11 ARCÁNGEL SAN MIGUEL
Anónimo, hacia 1675.
Iglesia de Santiago, Valladolid.
En un rincón de la capilla de San Jerónimo de la
iglesia de Santiago, a la derecha del retablo, aparece colocada sobre una peana
una imagen de madera policromada del arcángel San Miguel que acompaña a otra
del Santo Ángel de la Guarda, colocada en el rincón opuesto y que es obra de
Juan de Ávila. Es de tamaño natural y tanto su factura como iconografía es
bastante convencional. Sabemos que fue elaborado en el último tercio del siglo
XVII, pero desconocemos quien fue su autor, que habría que rastrear entre los
talleres activos en Valladolid por aquellos años. Sin embargo, sí que conocemos
la función para la que fue concebido, teniendo un especial protagonismo en la
ciudad durante muchos años por diferentes motivos, lo que le convirtió en un
icono popular de características similares, por poner un ejemplo, a las de la
actual alegoría de la Fama en la fuente del Campo Grande dedicada al alcalde
Miguel Íscar.
La imagen se ajusta con fidelidad a los modelos
vallisoletanos para esta iconografía angélica, vestido con un atuendo de tipo
militar "a la romana", con loriga o "coracina" ajustada al pecho y superpuesta a una túnica de gran
vuelo que llega algo más bajo de las rodillas, en este caso descalzo, con un
manto que apoyado sobre el hombro izquierdo se desliza por la espalda y tocado
con un llamativo gorro adornado con penachos. Ofrece un ademán combativo, con
el brazo derecho levantado y cruzado al frente, a la altura del pecho,
empuñando una espada, mientras que el izquierdo, relajado hacia abajo, sujeta
un escudo que ha desaparecido. A diferencia de otros modelos vallisoletanos, no
aparece la figura del maligno vencido a sus pies, sin duda debido a su cometido
en el lugar al que estaba destinado.
Esta escultura barroca del jefe de los ejércitos
celestiales, hoy relegada al más estricto anonimato en tan oscuro rincón, fue
en su día la imagen más conocida del patrón de Valladolid, teniendo en cuenta
que San Miguel ostentó ese título hasta el 13 de noviembre de 1746, fecha en
que el Ayuntamiento acordó su sustitución por San Pedro Regalado, después de
que el santo vallisoletano fuera canonizado por el papa Benedicto XIV el 29 de
junio de aquel mismo año.
Sin embargo, lejos de tener especial interés por sus
valores artísticos, la importancia de esta imagen radica en haber formado parte
de una emblemática construcción del Valladolid desaparecido, pues durante más
de ciento cincuenta años presidió, en el interior de una hornacina, el remate
del monumental Arco de Santiago, erigido sobre la antigua Puerta del Campo,
entrada a la ciudad histórica desde el sur que estaba precedida por un puente
sobre el ramal sureño del Esgueva y situada en la actual confluencia de la
calle de Santiago con la Plaza de Zorrilla. En este sentido, la imagen de San
Miguel, patrón de Valladolid y protector contra toda clase de epidemias,
presidió desde su alta posición buena parte de la actividad de la ciudad, del
mismo modo que lo hace en Roma la monumental figura broncínea del arcángel en
la cúspide del Castel Sant'Angelo.
Cuando la Puerta del Campo se convirtió en la
entrada de los monarcas que llegaban desde Madrid, dando acceso al remozado
centro urbano después del incendio de 1561 y como inicio del trayecto que
conducía al centro palaciego levantado durante el quinquenio en que estuvo
asentada la Corte, por sus valores representativos el Consistorio decidió
reconvertirla en una puerta monumental. La obra fue realizada en 1626 por el
arquitecto Francisco de Praves, que sintetizó el clasicismo de Andrea Palladio,
del que el año anterior había publicado una traducción de los "Cuatro
Libros de Arquitectura", con la tradición herreriana, levantando un
elegante arco triunfal con depurados motivos ornamentales y rematado por un
templete en el que se abría una hornacina rectangular, coronada por el escudo
real en relieve, en cuyo interior fue colocada la imagen de San Miguel en la
fachada orientada al sur y una de la Virgen en la orientada al norte.
El desaparecido Arco de Santiago con la figura de San Miguel en la hornacina central (foto Francisco Sancho) |
Desconocemos en qué momento fue encargada la imagen
y colocada en el Arco de Santiago, aunque bien pudo ocurrir cuando este fue
engalanado, como todo el centro de Valladolid, para recibir al rey Carlos II y
su esposa Luisa de Orleans con motivo de la inauguración del templo de San
Albano en octubre de 1679, momento en que se tiene constancia de que en el arco
fueron colocados unos retratos de los monarcas, que finalmente no hicieron acto
de presencia. Sea como sea, allí permaneció San Miguel hasta el 5 de noviembre
de 1863, cuando, por decisión del Ayuntamiento un año antes, el monumental arco
fue demolido para facilitar el incipiente tráfico y la imagen entregada a la
iglesia de Santiago. Su exposición a la intemperie durante tanto tiempo motivó
el que se hicieran repintes posteriores que en cierta manera impiden contemplar
el aspecto original del que fuera un importante icono urbano en la ciudad
barroca, que es el verdadero interés de esta escultura arcangélica.
(Continuará)
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
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