¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!,
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
¡Oh cauterio suave!,
¡oh regalada llaga!,
¡oh mano blanda!, ¡oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!;
matando muerte, en vida la has trocado.
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras!,
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
¡cuán delicadamente me enamoras!
SAN JUAN DE LA CRUZ. Manuscrito de Jaén (Cántico B).
* * * * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario