MAUSOLEO DE
PRÁXEDES MATEO-SAGASTA
Mariano
Benlliure Gil (Valencia, 1862-Madrid 1947)
1904
Mármol
Panteón de
Hombres Ilustres, Madrid
Escultura
realista decimonónica
Desde que el escultor valenciano Mariano Benlliure
se instalara en Madrid en 1896, su actividad fue imparable. Allí siguió
realizando una extensa y polifacética obra en la que demostró el dominio de
todos los géneros, materiales, técnicas y formatos de la escultura,
consiguiendo impregnar a sus creaciones un impresionismo espontáneo mediante el
modelado de figuras con un realismo casi pictórico que las dota de una
sorprendente vivacidad, siempre haciendo gala de un portentoso sentido de la
composición, motivos por lo que es considerado como el último gran maestro del
realismo decimonónico.
En Madrid trabajó para los personajes más
importantes e ilustres del momento, cuya presencia en su estudio de la calle
Abascal era constante, tanto para posar como para disfrutar de las tertulias
que allí se celebraban, momentos recogidos en innumerables fotografías de la
época.
Dentro de la variada producción de este escultor, en
el campo de la escultura funeraria se movió con gran soltura, siendo digno de
mención el Mausoleo de Julián Gayarre
(Museo Nacional del Teatro, Almagro), dedicado a este tenor navarro muerto en
1890, que junto a una escultura de Velázquez, un retrato del pintor Francisco
Domingo y un relieve con retratos de la Familia Real, le supuso la Medalla de
Honor de la Exposición Universal de París de 1900. En la incesante
búsqueda de expresividad, Mariano
Benlliure alcanzaría en 1926 el culmen de la modalidad funeraria en el Mausoleo del torero Joselito (Cementerio
de San Fernando, Sevilla), una impactante obra que se convirtió en todo un
acontecimiento artístico de la época y que todavía causa asombro.
No obstante, ahora fijamos nuestra atención en el Mausoleo de Práxedes Mateo-Sagasta, realizado
por Mariano Benlliure en 1904 y ubicado a pocos metros de la puerta de entrada
del Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, ámbito en el que se encuentran otras
dos obras funerarias destacables de este escultor valenciano: el monumento
funerario dedicado al político José
Canalejas (1915), que incluye un formidable grupo marmóreo formado por dos
hombres y una mujer que conducen el cuerpo del político asesinado al sepulcro,
y el de Eduardo Dato e Iradier
(1928), efectista composición en la que el escultor combina esculturas de
mármol y bronce.
Fotografía de Eva Sánchez Benitez |
Es este un recinto poco visitado a pesar de albergar
notables obras de escultura que componen los mausoleos de los políticos Manuel Gutiérrez de la Concha, Marqués del
Duero, obra de Elías Martín y Arturo Mélida en 1880, Antonio de Ríos Rosas, realizado por Pedro Estany en 1905, y Antonio Cánovas del Castillo,
grandilocuente composición en mármol, a modo de retablo, debida a Agustín
Querol en 1906. Asimismo, en el claustro se encuentra el denominado Monumento a la Libertad, construcción
cilíndrica de Federico Aparici, ornamentada con esculturas alegóricas
realizadas por Ponciano Ponzano y Sabino
Medina, que alberga los sepulcros de Mendizábal, Argüelles y Calatrava. Este
conjunto, realizado en 1857, fue trasladado al Panteón en 1912 desde el
desaparecido cementerio de San Nicolás.
EL PERSONAJE: PRÁXEDES MATEO-SAGASTA Y ESCOLAR
El monumento funerario que realizara Mariano
Benlliure en 1904 está dedicado a este político, nacido en 1825 en la población
riojana de Torrecilla de Cameros. Sagasta fue una de las personalidades más
destacadas de la vida social y política del siglo XIX. Titulado como ingeniero
de Caminos, Canales y Puertos, desde joven militó en el Partido Progresista,
con el que participó en la Revolución de 1854 como presidente de la junta
revolucionaria de Zamora, ciudad a la que representó como diputado en las
Cortes desde aquel año. Tras conseguir el gobierno progresista durante el
bienio 1854-1856, volvió a la oposición como diputado, al tiempo que ejerció
como periodista del diario madrileño La Iberia, cuya dirección alcanzó en 1863
convirtiéndole en portavoz de sus posturas políticas.
Casado del Alisal. Retrato de Sagasta, 1884 Palacio de las Cortes, Madrid |
Habiendo marginado la reina Isabel II a los
progresistas, Sagasta participó en dos intentonas para derrocar a la reina, a
la que finalmente consiguió destronar en 1868. Transformado de agitador en
estadista, se convirtió en un brillante orador parlamentario, siendo, durante
el Sexenio Revolucionario (1868-1874), ministro de la Gobernación, ministro de
Estado y tres veces presidente del gobierno, defendiendo un modelo de monarquía
democrática que se plasmó en la Constitución de 1869.
Cuando el Partido Progresista se escindió en dos
ramas, quedó al frente de los constitucionales, declarándose liberal
convencido, aunque fue desalojado del poder por el pronunciamiento de Martínez
Campos, que en 1874 restauró a los Borbones en la persona de Alfonso XII.
Defendiendo la vuelta a la constitución de 1869, en
1885 Sagasta lograba la unión de los líderes liberales y progresistas no
republicanos, en el definitivo Partido Liberal, firmando ese año con Cánovas
del Castillo el Pacto de El Pardo, que suponía una manipulación de las
elecciones para turnarse en el poder liberales y conservadores. Entre 1881 y
1902 llegó a presidir el Consejo de Ministros en cinco periodos.
De acuerdo a sus ideales políticos y a su afán por
modernizar España, realizó importantes reformas de repercusión nacional. En 1881
repuso a los catedráticos expulsados de la universidad por sus ideas políticas,
en 1883 amplió la libertad de imprenta, primera ley de prensa, en 1887 permitió
el desarrollo del sindicalismo obrero a través de la libertad de asociación, en
1888 reguló el juicio por jurados con la creación del primer Código Civil y del
Cuerpo General de abogados del Estado y en 1890 restableció definitivamente el
sufragio universal.
En el aspecto personal, conviene recordar que
Sagasta fue un destacado masón que llegó a alcanzar el grado de gran maestre
del Gran Oriente de España, aunque en 1885 decide apartarse de esta
organización como acto de fidelidad a la Iglesia Católica. En 1894, haciendo
una defensa de sus creencias y de la monarquía, manifestaba públicamente ante el
Congreso de los Diputados su definitiva separación de la masonería.
Tras el estallido de la rebelión colonial, fue
llamado de nuevo al gobierno, sufriendo la mayor de sus derrotas políticas con
la intervención de Estados Unidos contra España, asumiendo la pérdida de las
colonias en el Tratado de París de 1898, lo que provocó una profunda crisis
moral, política y económica. Sagasta moría en Madrid el 5 de enero de 1903.
EL MONUMENTO FUNERARIO
Todo el mausoleo fue realizado en mármol por Mariano
Benlliure en 1904. No fue la única ocasión en que Sagasta era retratado por
este escultor, pues en 1902 ya le había inmortalizado en un busto realizado un
año antes de su muerte, hoy propiedad de la Comunidad Autónoma de La Rioja,
para el que el político posó en el estudio que Benlliure tenía en Madrid,
momentos plasmados en instantáneas tomadas por el fotógrafo Franzen. Este busto fue realizado a petición del periodista y escritor Natalio Rivas, que escribió
la biografía "Sagasta, conspirador,
tribuno y gobernante", considerando el busto como una joya artística y
afirmando que "Sagasta la
contemplaba encantado".
Dicho retrato fue el soporte para representar al
político en su monumento funerario, que se articula con un cuerpo
arquitectónico colocado sobre tres gradas adquieriendo el aspecto de un severo
túmulo sobre el que reposa la efigie yacente de Sagasta. Este presenta la cabeza
reposando sobre un mullido almohadón, el rostro como verdadero retrato, con los
ojos semiabiertos, los brazos extendidos a los lados y las piernas recubiertas
por un sudario. Viste una levita minuciosamente descrita (la misma que luce en el retrato que le hiciera Casado del Alisal en 1884) y camisa con pajarita,
presentando sobre el pecho el collar del Toisón de Oro, su condecoración más
preciada, convertida en símbolo de la alta jerarquía que llegó a ocupar, así como
una discreta cruz que aparece mutilada parcialmente.
Sobre la cabecera está sentada una bella figura
femenina que representa a la Historia. Su cuerpo ofrece una desnudez
amortiguada por un paño que se pliega de la cintura a los pies con gran naturalismo,
con una potente anatomía de fuerte clasicismo y en actitud de cerrar un libro
en cuya portada aparece la leyenda "Historia" que identifica al personaje, gesto convertido en
símbolo de una época que terminaba con la muerte del insigne político, al que la
mujer, coronada de laurel, dirige su penetrante mirada.
En el lado opuesto, junto a los pies, se coloca una
figura masculina que simboliza al pueblo español. Representa a un joven obrero, sentado sobre el túmulo, que apoya su cabeza sobre su mano izquierda, mientras el brazo descansa sobre
el libro abierto de los Evangelios, convertidos en emblema de la Verdad. En su
mano derecha sujeta una espada, en cuya empuñadura aparece representada una
alegoría de la Justicia, junto a una rama de olivo que recorre toda la hoja de
la espada en alusión a la Paz.
En los costados del túmulo, junto a ramajes y
motivos heráldicos, figuran los años que marcaron hitos importantes en la
actividad política de Sagasta, mientras que en el frente aparece una
dedicatoria con grandes letras: "A Sagasta,
los liberales, 1825 + 1903".
Asombra en toda la obra la capacidad de Benlliure
para matizar en el mármol las diferentes texturas, desde la mórbida y tersa anatomía
de la mujer al naturalismo de las vestimentas masculinas, reflejando al detalle
cada elemento, como el blusón y las alpargatas del obrero, la levita y el
collar de Sagasta, los libros con las hojas perfiladas, etc., trabajando los
motivos decorativos con un gusto exquisito, como en los tallos que recorren los
costados o los remates de encaje del almohadón, aunque sin duda el trabajo más
esmerado se encuentra en los rasgos faciales del político representado. A todo
ello se suma la gran sutileza con que el escultor, utilizando alusiones a la
mitología greco-romana, incorpora una simbología masónica al monumento
funerario.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Mariano Benlliure. Mausoleo de Sagasta, 1904 Panteón de Hombres Ilustres, Madrid |
Mariano Benlliure. Mausoleo de Eduardo Dato, 1928 Panteón de Hombres Ilustres, Madrid |
Mariano Benlliure. Detalle del Mausoleo de Canalejas, 1915 Panteón de Hombres Ilustres, Madrid |
Mariano Benlliure. Detalle del Mausoleo de Canalejas, 1915 Panteón de Hombres Ilustres, Madrid |
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