SAN JUAN
EVANGELISTA
Juan Martínez
Montañés (Alcalá la Real, Jaén, 1568 - Sevilla 1649)
Hacia 1638
Madera
policromada
Museo
Nacional de Escultura, Valladolid
Procedente
del convento de Santa María de la Pasión de Sevilla
Escultura barroca
española. Escuela andaluza
El patrimonio del Museo Nacional de Escultura, y también
el de la ciudad de Valladolid, donde en iglesias y museos se conserva un
nutrido grupo de obras escultóricas salidas de afamados talleres andaluces
barrocos, adolecía hasta tiempos recientes de una laguna insalvable: la
carencia de una obra representativa del genio reconocido por sus contemporáneos
como "el dios de la madera", esto es, de una obra personal del gran
maestro Juan Martínez Montañés. El destino y el azar se aliaron para que una
extraordinaria imagen de San Juan
Evangelista, conservada durante muchos años en la colección barcelonesa del
conde de Güell, fuese colocada por sus herederos en el mercado del arte y adquirida por el Estado en 1985, que seguidamente la destinó al Museo Nacional de Escultura,
donde puede contemplarse en la actualidad formando parte de la colección
permanente.
Joan Antoni Güell (1874-1958), conde de Güell,
marqués de Comillas, empresario, político, historiador y coleccionista, que en
1930 fue proclamado alcalde de Barcelona, había conseguido reunir una
importante colección artística, especialmente de escultura policromada de tipo
religioso que en su época era menospreciada, figurando en ella obras de autores
tan significativos como Gregorio Fernández, Juan Martínez Montañés, Alonso
Cano, Pedro y Luisa Roldán, Pedro de Mena, Francisco Salzillo, etc., obras que
aparecen descritas en La Sculpture
polychrome religieuse espagnole: une collection, un libro escrito por el
propio conde que fue publicado en París en 1925. Tras su muerte en la isla de
Mallorca en 1958, y a pesar de dejar por disposición testamentaria la creación
de la Fundación Güell, la colección conoció un destino incierto que culminó con
la venta pública de la misma, ingresando parte de ella en el Museo Nacional de
Escultura en 1985, mientras el resto se dispersó por distintos destinos.
El San Juan
Evangelista de Martínez Montañés de aquella colección procedía del convento
sevillano de Santa María de la Pasión, ocupado por monjas dominicas hasta que
fuera desamortizado en 1838. La iglesia, que permaneció abierta al culto, fue
desmantelada y derribada treinta años después durante los acontecimientos
revolucionarios de 1868. En el lado del evangelio de la nave de aquella
iglesia, junto a una puerta lateral, se encontraba un pequeño retablo dedicado
a San Juan Evangelista que había sido
encargado en 1638 a Martínez Montañés por el jurado Luis de Villegas, que pagó
por la obra 580 ducados. Estaba compuesto por un banco en el que aparecían dos
tablas pintadas con parejas de santas, un cuerpo con una hornacina central que
albergaba esta imagen sedente de San Juan
Evangelista, flanqueado por dos pinturas sobre tabla representando a San
Agustín y San Cristóbal, y un ático presidido por un relieve que representaba
el martirio del Evangelista en una caldera de aceite hirviendo, según el relato
de Tertuliano, antes de ser desterrado por el emperador Domiciano a la isla de
Patmos. La serie de pinturas, atribuidas a Francisco Varela, ingresó en 1869 en
el Museo de Bellas Artes de Sevilla, donde se conservan en la actualidad, perdiéndose
el rastro de la imagen titular hasta que apareció identificada en 1925 en la
colección privada del conde de Güell.
La elección del apóstol como santo de devoción se
inscribe en un fenómeno devocional con especial repercusión en la Sevilla
barroca. A principios del siglo XVII, relacionado con el especial culto a la
Inmaculada fomentado por la Contrarreforma, se impuso la costumbre de asentar
en las iglesias conventuales dos retablos, uno frente al otro, dedicados a los
Santos Juanes. Junto al simbolismo de la Virgen como intercesora, se venía a
sumar el simbolismo de dos vías para ganar la santidad: San Juan Bautista como
personificación de la predicación y San Juan Evangelista como referente de la
oración, en definitiva, como alegorías de la vida activa y contemplativa
respectivamente1.
Los ejemplos más destacados fueron elaborados por
Juan Martínez Montañés, autor de las imágenes de los Santos Juanes para los
retablos emparejados de los conventos sevillanos de San Isidoro del Campo
(1610), San Leandro (1622), Santa Clara (1626) y Santa Paula (1638), a los que
se suma esta escultura de Santa María de la Pasión, datada en torno a 1638,
próxima en el tiempo a las de Santa Paula.
Por tanto, la escultura de San Juan Evangelista fue elaborada en el obrador sevillano del gran
maestro ya en su etapa de madurez, cuando contaba 70 años, lo que explica que
en ella se condensen los mejores modos de su oficio, tales como su serenidad
clásica compositiva, la talla minuciosa de cada elemento, la profundización en
los detalles anatómicos, la forma pormenorizada de trabajar los cabellos, con
el característico mechón abultado sobre la frente, y la estudiada disposición
de la indumentaria, recursos heredados por su discípulo Juan de Mesa, al que
algunos autores adjudicaron la posible autoría de esta escultura, idea hoy
descartada.
En este modelo montañesino el santo está presentado
en su condición de Evangelista al aparecer acompañado del águila que
tradicionalmente constituye su atributo desde las representaciones medievales
iconográficas del tetramorfos. El
origen de este simbolismo se encuentra en que el Evangelio de San Juan, el
único no sinóptico, es el más conceptual y teológico de los cuatro, elevándose
sobre los demás en forma de un animal volador. También se le considera, dentro
de los atributos divinos, como símbolo de la sabiduría, tradicionalmente
acompañada por la justicia (león de San Marcos), el poder (toro de San Lucas) y
el amor (figura humana de San Mateo). Martínez Montañés incorpora la figura del
águila a los pies del apóstol, con las alas medio desplegadas, el plumaje
minuciosamente tallado y la cabeza levantada, sujetando en el pico un tintero,
elemento desgraciadamente mutilado.
El apóstol está representado sedente, en el momento
en que redacta su Evangelio, portando en su mano derecha el cálamo de ganso
(desaparecido) y sujetando con la izquierda un trozo de pergamino que apoya
sobre su rodilla. Haciendo referencia a la longevidad del apóstol y la creencia
de la redacción del evangelio en Éfeso a una edad madura, aparece representado
como un hombre venerable con largas melenas y barba de tonos canosos, con un aspecto
muy alejado de la preponderante iconografía en que aparece como una figura
juvenil cuya apariencia está basada en su condición de "discípulo
amado" o como receptor de la revelación apocalíptica en la isla de Patmos.
En este sentido la imagen ofrece una peculiaridad en
su policromía, pues si en el pergamino inicialmente aparecía una inscripción
esgrafiada con una cita del Apocalipsis, todavía visible, sobre ella se aplicó,
superpuesta a punta de pincel y en color negro, la frase con que comienza su Evangelio.
San Juan Evangelista, sentado sobre un peñasco,
muestra a modo de instantánea un momento de inspiración divina, de comunicación
mental con el mundo sobrenatural que se traduce en un gesto anhelante y
emocionado, con la cabeza y la mirada elevada a lo alto. Su composición es
equilibrada, serena y elegante, rompiendo los principios de simetría mediante
la colocación del águila desplazado a un lado y la pierna izquierda levantada
al apoyar el pie sobre una roca protuberante, lo que unido a la sabia colocación
de los paños, con plegados de fuerte naturalismo, le proporciona un aire muy
clasicista que creó escuela en el barroco andaluz.
La anatomía es estilizada y naturalista, embozada
bajo la indumentaria que sólo deja asomar la cabeza, las manos y los dedos de
los pies, elementos suficientes para resaltar músculos y venas, expresivos
dedos alargados y el habitual tallado minucioso de los mechones de la cabellera
y la barba, resaltando la expresión facial con grandes ojos y una boca
entreabierta que deja contemplar los dientes, elementos que ofrecen el
inconfundible estilo montañesino de trabajar la madera para infundir a las
imágenes vida interior.
Se cubre con una túnica de manga larga que llega
hasta los pies y que presenta elegantes pliegues triangulares en el cuello,
mientras un manto rojo sujeto sobre el hombro izquierdo envuelve la figura y se
desliza dejando visible parte de un revés de tonos verdosos, al tiempo que se
pliega sobre las piernas formando airosas voladuras.
La escultura ha recuperado todo su naturalismo tras
una operación de limpieza que ha permitido recuperar los valores de su rica
policromía original, enmascarada hasta entonces bajo una capa oscurecida de
barniz de la cual se ha preservado un testigo en la parte posterior del hombro
derecho. Se apunta que pudiera haber sido aplicada por Francisco Pacheco, suegro
de Velázquez, manteniendo en la indumentaria la tradición manierista de
estofados sobre un fondo de oro subyacente, consiguiendo bellos efectos
mediante motivos esgrafiados que se combinan con otros aplicados a punta de
pincel, con elegantes motivos vegetales de gran tamaño sobre el manto rojo y
otros menudos sobre la túnica blanquecina.
Esta obra sitúa a Martínez Montañés más próximo de
la elegancia tardomanierista que de las
experiencias barrocas propias de su tiempo, autor de imágenes sacras que
presentan un dramatismo contenido que se coloca en el polo opuesto a las tendencias
estéticas castellanas. En el Museo Nacional de Escultura de Valladolid se puede
apreciar, a través de grandes obras maestras, esta contraposición estética
entre dos formas de entender un arte que en todos los casos fue concebido para
cautivar a través de los sentidos.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
NOTAS
1 MARCOS VILLÁN, Miguel Ángel. San
Juan Evangelista. Museo Nacional Colegio de San Gregorio: Colección / Collection,
Madrid, 2009, p. 220.
Juan Martínez Montañés. San Juan Evangelista, 1638 Convento de Santa Paula, Sevilla |
Juan Martínez Montañés. San Juan Bautista, 1638 Convento de Santa Paula, Sevilla |
Juan Martínez Montañés. San Juan Bautista Museo Meadows, Dallas (Foto de este museo) |
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