JESÚS DE LA PASIÓN
Juan Martínez Montañés (Alcalá la
Real, Jaén, 1568 - Sevilla, 1649)
1610-1615
Madera de cedro policromada
Talla de vestir articulada
La Hermandad, Iglesia del Divino Salvador,
Sevilla
Escultura barroca. Escuela
andaluza
Esta emblemática escultura barroca no dispone de documentación que certifique su autoría, pero una serie de indicios, y sobre todo un exhaustivo análisis técnico y estilístico, hacen presuponer, con muy poco margen de dudas, que se debe a las gubias de Juan Martínez Montañés, el gran maestro de origen jienense que en 1579 se desplazó con su familia a Granada, cuando contaba unos 12 años, donde realizó su aprendizaje junto al imaginero Pablo de Rojas por cerca de cuatro años.
Entre 1610 y 1615, la sevillana Hermandad y Cofradía de la Sagrada Pasión de Jesucristo —título ostentado desde que en 1557 se homologase a la Santa Hermandad y Cofradía de la Pasión y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Valladolid, fundada en 1531—, que por entonces estaba asentada en el Convento Casa Grande de la Merced de Sevilla, debió encargar a Juan Martínez Montañés la imagen titular de Jesús Nazareno. Avala esta hipótesis el testimonio contemporáneo del mercedario fray Juan Guerrero, que hacia 1615, refiriéndose a la imagen del Nazareno de Pasión, afirma: «…es obra de aquel insigne maestro Juan Martínez Montañés, asombro de los siglos presentes y admiración de los por venir…». Esta afirmación de autoría se refuerza por la influencia que sobre la orden mercedaria ejerciera fray Juan de Salcedo y Sandoval, prior de la orden y cuñado del escultor, que pudo ser el intermediario entre este y la hermandad para la realización de la escultura, de la que se conoce que en 1619 ya estaba concluida, pues como publicó Heliodoro Sancho Corbacho, en enero de ese año se le pide al escultor Blas Hernández Bello, que había concertado un crucificado para el pueblo de Los Palacios, que la corona de espinas fuese “de la materia y hechura de la que tiene el Christo Nazareno de la Cofradía de Pasión dentro de la Merced”.
Dentro de la iconografía barroca, la escultura de Jesús de la Pasión ofrece aspectos muy singulares. Es una imagen vestidera, tallada en madera de cedro, que presenta el torso y los brazos desbastados, mientras que la cabeza, antebrazos, manos, piernas y pies se encuentran minuciosamente anatomizados y policromados. Además, en hombros y codos dispone de un sistema de articulación que permite variar la posición de las manos, bien para colocarlas replegadas y atadas a la altura de la cintura, en la modalidad de Cristo Cautivo, o bien desplegadas abrazando la cruz como Nazareno con la cruz a cuestas, con el stipes apoyado sobre su hombro izquierdo y las yemas de los dedos apenas rozando el madero del patibulum.
Martínez Montañés, consciente de su finalidad devocional, acentúa el realismo anatómico. Las expresivas manos muestran los tendones en tensión y los dedos largos y flexionados. Cubre la portentosa cabeza una melena con raya al medio que llega a los hombros, con mechones meticulosamente descritos —rasgo habitual en el escultor— y guedejas despegadas que acentúan el claroscuro, dejando visible la oreja izquierda. El rostro presenta un gran clasicismo, con nariz recta y afilada, ceño ligeramente fruncido, pómulos marcados, boca entreabierta dejando visibles los dientes y barba corta de dos puntas. La policromía, posiblemente aplicada por Francisco Pacheco, colaborador habitual, acentúa los efectos naturalistas, incorporando finos regueros de sangre de se deslizan por el rostro y el cuello.
Para la concepción de esta escultura devocional, Martínez Montañés podría haberse inspirado en fuentes literarias, como en el Evangelio de San Juan, el único que narra que Cristo cargó la cruz en solitario, en ciertos versículos del profeta Isaías que aluden al Varón de Dolores o inspirándose en el capítulo XV del Compendio de vida cristiana de fray Luis de Granada, donde algunas descripciones constituyen una auténtica imaginería mental.
JESÚS DE LA PASIÓN Y EL CIRINEO
Según distintas opiniones, el Nazareno creado por Martínez Montañés, como paso procesional en la Quinta Estación del Viacrucis de Semana Santa, fue concebido para estar acompañado de la figura de Simón Cirineo ayudando a llevar la cruz, según se relata en el Evangelio de San Marcos (15:20-21). Ya entre 1632 y 1634, el abad Alonso Sánchez Gordillo hacía una descripción del paso: “Y en lo último de ella Nuestro Señor en andas sobre los hombros de los cofrades y hermanos de la Cofradía con la Santa Cruz sobre sus hombros y Simón Cirineo que lo ayuda. Son ambas figuras muy proporcionadas a lo que representan y mueven mucho a la devoción…”. Asimismo, José Hernández Díaz piensa que Martínez Montañés debió representar el pasaje con dos figuras por la posición encorvada de Cristo y su manera de sujetar la cruz, cuya diagonal sugiere que sería sostenida por alguien que lo ayuda en la parte posterior del paso.
La figura del Cirineo fue sustituida en 1970 por una excelente escultura de talla completa realizada por Sebastián Santos. En 1974, año en que la imagen de Jesús de la Pasión fue restaurada, la Hermandad decidió prescindir de la figura del Cirineo en el paso, lo que para algunos rompe la armonía del conjunto. En 1995, los hermanos Cruz Solís procedieron a la consolidación del soporte del célebre Cristo, al refuerzo de las falanges de algunos dedos y a la limpieza de las superficies de manos y pies, hasta entonces muy oscurecidas.
Por último, reseñar que la imagen procesional de Jesús de la Pasión de Martínez Montañés, al que sus contemporáneos apodaban “el Dios de la madera”, goza de una gran popularidad y devoción en Sevilla, siendo a lo largo del tiempo objeto de comentarios y leyendas, como la protagonizada por el arzobispo sevillano D. Antonio Despuig y Dameto, quien tras orar ante la imagen declaró que había percibido un defecto: “sólo le falta respirar”.
Informe: J. M. Travieso.
Sebastián Santos. Simón de Cirene, 1970 Hermandad de la Pasión, Sevilla |
Joaquín Turina y Areal Martínez Montañés contemplando la salida de Jesús de la Pasión, 1890 Hermandad de la Pasión, Sevilla |
Iglesia del Divino Salvador, Sevilla, donde recibe culto Jesús de la Pasión |
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