4 de abril de 2022

Theatrum: ECCE HOMO, una imagen humillada y sufriente para la devoción




ECCE HOMO

Hermanos García:
    Miguel Jerónimo García (Granada, 1576 – 1644) - Escultor y modelista
    Jerónimo Francisco García (Granada, 1576 – 1639) - Pintor y policromador

Primera mitad siglo XVII

Terracota policromada

Museo Nacional de Escultura, Valladolid

Escultura barroca española. Escuela granadina

 

 


     Hasta tiempos muy recientes, la personalidad artística de los gemelos granadinos Miguel Jerónimo y Jerónimo Francisco García era todo un enigma. A pesar de que en 1608 el historiador Francisco Bermúdez de Pedraza1, en su publicación Antigüedad y excelencias de Granada incluyera a los Hermanos García en un listado de artistas ilustres, de que el poeta Pedro Araújo Salgado dedicara en 1635 unas laudas a su producción artística, de que Palomino les citara en su obra Parnaso español pintoresco y laureado, publicada en 1724, o que a principios del siglo XIX Ceán Bermúdez les describiera como discípulos de Alonso Cano, sería el Conde de Maule, que en 1812 atribuyó a su taller un Ecce Homo conservado en la iglesia de San Justo y Pastor de Granada, el que descubrió a los hermanos artistas y marcó la senda de su estudio, que en 1936 fue continuada por el profesor Emilio Orozco Díaz2, cuyo trabajo se centró en las tipologías iconográficas de sus representaciones del Ecce Homo. 

     Hoy tenemos datos suficientes para valorar en su justa medida a los Hermanos García, que fueron los creadores de nuevos modelos iconográficos que contribuyeron a consolidar el incipiente el afán de naturalismo en la escuela granadina, donde, con su dominio técnico y su exquisita producción en barro, fueron figuras clave en la transición del manierismo al primer naturalismo de la escultura andaluza, así como fundadores de la escuela de barristas de la ciudad3, consiguiendo infundir nuevos y asombrosos matices al más humilde de los materiales artísticos, hasta entonces relegado a la producción de ajuares domésticos. Después seguirían sus pasos otros escultores barrocos de la talla de Alonso Cano, Diego y José de Mora o José Risueño, entre otros. 

Para entender las circunstancias, hay que retrotraerse en el tiempo. Tras la toma de Granada en 1492, se produjo en la ciudad una enorme demanda de imágenes con que dotar a las iglesias y conventos que allí comenzaron a levantarse. Esta se incrementó cuando a finales del siglo XVI los nobles comenzaron a reclamar obras de arte para sus capillas y oratorios particulares, hecho que continuaría con más fuerza en las primeras décadas del siglo XVII, momento en que se produce el desarrollo artístico de los Hermanos García, escultores de profundas convicciones religiosas. 

LAS REPRESENTACIONES PIADOSAS DEL ECCE HOMO DE LOS HERMANOS GARCÍA 

En la iconografía del Ecce Homo de los Hermanos García, con piezas en terracota policromada que constituyen el grueso de su producción, Orozco Díaz clasificó dos tipologías con sus propias peculiaridades: la trabajada como altorrelieve, de pequeño formato, y las modeladas como bulto exento, de tamaño superior.

Los altorrelieves constituyen obras devocionales concebidas para ser veneradas en el interior de una urna o formando parte del discurso iconográfico de un retablo, siendo aptos incluso para ser colocados en la portezuela del sagrario. En ellos la figura de Cristo aparece representada como un busto que incluye los brazos hasta el codo, en unas ocasiones en posición frontal y en otras ligeramente escorzada. En ambos casos con la cabeza ladeada y levemente inclinada, la mirada dirigida hacia abajo con gesto de sumisión y mansedumbre, recubierto de una clámide púrpura, maniatado con gruesas sogas, sujetando la caña como cetro burlón y humillado con una gruesa corona de espinas de tallos serpenteantes en la que se insertan espinos reales. Esta tipología es la que sigue el Ecce Homo del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Esta modalidad en ocasiones fue seriada en el taller de los Hermanos García a partir de moldes, como se ha podido comprobar en el Ecce Homo del monasterio de la Encarnación de Granada (Madres Carmelitas de la Antigua Observancia), en cuyo dorso aparecen pellas de barro añadidas para dar más consistencia al soporte. Asimismo, es conveniente reseñar que algunas de estas obras formaban pareja con bustos de la Virgen como Mater Dolorosa. 

     La serie de obras que responden a esta modalidad es numerosa, localizándose ejemplares, entre otros lugares, en la Catedral, en la iglesia de los Santos Justo y Pastor, en el monasterio de la Encarnación (Clarisas), en el convento de los Ángeles (actualmente cerrado) y en el convento de Nuestra Señora del Carmen (Carmelitas Calzadas), todas ellas instituciones en Granada; en el santuario de Ntra. Sra. de la Fuensanta de Córdoba (procedente de la desaparecida iglesia de Santa Inés de Granada); en una colección particular de Aguilar de la Frontera (Córdoba), en la iglesia de San Francisco de Priego de Córdoba; en la iglesia de San Francisco de Ceuta y en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid (reciente adquisición del Estado). 

La segunda modalidad o esculturas exentas en bulto redondo presenta la figura de Cristo modelada hasta algo más debajo de la cintura y con un aspecto patético de concepción contrarreformista. Con un alarde anatómico muy depurado, Jesús levanta la cabeza y la mirada hacia el cielo con gesto implorante, con la boca abierta a modo de súplica, los brazos flexionados y las manos entrelazadas sobre el pecho, una gruesa soga que desde el cuello baja para rodear las muñecas, bajo las que se anuda dejando caer dos cabos sueltos, una corona de espinas de gruesos tallos entrelazados en los que se insertan espinos reales y un paño de pureza que, anudado en el costado izquierdo, cruza la cintura en diagonal formando abundantes pliegues modelados con la minuciosidad que permite la ductilidad del barro. Al igual que en los altorrelieves, en estas representaciones se patentiza la obsesión por el realismo, desde la perfecta descripción anatómica del cuerpo a la aplicación de la policromía, efecto reforzado por los postizos de las púas reales en la corona de espinas y las sogas atadas al cuello.

Izda: Ecce Homo, terracota, Catedral de Granada
Dcha: Ecce Homo, terracota, Museo Nacional de Escultura, Valladolid

     No obstante, la figura presenta un dramatismo medido, sin gestos exagerados para hacer partícipe al espectador de la plegaria. Son buenos ejemplos de este tipo de Ecce Homo el del monasterio de la Cartuja de Granada (procedente del convento de Santa María de la Cabeza), el recientemente restaurado de la Catedral de Cádiz, el del convento de San Antón de Granada, el de la iglesia del Hospital de Nuestra Señora de la Paz de Sevilla y el de la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Granada.

A estas producciones arquetípicas de los Hermanos García, que representan la soledad de Cristo antes de ser crucificado, se añaden otras versiones de esculturas en terracota de pequeño formato con un modelado exquisito, como el Ecce Homo del convento de Santa Ana de Córdoba o las dos pequeñas esculturas que se conservan en el Ayuntamiento de Granada.


Izda: Ecce Homo, terracota, iglesia Stos. Justo y Pastor, Granada
Dcha: Ecce Homo, terracota, convento de la Encarnación, Granada

     En estas esculturas del Ecce Homo de los Hermanos García se patentiza el conocimiento de las estampas devocionales que circulaban por toda España, siendo los grabados de Alberto Durero los que establecieron el modelo iconográfico a seguir, así como otros que se basaban en obras de Tiziano. Tampoco fue ajena a los hermanos escultores la influencia de los artistas que trabajaban en Granada en aquel momento, como el maestro Pablo de Rojas. En estas representaciones siempre se intenta reflejar la faceta más humana de Cristo, como un ser mortal, de carne y hueso, que sufre a pesar de su naturaleza divina, para incitar a la meditación y la piedad. 

EL ECCE HOMO DEL MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA  

Obra adquirida por el Estado en el comercio del arte en el año 2020, ha pasado a representar en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid los logros de la escultura barroca granadina realizada en terracota policromada, en la que los hermanos Miguel y Jerónimo García abrieron un novedoso cauce expresivo, como también se advierte en el magnífico altorrelieve de San Jerónimo penitente que se expone en el mismo museo.

Izda: Ecce Homo, 1512, grabado de Alberto Durero
Dcha: Ecce Homo, grabado de Luca Berteli según modelo de
Tiziano, British Museum, Londres 

     El Ecce Homo responde a la primera modalidad que estableciera en su estudio el profesor Orozco Díaz, esto es, Cristo representado en altorrelieve en forma de busto en el momento de ser presentado al pueblo tras ser flagelado y coronado de espinas. Con un excelente estado de conservación, la figura se recorta sobre un tablero plano de tono neutro —que recuerda los fondos aplicados por los pintores en este mismo tema— y formando un medallón de forma hexadecagonal que está enmarcado por una moldura cuadrada en cuyas enjutas se insertan pequeñas cabezas de querubines.

Cristo se presenta ante el espectador en su faceta de Varón de Dolores, con los brazos cruzados a la altura del pecho, maniatado por una ancha soga que envuelve las muñecas y forma un doble anudamiento por debajo, una clámide que rodea el cuerpo formando pliegues con bordes muy perfilados, anudada con un cordón sobre el hombro izquierdo, y una expresiva cabeza doliente que se inclina ligeramente hacia su derecha y se corona por una gran corona de espinas.

El modelado realizado por Miguel Jerónimo García es preciso y detallista, con una anatomía suave y mórbida que reproduce con gran realismo la blandura de la piel, plasmando la presencia subyacente de venas y tendones. El trabajo de la cabeza es realmente meritorio, con un rostro de nariz recta, ojos rasgados, boca entreabierta dejando asomar los dientes y una detallada descripción de la barba de dos puntas, a base de minuciosos rizos, y de la melena con pronunciadas ondulaciones de los mechones que dejan visible parte de la oreja izquierda. De gran efectismo es la corona de espinas que, siguiendo las experiencias de Martínez Montañés y Juan de Mesa, está compuesta por gruesos juncos entrelazados, con púas reales insertadas, adoptando la forma de un nido que recuerdan sinuosas serpientes, elemento que ha sido interpretado por algunos como un simbolismo del pecado vencido por el sacrificio de Cristo, tomando como inspiración los grabados de Durero. Un detalle naturalista, propio de un gran maestro, es la espina que atraviesa la frente por encima de la ceja izquierda, un efecto de extraordinario realismo.  

Hermanos García. Cristo de las Penas, terracota
Cartuja de Granada

     El realismo del Ecce Homo queda realzado con una policromía realizada al óleo, seguramente aplicada por Jerónimo Francisco García, con la encarnadura recorrida por pequeños y sutiles regueros de sangre que emanan de la corona de espinas, los párpados enrojecidos y con pequeñas lágrimas brotando de los ojos y los labios amoratados. Esta depurada obra impregna a esta iconografía devocional de un contenido fuertemente emotivo al presentar a Cristo sufriente en sus carnes y humillado como persona, como una expresión de extrema humanidad. En ella los Hermanos García se ajustan a la sensibilidad contrarreformista en su misión redentora: “Lo vimos después despreciado, y el desecho de los hombres, varón de dolores, y que sabe lo que es padecer, y su rostro, cubierto de vergüenza y afrentado (…) y con sus moratones fuimos nosotros curados (…) llevado a la muerte como una oveja, y que estaría en silencio, y mudo, como un cordero” (Is. 53, 3-7).
 

Hermanos García. Ecce Homo, terracota
Catedral de Cádiz
ALGUNAS PINCELADAS SOBRE LOS HERMANOS GARCÍA 

Según informa Bermúdez de Pedraza en 1608, los hermanos gemelos Miguel Jerónimo y Jerónimo Francisco nacieron en Granada en 1576 (su partida bautismal, conservada en la parroquia del Sagrario de Granada, data del 28 de octubre del 1576). Eran los hijos más pequeños del mercader de seda Pedro García y su esposa Elvira Pérez, teniendo como hermanos a María, Francisco, Gabriel, las gemelas Ana e Inés, Luisa, Juana Isabel, Inés y Francisca. Aquel año de 1608, según Bermúdez, los hermanos Miguel y Jerónimo modelaban figuras de cera, técnica que practicaron en sus primeros años de actividad y de la que se tiene constancia que el jurado Juan de Valladolid, cuñado de los artistas, poseía en su colección un San Francisco realizado en este material. El mismo historiador Bermúdez de Pedraza les considera “los mayores estatuarios de cuerpos de zera que ay en Europa”, añadiendo que “no ay estrangero de ninguna nacion, que no les reconozca superioridad, porque la destreza y viuo con que las hazen, parece que excede la capacidad humana”.

Igualmente, en Granada debieron realizar el aprendizaje del trabajo en barro con algunos de los cientos de alfareros que por entonces estaban asentados en el Albaicín manteniendo una tradición secular, encontrando en este material un recurso plástico más barato y rápido que la talla en madera, sobre todo más fácil de trabajar y con un resultado impecable cuando se domina la técnica, aunque algún autor ha propuesto que pudieron haberse formado en Sevilla, donde ya se conocían los trabajos en este material, relacionándolos con el taller del escultor Gaspar Núñez Delgado.

Hermanos García. Izda: Ecce Homo,
iglesia del Hospital de Ntra. Sra. de la Paz, Sevilla
Dcha: Ecce Homo, iglesia de los Santos Justo y Pastor, Granada

     No se conoce documentación que informe sobre su actividad artística, aunque se deduce que la mayoría de sus obras eran pensadas para el consumo doméstico, entre las que sus dramáticas representaciones del Ecce Homo debieron causar un gran impacto emocional. Pertenecientes a una familia de mercaderes de buena posición social —disponían de dos esclavas a su servicio— se sabe que dispusieron de una biblioteca y una colección de arte en la que seguramente contaban con la habitual colección de estampas presentes en los talleres artísticos, entre ellas grabados de Durero, que fueron para muchos artistas fuente de inspiración.

El carácter polifacético de los Hermanos García queda reflejado en la donación que hicieran en 1623 a la Catedral granadina de un magistral Cristo crucificado tallado en madera que en la actualidad se encuentra en la sacristía. Una obra que tradicionalmente ha sido atribuida a Martínez Montañés, pero que un documento encontrado en 1966 sirvió de base para que Domingo Sánchez-Mesa4 se lo atribuyera a los Hermanos García, que en la talla marcan el definitivo tránsito hacia el barroco en la plástica andaluza5.

Aquel mismo año de 1623 Miguel Jerónimo se ordenaba como clérigo presbítero, aunque no debió de estar adscrito a ninguna parroquia de la ciudad. Contra lo que se ha publicado repetidamente, su hermano Jerónimo Francisco permaneció como seglar hasta su muerte, producida el 3 de octubre de 1639, dejando como heredero a su hermano Miguel Jerónimo, que le sobrevivió hasta su fallecimiento el 20 de febrero de 1644.

Hermanos García. Cristo crucificado, 1623, talla en madera
Sacristía de la Catedral de Granada

     El poeta Pedro Araujo Salgado también se refiere a una bella escultura del Niño Jesús tallada en madera de boj6. Entre sus obras más conocidas se encuentra el Cristo de las Penas, que los hermanos realizaran en terracota policromada entre 1620 y 1639 (año de la muerte de Jerónimo Francisco) para el convento de la Virgen de la Cabeza, próximo a su domicilio, obra que actualmente se conserva en la Cartuja de Granada.  

Respecto a la misión de cada uno, Pedro Araujo Salgado también afirma que cada hermano se había especializado en una modalidad artística, sin especificar quién era el escultor y quién el pintor. Esta duda parece despejarse en una crónica de 1640 referente al colegio jesuítico de San Pablo de Granada, donde ese año se consagró un nuevo retablo dedicado a la Inmaculada realizado por el hermano Díaz del Ribero, reservándose el antiguo para el Cristo de las Penas, del que se cita como artífice a Jerónimo Francisco. De ello se deduce que este se dedicó preferentemente a la escultura, mientras su hermano Miguel Jerónimo sería el especialista en policromía7.

Hermanos García. San Jerónimo penitente, terracota
Izda: Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Dcha: Colección particular

     Otros ejemplares en los que los Hermanos García repiten miméticamente la iconografía del Cristo de las Penas son el Ecce Homo de la Catedral de Cádiz, cedido por Alonso Cano al cabildo gaditano (recientemente restaurado), el Ecce Homo de la iglesia del Hospital de Nuestra Señora de la Paz de Sevilla y el Ecce Homo de la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Granada.

Tanto para los altorrelieves devocionales como para las imágenes exentas del Ecce Homo, es posible que tomen como inspiración los tratados de meditación del dominico Fray Luis de Granada, cuya obra se encontraba entre las lecturas devocionales de Miguel Jerónimo, en las que el escritor hace un auténtico ejercicio de imaginería mental: “sus espaldas no son espaldas, sino heridas y cardenales: y heridas inverosímiles pero que acentúan la parte del dolor y del destrozo material; la piel se desgarra, y para acentuarlo más, su espesor llega a ser como el del cuero, viéndose a través de ellas la blancura del hueso”.

También importantes en la producción de los Hermanos García fueron sus obras hagiográficas, donde despliegan sus dotes escenográficas. No sólo es representado determinado santo con una admirable anatomía, sino que se describe con minuciosidad el contorno para precisar los pasajes concretos de su vida. 

Hermanos García. San Jerónimo penitente, terracota
Izda: Mercado del arte. Dcha: Museo de Arte Ponce, Puerto Rico

     Esto ocurre en los relieves en terracota que representan a San Juan Bautista o a María Magdalena en el desierto, pero sobre todo en los repetidos relieves dedicados a San Jerónimo penitente, donde también el santo aparece en un agreste paisaje rocoso en el que los primeros planos están modelados —incluyendo un libro como recuerdo de su traducción de la Vulgata, el capelo cardenalicio como Padre de la Iglesia, una calavera que proclama su experiencia ascética y el león como atributo tradicional—, mientras al fondo se reserva una parte para un fondo pintado. Se conservan varios ejemplares con este tema, siendo el del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, realizado en 1637, en el que los Hermanos García alcanzan la excelencia de una obra maestra. 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.

 

Hermanos García, terracotas
Izda: La Magdalena penitente, mercado del arte
Dcha: San Juan Bautista en el desierto, colección particular
NOTAS 

1 BERMÚDEZ DE PEDRAZA, Francisco: Antigüedad y excelencias de Granada, Ayuntamiento de Granada, 1891. 

2 OROZCO DÍAZ, Emilio: Los Hermanos García: escultores del Ecce-Homo, Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, I, 1936, pp. 3-51. 

3 La cumbre de la escuela de barristas de Granada sería alcanzada en el siglo XIX por autores como Francisco Morales González, Manuel Gonzáles, Miguel Marín o Antonio Jiménez Rada, entre otros muchos. 

4 SÁNCHEZ-MESA MARTÍN, Domingo: La escultura, en El libro de la Catedral de Granada, Ed. Lázaro Gila Medina, Cabildo de la Catedral de Granada, 2005, pp. 469-470. 

5 LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Juan Jesús: Sacra natura. A propósito del Crucificado de los Hermanos García de la Sacristía Mayor de la Catedral de Granada, Cuadernos de arte de la Universidad de Granada, nº 40, 2009, pp. 83-97. 

6 GARCÍA LUQUE, Manuel: Un retrato biográfico de dos escultores en la sombra: los hermanos Miguel Jerónimo y Jerónimo Francisco García (1576-1639/1644). Archivo Español de Arte. nº 360, Madrid, 2017, pp. 365-382. 

7 GARCÍA LUQUE, Manuel. Op. cit. p. 373.


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