SABIDURÍA
Como punto de partida para referirnos a este concepto tan difuso hemos de recurrir a la definición que hace el diccionario de la sabiduría: "Conocimiento profundo que se adquiere a través del estudio o la experiencia". El estudio y experiencia son las dos cunetas del camino por el que queremos discurrir, que no es otro que el de profundizar en el conocimiento de las cosas que amamos y estar mucho mejor informados sobre ellas, es decir, ser más sabios.
Para ello, nos identificamos sin disimulos con la ironía socrática y hacemos nuestro aquello de "Sólo sé que no sé nada" (Εν οιδα οτι ουδεν οιδα / en oida oti ouden oida), aspirando a que el conocimiento y el autodominio nos permitan establecer un equilibrio entre nosotros mismos y la naturaleza.
Pero también sabemos que la SABIDURÍA es una habilidad que se adquiere aplicando la inteligencia en cada experiencia, tras lo cual se obtienen conclusiones que aumentan nuestro entendimiento y nos posibilitan reflexionar, fruto de lo cual somos capaces de discernir entre lo bueno y lo malo, es decir, atisbar lo que es la verdad. Como consecuencia, podemos identificar la SABIDURÍA con el perfecto desarrollo del sentido común y, por lo tanto, tener claro que en el polo opuesto se encuentra la estupidez y la locura.
Estas disquisiciones filosóficas, posiblemente algo burdas, no son más que un pretexto para concluir cuáles son nuestros intereses, bien definidos en los conceptos antes manejados: estudio, experiencia, información, conocimiento, autodominio, entendimiento, reflexión, veracidad y sentido común, casi nada.
Estos son los distintos lápices de colores con los que queremos trazar el diseño de nuestra actividad, en la que esperamos no tener que utilizar la goma de borrar (actualmente la tecla Supr). Y después colgar algunos trabajos en este escaparate, con la mayor objetividad posible, para que los conozcan aquellos que comparten nuestras aficiones y saquen sus propias conclusiones.
Continuará...
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