Estampas y
recuerdos de Valladolid
El edificio Duque de Lerma, con sus 88 m. de altura,
es el más alto de Valladolid y el segundo de Castilla y León, después de la
Torre de la Rosaleda de Ponferrada. El proyecto se gestó a finales de los años
60, en pleno desarrollismo vallisoletano, como un hotel en forma de rascacielos
de 24 pisos cuyos cimientos quedarían anclados junto a las aguas del Pisuerga,
a pocos metros del Puente Mayor, con miradores en la cúspide y junto a las
aguas en el cuerpo bajo. Como tal fue comenzado en 1970 por la empresa
Grutamasa, que llegó a levantar en la llamada Huerta del Rey las dependencias
de la base y hasta veinte plantas con un diseño, por decirlo de alguna manera,
en forma de ficha de dominó, con las fachadas norte y sur sensiblemente más
estrechas que las dos restantes, lo que le proporciona una airosa silueta.
Cuando el edificio prácticamente estaba construido,
a falta únicamente de dotación, las obras se paralizaron y el proyecto hotelero
se desvaneció, permaneciendo abandonado a su suerte durante años hasta alcanzar
un estado casi de ruina. Las pretendidas instalaciones hoteleras se llenaron de
indigentes y "okupas" y fueron paulatinamente desmanteladas por
intrusos a los que todo les venía bien. Poco a poco la presencia de aquella
enorme mole tan degradada se convirtió en un fantasma y una pesadilla para el
Ayuntamiento, pues la falta de control en los accesos originaba continuos
problemas, pasando a la crónica negra al llegar a producirse en su interior el
asesinato del indigente Juan Holguera, caso sin resolver, y ser un escenario
tentador para suicidas.
Sin embargo la falta de utilidad de tan gigante
edificio fue ingeniosamente aprovechada para convertirle en una enorme pancarta
abierta a los cuatro puntos cardinales y visible a varios kilómetros a la
redonda. Aprovechando la disposición reticular de las ventanas, con simples
pintadas de unas a otras, durante la década de los 80 el edificio se llenó de
proclamas de tipo político, cambiantes según la polémica de cada momento, como
"BASES FUERA" en protesta por las bases americanas en España,
"OTAN NO" durante la campaña del referéndum sobre la entrada de
España en la Otan, "VIDA SÍ" en el debate relativo a la aprobación de
la ley del aborto, etc.
Tan degradada "valla publicitaria" se
convirtió durante más de veinte años en el elemento urbano más visible de la
ciudad, con una imagen deplorable, motivo por el que fue propuesta en varias
ocasiones su demolición, sobre todo en tiempos del alcalde Rodríguez Bolaños.
En el intento de buscar una solución, el gobernador
civil propuso que el Duque de Lerma fuese reconvertido en sede de la recién
creada Junta de Castilla y León, sugerencia que no prosperó por motivos
funcionales.
El Duque de Lerma, cabeza de la incipiente Huerta del Rey |
En 1985 el edificio salió a subasta pública, siendo
adquirido por la empresa Orecón, que remodeló el proyecto para convertirlo en
120 viviendas residenciales. Se levantó una planta más para albergar un posible
restaurante con mirador y se incorporó en la parte norte una torre de
ascensores, saneando todo lo construido y su entorno hasta ser inaugurado en
diciembre de 1999 por el alcalde León de la Riva, tras toda una serie de
obstáculos administrativos, adquiriendo la imagen cosmopolita que ofrece en la
actualidad.
De esta manera la degradada fachada-pancarta dejó
paso a una espectacular pantalla de piedra blanca que se refleja en el río y
que durante algunas fiestas ha conocido la proyección de espectáculos
multimedia. Incluso en 2006 sirvió de telón de fondo cinematográfico
identificado con Valladolid. Esperemos que como edificio vivo y representativo
de la ciudad tenga un futuro feliz, después de que incluso los nuevos
inquilinos también hayan padecido los efectos de la especulación más feroz, víctimas de una maldición que parece perseguir a este atípico rascacielos vallisoletano que se levanta como un faro en la meseta.
Aspecto actual del edificio Duque de Lerma |
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