionada
con la sensibilidad internacional de raíces románticas.
El Cristo yacente, que tiene unas dimensiones de 216 x 72 x 43
cm, aparece firmado en su base con la inscripción; “AGAPITO VALLMITJANA.
ESPAÑA. BARCELONA. 1872”. Entre los críticos, Rouget alabó su esmerada factura,
aunque reclamaba mayor realismo de acuerdo al drama de la Pasión, mientras para
García-Cadena el escultor no había conseguido reflejar la divinidad que aparece
en las sublimes creaciones de este género, habiéndose limitado a reproducir
bien el modelo. Estas opiniones de los críticos quedan bien reflejadas en el Catálogo
de la Exposición de Bellas Artes de 1876, publicado en Madrid por los Sres.
Granés y Vallejo, que dedican a la escultura este verso:
Tu Cristo yacente, hermoso,
es de escultura modelo,
pero… (seré escrupuloso),
me parece que aquel pelo
no es bastante… religioso.
Del proceso creativo del admirable Cristo yacente, tan finamente labrado
por Agapito Vallmitjana, se conocen algunos datos. Aunque no está documentado,
se viene afirmando que fuera el pintor Eduardo Rosales, amigo del escultor y
enfermo de tuberculosis, el que posara como modelo. Para el Cristo yacente
el escultor hizo dos tipos de bocetos en terracota desde 1869. En el primero de
ellos el cuerpo de Cristo aparece completamente envuelto en el sudario, siendo
muestras de este tipo los dos ejemplares del Museo Marés de Barcelona, el del Museo
Marés de Montblanc (Tarragona), el del Museo Nacional de Arte de Cataluña de
Barcelona, el del Museo Nacional de Escultura de Valladolid (adquirido en 1998),
el de la Hermandad del Santo Entierro de Lora del Río (Sevilla), fechado en
1869, y el ejemplar en terracota policromada de The Spanish Gallery de Bishop
Auckland en Durham (Gran Bretaña). Este modelo fue también fue materializado en
mármol por el escultor, en 1887, como regalo personal de Eusebio Güell Bacigalupi,
I conde de Güell, en el sepulcro del obispo Josep Torras i Bages de la capilla
de la Virgen de Montserrat de la catedral de San Pedro de Vich (Barcelona).
El segundo tipo presenta a Cristo desnudo, al modo tradicional barroco, reposando
sobre el sudario y solamente cubierto por el paño de pureza. Un ejemplar se
conserva en la colección de Vicente Llorens Poy de Villareal (Castellón) y
otro, en terracota pintada de blanco, en el Museo de la Abadía de Montserrat, a
la que fue donado en 1984 por un descendiente directo de Agapito Vallmitjana.
Este se corresponde con el modelo en mármol del Cristo yacente del Museo
del Prado, que el escultor repetiría en el sepulcro de Antonio López Bru,
encargado en 1876 por su padre, Antonio López López, I marqués de Comillas, para
la capilla-panteón levantada en aquella población cántabra junto al palacio de
Sobrellano. Un tercer ejemplar, tallado en madera y policromado, fue realizado en
1887 por Agapito Vallmitjana para la antigua Cofradía del Santo Sepulcro de
Pamplona, actualmente Hermandad de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
EL PROLÍFICO ESCULTOR
AGAPITO VALLMITJANA I BARBANY
|
Firma del escultor en la base |
Nacido en Barcelona en 1832, perteneció a una saga de escultores
decimonónicos catalanes. Era hermano del también escultor Venancio Vallmitjana,
con el que se formó bajo la tutela de Damián Campeny en la Escuela de la Lonja
de Barcelona y con el que trabajó durante mucho tiempo desarrollando el mismo
estilo. A pesar de tener una mayor calidad artística, su hermano, con el que
compartió un taller hasta 1883, fue el que consiguió mayor fama y reconocimiento.
El primer encargo importante que recibieron, en 1854, fueron las figuras de la Fe
y de los Cuatro Evangelistas para la iglesia barcelonesa de los Santos
Justo y Pastor.
En 1860, también junto a su hermano, restauró los detalles
arquitectónicos de la Audiencia de Barcelona. Ese mismo año realizaba la
escultura en mármol de Isabel II con el Príncipe de Asturias, desde 1924
en el Palacio de Pedralbes como depósito del Museo del Prado, que le fue
encargada por la propia reina después de visitar su estudio. Por ese tiempo también
labraba las alegorías del Comercio y la Industria de la fachada
del Banco de Barcelona y en 1861 el retrato de Manuel Bofarull que
guarda el Ayuntamiento de Barcelona.
|
Izda: Miguel Ángel. Piedad, 1498-1499, Basílica de San Pedro, Vaticano Dcha: Giovanni Duprè. Piedad, 1867, Cementerio de la Misericordia, Siena |
Agapito Vallmitjana Barbany fue miembro de la de Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando de Madrid, profesor de la Academia Provincial de San
Jorge de Barcelona y de La Lonja —Escuela de Artes y Oficios de Barcelona—, donde
llegó a ser catedrático y tuvo como alumno al escultor zaragozano Pablo
Gargallo. Presentó sus obras en las Exposiciones Nacionales, consiguiendo en
1862 la segunda medalla y en 1864 la tercera. De ese año datan el retrato de Claudi
Lorenzale Sugrañes de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San
Jorge y Adán y Eva, grupo desaparecido.
|
Agapito Vallmitjana. Cristo yacente, terracota, 1869 Museo Marés, Barcelona |
En 1865 realizaba en piedra las estatuas de Alfonso X el Sabio y
de Luis Vives para la decoración del vestíbulo de la Universidad de
Barcelona. Junto a su hermano Venancio esculpió los bajorrelieves de las cuatro
Virtudes Cardinales del panteón de don Francisco Permayer. En 1867 hacía
el retrato del pintor y escritor Pablo Milá Fontanals, conservado en la
Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona, y en 1868 la Virgen
titular de la iglesia barcelonesa del Pino.
En 1869 iniciaba los bocetos en barro del Cristo yacente que
realizara en mármol en 1872 y presentara en la Exposición Nacional de Bellas
Artes de 1876, ese año adquirido por el Museo del Prado. De este modelo haría
diferentes versiones en terracota, madera y mármol. En 1880 culminaba la Fuente
del Niño, que fue instalada en la plaza del mercado de Sants de Barcelona,
hoy jardines de Can Mantega.
|
Agapito Vallmitjana. Izda: Cristo yacente, terracota, h. 1869, Museo Nacional de Escultura, Valladolid Dcha: Cristo yacente, terracota, 1869, Hermandad del Santo Entierro, Lora del Río (Sevilla) |
A la imagen de San Francisco de Paula de 1882 siguieron en 1883 la
imagen de San Juan de Dios del Hospital de la misma advocación en
Barcelona, el Sepulcro del cardenal Joaquim Lluch de la capilla
de San Laureano de la Catedral de Sevilla, las alegorías de la Agricultura
y la Marina de la fuente del parque de la Ciudadela de Barcelona y el
busto de La tradición del Museo Nacional de Arte de Cataluña. Por este
tiempo aportaba la colosal escultura en mármol de un apóstol destinada a
la rotonda de la renovada iglesia de San Francisco el Grande de Madrid.
|
Agapito Vallmitjana. Cristo yacente, mármol, 1876 Sepulcro de Antonio López Bru Capilla-panteón del palacio de Sobrellano, Comillas (Cantabria) |
En 1884 modelaba otro busto en terracota de La tradición,
conservado en la Biblioteca Museo Víctor Balaguer de Villanueva y Geltrú (Barcelona),
y el Ángel del Juicio Final del Museo Diocesano de Barcelona, que tiene
sus réplicas marmóreas en el panteón de Daniel Llagustera Baguer, en el
cementerio de Sant Feliu de Guíxols, y en la sepultura de Alejo Vidal Cuadras
en el cementerio de Sitges, donde la trompeta fue sustituida por una corona de
flores. En 1885 Agapito Vallmitjana trabajaba la escultura funeraria del obispo
José María Urquinaona de la iglesia de la Merced de Barcelona y en 1886
comenzaba el proyecto del monumento ecuestre en bronce del rey Jaime I el
Conquistador, que preside la plaza de Alfonso el Magnánimo de Valencia.
En 1887 realizaba un nuevo Cristo yacente, en este caso tallado
en madera y policromado, que actualmente alumbra la Hermandad de la Pasión de
Nuestro Señor Jesucristo de Pamplona. Ese año también acometía el magno
proyecto de las esculturas del Cristo del parteluz y el Apostolado
que junto a otros santos por él realizados ocupa las jambas y contrafuertes de
la nueva portada de la Catedral de Barcelona, ciudad a la que en 1888 aportó
las colosales figuras de leones colocadas en la base del Monumento de
Colón. Tras realizar en 1893 el busto de Cervantes de la Real Academia
de las Buenas Letras de Barcelona, en 1888 elaboraba la Inmaculada Concepción
del Museo Diocesano de Barcelona y el fantástico Cristo de la Flagelación
que preside el segundo Misterio de Dolor del Rosario Monumental de Montserrat.
|
Agapito Vallmitjana. Isabel II con el Príncipe de Asturias, 1860 Palacio de Pedralbes, Barcelona (depósito del Museo del Prado) |
Una de sus últimas obras fue la escultura en bronce del político vasco Mateo
Benigno de Moraza que preside el monumento erigido en su honor junto a la
Diputación foral de Álava, en Vitoria. Agapito
Vallmitjana Barbany moría en Barcelona el año 1915. Dejaba tras de sí una obra
que muestra un complejo desarrollo de los principios del eclecticismo historicista
al servicio de las más variadas tipologías, incluyendo una notable producción
animalística. Recurre con frecuencia a prototipos históricos en los que resalta
el contenido sentimental y emotivo. Sus esculturas ofrecen una grandiosa
solemnidad al modo antiguo, acentuando los matices realistas y con mayor
movimiento que la obra de su hermano Venancio, aunque uno de los atractivos de
su obra es la serenidad clásica y la búsqueda de belleza. Con un total dominio
técnico en el empleo de distintos materiales, en muchas de sus obras consigue
un insuperable virtuosismo.
Informe: J. M.
Travieso.
|
Agapito Vallmitjana. Izda: Alegorías del Comercio y la Industria, h. 1860, Banco de Barcelona Dcha: Fuente del Niño, 1880, jardines de Can Mantega, Barcelona |
NOTAS
1 REYERO HERMOSILLA, Carlos: Escultura,
museo y Estado en la España del siglo XIX. Historia, significado y catálogo de
la colección nacional de escultura moderna, 1856-1906, Fundación Eduardo
Capa, Alicante, 2002.
|
Agapito Vallmitjana. Sepulcro del cardenal Joaquim Lluch, 1883 Capilla de San Laureano, Catedral de Sevilla |
|
Agapito Vallmitjana. La Tradición, terracota Izda: 1884, Museo Víctor Balaguer, Villanueva y Geltrú Dcha: 1883, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona |
|
Agapito Vallmitjana. Izda: San Juan de Dios, h. 1883 Centro: Coronación de espinas, 1880, MNAC Dcha: San Mateo, 1890, Museo Marés, Barcelona |
|
Agapito Vallmitjana. Monumento a Jaime I el Conquistador,1886 Plaza de Alfonso el Magnánimo, Valencia |
|
Agapito Vallmitjana. Cristo, San Pedro y San Pablo, 1887 Portada de la Catedral de Barcelona |
|
Agapito Vallmitjana. 1887, Apostolado de las jambas de la portada de la Catedral de Barcelona |
|
Agapito Vallmitjana. Cristo de la Flagelación, 1888 Segundo misterio de dolor, Rosario Monumental de Montserrat |
|
Agapito Vallmitjana Izda: El Comercio, 1884, Parque de la Ciudadela, Barcelona Dcha: Monumento a Mateo Benigno de Moraza, 1895, Vitoria |
|
Agapito Vallmitjana en su estudio |
* * * * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario