20 de abril de 2018

Theatrum: LLANTO SOBRE CRISTO MUERTO, fidelidad juniana con aire romanista








ALTORRELIEVE DE LLANTO SOBRE CRISTO MUERTO
Francisco de la Maza (Meruelo, Cantabria, ? - Valladolid, 1585)
Hacia 1570
Madera policromada
Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid
Escultura renacentista tardomanierista. Escuela castellana








Tras la abdicación en 1556 de Carlos V en su hijo Felipe II, la mentalidad de este monarca, proclive a un arte monumental basado en las nuevas tendencias italianas, se impone en lo cultural y artístico dando lugar a una peculiar estética que en el ámbito de Valladolid será duradera hasta 1608, año en que mueren Francisco de Rincón y Pompeo Leoni, últimos representantes de la escultura de este periodo que representan la fase final de la escultura renacentista y la inmediata apertura a la senda del Barroco.
La recomendaciones trentinas para la interpretación del dogma en el arte, de acuerdo a la ortodoxia católica, se generalizan en el omnipresente arte religioso de Castilla, apareciendo la corriente romanista implantada por Gaspar Becerra desde que en 1557 se asentara en Valladolid y lo consolidara en el retablo mayor de la catedral de Astorga (1558-1584). Este movimiento estilístico, así llamado por proceder de círculos romanos formados o inspirados en Miguel Ángel, supuso la decantación hacia las figuras monumentales, dotadas de fuerte musculatura, ceños fruncidos, barbas ensortijadas, etc., que nunca alcanzaron el aliento, la expresividad y la psicología interior de los personajes del momento anterior.

En este orden de cosas, aunque desaparece el alargado canon berruguetesco, se mantienen las composiciones con escorzos pronunciados y la tendencia a la curva y la contracurva, reforzando la solemnidad de las figuras con el gesto retórico de los pliegues, expresados con naturalidad y arrogancia, que envuelven a los personajes con pesados ropajes de pliegues ampulosos. La técnica generalizada del altorrelieve en los retablos y la implantación de cierto academicismo entre los artífices, se traduce en una gran uniformidad estilística entre los escultores activos en el entorno de Valladolid —Esteban Jordán, Juan de Anchieta, Francisco de la Maza, etc.—, lo que dificulta la atribución de obras cuando no existe un apoyo documental.

Este es un problema que afecta sobremanera al escultor Francisco de la Maza, según afirma Manuel Arias colaborador de Gaspar Becerra en el retablo de Astorga, del que la mayoría de las referencias documentales conocidas son tangenciales a su obra y actividad, apareciendo con cuentagotas noticias sobre el corpus de su obra que, no obstante, permiten considerarle como uno de los escultores más destacados del panorama vallisoletano de la segunda mitad del siglo XVI.


LA DIFUSA PERSONALIDAD DE FRANCISCO DE LA MAZA

Francisco de la Maza está considerado como el primer escultor de origen cántabro que se instala en Valladolid, donde se conoce su actividad desde 1556 hasta su muerte en 15851. A este respecto, conviene recordar que, en la segunda mitad del siglo XVI, un grupo de escultores de origen cántabro acudió a Valladolid para realizar su formación. Allí cada uno de ellos se decantaría por seguir diferentes directrices, llegando a constituir tres grupos de talleres cántabros bien diferenciados que quedarían plenamente configurados en la primera mitad del siglo XVII y se prolongarían durante el periodo barroco. La herencia de Alonso Berruguete sería recogida en el taller de Cudeyo; la estela de Juan de Juni caracterizaría al taller de Siete Villas; finalmente la fusión de las herencias de Juan de Juni y Juan de Anchieta definiría el taller de Limpias2.

En este contexto se encuadra la personalidad de Francisco de la Maza, nacido en fecha desconocida en el municipio de Meruelo, perteneciente a la Junta de Siete Villas de Cantabria. Se traslada a Valladolid, donde en torno a 1565 emprende su actividad profesional como decidido seguidor de Juan de Juni y discípulo de Esteban Jordán. En la ciudad castellana aparece casado con Juana Hernández de Munar, con la que tuvo dos hijos, Manuel y Diego, a los que después se sumaría su hija Isabel, que fue bautizada en 1585 en la iglesia de San Andrés, ejerciendo como padrino el arquitecto Juan de Nates, igualmente de origen cántabro.

Francisco de la Maza demostraría en Valladolid su versatilidad para trabajar tanto en madera policromada —esculturas, relieves y retablos— como en piedra —conjuntos sepulcrales—, así como en terracota y como decorador de elementos arquitectónicos, llegando a alcanzar, junto a Esteban Jordán (h. 1530-1598) y Juan Bautista Beltrán (?-1569) un lugar destacado en la escultura vallisoletana del último cuarto del siglo XVI.

La primera referencia documental a él referida se trata de un contrato3, firmado con don Rodrigo Manuel en 1566, para realizar en piedra de Navares cuatro esculturas, con formas de hombres y mujeres que serían supervisadas por Juan de Juni, destinadas al jardín de la casa que este personaje poseía en la calle Torrecilla de Valladolid, es decir, una obra profana de tipo decorativo. Parrado del Olmo justifica la destreza en la labra de este material en su origen santanderino.

Ya asentado en Valladolid, en 1568 consta su relación con el escultor vasco Juan de Anchieta, igualmente seguidor de Juan de Juni durante los más de cinco años que pasó formándose en Valladolid. Este da un poder a Francisco de la Maza para cobrar una cédula de un vecino de León4. Un año después aparece como testigo en la voluntad de Juan Bautista Beltrán. Por entonces su actividad ya era constante como colaborador en retablos y edificaciones.

En 1571 realiza dos escudos, uno con las armas de Simancas y otro con las de Castilla y León, para el pedestal del retablo mayor de la iglesia de El Salvador de Simancas, contratado en 1562 por Inocencio Berruguete y Juan Bautista Beltrán. Ese mismo año y para la misma iglesia concierta un excelente relieve del Llanto sobre Cristo muerto destinado a la capilla que allí poseía don Pedro Melgar. Es una de las mejores obras conocidas del escultor, tallada en madera de pino y con una espléndida policromía5. Su iconografía está relacionada con el relieve del mismo tema que aquí tratamos, realizado poco antes, que se conserva en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, aunque aquella es una obra mucho más depurada.

Igualmente, en 1571 Francisco de la Maza contrataba el Retablo mayor de la iglesia de la Asunción de Villabáñez (Valladolid), trabajo que culminó en un año y que constituye su obra maestra. Dotado de banco, dos cuerpos y ático, organizado en tres calles y guardapolvo, muestra una arquitectura tendente al clasicismo. Presidido por la potente y bella imagen de la Asunción, heredera del diseño romanista de Gaspar Becerra, en él despliega un repertorio de cuatro grandes relieves con episodios de la infancia y la Pasión de Cristo, entre los que se encuentran la Anunciación, el Nacimiento, la Flagelación y el Camino del Calvario, mostrando en todas las composiciones la huella del estilo de Juan de Juni, especialmente evidente en la figura de la Magdalena del fantástico Calvario.
Síntesis del estilo de Francisco de la Maza es el santoral que aparece en el banco del retablo, compuesto por un Apostolado al que se suman los relieves de Santa Catalina y Santa Lucía a los lados del tabernáculo. Para la ermita del Cristo de la Guía de la misma población realizó el Cristo crucificado que permanece in situ, de anatomía potente y la corona de espinas tallada junto a los cabellos.

A partir de 1577 colabora en encargos de retablos llegados desde poblaciones vallisoletanas, como en el retablo mayor  de la iglesia de la Asunción de Tudela de Duero, completado por Manuel Álvarez y Gregorio Fernández. Parrado del Olmo le atribuye el notable relieve del Camino del Calvario que integra el retablo mayor de la iglesia de Santa María de Torrelobatón (Valladolid), donde colaboró con Manuel Álvarez y sus hijos. Otra atribución es la imagen de la Asunción titular de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de San Pelayo (Valladolid), con amplios y elegantes pliegues y un movimiento de influencia juniana.   

El 4 de marzo de 1578 los testamentarios del canónigo don Antonio Romero, que residía en la plaza de Santa Cruz y había ocupado el cargo de chantre de la Colegiata de Valladolid desde 1554 hasta su muerte en 1577, firmaron con Francisco de la Maza el contrato para realizar en piedra de Navares el sepulcro de Antonio Romero, que había de colocarse en la iglesia de San Martín de Traspinedo (Valladolid), en la que el finado había sido patrón de la capilla de San Gregorio, para lo cual el escultor se tenía de trasladar a dicha población. 
Sin embargo, el proyecto inicial fue trastocado y replanteado un mes después por el canónigo Francisco Parrillo, pariente del difunto, que modificó por completo el proyecto. Francisco de la Maza labraría en su taller Valladolid, y después montaría en Traspinedo, el bulto en alabastro con el chantre revestido de oficiante, la cabeza reposando sobre dos almohadas y un león a sus pies, junto al escudo de armas del chantre que figura al frente de la cama sepulcral6.


Asimismo, a Francisco de la Maza se atribuyen los excelentes sepulcros en alabastro de don Juan de Nava, de don Pedro Boninseni y de su sobrina doña Isabel de Nava y Boninseni que se encuentran en la capilla mayor de la iglesia del convento de Santa Clara de Valladolid, cuyo patronato había sido adquirido en 1525 por don Galván de Boninseni, regidor de Valladolid. Bajo una severa arquitectura clasicista, en el lado del evangelio se abren dos arcosolios que contienen las efigies yacentes de doña Isabel (fallecida en 1580), con elegante vestido, gorguera, guantes en la mano derecha, collar en la izquierda y perro a los pies, y de su tío don Pedro Boninseni (muerto en 1581), caballero de la Orden de San Juan de Malta, comendador de Fuentelapeña y recibidor general de dicha orden, que luce arnés, sujeta con la mano izquierda una espada, con la derecha un rosario y se acompaña de un yelmo a un costado y un león a los pies. En el fondo del arcosolio, idenficado con la cruz de Malta aparece la inscripción: "Aqui yaze el muy illustre señor Pedro Boninseni, comendador de Fuentelapeña y recibidor general de la Religion de San Juan. Fallecio el 8 de septiembre de 1581. Requiescat un pace. Amen".

Francisco de la Maza
Izda: Llanto sobre Cristo muerto, 1571, iglesia de El Salvador, Simancas
Dcha: Camino del Calvario, retablo de la iglesia de Sta. María, Torrelobatón
En el lado de la epístola se abre otro arcosolio que contiene el sepulcro en alabastro de don Juan de Nava, muerto en 1590, que luce arnés, con la cruz de Santiago al pecho, gorguera, una espada en su mano izquierda, un rosario en la derecha y a los pies el yelmo y un león, todo ello de notable factura. De ser Francisco de la Maza el autor de estos sepulcros, supondrían parte de su última producción, lo mismo que su participación en la construcción del palacio de Fabio Nelli, contratado en 1576 por este banquero con el arquitecto Juan de la Lastra, que trabajó en el proyecto hasta su muerte en 1582, año en que Francisco de la Maza se comprometía a labrar en piedra los elementos del patio y la escalera claustral: columnas, basas, capiteles, medallones y balaustres, lo que informa sobre la versatilidad del escultor en cuanto a temas y materiales.     
Francisco de la Maza dejaba inacabado el retablo de la iglesia de Nuestra Señora de Arbás de Gordaliza del Pino (León) cuando murió en Valladolid en 1585.

EL RELIEVE DEL LLANTO SOBRE CRISTO MUERTO

El tema del LLanto sobre Cristo muerto tuvo una gran aceptación en el siglo XVI por sus valores dramáticos, generalmente compuesto por las ocho figuras que representan el momento inmediatamente posterior al Descendimiento. Así lo concibe Francisco de la Maza en este relieve, en el que las masas corpóreas, siguiendo la corriente romanista imperante en el momento en que se hace, ocupan la totalidad de la superficie del tablero.

Francisco de la Maza, 1571
Retablo de la iglesia de la Asunción, Villabáñez / Detalles
El escultor plantea una equilibrada composición que se organiza en torno al eje central que define el pequeño fragmento de la cruz que se observa al fondo. En la organización de la escena el centro lo ocupa la figura de la Virgen, que con gesto declamatorio y doloroso se lamenta del triste destino de su Hijo, cuyo cuerpo sujeta entre sus rodillas. Cristo aparece con la cabeza de perfil, los brazos extendidos y una pierna remontando la otra, recordando de alguna manera su disposición en la cruz. 
Tanto la actitud declamatoria de la Virgen, con la cabeza y los brazos elevados, como la disposición del cuerpo de Cristo en su regazo, con los brazos extendidos y apoyados sobre sus rodillas, tan poco frecuente en otros escultores, presenta una gran similitud con el estudio de la Piedad que hiciera Miguel Ángel hacia 1538-1544 para Vittoria Colonna (Isabella Stewart Gardner Museum, Boston), por lo que es posible que el escultor lo conociera a través de alguna estampa o grabado (ver última ilustración).

Francisco de la Maza, 1578
Sepulcro del chantre Antonio Romero, iglesia de San Martín, Traspinedo
A la derecha de la Virgen se sitúa San Juan, que caracterizado como un joven imberbe e ensimismado intenta cubrir el cuerpo de Jesús con un sudario atípicamente de tono oscuro. Esta figura tiene su contrapunto en el lado contrario en la de la Magdalena, elegantemente vestida y con un bello trabajo de la cabeza de tipo italianizante.
En un segundo plano asoman María Salomé y María Cleofás, que comparten el sufrimiento materno, mientras que en el ángulo superior derecho son visibles las cabezas de José de Arimatea y Nicodemo, que acaban de finalizar la tarea del desenclavo. En el escaso espacio que queda libre al fondo del tablero se renuncia a incluir un paisaje, presentando un fondo dorado de carácter intemporal que contribuye al predominio del oro, elemento que proporciona una gran luminosidad a toda la composición.

Como es habitual en su obra, el relieve presenta una evidente influencia de Juan de Juni en el uso de determinados recursos manieristas, pero también la adscripción romanista tamizada por la obra de Esteban Jordán. De estirpe juniana son los abundantes escorzos, muy próximos a las placas de terracota y composiciones del borgoñón con el tema de la Piedad, así como el uso de abultados ropajes —bien diferenciados para cada personaje— que envuelven las anatomías formando con sus pliegues un enmarañado juego de curvas y contracurvas.

Atribuido a Francisco de la Maza
Sepulcro de Pedro Boninseni, iglesia de Santa Clara, Valladolid
Herencia de Esteban Jordán, de acuerdo al gusto romanista, son las musculosas anatomías, los rostros anchos y el tamaño monumental de las figuras respecto al marco en que se encuentran. El altorrelieve presenta una efectista policromía en la que prevalecen las superficies doradas que realzan la pálida carnación del cuerpo de Cristo, apareciendo labores ornamentales de esgrafiados en las superficies de los paños.

Como ya se ha señalado, Francisco de la Maza realizaba otra versión del mismo tema, de mayor tamaño y con variaciones en las figuras de Cristo y la Virgen, para la iglesia de El Salvador de Simancas.      


Informe y fotografías: J. M. Travieso.




Atribuido a Francisco de la Maza
Sepulcro de Isabel de Nava y Boninseni, iglesia de Santa clara, Valladolid

NOTAS

1 GONZÁLEZ ECHEGARAY, Mª del Carmen, ARAMBURU-ZABALA HIGUERA, M. Ángel, ALONSO RUIZ, Begoña y POLO SÁNCHEZ, Julio J.: Artistas cántabros de la Edad Moderna: su aportación al arte hispánico. Diccionario biográfico-artístico, Ed. Universidad de Cantabria, 1991, pp. 395-396.  

2 ARAMBURU-ZABALA HIGUERA, Miguel Ángel: La formación de los talleres de escultura romanista en Cantabria (retablos de Miera, Ajo y Guriezo). Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA) nº 51, Universidad de Valladolid, 1985, p. 356.

3 PARRADO DEL OLMO, Jesús María: Datos inéditos de Francisco de la Maza. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA) nº 47, Universidad de Valladolid, 1981, p. 439.

4 MARTÍ Y MONSÓ, José: Estudios Histórico-Artísticos principalmente relacionados con Valladolid, Valladolid, 1898-1901, pp. 484-485.

Atribuido a Francisco de la Maza
Sepulcro de Juan de Nava, iglesia de Santa Clara, Valladolid
5 GARCÍA CHICO, Esteban: Nuevos documentos para el estudio del arte en Castilla. Valladolid, 1959, p. 41.

6 URREA, Jesús: El chantre de Traspinedo esculpido por Francisco de la Maza. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA) nº 62, Universidad de Valladolid, 1996, pp. 355-356.









Francisco de la Maza, 1582. Capiteles del patio y escalera del Palacio de Fabio Nelli, Valladolid
















Izda: Miguel Ángel, Piedad, Isabella Stewart Gardner Museum, Boston
Dcha: Discípulo de Miguel Ángel, Piedad, Colección particular, USA













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