24 de junio de 2016

Theatrum: SILLERÍA DE SAN BENITO EL REAL, un compendio del repertorio ornamental renacentista





SILLERÍA CORAL DE SAN BENITO EL REAL
Andrés de Nájera (activo 1504-1533), Guillén de Holanda, Juan de Valmaseda (h. 1488- h. 1547), Felipe Bigarny (Langres, h. 1475 -Toledo, 1543), Diego de Siloé (Burgos, 1490-Granada, 1563) y otros.
1525-1529
Madera de nogal en color natural y policromado, taraceas
Museo Nacional de Escultura
Procedente de la iglesia de San Benito el Real, Valladolid
Escultura renacentista española. Escuela castellana






Junto a retablos y sepulcros, el arte renacentista español alcanzaría su expresión más genuina en las sillerías de coro elaboradas para catedrales e iglesias. Obras que, por su envergadura, necesitaban de la participación masiva de entalladores, escultores y carpinteros que seguían un plan director diseñado de antemano por un maestro de acuerdo a las dimensiones y condiciones espaciales donde la sillería se debía asentar, siendo frecuente distribuir entre los colaboradores el modelo del sitial, alto y bajo, con sus medidas concretas y los temas iconográficos a desarrollar en los respaldos y coronamientos, reservando un sitial destacado y colocado en lugar preferente que ocuparían obispos, abades y abadesas o, con menor frecuencia, el rey. Es en este trabajo donde adquiere verdadero sentido el concepto de obra "coral", es decir, multidisciplinar y necesitada de una intervención masiva de especialistas.


Sillería alta: santoral en los respaldos
Las sillerías ya comenzaron a trazarse desde tiempos del románico y se consolidaron con el gótico, aunque en España alcanzarían su mayor relevancia durante el Renacimiento, cuando los artistas dieron rienda suelta a su pericia profesional y a su fantasía para componer un fantástico mobiliario litúrgico cuyas pautas de trabajo eran muy diferentes a las exigencias de los retablos, permitiendo a los escultores trabajar con mayor libertad, en ocasiones hasta límites inverosímiles, llegando a incorporar elementos y escenas profanas y mitológicas en el repertorio decorativo de los sitiales que en ocasiones, especialmente en las misericordias, llegan a lo mordaz y lo obsceno, aunque conserven una intención moralizante.

El diseño y elaboración de las grandes sillerías renacentistas destinadas al clero sigue una codificación específica, integrando partes que pueden presentar múltiples variaciones de tipo ornamental, pero siempre manteniendo un esquema básico para los sitiales o estalos. En ellos podemos distinguir tres partes fundamentales: en la parte inferior el asiento propiamente dicho; un alto respaldo en la parte intermedia, en el que se incluye un tablero tallado en relieve o con labores de intarsias (taraceas), y un dosel superior compuesto por distintas piezas ensambladas igualmente con talla decorativa.

En base a esta estructura general, en cada sitial o estalo se pueden diferenciar los siguientes componentes:
Entreclavo o entreclave: Elemento básico de la estructura, es el panel que cierra lateralmente cada estalo y le individualiza del siguiente por colocarse como asientos corridos. Suele ser obra del entallador, ya que no suele llevar incorporada decoración tallada.
Maniquí: Soporte tallado, con la forma del asiento, que incluye el brazal o apoyabrazos. Suele presentar una talla de cierta entidad en los remates y apoyamanos, dependiendo de la habilidad de cada tallista.
Asiento y misericordia: El asiento es un tablero de tipo móvil o plegable incorporado al maniquí, de modo que, mediante bisagras, se puede subir o bajar a voluntad. Desde época gótica incorpora en la superficie inferior la misericordia, una protuberancia que permite apoyar el cuerpo cuando se realizan rezos o cánticos prolongados de pie. Generalmente las misericordias, piezas exclusivas de los conjuntos corales, aparecen talladas con gran fantasía, ofreciendo expresivas escenas de inspiración bíblica o profana, casi siempre relacionadas con los vicios humanos, con seres fantásticos, mascarones e incluso con escenas obscenas y provocadoras.
Respaldar o respaldo: Se coloca en la parte intermedia del estalo y suele presentar tableros verticales ricamente tallados en relieve con elementos decorativos —grutescos— y con un santoral dentro de hornacinas sugeridas, de acuerdo a un programa específico. Estos trabajos constituyen la parte más llamativa de la sillería y definen el estilo de cada escultor, aunque en ocasiones los tableros recurren a labores de intarsias o taraceas para representar el santoral, como ocurre en la catedral de Plasencia (obra de Rodrigo Alemán), o a motivos heráldicos pintados, como en la catedral de Barcelona.
Pilar: En forma de pilar o columna tallada, enmarca el tablero tallado y separa unos estalos de otros. En ocasiones aparecen profusamente ornamentados, incluyendo sofisticados capiteles.
Bóveda: Constituye el arranque del dosel superior. Suele estar formada por tablas ensambladas que adoptan formas curvadas sugiriendo una bóveda arquitectónica. Su superficie suele estar tallada con motivos ornamentales de grutescos que son diferentes para cada estalo.
Corva: Elemento en relieve que flanquea la bóveda con la misma curvatura y establece rítmicamente la separación de cada estalo.
Alisor: Es un friso decorado, a modo de cornisa, que aparece colocado sobre la bóveda y sirve de apoyo al coronamiento. En su decoración son frecuentes los grutescos, formas vegetales, mascarones, etc.
Coronamiento: Es el motivo ornamental que corona cada sitial configurando una crestería en el conjunto. Puede adoptar múltiples aspectos, como paneles con grutescos, en ocasiones calados, motivos heráldicos, figuras alegóricas, etc.

Bóvedas, corvas, alisor y coronamiento
Este esquema se repite en la sillería inferior, donde los tableros tallados del respaldo son de menor altura, diferente formato y, por razones de comodidad, el fondo del asiento liso o decorado con taraceas, mientras el coronamiento es sustituido por un friso inclinado que ejerce al mismo tiempo como tornavoz y como atril del piso superior. Cuando se trata de sillerías a dos niveles, los estalos superiores se ordenan sobre una plataforma de madera a la que se accede mediante escaleras que se abren en los sitiales vacantes del orden bajo y que suelen estar flanqueadas por balaustres con sofisticada y fantástica decoración de grutescos tallados y calados. Un tratamiento especial recibe el rincón de la plataforma y, como ya se ha dicho, la silla principal, generalmente centrada y destacada del conjunto.

Todas estas características aparecen presentes y desbordadas en la sillería de San Benito el Real que, retirada de la iglesia de aquel monasterio vallisoletano a consecuencia de la Desamortización, hoy ocupa, montada como lo estuviera originalmente, una sala del Museo Nacional de Escultura. Este conjunto, una de las obras cumbre de las sillerías renacentistas españolas, consta de 40 sitiales superiores y 26 inferiores, todos ellos tallados en madera de nogal con una decoración deslumbrante que sigue un programa iconográfico único por su variedad y peculiaridad.


GÉNESIS DE LA SILLERÍA DE SAN BENITO

Hemos de remontarnos al reinado de los Reyes Católicos, cuando estos monarcas decidieron aplicar una reforma orientada a unificar la vida monástica de los numerosos monasterios benedictinos asentados en la corona de Castilla y en algunos lugares de Aragón, que hasta entonces funcionaban con total autonomía, en algunos caos con cierta relajación. Para ello fue creada una Congregación que agrupaba 34 monasterios y que tenía como sede central el pujante monasterio de San Benito el Real de Valladolid. Allí acudían los representantes de la federación cuando era oportuno establecer acuerdos relacionados con las normas y disciplinas de la Orden, siendo asimismo el lugar de reunión, cada tres o cuatro años, de todos los abades para elegir al superior de la Congregación.


Decoración de grutescos en las escaleras
Esta actividad supuso un considerable impulso al monasterio vallisoletano, de modo que, entre 1499 y 1515, la comunidad benedictina levantó en Valladolid un templo gótico de dimensiones catedralicias al que, en 1525, decidieron dotar de un magnífico retablo mayor y de una sillería de coro que respondiera a las necesidades de reunión de los abades de la Congregación, de manera que cada monasterio financiase y dispusiera de sus propias sillas en las sillerías superior e inferior, siguiendo el orden en que se fueron integrando en la federación.

Si el retablo corrió a cargo de Alonso Berruguete, que trabajó en él desde 1526 a 1532 dejando lo más granado de su obra, la obra de la sillería fue dirigida entre 1525 y 1529 por Andrés de Nájera, que ya había intervenido en la sillería de la catedral de Burgos y pocos años antes había trabajado, junto a Guillén de Holanda, en la sillería de la catedral riojana de Santo Domingo de la Calzada, contando, junto a este último, con la participación de escultores vallisoletanos y otros procedentes de talleres palentinos (personajes estilizados), burgaleses (entre ellos Diego de Siloé) y abulenses (escenas de las sillas bajas).

Andrés de Nájera sería quien, a petición de la comunidad benedictina, estableció el modelo de sitial al que debían adaptarse todos los artífices participantes, determinando que en los respaldos se colocara en relieve el santo o Virgen titular de cada monasterio, el personaje histórico que lo fundó o algún otro santo relacionado con la orden benedictina, figurando el nombre de cada fundación en las taraceas de los asientos de los sitiales altos y el escudo policromado de cada una de ellas o de su fundador en el coronamiento, entre los que se intercalan pequeñas esculturas exentas de santos. A ello se viene a sumar una notable colección de taraceas en los respaldos y en la sillería baja una serie de relieves con escenas bíblicas, episodios de santos, escenas de la vida de la Virgen y Cristo y retratos de monarcas, así como grandes balaustres calados en las escaleras con figuras de putti y animales fantásticos enredados en roleos.

EL REPERTORIO DECORATIVO    

Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos
En esta magna obra coral se entremezcla una variada iconografía —verdadero microcosmos devocional— en la que se puede establecer una sistematización temática que siempre aparece acompañada de una profusión ornamental codificada por el uso de grutescos y formas vegetales de origen clásico que determinan la decoración plateresca, presentando tal unidad que es realmente difícil establecer autorías.

Personajes históricos
En los tableros tallados en relieve aparecen hasta 14 personajes históricos relacionados con su función como protectores de la orden benedictina, como benefactores de algunos monasterios o como fundadores de los mismos.
En los testeros de la sillería baja, en lugar bien visible, figuran las efigies de los monarcas que dispensaron protección a las comunidades benedictinas: en uno de los lados Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, y en el otro el emperador Carlos V y la emperatriz Isabel de Portugal, cuya presencia resalta el apoyo real a la fundación cuando se realiza la sillería.

Emperador Carlos V y emperatriz Isabel de Portugal
En los respaldos de los estalos figuran: El rey Juan I de Castilla, fundador en 1390 del monasterio de San Benito de Valladolid; el rey Enrique III de Castilla, benefactor del monasterio vallisoletano; el rey Juan II de Castilla, benefactor del mismo monasterio; Fernando de Zúñiga, asimismo benefactor del monasterio de San Benito de Valladolid; Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, vinculado al monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos), donde está enterrado; el conde Fernán González, refundador del monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos); el conde Osorio Gutiérrez, fundador del monasterio de San Salvador de Lorenzana (Burgos); el conde Sancho García, fundador del monasterio de San Salvador de Oña (Burgos); Alfonso III el Magno, rey de Asturias, protector del monasterio de San Facundo y San Primitivo de Sahagún (León); y García, rey de Navarra, protector del monasterio de Santa María la Real de Nájera (La Rioja).

Conde Osorio, Conde Fernán González y Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid 

Advocaciones de la Virgen en la sillería alta
Cinco paneles presentan en hornacinas fingidas bellas composiciones que refieren la titularidad de la Virgen en cinco fundaciones. Cuatro de ellas en la modalidad de "Virgen con el Niño", plenamente italianizantes, como Virgen del Espino, monasterio de Santa María del Espino (Burgos); Virgen de Valvanera, monasterio de Santa María de Valvanera (La Rioja); Virgen de Sopetrán, monasterio de Santa María de Sopetrán (Guadalajara) y Virgen de Montserrat, monasterio de Santa María de Montserrat (Barcelona). A ellas se suma la Virgen de Obarenes, del monasterio de Nuestra Señora de Obarenes, en la sierra de Burgos, donde la Virgen aparece glorificada por pequeños ángeles.    


Reyes Alfonso II de Asturias, Juan II de Castilla y García de Navarra
Santoral de la sillería alta
Una impresionante colección de tableros tallados integran el conjunto de respaldos de la sillería alta presentando figuras de santos dentro de hornacinas colocadas sobre paneles decorados y flanqueadas por sólidas columnas con capiteles, ambos elementos con abigarrados grutescos en relieve. El tipo de decoración plateresca se continúa en la bóveda, corvas y alisor, donde los diseños decorativos, a base de grutescos, son diferentes para cada estalo.

Entre todos los estalos destaca el reservado al superior de la Congregación por ser el único que aparece policromado y resplandeciente. En su respaldo se muestra a San Benito, patrón del monasterio y patriarca de la orden. Otros respaldos también están relacionados con el monasterio vallisoletano, como los que muestran a San Marcos, su segundo patrón, o a San Bernardo, fundador del Císter, asiento dedicado al arzobispo de Toledo por ser benefactor del monasterio.

Vírgenes del Espino, de Valvanera, de Obarenes, de Sopetrán y de Montserrat
El resto corresponden a titulares y devociones de diversas fundaciones benedictinas diseminadas por la geografía hispana. En ellos aparecen: San Leandro, monasterio de Santa María de El Bueso de Valladolid; Santo Domingo de Silos, monasterio de Santo Domingo de Silos en Burgos; Santa Escolástica, hermana gemela de San Benito, monasterio de Nuestra Señora de la Misericordia de Frómista (Palencia); San Isidoro de Alejandría, monasterio de San Isidoro de Dueñas (Palencia); San Zoilo, monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes (Palencia); San Pedro liberado, monasterio de San Pedro de Montes (León);  San Claudio de León, hijo de San Marcelo, monasterio de San Claudio de León; San Pedro, monasterio de San Pedro de Eslonza (León); San Andrés, monasterio de San Andrés de la Vega de Espinareda (León); San Ildefonso, monasterio de San Benito de Zamora; San Vicente, diácono y mártir, monasterio de San Vicente de Salamanca; San Millán, monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja); San Esteban, monasterio de San Esteban de Ribas de Sil (Orense); San Rosendo, monasterio de San Salvador de Celanova (Orense); San Julián el Hospitalario, monasterio de San Julián de Samos (Lugo); San Mauro de Anjou, compañero de San Benito, monasterio de San Vicente de Monforte (Lugo); San Martín de Tours, monasterio de San Martín Pinario de Santiago de Compostela (La Coruña); San Vicente, diácono y mártir, monasterio de San Vicente de Oviedo; San Veremundo abad, monasterio de Santa María de Irache (Navarra); San Plácido, primer mártir benedictino, monasterio de San Benito de Sevilla; San Gregorio Magno, monasterio de San Feliu de Guixols (Gerona).

San Esteban, San Vicente, Santa Escolástica, Santo Domingo de Silos y San Millán 
Entre la serie destaca, por sus valores compositivos, dominio de la anatomía, ejecución técnica y gestos de elegancia italianizante, el respaldo costeado por el monasterio de San Juan Bautista de Burgos, cuyo tablero presenta el magnífico relieve de San Juan Bautista, trabajo que tiene su complemento en otro de la sillería baja en el que figura la Decapitación del Bautista, cuyos valores plásticos apuntan la intervención de Diego de Siloé, el gran maestro burgalés formado en Italia.


San Pedro liberado, San Andrés, San Marcos, San Gregorio Magno y San Ildefonso
Escenas de la vida de la Virgen y de Cristo en la sillería baja
No menos sorprendente es la colección de relieves que integran los respaldos de la sillería baja y que, con afán catequético y en orden cronológico, presentan los episodios más relevantes de la vida de la Virgen, desde el Abrazo en la Puerta Dorada a la Visitación, y hasta 26 escenas de la vida de Cristo en las que se pueden establecer cuatro apartados: siete con escenas de la infancia, del Nacimiento a Jesús entre los doctores; cuatro dedicadas a su vida pública, desde las Bodas de Caná a Cristo con la samaritana; diez con pasajes de la Pasión, desde la Entrada en Jerusalén hasta el Llanto sobre Cristo muerto y cinco finales que muestran desde la Resurrección al Pentecostés, todas ellas pobladas por numerosas figuras y con una gran profusión de minuciosos detalles narrativos.     

Diego de Siloé. San Juan Bautista y Decapitación del Bautista
Otros relieves de la sillería baja
También formando parte de los relieves de la sillería baja, o siguiendo el mismo formato en los testeros, se encuentran otras escenas relacionadas con los paneles superiores realmente meritorias, entre ellas el pasaje bíblico de la Creación de Eva, la Liberación de San Pedro, la Degollación de San Pablo, la Imposición de la casulla a San Ildefonso y San Benito redactando su Regla.
A ellos se suman en los testeros, con mayor tamaño, los relieves que representan a Santa Catalina, Santa Lucía, Santiago peregrino y San Plácido, el primer mártir benedictino.

Decoración del coronamiento y las escaleras
El sentido doctrinal que prevalece en la iconografía de la sillería se torna en el coronamiento en elemento propagandístico e identificativo de cada uno de los monasterios benedictinos integrantes de la federación, en consonancia con las inscripciones en taracea de madera de boj que en los respaldos identifican a cada fundación. En lo alto de cada estalo se coloca el escudo de armas de cada monasterio, amparado bajo una corona, tallado en relieve y policromado, dando lugar a una elegante crestería en la que se multiplican los curiosos elementos simbólicos de los emblemas para reafirmar la pujante identidad de la orden.

Sillería baja: Anunciación, Nacimiento y Adoración de los Reyes Magos
Completando el programa iconográfico general, entre cada escudo se coloca una serie de tallas de bulto redondo que, dotadas de un cadencioso movimiento y en el color natural de la madera, representan a diferentes santos, entre los que abundan los benedictinos, y profetas caracterizados con exóticas indumentarias, así como santas de más fácil identificación, siendo evidente la intervención de distintos escultores en su elaboración. Sobre el estalo principal de abad de San Benito aparecen las figuras del arcángel San Gabriel y la Virgen, policromadas como el resto del sitial, que conforman la escena de la Anunciación.

Sillería baja: Última Cena, Llanto sobre Cristo muerto y Resurrección
Por último, hemos de referirnos a la extraordinaria colección de figuras humanas y animales fantásticos que aparecen tallados en los apoyamanos de los maniquíes de los estalos, configurando un mundo de fantasía, de contenido profano y ciertas dosis de humor, en el que se aprecia el diferente ingenio y habilidad de talla de los distintos escultores. Estos trabajos llegan al paroxismo en los balaustres de las escaleras, constituidos por grandes roleos entre los que se enredan seres fantásticos y figuras de niños que adoptan caprichosas posturas inspiradas en el repertorio de grutescos, rompiendo con sus pronunciadas curvaturas la linealidad del conjunto.       

Testero y sillería baja: Creación de Eva, Liberación de San Pedro e Imposición de la casulla a San Ildefonso

Informe: J. M. Travieso.


Bibliografía

ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Sillería de San Benito el Real. Museo Nacional Colegio de San Gregorio: colección / collection. Madrid, 2009. 

Testero: Santa Catalina y Santa Lucía
ARIAS MARTÍNEZ, Manuel y LUNA MORENO, Luis: Museo Nacional de Escultura. Madrid, 1995.

MARTÍ Y MONSÓ, José: Estudios histórico-artísticos relativos principalmente a Valladolid: basados en la investigación de diversos archivos. Valladolid, reedición 1992. 

ZARAGOZA PASCUAL, Ernesto: La sillería de San Benito el Real de Valladolid. Nova et Vetera, nº 19, 1985.


Coronamiento: Detalles de San Sebastián, Santa Catalina, Santa Inés, Santa Lucía y rey David












Coronamiento del estalo del abad de San Benito: Anunciación



















Detalle del respaldo policromado del abad de San Benito, con el santo titular











Fotografías: J. M. Travieso y Museo Nacional de Escultura

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