LOS CUATRO
EVANGELISTAS
Felipe
Bigarny (Langres, Francia, ca. 1475 - Toledo 1543)
Hacia 1503
Madera
policromada
Museo
Nacional de Escultura, Valladolid
Posible
procedencia de la capilla de la Universidad de Salamanca
Escultura
renacentista española. Escuela burgalesa
Corría el año 1498 cuando un joven escultor borgoñón
de apenas 23 años, que poco antes había recorrido la Italia renacentista
ejercitando su formación, decidió hacer el Camino de Santiago. A su paso por
Burgos, quedó sorprendido por la frenética actividad en torno a la fábrica de
la catedral, en cuya cabecera los Condestables de Castilla estaban levantando
una impresionante capilla destinada a albergar los sepulcros familiares. Felipe
Bigarny, el Borgoñón, que llegaba
plenamente formado, no tuvo dificultades para incorporarse a los trabajos de
ornamentación de la catedral, donde le fue encargado un gran altorrelieve en
piedra, con el tema del Camino del
Calvario, destinado a la cubrición del trasaltar en la capilla mayor, según
el proyecto arquitectónico trazado por Simón de Colonia. Tal fue el éxito
conseguido con esta obra, en la que tímidamente incorporaba el lenguaje
renacentista italiano, cuando las directrices escultóricas estaban dominadas
por los maestros hispanoflamencos, con el taller burgalés de Gil de Siloé a la
cabeza, que el cabildo catedralicio le encargó los restantes relieves del
proyecto con los temas de la Crucifixión
y el Descendimiento.
Felipe Bigarny. San Juan Evangelista, hacia 1503 |
De este modo el joven francés quedaba atado a la
ciudad de Burgos de por vida, pues al poco tiempo allí montó su propio taller,
contrajo matrimonio con María Sáez Pardo, con la que tuvo cinco hijos, y,
siguiendo una práctica habitual, comenzó a trabajar asociado a otros
renombrados escultores, como Andrés de Nájera, Alonso Berruguete y Diego de
Siloé, para poder atender la ingente demanda de sillerías, sepulcros y
retablos, obras en las que Felipe Bigarny trabajó tanto en madera como en
piedra hasta convertirse en una pieza clave en la introducción del arte
renacentista en España y en una de las principales cabezas de la flamante
escuela burgalesa.
En la evolución de su obra se aprecian tres etapas.
En la primera, que abarca desde su llegada a Burgos en 1498 hasta su participación
en la sillería de la catedral burgalesa en 1510, mantiene el estilo nórdico
francés y la corrección del último gótico, incorporando elementos renacentistas
muy moderados, aunque cargados de ritmo. En una segunda etapa, fechable entre
1510 y 1519, adapta su estilo al gusto dominante castellano, ajustándose a las
formas goticistas que demandaban sus clientes. En la tercera etapa, de 1519 a
1542, determinada por su colaboración con Diego de Siloé y Alonso Berruguete,
ambos regresados de Italia, ya se decanta decididamente por las formas
renacentistas, siempre manteniendo un estilo sereno y clasicista, muy alejado
de las expresiones manieristas, que alcanza su culmen en obras localizadas en
la citada Capilla del Condestable de la catedral de Burgos y en la catedral de
Toledo, ciudad en que falleció.
A la primera etapa de Felipe Bigarny, ya que se
puede datar en torno al año 1503, pertenece este grupo de los Cuatro Evangelistas que desde el año
2010 forma parte de los fondos del Museo Nacional de Escultura, después de su
adquisición por el Estado en ese mismo año. En esta obra afloran los rasgos que
definen dicho período, como la pervivencia gótica en la configuración espacial,
incluyendo una ventana geminada, el modo de trabajar los cabellos y el predominio
de las superficies doradas, junto a otros de origen borgoñón, como la
caracterización de los personajes, el trabajo de las anatomías, de canon algo
corto, y la forma de los plegados de las indumentarias, incorporándose a todo
ello pequeños detalles italianizantes, como el uso de veneras en los respaldos
de las cátedras o las garras en las patas de los pupitres, así como el
perfilado personalizado de cada uno de los Evangelistas y su presentación con
afanes naturalistas en el momento de su inspiración al escribir los textos
sagrados.
Por tanto esta obra, por otro lado tan atractiva
como muestra del tipo de escultura imperante en Castilla en el arranque del
siglo XVI, hay que localizarla en la obra poco evolucionada del escultor,
centrada en el momento en que comienza a consolidar su propia personalidad, del
mismo modo que lo había hecho Gil de Siloé en Burgos y lo hacía en tierras
palentinas el renano Alejo de Vahía, pudiendo relacionarse estas cuatro figuras
de retablo con el mismo estilo que muestra en los grupos del Llanto sobre Cristo muerto que se
conservan en el Museo Diocesano y el Museo Catedralicio de Palencia, en cuyo
retablo mayor de la catedral también intervino, así como en la serie de santos
del Museo Universitario de Salamanca, que en su día formaron parte del
primitivo retablo de la capilla de la Universidad, todas ellas obras realizadas
entre 1505 y 1510.
Felipe Bigarny. San Marcos, hacia 1503 |
LOS CUATRO EVANGELISTAS
Aunque se desconoce la verdadera procedencia del
conjunto, por no estar documentada, Manuel Arias Martínez1 lo
relaciona con el desmantelado retablo de la Universidad de Salamanca que «Felipe
de Borgonia, ymaginario, vecino de Burgos» contrataba en 1503, según el cual se
haría cargo de quince esculturas de bulto, cobrando 4.500 maravedís por cada
una y figurando entre ellas las de Santa Catalina, Santa Bárbara, la Asunción, un
Calvario, San Juan Bautista y los cuatro Doctores de la Iglesia dentro de
hornacinas, que posiblemente irían acompañados por el cuarteto de los
Evangelistas situados en los encasillamientos del banco, lo que explica la
abundancia de detalles narrativos, aptos para ser contemplados a corta
distancia. Estas esculturas, que fueron acabadas en febrero de 1505, finalmente
fueron policromadas por Juan de Yprés.
Las imágenes de los Cuatro Evangelistas presentan una disposición emparejada que debía
articularse en los encasamientos del retablo situados flanqueando el eje de
simetría marcado por el altar, de modo que a cada lado aparecía un escritor
barbado y otro barbilampiño. Avalando la hipótesis de que formaran parte del
retablo universitario salmantino aparecen una serie de elementos que no pasan
desapercibidos, como son los libros distribuidos por los escritorios de los
Evangelistas, cuya presencia y significación en la ambientación trasciende a su
función meramente decorativa o anecdótica, pues hay que tener en cuenta que
todo elemento era estudiado con precisión y el libro es un elemento idóneo para
realzar la idea de un intelectual en su estudio.
Los Cuatro
Evangelistas presentan una iconografía basada en la tradición, esto es, cada
figura como autora del texto revelado por inspiración divina y acompañada
por los símbolos apocalípticos o atributos sagrados que les identifican, de
modo que su colocación en la base del retablo simbolizaría que sus escritos
constituyen la doctrina sobre la que se sustenta la fe de la Iglesia, una
codificación muy bien entendida por los eclesiásticos.
Todos ellos aparecen ubicados en un pequeño escritorio y ocupados en redactar los
textos sagrados, presentando un repertorio iconográfico que pudo tener su
inspiración en una ilustración del tipo de scriptorium
realizado por el francés Jean Le Tavernier para la obra "Milagros de Nuestra Señora" de Jean
Mielot, conservada en la Biblioteca Nacional de Francia (ver ilustración). En aquella escena,
realizada por tan excelente iluminador alrededor de 1456 en la corte de Felipe
III de Borgoña o Felipe el Bueno, se repiten los libros desperdigados por la
estancia, el atril de gran tamaño, el mismo tipo de arquerías en las patas del
mobiliario, las estanterías y tinteros sobre la pared, etc., recreando el mismo
universo que transmite en sus tallas Felipe Bigarny, llegado precisamente de
aquellas tierras francesas.
San Juan Evangelista
El santo está representado como el más joven de los
cuatro, sentado en su estudio en escorzo ante un pupitre y en un momento en
que, con su mano derecha relajada sujetando el cálamo y la izquierda apoyada
sobre el libro en el que escribe, eleva su mirada a lo alto reclamando la
inspiración divina, como los mensajes proféticos que recibiera en la isla de
Patmos. El escritor, de gesto un tanto lánguido, se ubica dentro de un pequeño
estudio que por la acumulación de elementos descriptivos resulta un tanto
agobiante. Viste una túnica y un manto dorados con decoración orlada en los
ribetes, a base de esgrafiados, y se sienta sobre una lujosa cátedra con las
patas decoradas con formas vegetales rameadas. Como elementos de atrezo, en la
recreación del estudio, en el centro se coloca un atril de forma caprichosa y sobre
el muro del fondo, junto a la insinuación de una ventana, una pequeña
estantería esquinera sobre la que reposan varios libros cerrados y apilados,
junto a otro abierto bajo el que pende un recipiente que podría tratarse de un
tintero o de una aceitera para las candelas. En su afán descriptivo, incluye
otro libro bajo las patas del sillón, semioculto bajo un cabo del manto.
Bien visible en primer plano se coloca el águila que
tradicionalmente le acompaña e identifica desde las representaciones medievales
del Tetramorfos, cuyo simbolismo
tiene su origen precisamente en el Evangelio de San Juan, el único no sinóptico
y el más conceptual y teológico de los cuatro, motivo por el que se le
identifica con un animal volador que simboliza la sabiduría, capaz de elevarse
sobre los demás. El símbolo toma en la escena parte activa, apareciendo como un
animal de compañía con las alas desplegadas, sujetando en su enorme pico un
tintero que ofrece al escritor y con sus garras reposando sobre el Libro del
Apocalipsis.
San Marcos Evangelista
Siguiendo un esquema parecido al anterior, con la
misma orientación y el mismo tipo de indumentaria, aparece la figura de San
Marcos, representado como un hombre maduro y barbado. Está sentado sobre una
cátedra cuyo respaldo aparece rematado por una gran venera, un motivo tomado del
Renacimiento italiano que muestra la asimilación de un nuevo repertorio
estético de origen clásico contrapuesto al gótico, como también lo son los
motivos vegetales y las garras de león que adornan las patas. Su gesticulación
busca el naturalismo, pues está representado en el momento en que con su mano
derecha moja el cálamo de escribiente en el tintero mientras con las izquierda
sujeta una páginas ahuecadas del libro. De nuevo se repite el tipo de atril y la
colocación de estantes sobre los muros del fondo, con libros apilados, cerrados
y abiertos, junto a un pequeño recipiente.
Felipe Bigarny. San Lucas, hacia 1503 |
En lugar preferente se coloca el león de San Marcos,
atributo que hace referencia a la justicia. El animal toma parte activa de la
escena, sentado frente al evangelista, sujetando en sus fauces el tintero y con
sus garras apoyadas sobre un libro de las Sagradas Escrituras colocado en el
suelo.
San Lucas Evangelista
La composición toma una orientación contrapuesta a
los dos anteriores y procurando una correspondencia simétrica. El esquema
compositivo es idéntico, con la figura del evangelista en escorzo y ocupando
buena parte del espacio del minúsculo estudio, aunque aderezado con nuevos
elementos, como un tocado sobre su cabeza, una filactería apoyada en el atril, sobre
la que escribe y en la que se aprecia una inscripción con su nombre, la túnica
con el cuello abotonado y sujetando él mismo el tintero en su mano izquierda.
Está caracterizado como un hombre maduro de rostro afeitado, de rasgos minuciosamente
trabajados, y reposa sobre una cátedra que repite una venera en el respaldo y
patas en forma de garras de león que se repiten en el atril, elementos
italianizantes contrapuestos a la pequeña ventana geminada, de aire gótico. En
la estantería aparece un libro abierto y dos cerrados junto a una palmatoria
con una vela que adquiere el simbolismo de la luz de su Evangelio.
En el ángulo inferior izquierdo se coloca la figura
frontal de un toro recostado que le identifica como atributo y que simboliza el
poder.
San Mateo Evangelista
Siguiendo la misma orientación de la anterior, completa
el cuarteto la figura de San Mateo, también sentado en escorzo, con túnica y
manto abrochado, cubierto por un bonete y rostro barbado. Es interesante ver
como la fantasía del escultor fusiona en las patas garras y rameados de
inspiración clásica con un arco trilobulado netamente gótico. La faceta
intelectual está sugerida por un atril provisto de una pequeña repisa sobre la
que reposan libros, elementos que se repiten sobre el estante del muro del
fondo, donde también aparece una pequeña cerradura. Pero lo más original es la
actitud del evangelista, con un gesto pensativo en el momento en que parece que
se le ha acabado la tinta y acerca el cálamo a sus ojos para comprobarlo,
mientras la figura de un niño se lo indica y le ofrece el tintero que porta.
Esta figura del infante, activa en la escena, es el
atributo divino que identifica a San Mateo en el Tetramorfos y que simboliza el amor.
EL ANTIGUO RETABLO SALMANTINO
Cuando en 1767 fue renovada la capilla de la
Universidad de Salamanca, el retablo de Felipe Bigarny fue desmantelado y
sustituido por otro neoclásico, siendo sus esculturas desperdigadas. En 1901
Gómez Moreno, en colaboración con Miguel de Unamuno, por entonces rector, al
realizar el Catálogo Monumental identificaron entre los fondos universitarios
seis de las quince esculturas de Bigarny que formaron parte del primitivo
retablo, las correspondientes a tres de los Doctores —San Jerónimo, San Agustín
y San Gregorio—, la Asunción, San Juan Bautista y Santa
Bárbara, actualmente expuestos en el Museo de la Universidad Salmantina.
Asimismo, en 1987 Luis Luna Moreno identificó una Santa Catalina como escultura perteneciente
al mismo retablo salmantino, después de ser adquirida en 1972 por el Museo
Nacional de Escultura de Valladolid, donde se expone junto a otras obras del
escultor borgoñón.
Felipe Bigarny. San Mateo, hacia 1503 |
Informe: J. M. Travieso.
NOTAS
1 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel. El
Museo crece. Últimas adquisiciones 2005-2010. Ministerio de Cultura-Museo
Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid, 2011, pp. 28-35.
Jean Le Tavernier 1456. Jean Miélot en su scriptorium Miracles de Notre Dame. Biblioteca Nacional de Francia, París |
Felipe Bigarny. Imágenes del antiguo retablo de la Universidad de Salamanca, 1503 Izda.: Sta. Catalina, MNE, Valladolid. Centro y dcha: Asunción y Sta. Bárbara, Museo de la Universidad, Salamanca |
Felipe Bigarny. San Jerónimo Museo de la Universidad, Salamanca |
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