Incorporamos esta sección dedicada al arrinconado mundo de la poesía, convencidos de que es cierto que "corren malos tiempos para la lírica”. Sin embargo, los arquitectos de la palabra, antes y ahora, siempre nos proporcionan, con su sensibilidad, las claves que dan sentido a la vida, ya sea desde la crítica, la admiración, el humor, el lamento, la alegría, la tristeza, la reflexión o las propias vivencias, estados de ánimo utilizados como colores en una paleta. Allá va la primera.
EL BOSCO
El diablo hocicudo ojipelambrudo,
cornicapricudo, perniculimbrudo y rabudo,
zorrea, pajarea, mosquiconejea,
humea, ventea, peditrompetea por un embudo.
Amar y danzar, beber y saltar,
cantar y reir,
oler y tocar, comer, fornicar,
dormir y dormir,
llorar y llorar.
Mandroque, mandroque,
diablo palitroque.
¡Pío, pío, pío! Cabalgo y me río,
me monto en un gallo y en un puercoespín,
en burro, en caballo, en camello, en oso,
en rana, en raposo y en un cornetín.
Verijo, verijo,
diablo garavijo.
¡Amor hortelano, desnudo, oh verano!
Jardín del Amor.
En un pie el manzano
y en cuatro la flor.
(Y sus amadores,
céfiros y flores
y aves por el ano.)
Virojo, virojo,
diablo trampantojo.
El diablo liebre, tiebre, notiebre, sipilipitiebre,
y su comitiva chiva, estiva, sipilipitriva,
cala, empala, desala, traspala, apuñala,
con su lavativa.
Barrigas, narices, lagartos, lombrices,
delfines, volantes, orejas rodantes,
ojos boquiabiertos,
escobas perdidas, barcas aturdidas,
vómitos, heridas,
Virojo, virojo,
diablo trampantojo.
El diablo liebre, tiebre, notiebre, sipilipitiebre,
y su comitiva chiva, estiva, sipilipitriva,
cala, empala, desala, traspala, apuñala,
con su lavativa.
Barrigas, narices, lagartos, lombrices,
delfines, volantes, orejas rodantes,
ojos boquiabiertos,
escobas perdidas, barcas aturdidas,
vómitos, heridas,
muertos.
Predica, predica,
diablo pilindrica.
Saltan escaleras, corren tapaderas,
revientan calderas.
En los orinales letales, mortales,
los más infernales
pingajos, zancajos,
tristes espantajos finales.
Guadaña, guadaña,
diablo telaraña.
El beleño, el sueño,
el impuro, oscuro, seguro botín
el llanto, el espanto,
y el diente crujiente sin fin.
Pintor en desvelo:
tu paleta vuela al cielo,
y en un cuerno,
tu pincel baja al infierno.
A la Pintura (1948)
RAFAEL ALBERTI
Ilustración: Detalle del Infierno de El Jardín de las Delicias (1500-1505), de El Bosco. Museo del Prado.
J.M.T.
Predica, predica,
diablo pilindrica.
Saltan escaleras, corren tapaderas,
revientan calderas.
En los orinales letales, mortales,
los más infernales
pingajos, zancajos,
tristes espantajos finales.
Guadaña, guadaña,
diablo telaraña.
El beleño, el sueño,
el impuro, oscuro, seguro botín
el llanto, el espanto,
y el diente crujiente sin fin.
Pintor en desvelo:
tu paleta vuela al cielo,
y en un cuerno,
tu pincel baja al infierno.
A la Pintura (1948)
RAFAEL ALBERTI
Ilustración: Detalle del Infierno de El Jardín de las Delicias (1500-1505), de El Bosco. Museo del Prado.
J.M.T.
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