Estampas y recuerdos de Valladolid
En esta ocasión decir que las aguas han vuelto a su
cauce es algo literal. De nuevo el monumento "El poeta Jorge Guillén y la
infancia" y el estanque que lo integra han vuelto a la glorieta central
del Parque del Poniente. Esperemos que esta vez para quedarse definitivamente.
Queda lejos el día 5 de mayo de 2013 en que un grupo de vallisoletanos suspicaces
le dedicaban una despedida poética como acto reivindicativo para mostrar su
rechazo a la decisión municipal de desmontar el monumento para levantar en el
espacio que ocupa una nave con los puestos del vecino Mercado del Val, mientras
este era sometido a una reforma integral.
Tras 23 meses de obras, el remozado Mercado del Val
reabría sus puertas en noviembre de 2016, permaneciendo en el Poniente la nave
de chapa galvanizada que albergó de forma provisional a los comerciantes entre
el 15 de octubre de 2013 y el 28 de noviembre de 2016, aquella nave que había
supuesto el desmontaje del monumento al poeta vallisoletano.
Afortunadamente,
los plazos se han cumplido y la nave ha sido desmontada para ser trasladada y
reaprovechada en el Centro de Artesanía (Cearcal) del Barrio de España,
regresando el monumento a su lugar de origen en el histórico y estratégico jardín
vallisoletano.
El monumento al poeta Jorge Guillén es obra del
escultor vallisoletano Luis Santiago Pardo en 1998, igualmente autor del
monumento a la escritora vallisoletana Rosa Chacel (1996), que también se encuentra en
un rincón de la Plaza del Poniente, así como de la placa de bronce (1993)
colocada en la casa en que naciera Jorge Guillén en la calle Constitución, los
colocados en honor de Albert Einstein (2005) y Pío del Río Hortega (2006) en el
Museo de la Ciencia y placas conmemorativas diseminadas por la ciudad, como la
que evoca el lugar donde se produjo la muerte de Cristóbal Colón el 20 de
mayo de 1506 (2006), recordando el lugar donde se alzaba el convento de San
Francisco (Plaza Mayor), y la colocada en memoria de Luis Gallego Martín, el
Catarro (2012), en el estanque del Campo Grande.
De todos los monumentos realizados por Luis Santiago
Pardo en Valladolid, el dedicado a Jorge Guillén, con motivo de la celebración
del centenario del poeta, es el más complejo y está dotado de un componente
urbanístico. A partir del estilo hiperrealista habitual en el escultor, está
compuesto por un estanque ovalado —de 12 metros de longitud— en cuyo pretil
aparecen dos niños que juegan lanzando al agua barcos de papel, tutelados por
la figura sedente e inconfundible de Jorge Guillén, en cuyo honor los barcos
que navegan por el estanque llevan el nombre de dos de sus obras: Cántico y Clamor. El monumento responde a las características del escultor,
con las figuras fundidas en bronce y colocadas a ras de tierra, sin ningún tipo
de pedestal, siguiendo una costumbre implantada en nuestro tiempo con el afán
de hacer accesible y cercanas las esculturas y los personajes, sin el
distanciamiento y la grandilocuencia de los monumentos antiguos. De esta
manera, las figuras del poeta y de los niños se integran de forma natural en el
parque, que siempre ha estado dedicado al público infantil.
Es conveniente recordar que el primitivo Parque del
Poniente fue trazado en 1863, por el arquitecto municipal Martín Saracibar,
sobre un terreno que la Desamortización había requisado al monasterio de San
Benito. Se trataba de una importante transformación en el centro urbano acorde
con el desarrollo urbanístico de Valladolid tras la llegada del ferrocarril a
mediados del siglo XIX. Para los jardines de la plaza del Poniente, que
adoptaban la forma de un glorieta destinada a convertirse en importante enclave
urbano, en 1887 se propuso la colocación de una fuente monumental, cuyo proyecto
fue solicitado al fundidor Gonzalo Bayón, con un ajardinamiento a cargo de
Francisco Sabadell. Ese año la prensa local desvelaba como era el aspecto de la
Fuente del Cisne, actualmente
colocada en el Campo Grande, cuya obra fue adjudicada a Julián Quintana, que la
realizó con celeridad.
Sin embargo, tan pintoresca fuente urbana, que
comenzó a funcionar en el Poniente el 10 de junio de 1887, como un verdadero
homenaje al cercano cauce del Pisuerga, al cabo de unos meses vio como se
resentía la estructura del estanque, por lo que hubo que parar el
funcionamiento de los juegos de agua. Aunque fue reparada en 1888, los
problemas continuaron y en 1889 quedaba completamente inutilizada, lo que
produjo una polémica local sobre su destino. Mientras que desde el diario El
Norte de Castilla se alentaba su traslado al Campo Grande, desde La Crónica
Mercantil se proponía su permanencia y la construcción de una nueva fuente en
el Campo Grande. Finalmente el Ayuntamiento aprobó en un pleno municipal su
desmontaje y traslado a su actual emplazamiento.
Habría que esperar al 15 de julio de 1933, en
tiempos de la República, para que el Parque del Poniente se inaugurara con su
aspecto actual, con paseos ajardinados y espacios concebidos para el recreo de
los niños, estando dotado de bar, biblioteca infantil, urinario y pérgolas, con
las entradas animadas por parejas de esculturas en cemento, realizadas por el
escultor Alejandro Conde, que representaban protagonistas de cuentos y
publicaciones infantiles muy populares en la época, como La Lechera, Pipo y
Pipa, Pinocho, Pichi, Bobito y Lolín.
Tras convertirse en uno de los parques más
concurridos de la ciudad, conoció significativas remodelaciones durante los
años 1981 y 1998, siendo en este último cuando se renovaron las degradadas
pérgolas y se instaló el monumento a Jorge Guillén, sin olvidar que en 1996 se
había instalado en el parque la entrañable Librería Relieve, fundada en 1951 en
la calle Cánovas del Castillo por José Rodríguez Martín, conocido como Pepe
Relieve, que convertido en verdadero referente de la afición por la lectura en
Valladolid falleció el 10 de marzo de 2014.
El regreso al parque del monumento a Jorge Guillén y la infancia, si se
cumple con lo previsto, se verá acompañado también por el regreso de aquellas
recordadas esculturas infantiles copiadas de los originales por los escultores Francisco
Javier García Mosquera y Luis Fernández Nieto, actualmente conservadas en los
almacenes municipales del Soto de Medinilla.
Aspecto del monumento a Jorge Guillén en mayo de 2018 |
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