28 de octubre de 2016

Theatrum: MONUMENTO AL REGIMIENTO CAZADORES DE ALCÁNTARA, el arte de narrar la gloria de la caballería española












MONUMENTO AL REGIMIENTO CAZADORES DE ALCÁNTARA
Mariano Benlliure (Valencia, 1862-Madrid 1947)
1931
Grupo escultórico de bronce y pedestal de granito
Academia de Caballería, Valladolid
Escultura realista decimonónica














En un espacio público tan importante como es el arranque del Paseo de Zorrilla, justamente delante de la entrada principal de la Academia de Caballería, desde 1931 Valladolid dispone de una de las esculturas más bellas de cuantas fueron concebidas por el talento del valenciano Mariano Benlliure, un grupo escultórico en el que supo interpretar como nadie el sentido patriótico y heroico del legendario Regimiento de Cazadores de Alcántara, para orgullo del Arma de Caballería y, por consiguiente, de la ciudad de Valladolid.

Aunque a estas alturas es innecesario dar a conocer las excelencias de tan genial y reconocido artista, siempre es conveniente recordar que Mariano Benlliure fue una de las figuras más importantes del arte español de finales del siglo XIX y principios del XX, un escultor que junto al pintor Joaquín Sorolla, su amigo incondicional, escribieron con letras de oro el nombre y el genio de Valencia en la creación artística, aunque los dos acabarían recalando en Madrid. Hoy podría afirmarse, sin lugar a dudas, que si Sorolla representa la cota más alta de la pintura española de su tiempo, Benlliure alcanzó el mismo nivel en el campo de la escultura, gozando los dos artistas de fama internacional.

Justo es que la ciudad que recibió tan importante obra escultórica muestre su reconocimiento al escultor que, cuando estaba trabajando en ella, manifestó sentirse halagado por estar destinada a Valladolid, al identificar la ciudad con el epicentro de la mejor escultura española. En efecto, en una entrevista concedida al diario El Norte de Castilla en septiembre de 1930, Mariano Benlliure declaraba: «Ahora estoy terminando un grupo representativo del Arma de Caballería para la Academia Militar, y será para mí el mayor honor tener una obra en esa ciudad, que es, sin duda, la sede de nuestra escultura». Hoy tenemos la suerte de gozar de un "Benlliure" firmado y fechado como en otros lugares gozan de un "Sorolla".     

M. Benlliure. Paso El Descendido, Museo de Semana Santa, Zamora
CONOCER AL ESCULTOR PARA VALORAR LA OBRA

Durante mucho tiempo la historiografía ha venido simplificando la figura de Benlliure calificándole de escultor realista y detallista, en ocasiones encasillándole como especialista taurino e incluso como escultor animalista. Sin embargo, esto produce una imagen distorsionada, porque Benlliure fue mucho más que todo eso.

Mariano Benlliure Gil nació en Valencia, el 8 de septiembre de 1862, en el seno de una familia dedicada a la producción artística, pues su padre era el pintor y decorador Juan Antonio Benlliure Tomás, que llegó a ser profesor de pintura decorativa en la Academia de Bellas Artes de Valencia1. A excepción de su hermana María, sus hermanos mayores, Blas, José y Juan Antonio, seguirían la senda artística paterna hasta convertirse en pintores de reconocido prestigio. Sin embargo, aunque formado en la pintura, desde muy pequeño Mariano Benlliure mostró su preferencia por la escultura, que comenzó a practicar de forma autodidacta y sin formación académica trabajando en talleres en los que perfeccionó el dibujo y las labores de talla y cincelado. Sorprende el paso procesional de El Descendido de la Cofradía del Santo Entierro de la Semana Santa de Zamora, que talló cuando apenas superaba los 15 años. En 1881, cuando contaba 17 años, se desplazó a Roma, donde tendría establecido un estudio durante dos décadas.

Mariano Benlliure. Busto de Goya. Academia de San Fernando, Madrid
En 1884 conseguía su primer éxito al ganar la segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid con una original obra enviada desde Roma: la escultura Accidente (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid), que representa a un monaguillo quemado por un incensario. A partir de entonces se sucederían los reconocimientos, como la Primera Medalla en la Exposición Nacional de 1887 por la representación del pintor José Ribera para un monumento en Valencia y la Medalla de Honor en 1895 por la escultura de Antonio Trueba para su monumento en Bilbao.

En 1896 regresaba a Madrid, llegando a ganar en 1900 la Medalla de Honor de la Exposición Universal de París por un conjunto de obras entre las que figuraban el Mausoleo de Gayarre, la estatua de Velázquez, el retrato del pintor Francisco Domingo y un relieve con los retratos de la Familia Real. En 1910 instalaba su estudio en la calle Abascal, que se convertiría en centro de tertulias y lugar visitado por personajes ilustres de la época. En 1924 obtenía la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid por la escultura La lección, busto que representa a una de sus sobrinas.

Paralelamente a su trabajo como escultor, Mariano Benlliure ocupó altos cargos relacionados con las Bellas Artes. Entre 1901 y 1903 fue Director de la Academia de España en Roma, entre 1917 y 1919 ejerció como Director General de Bellas Artes, y de 1917 a 1931 fue Director del Museo de Arte Moderno de Madrid (actualmente integrado en el Museo del Prado). Fue miembro de las Academias de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, de San Carlos de Valencia, de San Telmo de Málaga, de San Lucas de Roma, de la Brera de Milán, de Carrara y París, llegando a recibir condecoraciones tan importantes como la Legión de Honor de Francia, Comendador de la Orden de la Corona de Italia y la Gran Cruz de Alfonso X de España.

M. Benlliure. Mausoleo de Joselito, 1926. Cementerio San Fernando, Sevilla
Mariano Benlliure realizó a lo largo de su vida una extensísima y polifacética obra en la que abordó todos los géneros, materiales, técnicas y formatos de la escultura, impregnando a sus obras de un impresionismo espontáneo mediante el modelando de las figuras con un realismo casi pictórico, lleno de vivacidad, haciendo gala de un portentoso sentido de la composición. Por todo ello es considerado como el último gran maestro del realismo decimonónico.

Son admirables sus escenas taurinas, con animales llenos de viveza; sus expresivos retratos de hombres célebres, militares, pintores y artistas —contando entre sus clientes al rey Alfonso XIII—; sus detallistas recreaciones de personajes históricos (Isabel la Católica, Colón, Velázquez, Agustina de Aragón, Goya, etc.); sus escenas costumbristas llenas de encanto; sus alegorías grandilocuentes; sus pasos procesionales, plenos de sentimiento; sus composiciones funerarias, que alcanzaron el culmen en 1926 en el Mausoleo del torero Joselito (Cementerio de San Fernando de Sevilla), convertido en todo un acontecimiento artístico, y las insuperables figuras ecuestres de algunos monumentos, superando el centenar las obras destinadas a espacios públicos de ciudades españolas e hispanoamericanas.    
Mariano Benlliure falleció en su domicilio de Madrid el 9 de noviembre de 1947, siendo sus restos trasladados al panteón familiar del cementerio del Cabañal de Valencia.

EL MONUMENTO AL REGIMIENTO CAZADORES DE ALCÁNTARA

El monumento rinde honores al Regimiento "Cazadores de Alcántara", cuyo origen se remonta a una antigua Orden de Caballería fundada en el Reino de León a mediados del siglo XII. A lo largo de los siglos, el Regimiento de Alcántara protagonizaría importantes hazañas militares de la historia de España, siendo la última la ocurrida en la región del Rif, fronteriza de las posesiones españolas con Marruecos, donde el 22 de julio de 1921 se produjo la batalla de Annual, en la que el ejército español sufrió una derrota ante las tropas rifeñas lideradas por Abd el-Krim, hecho que socavó la monarquía liberal de Alfonso XIII y devino en el golpe de estado y la dictadura de Primo de Rivera.

Durante la retirada de las tropas españolas —5.000 soldados— de la población marroquí de Annual, los rebeldes rifeños las hostigaron causando continuas bajas, quedando atascadas varias ambulancias, cargadas de heridos españoles, cuando cruzaban el río Igam, siendo acosadas por un ejército  de 18.000 rifeños que no cesaba en sus tiroteos. 

Fue entonces cuando en su ayuda entró en acción el Regimiento Alcántara nº 14 de Caballería, comandado por Fernando Primo de Rivera y compuesto por 691 jinetes que se jugaron la vida para proteger a sus compatriotas, consiguiendo poner en fuga al enemigo y facilitar la marcha del ejército español, a pesar de que al final de la batalla el panorama no pudo ser más desolador: 541 jinetes caídos con la mayoría de sus extenuados caballos, 7 heridos y 67 hechos prisioneros.

Para perpetuar esta heroica gesta, en mayo de 1923 se comenzó a plantear un monumento conmemorativo, por lo que el director militar de la Academia y el Ayuntamiento de Valladolid se pusieron de acuerdo para que fuese levantado en el patio de la recién terminada Academia de Caballería. Con tal efecto se abrió una suscripción entre los diferentes cuerpos del Ejército y se nombró una Comisión formada por altos cargos militares y algunos aristócratas, especialmente alentada por el comandante Segundo Díaz Herrera, que se encargó de recabar el bronce cedido por el Ministerio de la Guerra —algo común para todos los monumentos públicos— y de ponerse en contacto con Mariano Benlliure tras ser elegido como escultor, hecho que entusiasmó al artista por la inclusión de caballos, en los que era especialista.

El escultor presentó en 1928 un boceto a pequeña escala y modelado en yeso (actualmente en el Museo del Ejército de Madrid), que fue difundido por la prensa, y comenzó el proceso de modelado y fundición, aunque por el bronce disponible tuvo que rebajar el proyectado tamaño monumental de las figuras a otro inferior que ligeramente supera el natural. A la vista del grupo escultórico ya terminado, en agosto de 1930 la dirección militar propuso su emplazamiento ante la puerta principal del edificio, para lo que solicitaron los preceptivos permisos municipales. En diciembre de aquel año se realizaba la cimentación y en abril de 1931 comenzaron a llegar las sillerías de granito pulido del pedestal, cuyo diseño adopta una forma troncopiramidal truncada que fue supervisada por el propio Benlliure.

Prevista la inauguración para el mes de mayo, a la que Alfonso XIII pensaba asistir por considerarlo un medio propagandístico en medio de un agitado panorama político nacional, la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931 hizo posponer la inauguración, que fue llevada a cabo el 25 de junio de aquel año contando con la asistencia del escultor, orgulloso de haber dado forma, a través de formas fundidas y perfectamente ensambladas, a un complejo grupo broncíneo en el que abundan los minuciosos detalles.

En el monumento se establece una relación directa entre el grupo escultórico y el pedestal, en cuyas caras se incluyen en letras de bronce las leyendas "Por la Patria", "Por el Honor" y "Por la Gloria", figurando al frente "El Arma de Caballería al Regimiento Cazadores de Alcántara" y debajo las fechas "1657-1702-1773-1808-1921", correspondiendo a cada uno de estos cinco años los cinco jinetes que integran la composición y que representan diferentes gestas del Regimiento de Caballería en esos años, sintetizando la historia gloriosa de los Cazadores de Alcántara, cuyo espíritu, fuerza y valor permanecieron inalterables a través del tiempo.

Mariano Benlliure hace gala de su maestría en las figuras de los realistas caballos, todos con diferentes actitudes basadas en apuntes tomados del natural, y de su pericia como escultor al plasmarles al galope con las patas delanteras levantadas y las traseras sin llegar a tocar el suelo, elevándose el conjunto sobre la insinuada polvareda que a su paso producen, toda una innovación en la estatuaria ecuestre. También personalizadas aparecen las figuras de los jinetes, a las que Benlliure otorga un aire de grandeza acorde con cada hecho histórico, que viene definido por la indumentaria de cada jinete, sus armas y las monturas de sus caballos.

Al frente, altivo y victorioso, aparece un portaestandarte con el uniforme de la Caballería de Flandes, creada en tiempos de Felipe IV, cuya fecha de 1657 se relaciona con el triunfo español conseguido por el Regimiento de Alcántara un año antes en la guerra franco-española, donde encuadrado en el ejército de Juan José de Austria consiguió la victoria en la batalla de Valenciennes, ciudad sitiada por los franceses. Los  jinetes colocados a los lados y en la parte trasera sobre briosos caballos, están vinculados a cada una de las fechas, siendo la última de ellas 1921, representada por el jinete situado en la parte delantera derecha, abalanzado con su espada sobre el caballo, que muestra el ímpetu de los soldados en el Desastre de Annual. A pesar de su compleja composición, en el momento de la inauguración del monumento los ciudadanos interpretaban y reconocían a la perfección aquel hecho memorable, algo perteneciente a la memoria histórica que se ha ido desvaneciendo a lo largo del tiempo.


Sin embargo, lo que no se ha perdido es la admiración por el virtuosismo de Mariano Benlliure y su capacidad para plasmar con inusitada precisión los pequeños detalles: los caballos con los músculos en tensión y las venas resaltadas, las bridas y riendas reproduciendo cuero con hebillas, los uniformes de los jinetes con diferentes texturas, la fidelidad de las armas y los estandartes, las colas de los caballos ondeando al viento en su carrera o la vehemencia del combatiente en tierras africanas, con el cuerpo despegado de la montura, todo un prodigio de escultura realista decimonónica que expresa la firmeza estética que mantuvo su autor cuando ya se imponían nuevos cauces de expresión.    


Informe y fotografías: J. M. Travieso.





NOTAS

1 MONTOLIU SOLER, Violeta: Mariano Benlliure Gil (1862-1947). Escultor valenciano. Valencia, 2011, p. 2.


























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