La sublevación de las Comunidades comenzó en la Corona de Castilla en mayo de 1520. La protesta estuvo protagonizada por gente de las ciudades, en especial de Toledo, Segovia y Salamanca. Proponían medidas que apoyaban las instituciones tradicionales, como las Cortes y los municipios, frente al absolutismo real, y defendían el nacionalismo castellano frente a los proyectos imperiales y a un gobierno extranjero que provocaba la salida de los beneficios. Pedían, por tanto, una mayor participación de la comunidad en el gobierno del reino a través de las Cortes; la prohibición de la salida de oro, plata y lana; la limitación de los excesos de los consejeros flamencos en la provisión de cargos; la defensa del patrimonio de la Corona frente a las pretensiones de la nobleza y la residencia permanente del rey en Castilla.
El movimiento comunero tuvo al frente a algunos nobles, maestros de oficios y clérigos. La aristocracia se mantuvo al margen hasta que los comuneros, para ganar apoyo popular, impulsaron los movimientos antiseñoriales. Entonces, la alta nobleza apoyó a los representantes del monarca. La derrota de los comuneros en Villalar, el 23 de abril de 1521, y la ejecución de sus principales cabecillas, Padilla, Bravo y Maldonado, supuso el final del movimiento y aseguró el triunfo del autoritarismo regio. La pintura histórica que ilustra esta información fue realizada por Antonio Gispert Pérez en 1860 y se conserva en el Congreso de los Diputados de Madrid.
El 23 de abril de cada año decenas de miles de castellanoleoneses, procedentes de las nueve provincias, ponen rumbo a Villalar de los Comuneros para celebrar el Día de Castilla y León. Aunque se recuerda a los Comuneros que murieron luchando por las libertades de su pueblo, sufriendo una derrota militar, lo que realmente se celebra y conmemora anualmente es la lucha por los ideales del pueblo.
El movimiento comunero tuvo al frente a algunos nobles, maestros de oficios y clérigos. La aristocracia se mantuvo al margen hasta que los comuneros, para ganar apoyo popular, impulsaron los movimientos antiseñoriales. Entonces, la alta nobleza apoyó a los representantes del monarca. La derrota de los comuneros en Villalar, el 23 de abril de 1521, y la ejecución de sus principales cabecillas, Padilla, Bravo y Maldonado, supuso el final del movimiento y aseguró el triunfo del autoritarismo regio. La pintura histórica que ilustra esta información fue realizada por Antonio Gispert Pérez en 1860 y se conserva en el Congreso de los Diputados de Madrid.
El 23 de abril de cada año decenas de miles de castellanoleoneses, procedentes de las nueve provincias, ponen rumbo a Villalar de los Comuneros para celebrar el Día de Castilla y León. Aunque se recuerda a los Comuneros que murieron luchando por las libertades de su pueblo, sufriendo una derrota militar, lo que realmente se celebra y conmemora anualmente es la lucha por los ideales del pueblo.
La composición "Castilla, canto de esperanza", con letra del poeta Luis López Álvarez, arreglos musicales sobre canciones tradicionales realizados por José Torregrosa e interpretada por el grupo segoviano Nuevo Mester de Juglaría, se ha convertido en un auténtico himno para esta ocasión.
CASTILLA, CANTO DE ESPERANZA
1521
y en abril para más señas,
en Villalar ajustician
a quienes justicia pidieran.
¡Malditos sean aquellos
que firmaron la sentencia!
¡Malditos todos aquellos
los que ajusticiar quisieran
al que luchó por el pueblo
y perdió tan justa guerra!
Desde entonces, ya Castilla
no se ha vuelto a levantar ¡ay, ay!
no se ha vuelto a levantar
en manos de rey bastardo
o de regente falaz, ¡ay, ay!
o de regente falaz,
siempre añorando una Junta
o esperando un capitán ¡ay, ay!
o esperando un capitán.
Quién sabe si las cigüeñas
han de volver por San Blas,
si las heladas de marzo
los brotes se han de llevar,
si las llamas comuneras
otra vez crepitarán:
cuanto más vieja la yesca,
más fácil se prenderá,
cuanto más vieja la yesca
y más duro el pedernal:
si los pinares ardieron,
¡aún nos queda el encinar!
Para escuchar pulsa en el Play (>) que aparece dentro del recuadro.
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