6 de agosto de 2014

Taller Literario: LA MALETA, de José Luis Juárez

LA MALETA

Como cada viernes y desde que Roberto llegó a ese nuevo destino de trabajo, empezó a acostumbrarse a salir todas las semanas en compañía de sus compañeros, pues a pesar de que echaba mucho de menos su ambiente, sus amigos, su familia y su entorno, aquel que le vio nacer y crecer, no podía desechar su nueva situación laboral. Al fin y al cabo era una oportunidad para poder desarrollar un trabajo relacionado con la carrera que había estudiado aunque fuera en otra ciudad. No estaban los tiempos como para elegir muchos trabajos. Se sentía contento.

Después de tomarse unas copas, charlar y echarse unas risas con sus amigos, estaba llegando a su casa, un hermoso apartamento que además le pillaba muy cerca de su trabajo. Centrado en visitar a su familia el fin de semana, le llamó poderosamente la atención aquella maleta sobresaliendo del contenedor de basura. En otras condiciones hubiera pasado de largo, pues sus bordes y esquinas estaban bastante deteriorados y una cuerda impedía que las dos partes pudieran abrirse. Sí, desde luego, hubiera pasado de largo sin advertir en él un mínimo de interés por esa maleta mugrienta y destartalada.

A esas horas de la noche apenas transitaba nadie y el silencio del momento permitía oír con claridad cualquier sonido por imperceptible que fuera. Algo le reclamaba en su interior que la mera indagación por ver el contenido de esa maleta y podía más esa curiosidad que ignorar su existencia. Miró hacia un lado y a otro y extrajo el bulto del contenedor. Apenas pesaba y se alegró pues al menos se quitaba el temor de que hubiera algo desagradable en su interior (hoy día se encuentra cada cosa…).

A pocos metros de su casa se preguntaba la razón de haber cogido aquella maleta. Seguramente cuando estaba en la basura sería porque su contenido no interesaría ni al más curioso. Pero algo debió de fascinarle… ¿sería el momento de la noche o quizás el alcohol acumulado de varias horas de juerga lo que le incitó a ser tan curioso?

Una vez en su casa se puso a observar los remaches oxidados por el tiempo que, a modo de contrafuertes, dieron en su día robustez a la maleta y empezó a estar intranquilo e inquieto. Se dijo más de una vez que sacar de la basura aquello, por mucha curiosidad que tuviera, no había sido buena idea. También se consolaba pensando en la circunstancia de que estaba fuertemente atada para impedir que ésta pudiera abrirse. Quizás por ello esa necesidad de “fisgonear” su contenido. A fin de cuentas ¿para qué iban a atar una maleta si realmente era basura?

Su nerviosismo se apoderaba por momentos de él y decidió ver su contenido y optó por la forma más sencilla. Tomó un cuchillo de la cocina y cercenó el cordel que impedía su acceso. En su interior estaba lleno de recortes de periódicos y revistas muy antiguas, propias del interés de algún coleccionista ya que algunas databan de fechas muy cercanas a la guerra civil española.

La idea por saber más y por descubrir todo ese cúmulo de documentación disipó cualquier prisa por dormir. También había un pequeño espejo femenino, unas gafas para leer con un cristal roto, un escapulario apenas reconocible por su uso, un libro de Federico García Lorca y un sobre bastante abultado por su contenido. Su curiosidad hizo que sus constantes empezaran a provocar un pulso más acelerado. Cuando abrió el sobre estaba lleno de fotografías. Sus personajes eran siempre los mismos en distintas situaciones: en el parque, en el rio, paseando… De entre tantas imágenes destacaba siempre una pareja. Él con uniforme de alférez republicano. Ella, muy guapa, con diferentes trajes y vestidos de la época y siempre con un porte de elegancia. Entre las fotografías había un papel doblado apreciándose que podía ser una carta.

Con el escrito en sus manos comenzó a sentirse tembloroso. Especialmente interesado, deseaba descubrir su contenido y leer con avidez lo que podría encerrar aquel papel carcomido y amarillo por el tiempo, sin embargo, se preguntaba si no estaría rompiendo una intimidad epistolar y sin ningún derecho. Si hay algo en esta vida privado, íntimo y absolutamente personal es una carta – se dijo.

Sus ansias por destapar el misterio que encerraba, fueron mucho más fuertes que el reproche que a sí mismo se hacía y decidió desdoblar con mucho cuidado aquel desgastado papel, como si de un tesoro se tratara. Apreció una caligrafía clara y educada y empezó a leer:

Mi amada María Teresa.

Es más que seguro que cuando esta carta esté en tu poder ya no me encuentre en este mundo. Nuestro batallón fue abatido por el ejército rebelde. Hemos sido hechos prisioneros y nos han llevado a unos barracones donde sin ningún tipo de contemplaciones nos han asegurado que nos fusilarán mañana al alba. No ha servido de nada decir que la mayor parte de los que allí nos encontrábamos pertenecemos a la banda de música. No ha habido juicio, tan solo la decisión de un civil vestido de falange con correaje.

Un muchacho de apenas 17 años y que formará parte del pelotón de fusilamiento, casi más asustado que nosotros, al observarme escribiendo, me ha prometido que estas líneas intentaría que llegaran a su destino. Le aterrorizaba nuestra  situación. Él estaba en esa “otra parte de España” porque los falangistas que entraron en su pueblo para reclutar le obligaron a él y a otros muchos a luchar en esa “parte”. Rompieron su juventud antes de darle tiempo a hacerse hombre. Parece muy buen chico.

María Teresa, esto, aunque inevitable y sin poder modificar mi suerte deseo que sepas que, aún por el dolor de no poder sentir tus besos, tus abrazos ni conocer a nuestro esperado hijo, sentiré cuando esté de frente a la tapia que me verá morir, la enorme suerte de haber sido el hombre más feliz y amado por una mujer como tú. El recuerdo de los momentos que pasamos juntos será mi mejor anestesia para no sufrir ningún dolor por la bala que me de final. Sabes que no entiendo esta asquerosa guerra ni los fines ni los propósitos que han llevado al enfrentamiento entre hermanos, …incluso entre padres e hijos. Solo espero que nuestro hijo crezca en un ambiente menos hostil y que este estrago de sangre derramada permita a los supervivientes a construir un mundo con menos envidias, egoísmo, codicias y ansias de poder.

Te quiero y mi lamentación es de abatimiento por dejarte sola y no haber podido disfrutar de la sensibilidad que supiste transmitirme y del amor que siempre recibí de ti. Me han despojado hasta de mi dignidad como humano al tratarnos como lo hacen, pero hay algo que no podrán quitarme y es seguir soñando contigo incluso hasta después de muerto.

Antonio

Un golpe seco proveniente del exterior despertó su ensimismado momento saliendo su mente de la historia que acababa de conocer. María Teresa y Antonio, una pareja hasta pocos momentos antes unos desconocidos, iban a provocar un cambio radical en el comportamiento futuro de la vida de Roberto. Se preguntó que podría haber pasado para que alguien decidiera echar al cubo de la basura toda una vida de imágenes, momentos y amor. Se sentía especialmente sensibilizado y dolido.

Ese fin de semana decidió no ir a su ciudad natal y averiguar algo sobre el contenido de la maleta. Con alguna foto y con tan solo los nombres de los protagonistas y la cercanía de las viviendas donde encontró los enseres, consiguió información sobre María Teresa.

Unos vecinos de destacada edad, cercanos a la vivienda, le informaron que una viejecita con ese nombre, muy dulce y educada, había sido víctima de un desahucio por no poder pagar el alquiler ya que ésta había sido estafada por un banco que la recomendaron poner en manos de unas “participaciones preferentes” sus escasos ahorros. La policía, a través de una orden judicial sin escrúpulos, la obligó por la fuerza a abandonar la casa. Se supo que poco después la habían encontrado muerta en la calle, justo apoyada en el portal de la casa en la que tanta vida de soledad tuvo. De este suceso había pasado algo más de un mes y el casero desmanteló los pocos efectos de los que disponía, tirándolos a la basura.

Al preguntar por el posible hijo que la carta mencionaba, un señor de avanzada edad, comentó que una patada de un militar, al comunicarle la noticia del fusilamiento de su marido, tuvo como desenlace la pérdida de su hijo y casi de la suya propia por su avanzado estado de gestación. Siempre vivió sola y acompañada de sus recuerdos, sin saber que la guerra jamás terminó en el año 39 y que otra forma de “victorias”, de cinismo y crueldad permitiría a los poderosos el ansia por aplastar al débil y el seguir pisoteando los ideales y los sueños compartidos.

El siguiente fin de semana visitando a su familia y éstos interesándose por su nuevo trabajo y nuevas amistades, Roberto les dio toda clase de detalles sobre su trabajo y lo satisfecho que estaba con su actividad y progreso laboral. También les comentó la suerte que había tenido por encontrar nuevas amistades, entre ellos a una pareja entrañable llamada María Teresa y Antonio.

Jamás se desprendió de las fotografías y de la carta. Esos recuerdos lo habían encontrado a él. Ya eran parte  de su vida.

JOSÉ LUIS JUÁREZ, junio 2014

Taller Literario Domus Pucelae. Texto nº 10
Ilustración: "La familia bien, gracias".


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4 comentarios:

  1. !Qué bonita la ilustración! Menuda imaginación!

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  2. Me parece un relato muy bien construido y lleno de una realidad atrayente. Imagino que a los mas "azules" y "conservadores" de este país no le guste demasiado ya que lleva tintes muy marcados de esa España agresiva y atacante de los rebeldes que usurparon el poder que las urnas habían establecido a la República. Me gusta el escrito mucho y ojala se escriban mas de esta clase. Las ilustraciones no pueden acompañar mejor al texto. ESTUPENDO

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  3. Tiene este escrito parte de re indicativo, emociones y vivencias
    que " otros " vivieron, y este nos hace recordar que hubo un tiempo
    duro y cruel para la mayoría.

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  4. Hacía tiempo que no leía algo tan verosímil y tan real. El pasaje de la carta relatando la tragedia de la guerra civil me ha parecido de un realismo increíble y muy acertado. Gracias a este autor algunos podemos seguir recordando que la lucha por conseguir ideales aun esta presente. Me gustaría que se pudieran seguir publicando relatos de este tipo. Desde este momento soy incondicional de este blog. Enhorabuena.

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