Estampas y recuerdos de Valladolid
Tras el proceso desamortizador emprendido por
Mendizábal en 1835, se inició una dispersión del patrimonio histórico-artístico
nacional en la que no faltaron casos de rapiña institucional a partir de la
exclaustración. Sin embargo, tampoco faltaron los trabajos desarrollados por
algunos artistas y eruditos para la salvaguarda del patrimonio, destacando
entre ellos la ingente labor de Valentín Carderera y Solano (Huesca,1796-Madrid,1880), cuya inquietud puso su mirada en aquellos monumentos que corrían un
fuerte riesgo de desaparecer para siempre, como así ocurrió en muchos casos,
permitiéndonos compartir, a través de los dibujos realizados en sus viajes, la
nostalgia y el sentimiento romántico de compromiso con la memoria de algunos
monumentos convertidos en seña de identidad.
Valentín Carderera fue pintor, arqueólogo,
historiador de arte y coleccionista. Había cursado estudios de Filosofía en la
Universidad Sertoriana de Huesca y pintura en Zaragoza junto a Buenaventura
Salesa, trasladándose en 1816 a Madrid para completar su formación artística
con Salvador Maella y José de Madrazo. Un hecho fundamental en su vida fue el
recibir del duque de Villahermosa, en 1822, una pensión para estudiar en Roma,
donde permaneció durante nueve años. Allí se despertó su vocación por la
arqueología, el coleccionismo artístico y el estudio de las fuentes literarias
y las obras de arte.
Tras su regreso a España, en 1836 fue comisionado
por el gobierno español para inventariar los monasterios desamortizados de las
provincias de Valladolid, Palencia, Burgos y Salamanca. Fue entonces cuando
recaló en Valladolid y realizó una colección impagable de estudios y dibujos de
algunos monumentos de la ciudad, entre ellos algunos cuyo rastro se ha perdido,
como el aspecto original de la Casa de Berruguete, la fachada del desaparecido
Palacio del Almirante, sobre el que se construiría el Teatro Calderón, el
Palacio de los Condes de Benavente, conservado parcialmente, y la también
malograda iglesia de San Lorenzo, por citar algunos de ellos.
Formando parte de esta colección de monumentos
vallisoletanos, Valentín Carderera nos dejó su visión romántica de la plaza de
San Pablo, con el trazado cortesano del entorno del Palacio Real, así como un
dibujo del patio del mismo. Una comparación con los restos conservados permite
hacerse una idea del grado de fiabilidad de aquellos dibujos en los que se
patentiza la añoranza y el genio romántico, ya que introduce personajes
ambientados en tiempos de Felipe III, cuando este lugar tan paradigmático
conoció una frenética actividad cortesana. La profusión de pequeños detalles
confiere a estos dibujos el valor de una "fotografía", en la que el
autor, con carácter testimonial, nos está diciendo: "Esto es lo que yo vi".
Buena parte de esta colección de dibujos de
monumentos y obras de arte de distintas provincias serían publicados entre 1855
y 1864 en la obra Iconografía española,
siendo aprovechados algunos de ellos por Pérez Villaamil para la edición de la España Artística y Monumental.
Retrato de Valentín Carderera. Federico Madrazo, 1833. Museo de Huesca |
Valentín Carderera fue miembro, desde 1838, de la
junta del Museo Nacional y del Museo Real de Pintura y Escultura, así como de
las Reales Academias de San Fernando y de la Historia. Fue profesor de Teoría e
Historia de las Bellas Artes en la Academia de San Fernando y publicó numerosos
artículos, acompañados de dibujos, en las revistas Semanario Pintoresco Español, El
Artista y Las Bellas Artes. Fue
un destacado retratista, con influencia de los Madrazo, y reunió una importante
biblioteca, así como una notable colección de dibujos y grabados, parte de la
cual se conserva en el Museo Provincial de Huesca, del que fue impulsor. Algunos
de sus apreciados dibujos de monumentos españoles se guardan con celo en la
Fundación Lázaro Galdiano y en la Biblioteca Nacional de Madrid.
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