MONUMENTO AL
REGIMIENTO CAZADORES DE ALCÁNTARA
Mariano
Benlliure (Valencia, 1862-Madrid 1947)
1931
Grupo
escultórico de bronce y pedestal de granito
Academia de
Caballería, Valladolid
Escultura realista
decimonónica
En un espacio público tan importante como es el
arranque del Paseo de Zorrilla, justamente delante de la entrada principal de
la Academia de Caballería, desde 1931 Valladolid dispone de una de las
esculturas más bellas de cuantas fueron concebidas por el talento del
valenciano Mariano Benlliure, un grupo escultórico en el que supo interpretar
como nadie el sentido patriótico y heroico del legendario Regimiento de
Cazadores de Alcántara, para orgullo del Arma de Caballería y, por
consiguiente, de la ciudad de Valladolid.
Aunque a estas alturas es innecesario dar a conocer
las excelencias de tan genial y reconocido artista, siempre es conveniente recordar
que Mariano Benlliure fue una de las figuras más importantes del arte español
de finales del siglo XIX y principios del XX, un escultor que junto al pintor
Joaquín Sorolla, su amigo incondicional, escribieron con letras de oro el nombre y el genio de Valencia en la
creación artística, aunque los dos
acabarían recalando en Madrid. Hoy podría afirmarse, sin lugar a dudas, que si
Sorolla representa la cota más alta de la pintura española de su tiempo,
Benlliure alcanzó el mismo nivel en el campo de la escultura, gozando los dos artistas de fama internacional.
Justo es que la ciudad que recibió tan importante
obra escultórica muestre su reconocimiento al escultor que, cuando estaba
trabajando en ella, manifestó sentirse halagado por estar destinada a
Valladolid, al identificar la ciudad con el epicentro de la mejor escultura
española. En efecto, en una entrevista concedida al diario El Norte de Castilla
en septiembre de 1930, Mariano Benlliure declaraba: «Ahora estoy terminando un grupo representativo del Arma de Caballería
para la Academia Militar, y será para mí el mayor honor tener una obra en esa
ciudad, que es, sin duda, la sede de nuestra escultura». Hoy tenemos la
suerte de gozar de un "Benlliure" firmado y fechado como en otros lugares gozan de un "Sorolla".
M. Benlliure. Paso El Descendido, Museo de Semana Santa, Zamora |
CONOCER AL ESCULTOR PARA VALORAR LA OBRA
Durante mucho tiempo la historiografía ha venido
simplificando la figura de Benlliure calificándole de escultor realista y
detallista, en ocasiones encasillándole como especialista taurino e incluso
como escultor animalista. Sin embargo, esto produce una imagen distorsionada,
porque Benlliure fue mucho más que todo eso.
Mariano Benlliure Gil nació en Valencia, el 8 de
septiembre de 1862, en el seno de una familia dedicada a la producción artística,
pues su padre era el pintor y decorador Juan Antonio Benlliure Tomás, que llegó
a ser profesor de pintura decorativa en la Academia de Bellas Artes de Valencia1.
A excepción de su hermana María, sus hermanos mayores, Blas, José y Juan
Antonio, seguirían la senda artística paterna hasta convertirse en pintores de
reconocido prestigio. Sin embargo, aunque formado en la pintura, desde muy
pequeño Mariano Benlliure mostró su preferencia por la escultura, que comenzó a
practicar de forma autodidacta y sin formación académica trabajando en talleres
en los que perfeccionó el dibujo y las labores de talla y cincelado. Sorprende
el paso procesional de El Descendido de
la Cofradía del Santo Entierro de la Semana Santa de Zamora, que talló cuando
apenas superaba los 15 años. En 1881, cuando contaba 17 años, se desplazó a
Roma, donde tendría establecido un estudio durante dos décadas.
Mariano Benlliure. Busto de Goya. Academia de San Fernando, Madrid |
En 1884 conseguía su primer éxito al ganar la
segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid con una
original obra enviada desde Roma: la escultura Accidente (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid),
que representa a un monaguillo quemado por un incensario. A partir de entonces
se sucederían los reconocimientos, como la Primera Medalla en la Exposición
Nacional de 1887 por la representación del pintor José Ribera para un monumento en Valencia y la Medalla de Honor en
1895 por la escultura de Antonio Trueba
para su monumento en Bilbao.
En 1896 regresaba a Madrid, llegando a ganar en 1900
la Medalla de Honor de la Exposición Universal de París por un conjunto de
obras entre las que figuraban el Mausoleo
de Gayarre, la estatua de Velázquez,
el retrato del pintor Francisco Domingo
y un relieve con los retratos de la Familia
Real. En 1910 instalaba su estudio en la calle Abascal, que se convertiría
en centro de tertulias y lugar visitado por personajes ilustres de la época. En
1924 obtenía la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid por la
escultura La lección, busto que
representa a una de sus sobrinas.
Paralelamente a su trabajo como escultor, Mariano
Benlliure ocupó altos cargos relacionados con las Bellas Artes. Entre 1901 y
1903 fue Director de la Academia de España en Roma, entre 1917 y 1919 ejerció
como Director General de Bellas Artes, y de 1917 a 1931 fue Director del Museo
de Arte Moderno de Madrid (actualmente integrado en el Museo del Prado). Fue
miembro de las Academias de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, de San
Carlos de Valencia, de San Telmo de Málaga, de San Lucas de Roma, de la Brera
de Milán, de Carrara y París, llegando a recibir condecoraciones tan
importantes como la Legión de Honor de Francia, Comendador de la Orden de la
Corona de Italia y la Gran Cruz de Alfonso X de España.
M. Benlliure. Mausoleo de Joselito, 1926. Cementerio San Fernando, Sevilla |
Mariano Benlliure realizó a lo largo de su vida una
extensísima y polifacética obra en la que abordó todos los géneros, materiales, técnicas y
formatos de la escultura, impregnando a sus obras de un impresionismo
espontáneo mediante el modelando de las figuras con un realismo casi pictórico,
lleno de vivacidad, haciendo gala de un portentoso sentido de la composición.
Por todo ello es considerado como el último gran maestro del realismo
decimonónico.
Son admirables sus escenas taurinas, con animales llenos
de viveza; sus expresivos retratos de hombres célebres, militares, pintores y
artistas —contando entre sus clientes al rey Alfonso XIII—; sus detallistas recreaciones
de personajes históricos (Isabel la Católica, Colón, Velázquez, Agustina de
Aragón, Goya, etc.); sus escenas costumbristas llenas de encanto; sus alegorías
grandilocuentes; sus pasos procesionales, plenos de sentimiento; sus
composiciones funerarias, que alcanzaron el culmen en 1926 en el Mausoleo del torero Joselito (Cementerio
de San Fernando de Sevilla), convertido en todo un acontecimiento artístico, y
las insuperables figuras ecuestres de algunos monumentos, superando el centenar
las obras destinadas a espacios públicos de ciudades españolas e
hispanoamericanas.
Mariano Benlliure falleció en su domicilio de Madrid
el 9 de noviembre de 1947, siendo sus restos trasladados al panteón familiar
del cementerio del Cabañal de Valencia.
EL MONUMENTO AL REGIMIENTO CAZADORES DE ALCÁNTARA
El monumento rinde honores al Regimiento "Cazadores de Alcántara", cuyo origen se remonta a una antigua Orden de
Caballería fundada en el Reino de León a mediados del siglo XII. A lo largo de
los siglos, el Regimiento de Alcántara protagonizaría importantes hazañas
militares de la historia de España, siendo la última la ocurrida en la región
del Rif, fronteriza de las posesiones españolas con Marruecos, donde el 22 de
julio de 1921 se produjo la batalla de Annual, en la que el ejército español
sufrió una derrota ante las tropas rifeñas lideradas por Abd el-Krim, hecho que
socavó la monarquía liberal de Alfonso XIII y devino en el golpe de estado y la
dictadura de Primo de Rivera.
Durante la retirada de las tropas españolas —5.000
soldados— de la población marroquí de Annual, los rebeldes rifeños las
hostigaron causando continuas bajas, quedando atascadas varias ambulancias,
cargadas de heridos españoles, cuando cruzaban el río Igam, siendo acosadas por
un ejército de 18.000 rifeños que no
cesaba en sus tiroteos.
Fue entonces cuando en su ayuda entró en acción el
Regimiento Alcántara nº 14 de Caballería, comandado por Fernando Primo de
Rivera y compuesto por 691 jinetes que se jugaron la vida para proteger a sus
compatriotas, consiguiendo poner en fuga al enemigo y facilitar la marcha del
ejército español, a pesar de que al final de la batalla el panorama no pudo ser
más desolador: 541 jinetes caídos con la mayoría de sus extenuados caballos, 7
heridos y 67 hechos prisioneros.
Para perpetuar esta heroica gesta, en mayo de 1923
se comenzó a plantear un monumento conmemorativo, por lo que el director
militar de la Academia y el Ayuntamiento de Valladolid se pusieron de acuerdo
para que fuese levantado en el patio de la recién terminada Academia de
Caballería. Con tal efecto se abrió una suscripción entre los diferentes
cuerpos del Ejército y se nombró una Comisión formada por altos cargos
militares y algunos aristócratas, especialmente alentada por el comandante
Segundo Díaz Herrera, que se encargó de recabar el bronce cedido por el
Ministerio de la Guerra —algo común para todos los monumentos públicos— y de
ponerse en contacto con Mariano Benlliure tras ser elegido como escultor, hecho
que entusiasmó al artista por la inclusión de caballos, en los que era
especialista.
El escultor presentó en 1928 un boceto a pequeña
escala y modelado en yeso (actualmente en el Museo del Ejército de Madrid), que
fue difundido por la prensa, y comenzó el proceso de modelado y fundición,
aunque por el bronce disponible tuvo que rebajar el proyectado tamaño
monumental de las figuras a otro inferior que ligeramente supera el natural. A
la vista del grupo escultórico ya terminado, en agosto de 1930 la dirección
militar propuso su emplazamiento ante la puerta principal del edificio, para lo
que solicitaron los preceptivos permisos municipales. En diciembre de aquel año
se realizaba la cimentación y en abril de 1931 comenzaron a llegar las
sillerías de granito pulido del pedestal, cuyo diseño adopta una forma
troncopiramidal truncada que fue supervisada por el propio Benlliure.
Prevista la inauguración para el mes de mayo, a la
que Alfonso XIII pensaba asistir por considerarlo un medio propagandístico en
medio de un agitado panorama político nacional, la proclamación de la Segunda
República el 14 de abril de 1931 hizo posponer la inauguración, que fue llevada
a cabo el 25 de junio de aquel año contando con la asistencia del escultor,
orgulloso de haber dado forma, a través de formas fundidas y perfectamente
ensambladas, a un complejo grupo broncíneo en el que abundan los minuciosos
detalles.
En el monumento se establece una relación directa
entre el grupo escultórico y el pedestal, en cuyas caras se incluyen en letras
de bronce las leyendas "Por la Patria", "Por el Honor" y
"Por la Gloria", figurando al frente "El Arma de Caballería al
Regimiento Cazadores de Alcántara" y debajo las fechas
"1657-1702-1773-1808-1921", correspondiendo a cada uno de estos cinco
años los cinco jinetes que integran la composición y que representan diferentes
gestas del Regimiento de Caballería en esos años, sintetizando la historia
gloriosa de los Cazadores de Alcántara, cuyo espíritu, fuerza y valor
permanecieron inalterables a través del tiempo.
Mariano Benlliure hace gala de su maestría en las
figuras de los realistas caballos, todos con diferentes actitudes basadas en
apuntes tomados del natural, y de su pericia como escultor al plasmarles al
galope con las patas delanteras levantadas y las traseras sin llegar a tocar el
suelo, elevándose el conjunto sobre la insinuada polvareda que a su paso
producen, toda una innovación en la estatuaria ecuestre. También personalizadas aparecen las figuras de los jinetes, a las que
Benlliure otorga un aire de grandeza acorde con cada hecho histórico, que viene
definido por la indumentaria de cada jinete, sus armas y las monturas de sus
caballos.
Al frente, altivo y victorioso, aparece un
portaestandarte con el uniforme de la Caballería de Flandes, creada en tiempos
de Felipe IV, cuya fecha de 1657 se relaciona con el triunfo español conseguido
por el Regimiento de Alcántara un año antes en la guerra franco-española, donde
encuadrado en el ejército de Juan José de Austria consiguió la victoria en la
batalla de Valenciennes, ciudad sitiada por los franceses. Los jinetes colocados a los lados y en la parte
trasera sobre briosos caballos, están vinculados a cada una de las fechas,
siendo la última de ellas 1921, representada por el jinete situado en la parte
delantera derecha, abalanzado con su espada sobre el caballo, que muestra el
ímpetu de los soldados en el Desastre de Annual. A pesar de su compleja
composición, en el momento de la inauguración del monumento los ciudadanos
interpretaban y reconocían a la perfección aquel hecho memorable, algo
perteneciente a la memoria histórica que se ha ido desvaneciendo a lo largo del
tiempo.
Sin embargo, lo que no se ha perdido es la
admiración por el virtuosismo de Mariano Benlliure y su capacidad para plasmar
con inusitada precisión los pequeños detalles: los caballos con los músculos en
tensión y las venas resaltadas, las bridas y riendas reproduciendo cuero con
hebillas, los uniformes de los jinetes con diferentes texturas, la fidelidad de
las armas y los estandartes, las colas de los caballos ondeando al viento en su
carrera o la vehemencia del combatiente en tierras africanas, con el cuerpo
despegado de la montura, todo un prodigio de escultura realista decimonónica
que expresa la firmeza estética que mantuvo su autor cuando ya se imponían
nuevos cauces de expresión.
Informe y fotografías: J. M. Travieso.
NOTAS
1 MONTOLIU SOLER, Violeta: Mariano
Benlliure Gil (1862-1947). Escultor valenciano. Valencia, 2011, p. 2.
* * * * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario