Estampas y recuerdos de Valladolid
En 1890 fue fundada en Madrid la Imprenta Hauser y
Menet, que se convertiría en una de las más importantes de España por sus
impresiones en "fototipia". Este fue un procedimiento de impresión
fotomecánica, aplicado en los talleres de artes gráficas, que había sido ideado
en 1856 por el fotógrafo francés Louis Alphonse Poitevin, consistente en
extender, sobre una matriz constituida por una placa de vidrio, una capa de
emulsión fotosensible a base de una gelatina bicromatada que se sometía a
cocción y después era impresionada mediante contacto con el negativo
fotográfico. En el proceso la gelatina se hacía más insoluble en las zonas
transparentes, siendo absorbida la tinta con mayor facilidad en ellas, lo que
permitía imprimir ilustraciones de libros, láminas y postales con una gran
nitidez hasta alcanzar las 500 copias, revelándose como el mejor sistema de
impresión de fotografías de la época.
Después de la invención de las tarjetas postales en
1869 por el profesor austriaco Hermann, en 1871 comenzaron a difundirse por
España a través de las editadas por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Su
uso con vistas de ciudades y paisajes se generalizó tras la Convención Postal
Universal, siendo la imprenta madrileña Hauser y Menet la que entre 1897 y 1905
introdujo en España la tarjeta postal ilustrada mediante la fototipia, iniciándose con ello un nuevo
tipo de coleccionismo.
La prestigiosa empresa Hauser y Menet, Fotógrafos
Editores, con el taller establecido en la calle de la Ballesta de Madrid, permaneció
en activo durante 90 años. Durante este tiempo se hicieron famosas sus tarjetas
postales con vistas de monumentos, calles y panorámicas de toda España, junto a
otras con escenas costumbristas realizadas por dibujantes y pintores, como las
destinadas a la revista Blanco y Negro que fundara Torcuato Luca de Tena. El
taller cerraba sus instalaciones en 1979 por quiebra del negocio, cuando se
dedicaba a imprimir revistas como Hola
e Interviú.
Una fototipia con una vista panorámica de
Valladolid, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, fue impresa en
el taller Hauser y Menet en 1892. En ella se aprecia el entorno agrícola de la
ciudad desde una posición localizable en la zona de Canterac, con distintos
campos de cultivo en primer plano y el caserío al fondo, en el que destacan,
entre edificaciones de pequeña altura, la mole catedralicia, las torres de
algunas iglesias y las chimeneas de algunas fábricas, como la perteneciente a
la Tejera Mecánica, conocida popularmente como La Cerámica, fundada en 1884 por el industrial cántabro Eloy Silió
y dedicada a la producción de ladrillos. Esta fotografía sirve para comprender
la expansión urbana de Valladolid a lo largo del siglo XX y la pervivencia en
el tiempo en que fue hecha de una ciudad levítica, de carácter conventual.
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