19 de octubre de 2020

Excellentiam: SEPULCRO DE FRAY LOPE DE BARRIENTOS, una escultura funeraria innovadora













SEPULCRO DE FRAY LOPE DE BARRIENTOS
Egas Cueman (Bruselas, 1ª mitad s. XV - Toledo, 1495)-Atribución
1447-1454
Alabastro policromado
Museo de las Ferias, Medina del Campo (Valladolid)
Depósito de la Fundación Simón Ruiz
Escultura gótica. Estilo flamenco-isabelino













Del sepulcro de Fray Lope de Barrientos sólo quedan unos restos, pero muy significativos por innovadores, pues la figura del que fuera obispo de Cuenca es la más antigua escultura en actitud orante del arte funerario español. Por su excepcional calidad, se atribuye al escultor hispano-flamenco Egas Cueman, cuya producción se encuentra entre lo mejor de cuanto realizaran los escultores contemporáneos de Rogier Van der Weyden.

EL PERSONAJE

Don Lope de Barrientos, que nació en Medina del Campo hacia 1382, era hijo de Pedro Gutiérrez Barrientos, caballero de Fernando de Antequera. Siendo muy joven ingresó en el convento de San Andrés, de frailes dominicos, de su villa natal, trasladándose después a Salamanca para estudiar teología. En el convento salmantino de San Esteban se ordenó sacerdote, ocupando entre 1416 y 1433 la Cátedra de Teología y Cánones. En 1438 fue nombrado obispo de Segovia, en 1442 obispo de Ávila y en 1445 obispo de Cuenca, donde costeó el hospital de San Sebastián y permaneció hasta su muerte, a pesar de haber sido elegido como arzobispo de Santiago de Compostela.

Su actividad pastoral la compaginó con la literaria, destacando entre sus obras la Refundición de la Crónica del Halconero. A pesar de que también abordó temas de sueños y magia, participó personalmente en la quema de libros del Marqués de Villena. Tras ser elegido en 1426 confesor del rey Juan II y preceptor del príncipe Enrique, desempeñó un importante papel político, llegando a obtener, tras la muerte de don Álvaro de Luna, la dignidad de Consejero y Canciller Mayor del Reino. Cuando Juan II redacta su testamento en 1454, le encomienda, junto a Gonzalo de Illescas, prior del monasterio de Guadalupe, la educación de la infanta Isabel, por entonces una niña de tres años, y de su hermano Alfonso.

Gozando de la confianza de Enrique IV, obtuvo de éste el privilegio de constituir el séptimo de los linajes de Medina del Campo, con derecho a un Regidor en el Ayuntamiento. En su villa natal fundó el hospital de Nuestra Señora de la Piedad y San Antonio Abad, actualmente desaparecido, tras conseguir el 18 de abril de 1447 la licencia papal que le autorizaba a fundar “un solemne y suntuoso hospital para los pobres, con un oratorio y un cementerio y otras cosas necesarias”. Tras redactar su testamento en 1454, en el que expresaba su deseo de ser enterrado en medio de la capilla mayor del hospital de la Piedad por él fundado, moría en Toledo en mayo de 1469.

EL SEPULCRO

La escultura funeraria, realizada en alabastro, representa la solemne figura de Lope de Barrientos revestido de obispo, arrodillado sobre una almohada decorada con borlones y con las manos juntas al frente en actitud orante. Sobre su cabeza se coloca la mitra, que está labrada independientemente y con gran detalle de motivos en relieve que sugieren bordados. Bajo ella asoma el solideo, que cubre parte de las orejas. La indumentaria litúrgica incluye un alba, una estola, una dalmática de la que sólo asoman las mangas y una rica casulla en la que se imita en relieve un tejido de brocado y rematada al cuello con un suntuoso galón que finge bordados y un ribeteado de perlas. Este se sujeta en la parte delantera con un medallón de gran tamaño en el que se representan las armas del obispo —tres cruces de Alcántara sobre fondo de oro—, con dos ángeles tenantes inscritos en círculos que fingen piedras preciosas y perlas. El mismo emblema se repite en la parte posterior del galón.

La casulla se enriquece con una ancha cenefa que imita un bordado en relieve en el que aparecen representados ángeles nimbados con instrumentos de la Pasión o Arma Christi. En la parte delantera el que se coloca arriba porta los flagelos y el de abajo sujeta los clavos y la lanza, mientras otro situado en la espalda sostiene la escalera y el martillo.

Sobre el brazo izquierdo aparece el manípulo litúrgico y colgando del dedo meñique de la mano derecha una escarcela o bolso de tela, con remate de pasamanería, elemento que puede aludir a su condición de limosnero. Las manos se cubren con guantes episcopales sobre los que aparecen, a modo de bordados, los anagramas de Cristo, en la mano derecha en griego —XPS— y en la izquierda en latín —JHS—. Sobre los guantes luce diversos anillos, un gran anillo episcopal y otro más pequeño en la mano derecha y cinco anillos repartidos por los dedos de la mano izquierda.

Un trabajo igualmente notable presenta el rostro, exquisitamente pulimentado y trabajado como un minucioso retrato. Los rasgos muestran una persona de edad avanzada, con la piel de los párpados flácida y formando arrugas, la boca firme y con las comisuras marcadas y la barbilla afilada, mezclando en su gesto sereno gravedad y concentración. Dado que en la redacción del testamento de Lope de Barrientos de 1454 manifiesta que desea ser enterrado bajo el bulto de alabastro, induce a pensar que por esa fecha la escultura ya podría estar realizada, a falta de la cabeza que aparece insertada sobre el cuello de la escultura, que por el realismo del rostro pudiera haber sido tomado de una mascarilla mortuoria realizada en 1495, año en que murió en Toledo.

Acompaña a la figura del obispo un perro que luce un ancho collar ornamentado con follaje en relieve y labrado independientemente. El animal se postra a sus pies y sugiere un gesto de pesadumbre por la muerte de su amo, siguiendo el simbolismo tradicional de fidelidad en la escultura funeraria, que en este caso aporta al conjunto un alto contenido emocional.
La escultura, que pudo labrarse en alabastro de Cogolludo (Guadalajara), utilizado habitualmente por los escultores del foco toledano, conserva restos de su policromía original, prevaleciendo los tonos azul verdosos de la casulla junto a motivos dorados distribuidos por toda la figura.

Nada se sabe de la configuración original (basamento, cama sepulcral, etc.) del monumento funerario ni del aspecto del mismo en el centro de la iglesia del Hospital de la Piedad de Medina del Campo, donde permaneció hasta 1860, cuando las esculturas fueron colocadas en una hornacina en el lado del evangelio del presbiterio. Al suprimirse el hospital en 1864, el sepulcro fue trasladado a la iglesia del Hospital de Simón Ruiz, siendo colocado en un arcosolio del lado de la epístola de la capilla mayor. En 1902 la escultura fue comprada por un anticuario que la revendió a otro, siendo finalmente adquirida por la casa David Settiner de París, pero, debido a las repetidas denuncias de la prensa, el Estado rescató la escultura y la devolvió al lugar de origen. En tiempos recientes ingresó en el Museo de las Ferias de Medina del Campo como depósito de la Fundación Simón Ruiz.

EL AUTOR      

Como ya se ha dicho, la escultura de Lope de Barrientos es la imagen funeraria en posición orante más antigua de las que han llegado a nuestros días en España. Por el trabajo preciosista del alabastro algunos autores la atribuyeron a Gil de Siloé, teoría descartada por motivos cronológicos respecto a los trabajos realizados por este escultor. Más acertado es encontrar el origen de la autoría en el foco toledano, donde los escultores activos extendían su influencia hasta territorios próximos, como Cuenca, sede del obispo en sus últimos años.
En el testamento de Lope de Barrientos se cita a un maestro que podría tratarse de Hanequín de Bruselas, un arquitecto que también contrataba esculturas que delegaba en artistas de su entorno y al que Lope de Barrientos podía haber conocido en Cuenca con motivo de la obra de la sillería realizada por su hermano Egas Cueman.

Egas Cueman, perteneciente a una familia de arquitectos y escultores flamencos que llegó a Toledo a mediados del siglo XV, fue el autor en 1458 del sepulcro de fray Gonzalo de Illescas, consejero y confesor de Juan II desde 1453, testamentario del mismo monarca en 1454 junto a Lope de Barrientos, obispo de Córdoba y sexto prior del monasterio jerónimo de Santa María de Guadalupe, en cuyo Claustro de los Milagros fue colocado el sepulcro (dañado con el tiempo durante las Guerras Carlistas). En él la figura del obispo aparece en posición yacente, destacando la finura con que está labrada, especialmente el trabajo de las vestiduras, que simulan brocados que se podrían relacionar con la figura medinense de fray Lope de Barrientos.

Para el mismo monasterio de Santa María de Guadalupe, Egas Cueman contrataba en 1467 el sepulcro de Alfonso de Velasco y su esposa Isabel de Cuadros, destinado a la capilla de Santa Ana de dicho monasterio. Esta obra, de la que se conservan los dibujos del proyecto original, fue encargada por tan ilustre personaje, señor de Gandul y Marchenilla, caballero veinticuatro de Sevilla y Presidente del Consejo de Enrique IV. 
En ella Egas Cueman de nuevo utiliza figuras orantes, es este caso bajo un arcosolio adosado al muro, en lugar de las tradicionales figuras yacentes, siguiendo la tipología utilizada para el sepulcro de Lope de Barrientos de Medina del Campo.

Teniendo en cuenta que las obras citadas están documentadas, se puede atribuir a Egas Cueman, sin margen de error, el sepulcro de fray Lope de Barrientos de Medina del Campo, pues todos ellos comparten los estilemas del escultor: afán naturalista, formas angulosas suaves en los plegados de las vestiduras, sentido pictórico y un trabajo minucioso y descriptivo en esculturas de alta calidad técnica.   

Citamos a continuación otras obras destacadas de Egas Cueman. En primer lugar la sillería del coro de la catedral de Cuenca (hoy conservada en la colegiata de Belmonte), que realizada entre 1454 y 1457 está compuesta por sillería alta y baja y supone el primer ejemplo de una larga serie de sillerías de coro hispano-flamencas realizadas en España. Aunque en la documentación aparecen citados los dos hermanos, Hanequín y Egas Cueman, se considera que la talla de personajes del Antiguo Testamento, santos y escenas bíblicas, ejecutadas al estilo flamenco, fue realizada en exclusiva por Egas.
Por esos mismos años colabora con su hermano Hanequín en la Puerta de los Leones de la catedral de Toledo, estando documentada la elaboración de tres apóstoles y cuatro historias de ángeles. A ese mismo tiempo  corresponden distintos sepulcros que se le atribuyen para la catedral y monasterios de Toledo, lo que implica que debió contar con un amplio taller.

Tras los trabajos realizados para el monasterio de Guadalupe, Egas Cueman establecía una estrecha relación con el arquitecto Juan Guas, con quien participa entre 1479 y 1485 como maestro mayor de escultura en el monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo, levantado por los Reyes Católicos para celebrar la victoria de la batalla de Toro.
De nuevo con Juan Guas trabaja a partir de  1483 en el Palacio del Infantado de Guadalajara, magnífico edificio civil del que se ocupó de la decoración, donde incorpora el tema del salvaje, muy repetido a finales del siglo XV y principios del XVI.
La colaboración de Egas Cueman con Juan Guas se repite en los trabajos del trasaltar mayor de la catedral de Toledo, donde entre 1485 y 1492 da las trazas para algunas escenas evangélicas.
Tras recibir el título de aparejador vitalicio de la catedral de Toledo en 1493, su actividad decae debido a su avanzada edad, falleciendo en esta ciudad en 1495.



Informe y fotografías: J. M. Travieso.






Bibliografía

ARA GIL, Clementina Julia: Fray Lope de Barrientos. En Comercio, Mercado y Economía en tiempos de la reina Isabel, V Centenario de la muerte de Isabel la Católica, Museo de las Ferias, Medina del Campo, 2004, pp. 102-105.

CAMPBELL, Lorne y PÉREZ PRECIADO, José Juan: Reseña sobre la escultura en la web del Museo de las Ferias de Medina del Campo























Egas Cueman. Sepulcro de Gonzalo de Illescas, 1458
Real Monasterio de Guadalupe (Foto Wikipedia)

















Agas Cueman. Sepulcro de Alfonso de Velasco e Isabel de Cuadros, 1467, Real Monasterio de Guadalupe
(Foto Wikipedia)



















Juan Guas y Egas Cueman. Decoración interior de la iglesia de San Juan
de los Reyes, Toledo, 1479-1485












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