11 de junio de 2014

Taller Literario: DECISIÓN, de María José Avendaño

DECISIÓN

Cuando cerró aquella puerta, supo que allí dejaba parte de su vida. Ya no habría más evasivas ni más mentiras, ya no creería en falsas promesas, ni arrepentimientos que nunca llegaban.

No se sentía con fuerzas para seguir luchando por una quimera, tenía que seguir hacia adelante, de lo contrario acabaría consumida por el pánico que se instaló en su vida obligándole a estar siempre alerta.

Ya no recuerda cómo llegó a este punto de su existencia. Ella, joven, bonita,  inteligente, aparcó su vida por un amor desenfrenado, pasional, con toques de lujuria que rozaban la perversión. Aquello que comenzó siendo un juego, acabó formando parte de su supervivencia.

Por cada entrega suya recibía a cambio insultos, palabras soeces. Ella no entendía el porqué de este trato y él se excusaba en el juego inocente. El terror acabó acampando en su mundo llegando a anularla. El día que se negó a seguir, recibió, a cambio, su primer golpe, y a este le siguieron… ya no recuerda cuantos. Cuando se recompuso preguntó el porqué. Ella jamás le dio motivos y él tan solo se lamentó prometiendo que no volvería a suceder, que fue un arrebato.

No recuerda el tiempo transcurrido, ni  en qué momento fue dichosa. Vive en una pesadilla constante, mirando el reloj y rogando que no llegue la oscura noche. Con esa oscuridad llega el miedo que se instala en su cama y la convierte en un guiñapo a merced de caprichos vejatorios y reza por que acabe cuanto antes. Aprendió a escuchar su respiración cuando él ya dormía profundamente. Entonces era cuando ella recobraba cierta paz. Convertida en un ser invisible se acurrucaba dándose calor, ese calor que necesitaba para seguir viviendo. Ansiaba el clarear del día porque sólo entonces volvía esa tranquilidad efímera.

Hasta que cierto día el espejo no le devolvió la imagen que ella recordaba. Se vio marcada. Se acarició la cicatriz que mantenía enmascarada bajo el maquillaje. Fue entonces cuando le volvió el valor y éste desechó el miedo. Buscó su  maleta, metió en ella las ilusiones, la esperanza y el motivo más importante por el que luchar.

Se apresuró escaleras abajo, era el camino más seguro y la hora se acercaba. Temía ser vista, alcanzó la puerta. El sol le dio en los ojos. Miró a ambos lados de la calle y respiró hondo. Se acarició el vientre y susurrando se aferró a su maleta, apresurando el paso…

Mª JOSÉ AVENDAÑO, abril 2014

Taller Literario Domus Pucelae. Texto nº 4
Ilustración: "La familia bien, gracias".


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1 comentario:

  1. Crudo y real , si según reza el encabezamiento y se habla de sentimientos ,en este están
    a flor de escritura

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