CRISTO DE
LAS MERCEDES
O CRISTO DE LAS SIETE PALABRAS
Pompeo Leoni
(Pavía, Milán, h. 1533 - Madrid, 1608)
Entre 1601 y
1606
Madera
policromada
Iglesia de
Santiago, Valladolid
Escultura
renacentista española. Escuela cortesana
Cristo de las Mercedes en la iglesia de Santiago |
El hoy conocido como Cristo de las Mercedes, obra capital del patrimonio de la Cofradía
de las Siete Palabras, que se venera en un altar acondicionado en lo que fuera
una puerta lateral de la iglesia de Santiago, su actual sede canónica, es una
obra maestra que fue atribuida durante mucho tiempo al escultor de origen
cántabro Francisco de la Maza, activo en Valladolid en la segunda mitad del
siglo XVI y perteneciente al círculo de Juan de Juni, un imaginero que realizó
su obra tanto en madera como en piedra.
Esta atribución fue descartada no hace muchos años
para decantarse a favor de Pompeo Leoni, el escultor milanés cuya obra
realizada en España le convierte en máximo representante de la escuela
renacentista cortesana en las últimas décadas del siglo XVI y los primeros años
del XVII. Sin documentación que lo avale, son las similitudes estilísticas con
algunas obras conservadas y debidamente acreditadas las que inducen a adjudicar
esta autoría, siendo especialmente significativa la relación entre el Cristo de las Mercedes con el crucifijo
que formó parte del Calvario del
retablo mayor del desaparecido convento de Franciscanos Descalzos de San Diego,
fundación del Duque de Lerma, obra realizada en Valladolid entre 1606 y 1607 en
madera policromada que actualmente se conserva en el Museo Nacional de
Escultura. No obstante, el Cristo de las
Mercedes, en tiempos pasados venerado como Cristo de la Misericordia y Cristo
de la Luz, forma parte de la controvertida nómina de crucifijos y Calvarios
relacionados con Pompeo Leoni, cuya intervención directa no está lo
suficientemente aclarada, un tema al que nos referiremos después.
El Cristo de
las Mercedes es un crucifijo único en su género y factura que supera en
vigorosidad, rotundidad anatómica y clasicismo dinámico a todos los realizados
en la escuela de Valladolid tanto por los escultores adscritos a la corriente
romanista, representada por autores de la talla de Esteban Jordán y Juan de
Anchieta, como por los tardomanieristas que abrieron las puertas al
esplendoroso barroco, con Francisco del Rincón a la cabeza, todos ellos autores
de crucifijos de madera y gran formato que comparten la corrección anatómica,
el arqueamiento de los brazos por el peso, el pie derecho remontando al izquierdo,
la cabeza inclinada sobre el hombro derecho, el paño de pureza sujeto por una
cinta y anudado a la derecha y la corona de espinas tallada, sin uso de
postizos. Un modelo tan sólo superado años después por el talento de Gregorio
Fernández, en cuyos comienzos precisamente toma como referente los valores
formales de la obra de Pompeo Leoni para cautivar a los devotos a través de los
sentidos.
Pompeo Leoni. Detalle del Cristo de las Mercedes, 1601-1606 Iglesia de Santiago, Valladolid |
La imagen, que representa a Jesús muerto, impresiona
por sus dimensiones —2,30 metros de altura— y por su anatomía esbelta, hercúlea
y atlética que describe un pronunciado arqueamiento de la cabeza a los pies,
con un potente torso ligeramente girado hacia la derecha y la cabeza inclinada
en la misma dirección, sugiriendo un peso corporal que origina el despegue del
cuerpo de la cruz, poniendo en tensión brazos y piernas, con los músculos
debidamente resaltados para crear un efecto de tirantez que contribuye a
resaltar su dramatismo, lo mismo que los agitados pliegues del paño de pureza, ceñido
y sujeto por una cinta inclinada en la cintura.
El tallado de la cabeza ofrece un esmerado trabajo,
apareciendo muy caída por la pronunciada inclinación del cuello. Presenta una
larga melena con raya al medio y mechones voluminosos que en la parte izquierda
remonta la oreja dejándola visible y cae por la derecha hasta el pecho, con la
corona de espinas tallada simulando tallos espinosos que se entremezclan con el
cabello, una disposición que repite con fidelidad el crucifijo del Calvario de
San Diego, aunque el Cristo de las Mercedes
le supera tanto en dramatismo como en dinamismo. Otro tanto ocurre en el
trabajo del rostro, paralizado en el último suspiro, con las cuencas hundidas,
los ojos semicerrados en forma de media luna, una potente nariz, la boca
entreabierta dejando entrever los dientes y la lengua y una larga barba que con
la inclinación de la cabeza queda replegada contra el pecho.
Pompeo Leoni. Detalle del Cristo de las Mercedes, 1601-1606 Iglesia de Santiago, Valladolid |
Se complementa con una policromía aplicada a
pulimento que fue liberada de la suciedad durante una restauración realizada en
1986, momento en que también se consolidaron los desperfectos de la cabeza,
donde le fueron extraídos dos largos clavos de sujeción insertados a principios
del siglo XX. Presenta una carnación de tonos muy pálidos en la que se
patentizan hematomas violáceos en el torso, rodillas y pies, así como efectistas
salpicaduras de sangre aplicadas con mesura, destacando la herida del costado,
las llagas de las rodillas producidas en las caídas y las heridas sangrantes de
los clavos, todo ello aplicado con maestría para resaltar luces y sombras, a
modo de pintura de caballete, por un pintor desconocido, posiblemente Vicente
Carducho, que colaboró con Pompeo Leoni en el retablo de San Diego y en los
ambientes cortesanos.
De este modo, el Cristo
de las Mercedes se asocia con la obra realizada por Pompeo Leoni durante su
estancia en Valladolid, cuando llegó procedente de El Escorial para trabajar en
los importantes proyectos auspiciados en la ciudad por el Duque de Lerma, entre
ellos el nuevo Palacio Real que sería el centro neurálgico durante la estancia de
la Corte de Felipe III en Valladolid durante el quinquenio de 1601 a 1606, años
en los que bien puede establecer la datación del magnífico crucifijo de la
Cofradía de las Siete Palabras, cuya iconografía presenta cierta evolución
dinámica sobre anteriores modelos de Pompeo Leoni.
Pompeo Leoni. Detalle del Cristo del Calvario de San Diego, h. 1606 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
No obstante, el Cristo
de las Mercedes ha compartido y comparte los mismos problemas de atribución
que el Cristo crucificado que se
conserva en el antiguo oratorio del Museo de la Real Academia de San Fernando
de Madrid, en principio considerado obra de Pompeo Leoni por su parecido
estilístico e iconográfico con el crucifijo que preside el Calvario fundido en bronce que corona el retablo de la basílica de
El Escorial y después atribuido incondicionalmente por mucho tiempo al escultor
Antón de Morales, nacido en Granada, formado en Sevilla y establecido desde 1591
en Madrid, donde comenzó a colaborar en el taller cortesano de Pompeo Leoni
junto a los italianos Milán de Vimercado, Clemente Birago y Baldassare Mariano.
Esta atribución del crucifijo de la Real Academia de
San Fernando a Antón de Morales fue formulada por Juan José Martín González1 por sus similitudes estilísticas con otro crucificado
que forma parte de un Calvario del
retablo de la iglesia madrileña de las Jerónimas, conocidas popularmente como
las Carboneras, en principio también atribuido a Pompeo Leoni, pero del que la
profesora Virginia Tovar2 demostró
documentalmente que su verdadero autor era Antón de Morales, que lo había
contratado en 1622. Esta atribución, junto a la reticencia de algunos autores a
aceptar que Pompeo Leoni hubiese realizado obra escultórica en madera, cuando
era especialista en el trabajo en mármol y bronce, entre ellos Antonio Ponz3, hicieron mantener también como definitiva la
atribución del Cristo crucificado de
la Real Academia de San Fernando a Antón de Morales.
Pompeo Leoni. Cristo crucificado, 1611 Real Academia de San Fernando, Madrid |
Sin embargo, tras un proceso de restauración
culminado en el año 2013, que ha devuelto a la escultura todos sus valores
originales, Alfonso Rodríguez G. de Ceballos4,
catedrático emérito de Historia del Arte Moderno en la Universidad Autónoma de
Madrid, académico de número y bibliotecario de la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando, ha restituido sin reservas la autoría del crucifijo a Pompeo
Leoni, justificando su vinculación con las esbeltas proporciones, el clasicismo
y los modos estilísticos propios del milanés, apuntando al tiempo que Vicente
Carducho podría haber sido el autor de su policromía, datando los trabajos de
ambos en 1611.
En el intento de recomponer su historia, Margarita
Estella Marcos5 ya había identificado
en 1978 al Cristo crucificado de la
Real Academia de San Fernando con el contratado por Pompeo Leoni en 1592 para
una capilla de la iglesia del monasterio de San Felipe el Real de Madrid, de
padres Agustinos, donde no se pudo colocar y fue vendido al también madrileño convento de Frailes Mínimos
de la Victoria, fundado en 1561, donde en la Crónica General de la Orden de los Mínimos de la Victoria, escrita
por fray Lucas de Montoya en 1619, ya era citado como obra de Pompeo Leoni.
Desde allí pasó al Museo de la Trinidad tras la Desamortización del Gobierno
liberal de 1836 y a finales de 1838 encontró su destino definitivo en la Real Academia
de San Fernando.
Pompeo Leoni. Detalle de Cristo crucificado, 1611 Real Academia de San Fernando, Madrid |
Menos complicada es la documentada atribución a
Pompeo Leoni del Calvario que
procedente del desaparecido convento de San Diego de Valladolid conserva el
Museo Nacional de Escultura. Su realización se ajusta al momento del traslado
de la corte junto al Pisuerga en 1601 por iniciativa del Duque de Lerma, cuando
Pompeo Leoni y su equipo, que estaban trabajando en los cenotafios reales de El
Escorial, se desplazaron a Valladolid para poner a punto la decoración del
nuevo Palacio Real y atender otros encargos del ambicioso duque, entre ellos su cenotafio en bronce dorado y el
equipamiento del convento de San Diego, fundado y enteramente costeado por él,
que estaba unido literalmente al Palacio Real. Su decoración estimuló el
panorama artístico vallisoletano de los primeros años del siglo XVII, pues
junto al rey, el duque y el aparato de estado también fue requerido en la
ciudad Pompeo Leoni, que era asistido por sus incondicionales colaboradores italianos
Milán de Vimercado, Clemente Birago y Baldassare Mariano, así como el ya citado
Antón de Morales, su joven hijo Miguel Ángel Leoni y un Gregorio Fernández
recién instalado en Valladolid después de haber contraído matrimonio en Madrid.
Ellos fueron los que se ocuparon, conforme al diseño de Pompeo Leoni, de
elaborar la escultura en madera policromada del retablo de San Diego, una obra que,
con arquitectura del ensamblador Juan de Muniátegui y pinturas de Vicente Carducho, fue tomada
como modelo a imitar por los escultores de la ciudad, entre ellos Gregorio
Fernández, que tras realizar unas pequeñas Virtudes
para el tabernáculo de San Diego elaboró en 1606 un Calvario muy similar para el que fuera su primer gran retablo, el
destinado a la primitiva y desaparecida iglesia de San Miguel (La Virgen y San
Juan se encuentran en la iglesia de San Andrés).
Pompeo Leoni. Calvario de San Diego, h. 1606 Museo Nacional de Escultura, Valladolid |
Tanto el Calvario
que presidía el retablo, como seis esculturas de bulto redondo de santas y
santos franciscanos que ocupaban las calles laterales, realizadas en el taller
de Pompeo Leoni según un acuerdo firmado el 9 de diciembre de 1605, posiblemente
policromadas por el pintor Vicente Carducho, hoy están recogidas en el Museo
Nacional de Escultura, constituyendo uno de los escasos testimonios de
escultura en madera de la escuela cortesana y permitiendo encontrar una gran
similitud entre el Cristo de este Calvario
y el Cristo de las Mercedes de la
parroquia de Santiago, modelos que dejaron una profunda huella en los talleres que
trabajaban en buena parte del territorio circundante en las primeras décadas
del siglo XVII. El propio Gregorio Fernández trabaja su vigoroso Cristo de los Trabajos de Laguna de
Duero en la misma línea que el Cristo
crucificado de la Academia de San Fernando, llegándose a emular incluso en papelón aquellos modelos de crucificados
aportados por Pompeo Leoni, como puede observarse en la cabeza de un crucifijo
que actualmente se expone en la iglesia-museo del Santo Sepulcro de Toro
(Zamora).
Reseñaremos por último que, a pesar de que la
magnífica talla del Cristo de las
Mercedes no fue concebida con fines procesionales, sino para presidir la
hornacina central de un retablo, forma parte de uno de los pasos procesionales
más espectaculares de la Semana Santa vallisoletana, donde en las procesiones
más solemnes aparece acompañado de las figuras de Dimas y Gestas que tallara
Gregorio Fernández en 1616 para la Cofradía de las Angustias integrando el por
entonces llamado paso del Descendimiento
(hoy conocido como Sexta Angustia). Igualmente, el paso tiene el honor de
presidir anualmente el ritual del Sermón de las Siete Palabras que se celebra
en la mañana de cada Viernes Santo en la Plaza Mayor, protagonizando también en
solitario una emotiva procesión del Miércoles Santo en la que es conducido a
hombros por la Cofradía de las Siete Palabras hasta la catedral vallisoletana,
donde se entona el Miserere.
Pompeo Leoni. Detalle del Cristo de las Mercedes, 1601-1606 Iglesia de Santiago, Valladolid |
Informe y fotografías del Cristo de las Mercedes: J. M. Travieso.
NOTAS
1 MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. El
Crucifijo de la Academia de San Fernando. Boletín de Seminario de Arte y
Arqueología: BSAA, Universidad de Valladolid, 1973, pp. 517-521.
2 TOVAR MARTÍN, Virginia. Noticias
documentales sobre el convento madrileño de las Carboneras y sus obras de arte.
Boletín del Seminario de Arte y Arqueología: BSAA, Universidad de Valladolid,
1972, pp. 413-425.
3 PONZ, Antonio. Viaje de España,
Madrid, Aguilar, 1947.
Cabeza de Cristo crucificado, imaginería ligera, anónimo siglo XVII Iglesia-museo del Santo Sepulcro, Toro (Zamora) |
4 RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, Alfonso. El Cristo crucificado de la Academia de San Fernando recuperado para
Pompeo Leoni. Revista Ars Magazine, nº 19, Madrid, 2013, pp. 58-66.
5 ESTELLA MARCOS, Margarita. El
encargo de un Cristo de madera a Pompeyo Leoni. Boletín del Seminario de
Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, 1978, pp. 456-458.
Pompeo Leoni. Detalle del Cristo de las Mercedes, 1061-1606 Iglesia de Santiago, Valladolid |
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