La imagen de la fachada de la iglesia de San Pablo de Valladolid cubierta por andamios ya es historia. Hace cinco años que este monumento, el más representativo de la ciudad, fue cubierto poco a poco por un complejo andamiaje instalado para realizar una restauración integral, después de haberse terminado en el subsuelo la cámara de ventilación proyectada para eliminar y preservar las humedades a ras de suelo.
Han sido muchos los años que hemos estado privados de la contemplación de una de las fachadas más impresionantes de Europa, pero la espera ha merecido la pena, sobre todo si se tiene en cuenta que ahora tenemos la ocasión de contemplarla como no pudieron hacerlo anteriores generaciones, tal como quedó en los primeros años del siglo XVII tras la reforma promovida por el Duque de Lerma, y porque se ha preservado para el futuro tan significativo monumento. Para ello ha sido necesario un exhaustivo trabajo, de gran rigor científico, llevado a cabo después de un pormenorizado estudio previo de materiales, pátinas, condiciones climáticas, humedades, focos salinos, suciedades por excrementos de aves, microorganismos, elementos orgánicos, etc., a los que se ha ido dando solución durante todo este tiempo.
Pero no sólo se ha hecho una limpieza a fondo, sino que también se han reintegrado hasta veinte piezas que se habían perdido o que ya eran irrecuperables, y todo ello siguiendo las mismas técnicas de cantería del siglo XV, labores realizadas por el taller de Rodrigo de la Torre de Valladolid y el Atelier Bouvier de Avignon. Entre las piezas afectadas se encuentran los pináculos de las espadañas, con forma de fruteros y pebeteros, que han soportado grandes y pesados nidos de cigüeñas.
Una vez asentados todos los elementos, se ha aplicado una pátina protectora después de haberse eliminado todas las anteriores. Otra novedad es la instalación de un sistema disuasorio para palomas, cuyo guano o palomina es un auténtico cáncer para la piedra. El sistema es un circuito eléctrico y está basado en una corriente continua que actúa como repelente para las aves.
Para paliar el ocultamiento necesario de la fachada de forma tan prolongada, en la restauración se han aplicado novedosas soluciones que han facilitado a los interesados el seguir la evolución de la restauración mediante una plataforma elevadora con 17 niveles y junto a la cual ha funcionado un centro de interpretación e información. Ello ha permitido a más de 40.000 personas contemplar a corta distancia las esculturas que a partir de ahora son inaccesibles.
Aunque no facilitamos habitualmente los nombres de los responsables políticos e instituciones que financian estos trabajos, puesto que consideramos que es su obligación y de ello obtienen ventajas, por la seriedad de los trabajos hacemos una excepción informando que la obra ha sido financiada por la Junta de Castilla y León y la Fundación Caja Madrid.
A la alegría por la recuperación de esta espectacular fachada y su descubrimiento durante el mes de agosto, se une la del cierre ocasional del contiguo Museo Nacional Colegio de San Gregorio para proceder a la colocación de las obras en las nuevas instalaciones, estando prevista su apertura al público en el próximo mes de septiembre, un nuevo acontecimiento.
Ilustraciones: 1 Fantasía sobre el engalanamiento de la fachada. 2 Aspecto de la fachada durante los trabajos, una imagen ya histórica. 3 Elementos deteriorados retirados y sustituidos durante las obras.
Informe, dibujo y fotografías: J. M. Travieso.
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