25 de diciembre de 2023

Visita virtual: EL BELÉN DE PALACIO, los revitalizados restos de un naufragio




BELÉN DE PALACIO O BELÉN DEL PRÍNCIPE

Varios autores napolitanos

Siglo XVIII y 2001

Madera, terracota, textiles, metales, vidrio, cera y otros materiales

Palacio Real (Patrimonio Nacional), Madrid

Escultura barroca y rococó

 




Giovanni Maria delle Piane. Carlos VII de Nápoles y Sicilia, 1737
Museo de Pontevedra
Mengs. Carlos III de España, h. 1765
Museo del Prado, Madrid

     La representación del nacimiento de Cristo fue una constante en el arte cristiano desde la Edad Media. Sin embargo, es en el siglo XVIII cuando se produce el mayor desarrollo de los belenes por distintos motivos, entre ellos el tipo de religiosidad de la época y la vida apacible que se conoció en casi toda Europa, así como el sentido de fiesta y lujo que fueron adquiriendo todas las manifestaciones artísticas. No obstante, sobre aquellos belenes devocionales anteriores, sometidos a la rigidez canónica, era difícil establecer la representación de la Natividad desde un enfoque diferente, siendo justamente eso lo que va a ocurrir cuando se consolida la modalidad de belén napolitano en el siglo XVIII, que sin la intención de herir susceptibilidades consigue inculcar a la tradicional representación religiosa un contenido profano que deja de tener sentido en el marco religioso de iglesias y conventos para convertirse en una manifestación compleja, desacralizada, refinada y llena de fantasía, en consonancia con el creciente gusto por el teatro y artísticamente acorde con los planteamientos formales y estéticos del rococó.

Fue en la ciudad de Nápoles donde aquella novedosa experiencia en la representación del mito, del símbolo y de la tradición, dotada de cierta carga irreverente para su tiempo, tuvo tan buena acogida popular, lo que dio lugar a que el montaje y la muestra de belenes se convirtiera en una fiesta laica y favoreciera una auténtica industria artística, generalizándose, como en ningún otro lugar, la afición al coleccionismo de elementos del presepio, llegando a convertirse la elaboración de figuras y accesorios en un próspero negocio y en una de las principales señas de identidad de la ciudad de Nápoles.

Tiépolo. Carlos IV de Borbón, Príncipe de Asturias, 1763
Museo del Prado, Madrid

     Un decisivo impulso al desarrollo del belén napolitano se debe a Carlos de Borbón, hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, que después de varias campañas bélicas llega a Nápoles en 1734 y es coronado rey el 3 de julio de 1735 como Carlos VII. La afición de este monarca por el belén —construyó en el Palacio Real de Caserta la Sala Elíptica para instalar un belén monumental, permitiendo ser visitado por el pueblo— y la consiguiente imitación de los nobles y grandes familias, contribuyeron a la proliferación de escultores (incluyendo la fábrica de Capodimonte), arquitectos y escenógrafos para que la representación belenista alcanzara una perfección y una difusión extraordinarias.

La muerte sin sucesión de su hermanastro Fernando VI, hizo recaer en Carlos de Borbón la Corona de España, pasando a ocupar el trono en 1759 con el nombre de Carlos III. Entre las numerosas obras de arte que trajo de Nápoles se encontraba un espectacular belén que instaló en el Palacio del Buen Retiro, ocupándose de su engrandecimiento año tras año para su disfrute y el de su hijo el príncipe de Asturias, así como de los infantes y de la corte en general, siendo esta afición compartida por su esposa María Amalia de Sajonia. Desde su regreso a España, Carlos III permaneció en continuo contacto con los talleres de Nápoles para conseguir nuevas figuras destinadas a los belenes de sus hijos, tanto para el príncipe de Asturias —futuro Carlos IV— como para el infante don Gabriel.

En 1761, Antonio Borelli escribe desde Nápoles a la corte española informando que ha conseguido un bellísimo belén, compuesto por 156 figuras de célebres autores, entre pastores y ganados, para satisfacer los deseos de Carlos III, que las destinó a los dos belenes de sus hijos. En 1786 el escultor Andrea Casareggio comunica a la corte española, desde Génova, la adquisición de 100 figuras de madera, que llegarían al puerto de Alicante. En 1787, Pedro Michel, escultor de cámara, pasa recibo de la realización en madera, al modo napolitano, de varias figuras destinadas al belén mandado construir por el príncipe de Asturias en el Nuevo Palacio Real, entre ellas las imágenes de la Virgen y San José.

Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid

     De esta manera, el mismo año 1787 el Belén del Príncipe iba incrementando el número de figuras con la compra de un belén a doña Catalina Solera, la adquisición de 60 figuras a Antonio Rodríguez, Alfonso Alameda y Pedro Muñoz y las esculturas del belén compuestas expresamente por Celedonio del Arce, escultor de cámara, para el Belén del Príncipe. En 1788 Hermenegildo Silici realizaba 50 figuras en cera, una Virgen y un San José y vestidos para otras. Entre los participantes en este tipo de obra multidisciplinar, los mejor retribuidos eran los tramoyistas y pintores de los teatros, como fue el caso de Felipe Fontana.

Tras la muerte del infante don Gabriel el 23 de noviembre de 1788, y la del rey Carlos III el 14 de diciembre del mismo año, su hijo el príncipe Carlos subió al trono con el nombre de Carlos IV. Este mantuvo la tradición de montar y mostrar en el Palacio Real el belén que su padre había traído de Nápoles, incrementado con un lote de figuras recibidas por herencia de su hermano don Gabriel, otras procedentes de Génova, como el cortejo del rey Baltasar, y otras nuevas encargadas al escultor valenciano José Esteve Bonet y al escultor alicantino José Ginés Marín, apuntándose que el belén, en tiempos de Carlos IV, llegó a reunir 5.950 piezas de primera calidad realizadas por diferentes artistas, incluyendo exóticos animales y numerosos accesorios. Este belén siempre estuvo a disposición de los ciudadanos, que lo podían visitar previa solicitud de permiso a la Casa Real, que expedía un boleto y establecía visitas registradas con turnos de media hora.

Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid
Disgregación del Belén de Palacio y su renacimiento en nuestros días

Desgraciadamente, aquella espectacular colección se fue dispersando debido a distintas circunstancias históricas, conservándose apenas 89 figuras originales de aquella impresionante colección palaciega.

Durante el reinado de Fernando VII (1808-1833) fue decayendo el fervor coleccionista respecto al belén, ocurriendo todo lo contrario, pues en la testamentaría del rey en 1833 ya se afirma que las figuras del belén no se encuentran en buen estado, afirmando que algunas de ellas están despedazadas. Tras la muerte del rey Felón en 1833, en la Navidad de ese año su sobrino, el infante don Sebastián Gabriel (1811-1875), dispuso el montaje del Belén de Palacio, que él mismo supervisó y que fue visitado por más de 2.000 personas.

Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid

     La Reina regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias inculcó la afición por el Belén de Palacio a su hija Isabel II, renovándose en ese momento todos los elementos que habían sufrido daños. En 1845 fue el pintor Vicente López quien instaló el belén en el Cuarto de Su Majestad la Reina, participando el escultor de cámara José Piquer, que compuso varias figuras.

En los últimos años del siglo XIX las noticias sobre el belén no son demasiado precisas, comenzando a caer en desuso su instalación, pues desde mediados de siglo se introduce entre la aristocracia la nueva costumbre del árbol de Navidad. Algunas de las figuras del Belén de Palacio se vendieron a nobles y coleccionistas particulares. En 1942 se celebró una exposición en la Biblioteca Nacional en la que se expusieron 237 figuras de la colección de la Princesa de Hohenlohe, varias de las cuales procedían del Belén de Palacio. Del mismo modo, en otra exposición celebrada en 1951 en el Museo de Artes Decorativas de Madrid se mostraba una cabalgata de los Reyes que eran propiedad del marqués de Lozoya y que en origen también había pertenecido al Belén de Palacio.

Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid

     En el Belén napolitano del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, adquirido por el Estado a los coleccionistas madrileños Emilio y Carmelo García de Castro, se han identificado 26 figuras de Francesco Celebrano que llegaron a Madrid como regalo del rey Fernando IV de Nápoles a su hermano Carlos IV de España y que se disgregaron del conjunto, ocurriendo otro tanto con algunas figuras del Belén napolitano del Museo de Salzillo, adquirido a los mismos coleccionistas madrileños. En la actualidad las magníficas figuras de José Esteve, que formaron parte del Belén de Palacio, se conservan en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, mientras que el expresivo grupo de La Matanza de los Inocentes, de José Ginés, está repartido entre el Museo Marés de Barcelona y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid

     Las actuales figuras que componen el Misterio, realizadas en el siglo XVIII en madera y revestidas al modo napolitano, son de manufactura española, aunque se desconoce el autor. También de elaboración española son tres ángeles mancebos, de cuerpo completo tallado en madera, que seguramente realizados por algún escultor de cámara de Carlos IV. De gran interés es el variado conjunto de animales, que pertenecen al conjunto traído a España por Carlos III.

Fue a partir de 1987 cuando se realizó una rigurosa limpieza y restauración de las figuras originales, retomándose la tradición de montar el Belén de Palacio y mostrarlo al público durante la Navidad, generalmente en el Salón de Columnas del Palacio Real, aunque desde el año 2012 se exhibe en el Salón de Alabarderos.

El éxito de los restos de aquel Belén de Palacio o Belén del Príncipe, animó a Patrimonio Nacional, en el año 2001, a convocar un concurso para adquirir 143 nuevas figuras. Los ganadores fueron los hermanos Salvatore y Manuele Scuotto, artesanos de Nápoles que las realizaron siguiendo las técnicas tradicionales del siglo XVIII para conseguir un carácter unitario. Igualmente, se renovó una serie de seis arquitecturas compuestas con corcho y madera.


Informe: J. M. Travieso


Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid

 

OTROS IMPORTANTES BELENES NAPOLITANOS EN ESPAÑA:

 

uMuseo Nacional de Escultura, Valladolid (pulsar)

uMuseo Salzillo,Murcia (pulsar)

uMuseo Palacio March, Palma de Mallorca (pulsar)

 



Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid










Figura del demonio de tradición napolitana
Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid










Detalle de la escenografía
Belén de Palacio, Palacio Real, Madrid










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