MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA~PALACIO VILLENA
Calle Cadenas de San Gregorio, Valladolid.
El Belén Napolitano no es
un belén convencional que responda a los planteamientos religiosos que
instituyera San Francisco para celebrar anualmente el nacimiento de Jesús, sino
que toma como pretexto la tradición heredada de aquel tipo de representaciones religiosas para establecer un juguete lúdico y profano que, unido al fenómeno del
coleccionismo en el siglo XVIII, se convirtió en todo un rito socio-cultural y en una industria artesana en la ciudad de Nápoles tras ser fomentado por el rey,
especialmente por quien llegaría a ser Carlos III de España, y después por
mimetismo por buena parte de la aristocracia y la burguesía de la ciudad.
El montaje de un belén
napolitano está regido por sus propias normas y códigos que deben conocer todos
los iniciados. Es preceptivo que muestre el relato de forma secuencial donde no
deben faltar cuatro apartados imprescindibles basados en las narraciones
evangélicas: El Anuncio a los Pastores como inicio de la representación, con
referencias al trabajo en el mundo rústico; El Mercado y La Posada, donde
recordando la infructuosa búsqueda de María y José se hace una recreación de la
vida cotidiana y comercial de Nápoles, poniendo especial énfasis en la
exhibición gastronómica y en la variedad de tipos humanos; La Natividad o Noche
Santa, que a pesar de ser el epicentro de la composición suele quedar relegada
a un segundo plano, utilizando como heraldos para su localización visual agitados coros
angélicos de belleza idealizada que constituyen uno de los elementos más
característicos; finalmente El Cortejo de los Reyes Magos, el componente más
exótico y teatral de cuantos integran el belén, pleno de fantasía, hedonismo y
refinamiento, con el acompañamiento de bandas de música y profusión de objetos suntuarios.
Igualmente, en estas
escenificaciones que representan la vida en miniatura son imprescindibles cinco
tipos de componentes: Los pastori, elemento fundamental integrado por todas las
figuras humanas que están elaboradas mediante el método de ensamblaje, con un
compacto maniquí interior y cabezas, manos y pies tallados en madera o en barro
cocido, a excepción de las academias —generalmente mendigos— que presentan el
cuerpo enteramente tallado; los animali, con presencia de animales de trabajo,
pastoreo, corral y callejeros junto a otros salvajes y exóticos; Los vestiti,
vestimentas confeccionadas con telas reales que definen la caracterización de
cada figura, siempre reproduciendo los modelos de campesinos, pescadores,
artesanos, comerciantes y burgueses en boga en el siglo XVIII, a excepción de
los personajes sagrados, que mantienen la indumentaria bíblica; los finimenti,
conjunto de pequeños accesorios que reproducen en miniatura y con materiales
reales todo tipo de objetos imaginables utilizados en la vida diaria, desde
alimentos y ajuares a instrumentos y armas; finalmente el plástico o decorado,
con escenografías en la que se mezclan paisajes agrestes —il masso— con
construcciones inspiradas en la arquitectura popular y ruinas arqueológicas.
Si la elaboración de las
figuras era encomendada a prestigiosos escultores, muchos de ellos vinculados a
la Real Fábrica de Porcelana de Capodimonte, los accesorios eran elaborados por
artesanos especializados y los decorados por conocidos escenógrafos, pintores y
decoradores.
Una colección
representativa de este tipo de manifestación artística dieciochesca, una de las mejores de
España, es la que ofrece el Museo Nacional de Escultura, con un
magnífico Belén Napolitano montado permanentemente en una de las salas del
Palacio Villena que sigue fascinando a cuantos le contemplan,
especialmente en fechas próximas a la Navidad.
VISITAS EN HORARIO DEL MUSEO
De martes a sábado de 10 a 14 h. y de 16 a 19.30 h.
Domingos y festivos de 10 a 14 h.
Lunes cerrado y días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 y 6 de enero.
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