con un manto
sin luna ni estrellas,
y me arropa,
me aprisiona,
es la
maldición de mi noche eterna.
¡Viento!
mi llanto se
escucha entre los árboles,
vago sin rumbo,
sin consuelo, errante.
¡Qué soy!
sino viento,
una sombra, un recuerdo,
una ilusión,
un sueño, nadie...
Clavel de
rojizo pétalo,
no
desperdicies lágrimas de rocío,
deslumbra
con tu hermosura,
hasta que se
apague tu incesante brillo.
¡Goza!
antes de
caer al infinito vacío
y vagar
conmigo ciego y errante.
¡Clavel!
serás
viento, una sombra, un recuerdo,
una ilusión,
un sueño, nadie...
NOELIA TORIBIO (Este poema fue
publicado en la revista Atticus Dos en junio de 2011)
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