PENSAMIENTO
DE OTOÑO
Aún quedan
viejas tapias en el mundo.
(Sabemos que
morir no es estar muertos).
Aún quedan
en el alto acantilado
flores de brezo.
Sabemos al
morir que nuestros pasos
cansados no
querían ir tan lejos.
(Aún queda
esa colina bronceada
de helechos secos).
La entraña
del pinar es sombra pura.
Rayos de un
sol de otoño velan, trémulos,
su orilla de
vivientes florecillas
y húmedo suelo.
Rayos de un
sol de otoño, nuestros pasos
no nos
quieren llevar fuera del tiempo.
Morir —o
huido barco entre las olas—
no es estar muertos.
LUIS FELIPE VIVANCO (1907-1975)
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