4 de julio de 2019

Visita virtual: SAN PEDRO DE LA NAVE, el encanto de la simplicidad










SAN PEDRO DE LA NAVE
Siglo VII (Entre los años 680 y 711)
Sillería y decoración labrada en piedra
El Campillo (Zamora)
Arquitectura y escultura visigoda









La iglesia de San Pedro de la Nave, con su planteamiento armónico y proporcionado, junto a los abundantes motivos decorativos supeditados a realzar algunos elementos arquitectónicos, muestra el estimable grado de madurez que llegó a alcanzar la cultura visigoda en España en poco más de cien años. En origen era una iglesia monacal situada en un lugar poco poblado, alejado de grandes centros como Toledo, Mérida, Córdoba o Sevilla, donde a finales del siglo VI y durante todo el VII se construyeron templos y palacios de mayor envergadura de los que apenas nos han llegado algunos restos decorativos aislados. Sin embargo, y por fortuna, esta iglesia zamorana ofrece un magnífico estado de conservación.

Su construcción, que se data entre los años 680 y 711, poco antes de que se produjera la conquista musulmana, se puede considerar como una de las últimas obras de la cultura visigoda, perteneciendo a esta época, en toda su pureza, el ábside que conforma la capilla mayor, el presbiterio, las dependencias laterales y los cubículos superiores de uso incierto. El resto, hacia los pies, sufriría modificaciones entre los siglos XI y XIV, esto es, durante los periodos en que estuvieron vigentes el románico y el gótico, afectando sobre todo a los pórticos laterales.

Fachada principal, orientada al oeste
LA CONSTRUCCIÓN

Tanto por su trazado estructural, como por el perfecto juego de volúmenes que la construcción presenta en el interior y en el exterior, junto al excepcional conjunto decorativo, San Pedro de la Nave es el monumento más interesante de cuantos nos han llegado de época visigoda y uno de los mejores ejemplos del arte español altomedieval y prerrománico. 

Construida con sillares muy bien trabajados —la mayor parte de gran tamaño— y con las hiladas perfectamente encajadas mediante grapas de madera, presenta una estructura de iglesia cruciforme, con una planta en forma de cruz latina inscrita en un rectángulo, destacando en planta tres aditamentos igualmente rectangulares: uno que conforma la capilla mayor en la cabecera, orientado al este, y otros dos en el centro de los laterales, uno hacia el norte y otro hacia el sur, ambos formando dos pórticos, cuyas puertas al exterior complementan a la principal, situada a los pies de la nave central. El interior dispone de tres naves, con la central de mayor altura, que son atravesadas por otra que forma el crucero, de la misma altura que la central.

Tipos de ventanales y detalle de la sillería
Las naves laterales situadas a los pies quedan separadas del transepto mediante grandes arcos de herradura sustentados en gruesos pilares, mientras que las de la cabecera forman dos estancias comunicadas con la nave central por una puerta y un ventanal con triple arquería sobre rudimentarias columnas con basa y capitel, lo que supone un precedente —doscientos años antes— de los modelos utilizados en algunas iglesias del prerrománico asturiano, en este caso posiblemente relacionadas con la función monacal del recinto. Sobre el crucero se levanta un cimborrio cuadrangular, con amplios ventanales en sus cuatro muros, que fue reconstruido en ladrillo siguiendo la traza del original perdido, que se cubría con una bóveda de arista pétrea.
Detalle de cimacios de la portada norte
Tanto el crucero como toda la cabecera (levantada en el siglo VII) se cubre con bóvedas de cañón peraltadas y reforzadas por arcos torales de herradura que se apean sobre pilares cuadrados con columnas adosadas, mientras que la nave central y las laterales, que sufrieron modificaciones entre los siglos XI y XIV, presenta una cubierta de madera a dos aguas en la central y de caída sencilla en las laterales.
Sobre la capilla mayor como sobre los vestíbulos laterales se encuentran, casi ocultas, tres cámaras elevadas cuya finalidad no está aclarada, posiblemente para guardar archivos o preservar los tesoros de la comunidad, aunque bien podría tratarse de celdas de los monjes —ergastulae— que con vocación eremítica habitaron el recinto monacal.
Vista de la nave central
A excepción de los que se abren a los pórticos en el crucero, que son de medio punto peraltados, todos los arcos del interior son de herradura trasdosados, destacando por su belleza el arco triunfal de acceso al ábside, sobre columnas con capiteles decorados e impostas insertadas en los muros laterales, y por su monumentalidad los cuatro arcos que soportan el cimborrio, que comparten impostas y se refuerzan con estilizadas columnas adosadas con gruesa basa y airosos capiteles.
Todos los muros están recorridos por sencillos ventanales que proporcionan gran luminosidad a la vetusta construcción, unos en forma de vanos rectangulares sencillos y otros geminados, con arcos separados por monolíticas columnas, siendo abundantes las marcas de cantero, especialmente en la cabecera, con más de una decena de operarios que firmaron sus sillares.
La iglesia presenta, tanto al interior como al exterior, un equilibrado estudio de volúmenes, mostrando, a pesar de las modificaciones recibidas en la zona de los pies, un conjunto homogéneo que sin duda estuvo al servicio del ritual visigodo.

Espacio del crucero
EL REPERTORIO DECORATIVO

Si hay algo que hace realmente atractiva la iglesia de San Pedro de la Nave es su variada decoración, repartida por distintas dependencias y elementos del interior y exterior. Básicamente se centra en una serie de impostas y capiteles, en cuya realización se aprecian dos estilos diferentes.

Un primer estilo se localiza sobre los vanos de la capilla mayor, en los capiteles y cimacios del arco toral, en las fajas decoradas de los muros de la nave central, en las impostas de los arcos exteriores y en las columnillas de los ventanales. Se trata de un estilo elemental y arcaizante, característico del arte visigodo, que queda muy bien reflejado en los frisos con decoraciones geométricas talladas a bisel, en las que se combinan círculos con cruces patadas, estrellas o roscas solares, sogueados, formas vegetales y escamosas, tallos ondulados con racimos muy sintéticos, así como esquemáticas serpientes y formas humanas y zoomorfas muy rudimentarias.

Arcos de herradura que separan las naves laterales del crucero
Un segundo estilo, mucho más depurado, se puede observar en las impostas del arranque de las bóvedas de las naves, bajo los arcos de las naves laterales, en la decoración de las cuatro columnas del crucero y en los capiteles de la embocadura del presbiterio. Se trata de un labrado excepcional de la piedra, de tipo bizantino y gran profundidad, en frisos con roleos, tallos de hojas y racimos, cabezas humanas y animales, siendo especialmente atractivas las figuras de aves picoteando frutos.
El mismo estilo de este taller, aunque con otras características, se manifiesta en dos de los capiteles del crucero, donde aparecen representadas dos escenas figurativas del Antiguo Testamento: El Sacrificio de Isaac y Daniel en el foso de los leones, que se acompañan a los lados con figuras de algunos apóstoles. Su importancia radica en la temática aportada, posiblemente inspirada en manuscritos miniados.       


Los frisos de la capilla mayor
Vista de la nave desde la capilla mayor
Pertenecientes al primer maestro que trabajó en la decoración de la iglesia, presentan un repertorio de formas geométricas con talla a bisel que recorren todo el perímetro y rodean las ventanas. Son composiciones rectangulares en cuyo interior aparecen círculos con sogueados que contienen cruces patadas, formas estrelladas, roscas solares y formas vegetales. Otros frisos muestran serpientes sinuosas que se deslizan entre racimos, así como formas esquemáticas humanas entre las que aparece un personaje alanceando la enorme cabeza de un monstruo o dragón con las fauces abiertas y un jinete dando caza a un cuadrúpedo.

El arco triunfal
Concebido para la liturgia de la época final visigoda, aún muestra los huecos donde se sujetaba la cortina que ocultaba el altar en el momento de la consagración. Está formado por un arco de herradura que descansa sobre dos columnas adosadas a los lados, con el fuste de mármol, reaprovechados de alguna construcción romana, y capiteles prismáticos —troncopiramidales invertidos— que están decorados con cuatro arquillos flanqueados por racimos y coronados por un pequeño friso con formas reticulares aspadas. Estos pequeños arcos se han venido interpretando como una alusión a la Jerusalén celeste. En sus laterales presentan discos con las mismas cruces patadas y estrellas de doce puntas del friso que recorre la capilla, que ejerciendo como cimacio sobre los capiteles presentan formas de serpientes y racimos.

Primer maestro. Frisos sobre un ventanal de la capilla mayor
El horologio o mensario
Está situado en lo alto de la parte izquierda del arco triunfal y aunque está incompleto —se detiene en el mes de marzo— aún permite percibir una tabla grabada en la piedra, escrita en latín con caracteres visigodos, donde se muestran las horas mes a mes mediante una serie de pasos, por lo que este reloj es uno de los elementos más originales que conserva la iglesia.

Capiteles decorados con aves
Reforzando el crucero, junto a la embocadura del presbiterio, aparecen dos columnas con fuste de mármol y sobre altas basas de forma troncopiramidal decoradas con relieves, aunque lo más llamativo son sus bellos capiteles, cuya cesta está decorada con motivos simbólicos consistentes en estilizadas formaciones vegetales y aves enfrentadas picoteando frutos en el Paraiso, motivo interpretado como una representación del banquete eucarístico. En sus laterales incluyen motivos geométricos y cabezas humanas frontales, motivo que se repite en el cimacio, donde se mezclan con frutos y racimos. Tanto los animales como los frutos y tallos están labrados con minuciosos y exquisitos detalles y considerable relieve, constituyendo, junto a los dos restantes, una de las mejores muestras de la escultura española de la Alta Edad Media.

Primer maestro. Frisos de la capilla mayor
Capitel de Daniel en el foso de los leones
En los ángulos del crucero y la nave central se encuentran otras dos columnas con las mismas características que las anteriores, diferenciándose en que en la cesta de los capiteles se representan dos escenas historiadas. En la parte izquierda de la nave (lado del evangelio) aparece la escena bíblica de Daniel en el foso de los leones, con el profeta en posición frontal y con los brazos en alto, marcando el eje de simetría. Su figura es esquemática y desproporcionada, reducida a lo esencial, pero con una ingenua expresividad que constituye uno de sus mayores atractivos. El profeta hunde sus pies en agua, a la que a cada lado bajan a beber dos leones de expresión feroz, ante la atenta mirada de dos bustos de soldados colocados de perfil en la parte inferior. La parte superior está recorrida por un pequeño friso con una inscripción incisa que identifica la escena: "VBI DANIEL MISSVS EST IN LAQUM LEONVM".
En los laterales se incorporan nuevas figuras humanas de cuerpo entero e identificadas del mismo modo en el friso. Orientado hacia los pies y entre estilizados tallos vegetales se encuentra Santo Tomás, cuyo cuerpo y túnica repite el esquema de Daniel. Porta un libro en sus manos en cuya tapa se lee la inscripción "Emmanuel". En el lado opuesto está representado San Felipe, en actitud de levantar una corona rematada por flores de lis y una cruz.  De gran belleza es el cimacio, donde aparecen representadas aves inscritas en círculos formados por roleos y racimos.
El conjunto presenta un estado de conservación inmejorable y la belleza de un tipo de escultura que se sumerge en lo más profundo de los tiempos, ilustrando de forma sorprendente de la cultura del pueblo visigodo convertido al cristianismo. Conviene recordar que esta escena de Daniel sería copiada en el llamado Beato de Gerona, elaborado en el siglo X en el monasterio de San Salvador de Tábara (Zamora).

Primer maestro. Detalle del friso de la capilla mayor. Jinete y cuadrúpedo
Capitel del Sacrificio de Isaac
Colocada en el muro de enfrente y haciendo pareja con la anterior, se encuentra otra columna de mármol en la que destaca su bello capitel historiado. Este describe, con gran lujo de detalles, el dramático episodio bíblico del Sacrificio de Isaac a manos de su padre Abraham. En este caso la narración se completa con expresivos detalles, como el altar pétreo, soportado por tres pequeñas columnas, en cuyo frente aparece epigrafiada la palabra "Altare", sobre el que el profeta, enarbolando un cuchillo en alto y sujetándole de la cabellera, coloca la cabeza de su hijo Isaac sobre el haz de leña del altar, disponiéndose a inmolarle obedeciendo la petición divina para ponerle a prueba. El joven aparece arrodillado y maniatado, con el cuerpo de perfil lo mismo que su padre. En tan tenso momento, en la parte izquierda la gloria se abre y aparece una enorme mano de Dios que detiene el sacrificio tras comprobar la fe del profeta. Después un ángel le indicaría que en lugar de su hijo ofreciese en sacrificio el carnero que aparece en la parte derecha, enredado en una zarza. En el epígrafe que recorre la escena se puede leer: "VBI ABRAHAM OBTVLIT ISAC FILIVM SVVM OLOCAUPSTVM DNO".
Primer maestro. Capitel dcho. del arco triunfal de la capilla mayor
En los laterales aparecen otras dos figuras de apóstoles en posición frontal e identificados con inscripciones, en este caso San Pedro, orientado a los pies, barbilampiño, portando una cruz y un libro en cuya portada aparece el epígrafe "Liber". En el lado opuesto San Pablo, que levanta su mano izquierda y porta un haz de leña. En el cimacio, dentro de círculos formados por roleos, se alternan aves y frutos, mientras que en la basa, la menos deteriorada del conjunto, se aprecian compartimentos triangulares con decoración vegetal y cabezas humanas que algunos han interpretado como los evangelistas. 

El templo conserva otras piezas de interés, como el conocido como Sepulcro de los Santos Barqueros, vinculados a las figuras de San Julián y su esposa Santa Basilisa, cuya leyenda hagiográfica se relaciona con la fundación del recinto monacal en un lugar próximo a un paso del río Esla.

EL TRASLADO DEL TEMPLO DESDE SAN PEDRO DE LA NAVE AL CAMPILLO

Primer maestro. Capitel izdo. del arco triunfal de la capilla mayor
La iglesia fue descubierta por Manuel Gómez Moreno en el municipio de San Pedro de la Nave en 1906 y fue declarada Monumento Nacional el 22 de abril de 1912. Cuando aquella localidad estuvo abocada a quedar sumergida bajo el pantano de Ricobayo, que recoge las aguas del Esla, junto al que se encontraba la población, el propio Gómez Moreno, tras persuadir a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, dirigió el traslado piedra a piedra, así como su fiel reconstrucción en su actual emplazamiento, en el término de El Campillo, a dos escasos kilómetros de su situación anterior, donde entre 1930 y 1932 se llevaron a cabo las obras bajo la dirección del arquitecto Alejandro Ferrant Vázquez.
Durante el desmontaje se pudieron comprobar interesantes recursos constructivos visigodos, como el uso de grapas de madera, en forma de doble cola de milano, para ligar los sillares (algunas de conservan en el Museo de Zamora), así como pernos de plomo para asentar los capiteles. Durante la restauración se sustituyeron las partes desaparecidas de sillería por otras de ladrillo, recuperando la estructura original y eliminando las partes alteradas. Finalmente, la iglesia recibiría el nombre de su primitivo emplazamiento.

Segundo maestro. Capitel del crucero con aves picoteando frutos


Informe y fotografías: J. M. Travieso.













Segundo maestro. Capitel del crucero con aves picoteando frutos
















Segundo maestro. Capitel del crucero con Daniel en el foso de los leones
















Detalle de Daniel en el foso de los leones
















Segundo maestro. Capitel del crucero con el Sacrificio de Isaac
















Detalle del Sacrificio de Isaac
















Segundo maestro. Santo Tomás y San Pedro, laterales de los capiteles
















Basa de la columna del capitel del Sacrificio de Isaac






























Desmontaje de San Pedro de la Nave en 1930 - Fotos El País













Izda: Desmontaje de San Pedro de la Nave / Dcha: Montaje de la iglesia en El Campillo (Zamora) - Fotos El País











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