MAYO
Beban vuestras bocas
de la alegre fuente,
coronad las frentes
de piedras preciosas.
Y cortad las rosas
del jardín prohibido,
pues es permitido
que hoy gocemos de ellas.
Que mayo os adorna con sus flores bellas,
que mayo os adorna con sus flores bellas.
Escuchad el son
de la flauta suave,
de los gavilanes
no tengáis temor.
Y al dios del Amor
festejad palomas,
danzando a la sombra
de auroras y estrellas.
Que ha venido mayo con sus flores bellas,
que ha venido mayo con sus flores bellas.
No perdáis los días
en duda y tormento,
cuando vuestro cuerpo
pide compañía.
Que el amor y el tiempo
mala tregua tratan,
y Horas desbaratan
lo que Amor intenta.
Como siempre el verde ha vuelto por mayo,
todas las locuras van a festejarlo.
Se aman las alondras
en lo alto del cielo,
ante el desconsuelo
de las amapolas.
Y en la verde hierba
los caballos corren,
siguiendo las voces
de la Primavera.
Todo lo creado proclama en la tierra
que ha venido mayo con sus flores bellas.
Esta canción pertenece al álbum "La última dama", de 1981.
María Salgado nació en la ciudad zamorana de Toro. Desde sus comienzos frecuentó de manera natural las fuentes y raíces más puras de la música popular. Agapito Marazuela, el gran maestro del folklore castellano y leonés, le reveló en Segovia las personalísimas tonalidades de la más auténtica interpretación tradicional. Precisamente haciendo pie en sus enseñanzas, realizó un magnífico disco, pionero en su tiempo, con canciones extraídas del “Cancionero de Castilla” que Marazuela había rescatado del olvido mucho tiempo atrás. En Canciones de amor y trabajo, María Salgado reelaboró viejas melodías e introdujo los más modernos instrumentos musicales, sin que aquellas vigorosas canciones perdieran un ápice de su personalidad.
Con Joaquín Díaz, su otro preceptor, supo de la importancia de conocer y amar el pasado más inmediato, y aprendió a releerlo bajo una magnitud diferente: más humana y sabia. Con Joaquín participó y colaboró en numerosas grabaciones discográficas, por ejemplo en El calendario del pueblo, trabajo que se plasmó en varios volúmenes junto a otros folkloristas como Raíces, Candeal, Joaquín González o Ángel Carril.
Todas estas circunstancias ayudan a comprender mejor la rica trayectoria de María Salgado. 10 discos en solitario y multitud de colaboraciones y trabajos conjuntos lo atestiguan. Siempre preocupada por innovar, pero partiendo de la profundidad de las cosas. Y como no hay soportes tan esenciales como la poesía, Maria ha cantado versos de Luís López Álvarez (su versión del Romance de la Reina Juana, siempre parece distinta en cada actuación), o de Luís Díaz Viana del que tiene dos grabaciones monográficas Recuerdo y profecía por España (un disco de resonancias lorquianas que fue uno de los habituales en el programa radiofónico de Jesús Quintero “El loco de la colina”) y La última dama. María también ha participado en el disco homenaje a la compositora cubana María Teresa Vera, en colaboración con Martirio, Omara Portuondo o Pablo Guerrero.
Poesía en los textos sensibilidad a flor de piel en las interpretaciones, diversidad en los temas… estos han sido algunos de los ingredientes de los que se ha servido María Salgado para labrarse una carrera musical prestigiada y tremendamente coherente. A María le cabe el mérito de haber evidenciado con su disco Mirándote, que también hay habaneras del interior tal bellas y misteriosas como las del Mediterráneo. O de demostrar en La sal de la vida, junto con la sudanesa Rasha y la gallega Uxia, que el lenguaje de la música, como en general el del arte, es la forma más poderosa de aglutinar culturas y pueblos. Algo parecido puede decirse de 7 Modos de guisar las berenjenas, un notable trabajo discográfico donde nostálgicas melodías sefardíes, recogidas en Grecia, conviven sin dificultad con nuevas canciones compuestas por Juan Pablo Silvestre.
Más información: María Salgado
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