Plaza Mayor. Años 50 del siglo XX |
Estampas y recuerdos de Valladolid
Desde que en el siglo XIII el emplazamiento de lo
que fuera la Plaza del Mercado pasara a convertirse en el ágora de Valladolid,
este espacio urbano pasó a ser el núcleo vertebrador del urbanismo de toda la
ciudad, especialmente desde que en el siglo XV se creara en él, por mandato de
los Reyes Católicos, la Casa del Municipio, que pasaría a determinar toda la
actividad vital de la ciudad, marcando un contrapunto constructivo al convento
de San Francisco, el mayor complejo edificado hasta entonces en este espacio
urbano.
Cuando en el siglo XVI pasa a denominarse Plaza Mayor,
en torno ella ya se habían instalado un buen número de gremios que marcaban el
pulso vital de la actividad mercantil. Vecinos y artesanos fueron víctimas en septiembre
de 1561 de un grave contratiempo: el incendio que asoló buena parte del centro
urbano, incluyendo casi la mitad de las casas levantadas en la Plaza Mayor.
Plaza Mayor. Años 50 del siglo XX |
Apenas
transcurridos dos días de la tragedia, el concejo, contando con el apoyo del rey
Felipe II, determinaba encargar al arquitecto Francisco de Salamanca la
reconstrucción de toda la parte dañada, incluyendo la remodelación de la Plaza Mayor,
cuyo modelo, basado en ideas urbanísticas renacentistas, las más avanzadas de
la época, pasaría a convertirse en un prototipo, basado en la uniformidad, que después
sería imitado en Madrid (1617) y Salamanca (1729), así como en numerosas poblaciones
españolas y americanas.
Desde entonces la Plaza Mayor acrecentó su condición
de corazón de la ciudad, convirtiéndose en escenario de los principales actos
públicos de una ciudad de carácter levítico, tales como los crueles Autos de Fe
promovidos por la Inquisición y las multitudinarias celebraciones de Semana
Santa, perviviendo en nuestros días, como un eco lejano de aquella sociedad
sacralizada, el denominado Sermón de las Siete
Palabras, un acto público convertido en verdadero elemento diferenciador respecto
a las celebraciones religiosas semanasanteras del resto de España.
Vista parcial de la Plaza Mayor. Años 50 del siglo XX |
Sería en los albores del siglo XVII, convertida
Valladolid en capital de la Corte durante el reinado de Felipe III, cuando la
actividad de tan emblemático espacio se vio incrementada con la celebración de
justas, mascaradas, juegos de cañas y corridas de toros, convirtiéndose en el principal
lugar para los actos lúdicos y festivos, una actividad alternada, en ocasiones
puntuales, con actividades completamente opuestas, como el levantamiento de
patíbulos para cumplir las ejecuciones sentenciadas por la justicia.
Celebraciones religiosas, ejecuciones públicas,
desfiles, actividades comerciales y todo tipo de fiestas y celebraciones aglutinaron
a los vallisoletanos en la Plaza Mayor durante siglos, siendo el lugar elegido por
la ubicación del Consistorio, entre enero y mayo de 1808, para el patriótico y poco
divulgado levantamiento popular contra los invasores franceses, incluyendo la
quema pública por la muchedumbre, el 24 de marzo de 1808, de un retrato del cesado
Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV.
Plaza Mayor. Años 60 del siglo XX |
En 1879 Antonio Iturralde ganaba un concurso
convocado para la construcción en la Plaza Mayor de un nuevo Ayuntamiento,
aunque la muerte de este arquitecto en 1897 y las críticas en torno al proyecto
derivaron en la elección del arquitecto madrileño Enrique Repullés y Vargas
para acometer la obra, que fue culminada en 1908 siguiendo un estilo ecléctico muy en boga en
la época.
El nuevo Ayuntamiento, junto a la erección en medio
de la plaza de un monumento escultórico en honor del Conde Ansúrez, realizado
por el riosecano Aurelio Carretero en 1903, y la construcción de viviendas burguesas
aisladas en su perímetro, cambiaron la fisionomía de la Plaza Mayor, hecho
compartido por muchas céntricas calles, algunas de nuevo trazado, como
consecuencia del importante desarrollo industrial y mercantil decimonónico que llegó a transformar la ciudad hasta perder su carácter conventual. Con un afán de modernidad, se intentó convertir la Plaza Mayor en un boulevard de inspiración francesa,
incluyendo arbolado, luminarias, vistosos kioskos y carriles para el tranvía,
un medio de transporte que cayó en desuso cuando el desarrollo de la industria
de la automoción se hizo imparable.
Tómbola en la Plaza Mayor. Años 60 del siglo XX |
La Plaza Mayor sería de nuevo escenario multitudinario
de algunos acontecimientos ocurridos durante la Guerra Civil Española,
especialmente la celebración del fin de la contienda.
Es a partir de entonces cuando la Plaza Mayor
adquiere el aspecto que aparece en las fotografías que acompañan a este
artículo, pertenecientes a los años 50, en las que se aprecia el arbolado, el
mobiliario urbano y las anchas vías destinadas al tráfico, con la isleta
central presidida por el monumento al Conde Ansúrez, filas de bancos alrededor
y urinarios subterráneos en uno de los lados, un lugar por excelencia para
"ver y ser visto", principal destino de los incipientes autobuses urbanos y con una intensa actividad comercial bajo los soportales.
En los años 60 la Plaza Mayor pretendía ser aún más
moderna con la colocación de anuncios luminosos sobre algunos tejados, algo que
por la noche proporcionaba cierto aire cosmopolita. Por entonces era el lugar
de exhibición y anuncio de los principales acontecimientos de la ciudad, como
la Semana Internacional de Cine, los discursos de Franco durante sus visitas,
etc., siendo habitual la colocación en el centro de la plaza de una tómbola de
caridad que durante meses "alegraba" con su megafonía el deambular
ciudadano. Muchos recordarán la gran concurrencia a la tómbola para ver en vivo
a la pequeña y mítica cantante Marisol, todo un ídolo de masas en aquellos
años.
Plaza Mayor. Obras de construcción del aparcamiento en 1971 |
El crecimiento experimentado por Valladolid durante
el "desarrollismo" de los años 70 también tuvo su reflejo en la Plaza
Mayor, por entonces convertida en pista de un tráfico endiablado por las
numerosas líneas de autobuses que allí tenían su parada, por el tráfico de
taxis y el incremento del parque automovilístico. Para solucionar en parte el
problema, se construyó en 1971 un aparcamiento subterráneo que fue inaugurado
el 24 de octubre de 1972, lo que obligó a perforar casi todo el centro de la
plaza en aras de la funcionalidad del tráfico.
Poco después se demolían algunos edificios para
suplantarlos por nuevas edificaciones con escaso respeto por la arquitectura
tradicional, manteniéndose únicamente los tipos de balcones y los soportales, pero
no el número de alturas. Incluso se llegaron a cegar algunos callejones
seculares que aislaban las manzanas para amortiguar los incendios, según el trazado
renacentista. Es el caso del conocido como Callejón de San Francisco, sobre el
que se levantó una entidad bancaria, prototipo de la agresividad de algunos
arquitectos, responsables municipales e instituciones estatales dedicadas a la
defensa del patrimonio, todos jugando a la especulación despiadada.
Plaza Mayor. Derribo de casas en los años 70 del siglo XX |
Habría que esperar veinte años para que surgiera un
afortunado brote de sensibilidad que, en la medida de lo posible, intentaba
recuperar la memoria urbana e histórica de un espacio tan singular como la
Plaza Mayor. En 1996 se ponía en práctica el "Plan Renace", en el que
se procedió a la rehabilitación de todos los soportales de la plaza y su
entorno, así como todas las fachadas, que fueron unificadas en color almagre
(siguiendo testimonios históricos), intentando recuperar el primitivo aspecto
de la histórica plaza en la medida de lo posible. En este plan de rehabilitación
urbanística, uno de los aspectos más importantes fue la pavimentación del
espacio de toda la plaza y la supresión del tráfico rodado, dejando únicamente operativos
los viales de entrada y salida al aparcamiento y una vía de conducción lenta
para los autobuses por un lateral.
De este modo se intentaba evitar el flagrante
retroceso urbano experimentado por tan emblemático lugar, procurando recuperar
el hábito de vida en la calle y los espacios compartidos. Hoy día existe un
proyecto para eliminar por completo el tráfico rodado y conseguir que la Plaza
Mayor sea un lugar de reunión, de fiesta y de representación.
Plaza Mayor. Años 70 del siglo XX |
A la recuperación
de la idiosincrasia de la ciudad histórica, en nuestro tiempo la Plaza Mayor permite
importantes usos culturales, económicos y sociales. La Plaza Mayor de
Valladolid adquiere un aspecto deslumbrante durante las procesiones de Semana
Santa y las fiestas de Navidad, transformándose en un gigantesco auditorio
durante las fiestas patronales, en intimista salón de teatro durante el
Festival de Teatro de Calle, en calle literaria durante la Feria del Libro, en gigantesco pabellón para manifestaciones deportivas, etc., pero sobre todo como un concurrido lugar de encuentro y seña de identidad netamente castellana.
Vista parcial de la Plaza Mayor en 1983 |
Plaza Mayor. 2015 |
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