Estampas y recuerdos de Valladolid
Las litografías en color del arquitecto y viajero francés Alfred Guesdon (Nantes, 1808-1876), entre cuya producción abundan las vistas aéreas de ciudades europeas, tienen una gran rigurosidad científica porque a través de un minucioso trabajo reproducen con detalle edificios y entramados callejeros con precisión fotográfica. Estas litografías fueron publicadas en la revista parisina "L'Illustration, Journal Universel", dentro de la serie «L’Espagne a vol d’oiseau» (España a vista de pájaro), con vistas de once ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Toledo, Sevilla, Cádiz, San Sebastián, Valladolid, Burgos y Segovia.
Para conseguir la base del dibujo Guesdon se servía de un globo aerostático y de un fotógrafo, en este caso seguramente Charles Clifford, fotógrafo y aeronauta galés residente en Madrid, que utilizaba el calotipo (papel impregnado con nitrato de plata y ácido gálico) y el colodión húmedo (placas de cristal barnizadas como soporte de la emulsión), modalidades que acortaban el tiempo prolongado de exposición de los daguerrotipos habituales en la época. A pesar de que las imágenes proporcionadas no eran nítidas debido al movimiento del globo y al largo tiempo de exposición, eran lo suficientemente prácticas para ser tomadas como apoyo a sus apuntes, reproduciendo después el dibujo hecho con precisión por la técnica de la litografía.
La estampación litográfica (del griego "litos", piedra), perfeccionada en el siglo XIX, consiste en realizar el dibujo sobre planchas de piedra con lápices grasos, humedeciendo el resto de la superficie e impregnando una capa de tinta que queda adherida únicamente a los trazos grasos. Mediante la presión de un tórculo, como en el grabado, la tinta es transferida al papel. Esta operación hay que repetirla por cada color de tinta, que en ocasiones superaban las diez tintadas cuando se hizo esta estampación, lo que requería una gran precisión. Alfred Guesdon consiguió una gran maestría en realizar vistas de ciudades con dibujos perfilados sobre la base de un plano geométrico preestablecido y con el apoyo de la rudimentaria fotografía conseguida primero desde lugares elevados (montañas, cerros, etc.) y después desde un globo aerostático, plasmando vistas en perspectiva con la línea del horizonte elevada.
Estas obras reflejan la ilusión por volar en la época, siendo los vuelos en globo uno de los grandes espectáculos del momento y un símbolo de progreso, especialmente en Francia, donde nació el invento a finales del XVIII. Con ello las tradicionales vistas de ciudades dieron paso a los paisajes aéreos, una auténtica innovación plástica en la que Guesdon logra un dibujo hiperrealista, exacto y preciso, hasta convertirse en el mejor creador de Europa en esta modalidad panorámica, basada en la sensación de volar, en que las ciudades son los verdaderos protagonistas.
La vista aérea de Valladolid está realizada desde la zona sur, en los accesos desde Madrid, siendo apreciable en primer plano la Puerta del Carmen, el convento del Carmen Calzado, el Campo Grande con una vereda principal que conducía a San Juan de Letrán y el barrio de San Ildefonso con las Tenerías y la isla del Picón. Al fondo el cauce del Pisuerga y la ciudad con los puntos referenciales marcados por las torres de las iglesias. Entre otras curiosidades se aprecian la primitiva Academia de Caballería octogonal, el Arco de Santiago, el Hospital de la Resurrección, el Paseo de Recoletos con aire conventual, la catedral sin torre, el frondoso Paseo de las Moreras y el Puente Mayor como cruce único sobre el Pisuerga. Todo un documento gráfico precursor de la precisión fotográfica de nuestros días.
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