25 de noviembre de 2009

Polémica: LA TRISTE CANCIÓN DE SAN MIGUEL DE ESCALADA, un canto llano desafinado



El patrimonio histórico-artístico y natural de la provincia de León es uno de más importantes de Europa, pero este privilegio parece no ser comprendido en sus justos términos por algunos grupos e instituciones. Uno de los casos más sangrantes en los últimos tiempos se circunscribe a un lugar sin parangón: el antiguo priorato de San Miguel de Escalada.

Quien haya realizado una visita a este antiguo monasterio, enclavado en el término leonés de Gradefes, sabe bien de lo que hablamos, y no digamos si lo ha hecho en otoño, cuando una magia especial envuelve de belleza y nostalgia sus piedras y el sugestivo paisaje del entorno. Pero como toda obra de arte esta también adolece de fragilidad, de modo que es casi un milagro, siendo como somos, el que podamos disfrutar de una reliquia tan preciada de principios del siglo X, a la que algunos siguen sin conceder su verdadero valor, a juzgar por lo que allí ocurre.

Poco importa que los investigadores esgriman sesudos argumentos sobre si debe considerarse arte mozárabe, arte de repoblación o prerrománico leonés, pues muchos, todo sea dicho, encuentran en estas polémicas la gallina de los huevos de oro, siendo mucho más interesante el poder comprobar las noticias de su historia escritas en los propios muros del monasterio, el saber que hace mil años aquí llegaba el abad Alfonso acompañado de un grupo de monjes cordobeses cuando la situación se complicó en el sur, el imaginar el gozo de la comunidad cuando en 914 el obispo Genadio de Astorga consagró el templo a San Miguel, el recordar que aquí se estableció un escritorio en el que en 922, por petición del abad Alfonso y reinando Alfonso III, el monje Magius hizo una copia iluminada de los Comentarios del Apocalipsis del Beato de Liébana, códice actualmente conservado en la Biblioteca Morgan de Nueva York. Pero esto sólo fue el principio, pues después el monasterio conocería la labor fructífera del abad Sabarico, que en 1050 aumentó los monjes de la comunidad; el asentamiento de otros franceses llegados de San Rufo de Avignon, según disposición de Alfonso VII en 1155, y la construcción de la capilla románica de San Fructuoso y la torre. Una historia desde el anonimato y el retiro que culminó con la Desamortización. A partir de entonces el expolio y el abandono.



A pesar de todo siguen en pie importantes testimonios que estamos obligados a valorar, conservar y transmitir a las generaciones futuras. El más espectacular es la iglesia, con sus tres naves separadas por arcos de herradura apeados sobre columnas de mármol con capitel, sus ábsides abovedados con planta de herradura, tres arcos en la cabecera a modo de iconostasio y cubiertas de madera con pinturas del siglo XV en la central. Pero si hay algo que define la fisionomía de todo el complejo es el excepcional pórtico orientado al sur que se levantó en el siglo X, compuesto por doce arcos sobre columnas, siete de ellos con capiteles cordobeses de estilo califal y otros cinco reaprovechados de construcciones visigóticas o romanas, como todos los del interior. No faltan en el recinto ejemplos ilustrados, pues por el edificio se reparten elementos ornamentales esculpidos en forma de frisos, canceles y celosías que muestran motivos geométricos de aire céltico y otros de inspiración floral junto a animales esquemáticos. A ello se suma una importante colección epigráfica insertada en los muros.

De la primitiva torre de tres plantas sólo se conserva uno de los cuerpos y junto a ella está adosada la hermética capilla de San Fructuoso, también conocida como Panteón de los Abades, que como la torre es una construcción románica. Estos restos se yerguen exentos, majestuosos, en un paisaje de grandes valores ecológicos, inmersos en un silencio apenas interrumpido por el canto de los pájaros.

Dada la importancia del monumento, la Junta de Castilla y León comenzó hace años una serie de intervenciones orientadas a evitar la degradación del edificio, siendo la más importante la dedicada al saneamiento de las cubiertas y a preservar a la construcción de las humedades propias del frío clima de León. Como primer paso era comprensible, pero esta joya del patrimonio necesita mucho más.



Después de la reciente intervención de la Conserjería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León y la cofinanciación de la obra por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Unión Europea, comenzaron los problemas en el lugar, problemas que en algunos casos enmascaran intenciones espurias de una y otra parte.

Por un lado se ha puesto de manifiesto la política de autocomplacencia de la Consejería de Cultura, que no ha tenido otra ocurrencia que colocar un gran panel explicativo, de forma cúbica y con diseño pretendidamente vanguardista, junto a una pasarela que le une al monasterio, instalación que distorsiona la visión del majestuoso monumento y queda convertido en un irrespetuoso pegote fuera de lugar, lo que denota un afán descarado de propaganda política y una falta de sensibilidad ante lo que se supone debe salvaguardar.

Este elemento disonante ha provocado un movimiento de protesta de gran alcance, incluidas las redes sociales de Internet, donde bajo el anonimato que permite el sistema se han movido como pez en el agua nacionalistas leonesistas y otros grupos que han aprovechado la metedura de pata de la Conserjería de Cultura para echar leña al fuego. Y nunca mejor dicho, porque el punto álgido de la polémica se produjo el pasado sábado, día 21 de noviembre, cuando unos desconocidos destrozaron los cristales del cubo y lo prendieron fuego tras rociarle con gasolina, con el consiguiente perjuicio para el monumento. Ante este hecho, el delegado de la Junta ha exagerado los efectos y ha manifestado, no sin cierto cinismo, que iban a retirar el polémico cubo este mismo mes.

Desde aquí sólo deseamos que no se cumpla aquello de "unos por otros la casa sin barrer". Afortunadamente, en defensa de San Miguel de Escalada también comienzan a escucharse voces y opiniones serias, empezando por la alcaldesa de Gradefes y algunos movimientos y particulares que realizan apasionados trabajos en defensa del monasterio y los difunden a través de webs y blogs.



A ellos nos unimos, siempre apoyando una rehabilitación integral de San Miguel de Escalada a través de un plan director de largo alcance, un plan respetuoso que contemple entre otros aspectos:

• La puesta en valor de los edificios conservados del priorato.
• La remodelación del entorno, con el máximo respeto al paisaje.
• Construcción de un aparcamiento sin impacto visual en el monumento.
• Remodelación de los accesos viarios.
• Construcción de servicios para los visitantes.
• Creación de un centro de recepción, información o de interpretación de un "scriptorium", dotado de seguridad y vigilancia.
• Iluminación del monumento.


Para finalizar, queremos solicitar a la Conserjería de Cultura y Turismo  de la Junta de Castilla y León que de ahora en adelante sea más sensible a las opiniones de los defensores del patrimonio y que se pongan manos a la obra en este caso concreto, que para eso les han elegido los ciudadanos. A los otros decirles que desde Valladolid consideramos a los leoneses como hermanos, que corren tiempos de unirse, no de separarse, que hemos recorrido muchos siglos de historia unidos y que tenemos toda una vida por delante para luchar juntos por la defensa de nuestras señas de identidad y de nuestro futuro.



Informe: J. M. Travieso.

Fotos tomadas del blog Beatus Ille / Autor del video Atarceder en Escalada: Alfredo Escalada (You Tube).
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2 comentarios:

  1. Muchas gracias desde el Ayuntamiento de Gradefes, por este estupendo articulo y por vuestro apoyo. Seguiremos luchando entre todos por la defensa y difusi´´on de nuestro patrimonio.
    Un saludo,
    Ana Isabel Ferreras
    Alcaldesa de Gradefes (Leon)

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  2. Gracias, por vuestra difusión y vuestro apoyo.
    Soy el creador de Beatus Ille, en gran parte, "culpable" de esta movida.
    Nos vemos en la red.

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