BARGUEÑO-ESCRITORIO
Anónimo
italiano (posible taller napolitano)
Hacia 1650
Madera,
carey, aplicaciones metálicas doradas y pintura sobre cristal
Museo
Diocesano y Catedralicio, Valladolid
Mobiliario
barroco italiano de inspiración española
En el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid
se expone un interesante mueble cuya tipología se adapta a la evolución que
sufriera el bargueño español a mediados del siglo XVII para ajustarse a su
función de papelera o escritorio, es decir, armario con cajones destinados a
guardar escrituras y documentos valiosos. En este caso el frente, en el que
puertas y cajones siguen una disposición común en la época, presenta la
peculiaridad de que estos elementos no están decorados con trabajos de taraceas
o placas de hueso o marfil, sino con un recubrimiento de carey y una colorista
serie de pinturas de tema paisajístico y mitológico aplicadas sobre cristal, un
recurso poco frecuente que le confiere la categoría de pieza singular. Este
mueble forma pareja con otro de idénticas características, no expuesto en el
Museo, que se guarda en la Sala de Canónigos de la misma catedral de
Valladolid.
Se trata de un escritorio
concebido para guardar papeles, que fue elaborado en un desconocido taller
italiano, lo que le relaciona con otros ejemplares con decoración pintada y con
otra modalidad en que los frentes de los cajones aparecen cerrados con cristal
formando pequeños escaparates, en cuyo interior se colocan escenificaciones a
pequeña escala con esculturas modeladas en cera en un ámbito paisajístico
elaborado con materiales diversos y fondos pintados, técnica conocida en Italia
desde la segunda mitad del siglo XVI que llegó a España ya avanzado el siglo XVII.
De este tipo de escritorio-escaparate con escenas de cera, elaborados en la
segunda mitad del siglo XVII, se conservan dos ejemplares en el Museo Nacional
de Escultura que proceden del convento de San Pablo de Valladolid y otros dos en
la sacristía de la iglesia de San Eutropio de El Espinar (Segovia), que están
firmados y fechados en 1698.
Vista de ciudad. Pintura central del basamento |
EL BARGUEÑO COMO MUEBLE ESPAÑOL POR EXCELENCIA
El escritorio
es un tipo de mueble fundamental en el mobiliario español de los siglos XVI y
XVII. Bajo su acepción de bargueño,
en origen fue un mueble de madera concebido para escribir o archivar documentos
u objetos de valor y apto para ser transportado a lomos de una mula o carreta,
presentando en ocasiones asas en los costados para facilitar su transporte. Su
frente siempre aparece organizado en gavetas y puertecillas, en unas ocasiones
con compartimentos secretos disimulados tras los elementos arquitectónicos y en
otras con una tapa frontal abatible con función tanto de escritorio como para
impedir la apertura de los cajones durante su transporte. Con el cambio de los
tiempos y costumbres, estos muebles irían perdiendo su carácter móvil, aunque
las asas laterales se mantendrían durante mucho tiempo1.
Escena de la Torre de Babel. Puerta central |
En cuanto a su denominación específica existen
teorías dispares. Bajo la denominación de bargueño
no aparece recogido en el Diccionario de Autoridades de 1726, siendo
normalmente referido como escritorio,
papelera, contador o arquimesa. Los
términos escritorio y papelera definen el mismo tipo de mueble
de madera con cajones al frente y puertecillas, mientras que el contador es de menor tamaño y carece de
tapa y puertecillas. Por su parte la arquimesa, con tapa frontal abatible, se
circunscribe exclusivamente a modelos de Aragón y Cataluña.
Sin embargo, en España todo este tipo de muebles se
engloban confusamente bajo la denominación genérica de bargueño, un término aparecido en Madrid en el siglo XIX. Según
explican María Paz Aguiló y J. J. Junquera, este término fue utilizado por
primera vez por Juan Fecundo Riaño en el Catálogo
de Objetos Artísticos Españoles del Museo Victoria & Albert de Londres,
publicado en 1872. Este lo tomó de la tradición oral, que lo consideraba
originario del pueblo toledano de Bargas. Así aparece recogido en el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua de 1914. Años después, Domenech y
Pérez Bueno usan esta denominación en su obra Muebles Antiguos Españoles, aunque basándose en una tradición oral
avalada por el ceramista Sebastián Aguado, según la cual, el término procedería
de un carpintero toledano del siglo XVI apellidado Vargas. Este es el motivo
por el que en viejos documentos el mueble aparece escrito indistintamente con b
o con v.
Monumentos funerarios romanos. Remate de la puerta central |
Si en castellano el bargueño también es nombrado como escritorio, contador, papelera o
bufete, en francés, inglés, alemán, portugués e italiano adopta la denominación
de "cabinet", constituyendo
un mueble específico de escritorio derivado de un prototipo italiano.
La misma confusión que existe con su denominación
ocurre con el establecimiento de su origen. Eberlein defendía en 1917 que el
uso de muebles con cajones había sido introducido en Europa por los árabes. Casto
Castellanos Ruiz, director de la Escuela de Artes y Antigüedades de Madrid,
apunta su posible origen chino, habiendo llegado a Europa a través de Venecia,
donde convertidos en cassoni
venecianos llegaron por el puerto de Valencia y se distribuyeron por el Levante
español, dando lugar a las arcas de novia catalanas. Junquera opina que el
escritorio español pudiera ser el resultado de la fusión de la arquilla hispanoárabe (con
trabajos de taracea) y las arcas catalanas, aunque esta es una cuestión difícil
de aclarar.
Ángeles cantores con partitura. Remate superior de la portada |
Aunque la modalidad de escritorio ya presenta características comunes desde el siglo XVI,
se pueden distinguir varios tipos de escritorio según su alzado y decoración
frontal. Es común que en el frente presenten gavetas y puertecillas para
guardar documentos y objetos, pudiendo presentar una tapa frontal (incluso una
tapa superior) o carecer de ella. Cuando llevan tapa frontal el exterior es más
sobrio y el interior decorado con ricos materiales y distintas técnicas. Como
mueble de prestigio, eran colocados en las estancias más representativas de la
casa.
El escritorio siempre aparece separado de su
soporte, aunque formen un conjunto unitario, siendo habituales tres tipos. Uno
será el llamado pie de puente,
formado por seis elementos verticales —tres columnas en cada extremo— que
descansan sobre zapatas, unidas por una arquería central, y sobre las cuales se
disponen las alargaderas que sirven de apoyo. Otro tipo de soporte es el taquillón, armario bajo con cajones
sobre puertas inferiores, que fue el tipo más utilizado para los bargueños. Un tercer tipo sería el bufete, mesa estrecha de patas torneadas
y sujetas por fiadores (hierros
forjados y cruzados como tirantes en forma de X), muy abundante en el
mobiliario español de los siglos XVI y XVII.
Detalle de ángeles cantores. Remate superior de la portada |
Dentro de su variada tipología, el modelo más
típico es el "bargueño salmantino", generalizado en las ciudades
castellanas a partir de la segunda mitad del siglo XVI, elaborado en nogal, con
tapa abatible y herrajes calados de hierro sobre terciopelo en el exterior. Su
interior es colorista, con aplicaciones doradas y en ocasiones con
incrustaciones de hueso (en España se utiliza poco el marfil) que le dan el
aspecto de un pequeño retablo, con columnas, frontones y nichos inspirados en
la arquitectura de Serlio, Palladio y Vignola, aunque algo alejado del
refinamiento europeo.
También decoración de taracea de hueso y madera de
boj, de aspecto plateresco, presentan los bargueños catalano-aragoneses del
siglo XVI, junto a otros granadinos con taraceas de influencia mudéjar, que en
los modelos de mayor tamaño incluyen escenas religiosas o cortesanas. En los
bargueños castellanos del siglo XVI, incluido el modelo toledano, se mezclan
los estilos mudéjar y plateresco, siendo frecuente la decoración de los cajones
con motivos vegetales, angelitos con cartelas o motivos heráldicos.
Paisaje con templo romano. Gaveta parte izquierda |
A finales del siglo XVI llega a España una gran
variedad de maderas procedentes de las Indias, comenzando la utilización, junto
a la madera de nogal y las taraceas de hueso, de los chapeados de ébano, caoba
y peral, contorneados por filetes de marfil o carey, multiplicándose el número
de cajones, que comienzan a colocarse formando hileras verticales flanqueando
un cuerpo central que suele adoptar la forma de una portada2.
En ellos se combinan las influencias flamencas,
alemanas y napolitanas. Hacia 1600 se impone un bargueño austero decorado con
molduras o tallas de tipo geométrico, siendo el más difundido a lo largo del
siglo XVII el ya descrito modelo salmantino, aunque hacia 1640-50 se extiende
el gusto generalizado por los modelos de escritorio italianos y flamencos, en
los que las gavetas y puertas de disposición horizontal pasan a ser colocadas
en vertical, flanqueando hileras de cajones iguales una portada que se irá
agrandando y adelantando. Esta tipología hace furor en España en el siglo
XVIII, siendo los más apreciados los realizados con madera de ébano o
ebonizada, decorados con láminas de carey, placas de hueso y marfil, y, en
ocasiones, con aplicaciones de bronce, en detrimento del dorado y los
policromados.
Paisaje con cascada. Gaveta parte izquierda |
El bargueño es el mueble de los secretos, un mueble
muy frecuente, en diferentes tamaños, en las casas burguesas españolas. En
tiempos de Carlos V, en virtud de las relaciones de la corona española con el
imperio alemán, se produjo la exportación de bargueños, que pronto fueron
imitados por artesanos germanos para clientes banqueros, como el caso de los
Fugger en la ciudad de Augsburgo. Pasado un tiempo, la competencia alemana fue
desplazando a los modelos originales españoles, hasta el punto de que Felipe
III llegó a dictar una pragmática prohibiendo la importación de escritorios
alemanes.
ESCRITORIOS ITALIANOS
De la misma manera, la vinculación de la corona
española con las cortes italianas favoreció la llegada de modelos de aquellas
tierras, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XVII, reflejando
en ellos, estilística y técnicamente, los gustos del barroco italiano. Los
escritorios italianos presentan una organización frontal que comparten muchos
modelos flamencos. En ella destaca una gran portada central que, adelantada
respecto a los cajones, reproduce elementos arquitectónicos, con columnas, frisos,
frontones y balaustres, incluso pequeñas esculturas, de inspiración clásica. A
los lados se coloca una o dos hileras verticales de cajones, en este último
caso con las bocallaves metálicas entre ellos, rematándose normalmente en la
parte superior con pequeñas balaustradas de madera decoradas con florones,
pebeteros o pequeñas figuras humanas o animales que recuerdan algunos edificios
palladianos.
Paisaje con tormenta. Gaveta parte izquierda |
Su aspecto queda determinado por la madera
ebonizada o las aplicaciones de ébano en su estructura, pero sobre todo por el
recubrimiento de la madera con láminas de carey que contrastan con los tonos de
la madera y le proporcionan una gran riqueza cromática, una práctica que
resurgió en Europa durante el siglo XVII. La demanda de este material
decorativo, extraído de la concha de la tortuga importada generalmente de mares
centroamericanos, requería mano de obra muy especializada, con un precio
homologable a los materiales preciosos.
Por otra parte, es en Italia donde, siguiendo la
vieja tradición de los cassoni, se
aplican en muchos escritorios pinturas a los frentes de cajones y puertecillas,
extendiéndose, a partir de mediados del siglo XVII, el gusto por incorporar
pinturas sobre vidrios que acabarían por hacerse populares en toda Europa por
realzar el aspecto lujoso de los escritorios. Uno de los pintores destacados de
esa época en la pintura sobre vidrio fue el napolitano Vittorio Billa, que
desde 1635 experimentó la técnica de pintar paneles de cristal con aplicación
de una lámina de oro, en muchas ocasiones plasmando escenas mitológicas, como
las referidas a la vida de Hércules.
Paisaje con osos. Gaveta parte izquierda |
También son muy atractivos los escritorios con el
frente decorado por la que podemos denominar "pintura de piedra". Son
aquellos con los frentes de los cajones y puertecillas decorados con trabajos
de piedras duras, una técnica
practicada en Italia desde el siglo XVI que tuvo importantes talleres primero en
Roma y después en Florencia (Opificio delle Pietre Dure). En estos modelos,
realizados en madera de ébano u otra madera de inferior calidad lacada en
negro, los frentes de los cajones aparecen decorados con incrustaciones de
láminas de mármoles de colores y nácar a modo de taraceas, con llamativos
motivos geométricos, vegetales, flores, aves, etc., a los que se suman vistosos
marcos y ribetes. Sirva de referencia el "cabinet" de la Sala de
Hércules del Palazzo Vecchio de Florencia, reflejo de cuyo trabajo son dos
escritorios italianos de la segunda mitad del siglo XVII que se conservan en la
sala de espera del Rectorado de la Universidad de Sevilla.
EL ESCRITORIO DEL MUSEO DIOCESANO Y CATEDRALICIO DE VALLADOLID
Paisaje con fuente, caballo y dromedario. Gaveta parte derecha |
De procedencia desconocida, responde al arquetipo
de escritorio italiano y más concretamente a los realizados a mediados del
siglo XVII en el entorno napolitano, momento en que se extiende en España el
gusto por los "bargueños" italianos. En líneas generales, el
escritorio se ajusta al criterio clásico del Barroco, según el cual la
decoración, es este caso abundante, se supedita a la estructura para realzar el
orden, la proporción y el equilibrio de la misma, al tiempo que se
interrelacionan las distintas partes entre sí.
El mueble presenta un frente tripartito de madera
ebonizada, con un cuerpo central adelantado en forma de portada clasicista.
Esta está formada por parejas de columnas corintias a cada lado, con los fustes
recubiertos de carey y el tercio inferior con filigranas caladas de metal
dorado —vegetales con cabezas de niños—, lo mismo que los capiteles. Se remata
con un entablamento y un frontón manierista, curvado y cortado, entre el que se
coloca un pequeño templete cuyos soportes son estípites con bustos de soldados
y rematado por un frontón triangular, así como dos pequeñas columnas toscanas
recubiertas de carey y dos pináculos en los costados.
Galera pontificia. Gaveta parte derecha |
Esta portada alberga en su interior otra de menores
dimensiones que repite el mismo esquema y que constituye una portezuela, con
soportes en forma de estípites sobre basamentos y un frontón triangular cortado
rematado por un templete cuadrangular rematado por un frontón curvo. Todos los
espacios interiores de los distintos elementos de la portada están decorados
con escenas figurativas pintadas sobre cristal e inconexas entre sí.
En el basamento figura una pintura apaisada con una
vista urbana en la que se aprecia un obelisco, una fuente, una catedral y una
larga calle por la que pululan numerosos personajes. La puerta está recubierta
con una pintura, rematada en forma de arco de medio punto, que representa la
construcción de la Torre de Babel, con una inscripción inferior que alude a la
confusión de lenguas babilónica. Por encima, sobre el remate, aparece una
pequeña vista arqueológica con ruinas y monumentos funerarios romanos. Más
arriba, en el remate de la portada, aparecen dos bellos angelitos, de notable
factura, que cantan mientras sujetan una partitura, posiblemente el motivo más
bello del escritorio.
Escena galante con fuente de Baco. Gaveta parte derecha |
Los laterales se articulan con 16 gavetas
dispuestas simétricamente en cuatro calles, dos de cuatro cajones a cada lado,
que conforman una estructura reticular. Todas ellas presentan el mismo esquema
decorativo, con un marco de carey conteniendo un vistoso repertorio de pinturas
sobre vidrio con fondo de oro, con pintorescas vistas de ciudades y paisajes
con variopintos motivos, pinceladas muy sueltas y vivos colores.
En unas destacan ruinas romanas y en otras
construcciones medievales junto a riachuelos, cascadas, personajes y animales
de presencia caprichosa y difícil interpretación por la variedad y falta de
conexión entre ellas. Allí aparece un molino junto a un río, una galera
pontificia atracada junto a un puerto o una escena galante junto a una fuente
de Baco, sin que falten referencias mitológicas en la vista de una fuente de
Neptuno con una ciudad portuaria al fondo o en la representación de una estatua
de Hércules y Anteo, junto a un león y
una construcción que recuerda un coliseo. Esta última remite a las pinturas
sobre vidrio de Vittorio Billa en el ambiente napolitano del siglo XVII.
León y estatua de Hércules y Anteo. Gaveta parte derecha |
El resto de la ornamentación son engastes dorados,
con formas vegetales caladas, que separan los niveles de cajones, así como
bocallaves doradas y tiradores entre las hileras verticales. El escritorio se
apoya sobre una sólida base moldurada y se remata con una sencilla cornisa de
formas rectas. El soporte, en forma de consola sin cajones, es de fabricación
posterior.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Paisaje con puente y cruz. Gaveta parte derecha |
NOTAS
1 AGUILÓ ALONSO, María Paz: El
Mueble en España. Siglos XVI y XVII. CSIC, 1993.
2 BURGUEÑO, María Jesús: Bargueños,
el mueble de los secretos. Revista de Arte on-line, 2009.
Fuente de Neptuno y ciudad portuaria. Gaveta parte derecha |
Bibliografía
ABRIL, Inés: El bargueño del salón de la Casa Sorolla. Pieza del mes. Museo Sorolla, Madrid, 2011.
AGUILÓ ALONSO, Mª Paz: El mueble clásico español. Madrid, 1987.
AGUILÓ ALONSO, Mª Paz: El mueble clásico español. Madrid, 1987.
AGUILÓ ALONSO, Mª Paz: El mueble en España. Siglos XVI-XVII. CSIC,
1993.
CASTELLANOS RUIZ, Casto: Escritorios del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Museo de Bellas Artes de Bilbao, 1988.
CASTELLANOS RUIZ, Casto: “Escritorios españoles en el Museo Lázaro Galdiano”. Revista Goya nº 179, Madrid, 1984.
CASTELLANOS RUIZ, Casto: “Escritorios españoles en el Museo Lázaro Galdiano”. Revista Goya nº 179, Madrid, 1984.
FEDUCHI, Luis María: El Mueble
Español. Barcelona. 1969.
RODRIGUEZ BERNIS, Sofía: Diccionario
de mobiliario. Ministerio de Cultura, Madrid, 2006.
Paisaje con molino. Gaveta parte derecha |
Escritorios decorados con pinturas. Izda: Escritorio italiano, s. XVII / Dcha: Escritorio napolitano s. XVII |
Escritorio florentino con trabajos de piedras duras, s. XVII Sala de Hércules, Palazzo Vecchio, Florencia |
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Buen articulo me gustaria hacerlo con marqueteria
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