FRESCOS DE
LA IGLESIA DE SAN NICOLÁS Y
SAN PEDRO MÁRTIR
Dionís Vidal
(Valencia, h. 1670-Tortosa, Tarragona, h. 1719), sobre diseño de
Antonio
Palomino (Bujalance, Córdoba, 1655-Madrid, 1726)
Entre 1690 y
1700
Pinturas al
fresco
Iglesia
parroquial de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, Valencia
Pintura
barroca española
Uno de los principales atractivos artísticos que
conserva la ciudad de Valencia, en pleno corazón de la "Ciutat Vella",
es la conocida popularmente como iglesia de San Nicolás, declarada Monumento
Histórico Artístico Nacional en 1981. Su exterior, extremadamente sencillo, tan
sólo animado por una torre con función de campanario colocada a los pies de la
iglesia, que fue rematada en 1755 para celebrar el tercer centenario de la canonización
de San Vicente Ferrer, contrasta con la riqueza de su interior, donde a finales
del siglo XVII el pintor Dionís Vidal, siguiendo un plan iconográfico trazado
por su maestro Antonio Palomino, cubrió por completo las bóvedas con un
deslumbrante ciclo de pinturas al fresco que constituyen uno de los conjuntos
más interesantes del barroco español, puesto en valor tras ser terminada su
limpieza y restauración en febrero de 2016, que ha liberado a las pinturas
murales de los efectos del humo y la suciedad acumulada durante tres siglos.
LA IGLESIA DE SAN NICOLÁS DE BARI Y SAN PEDRO MÁRTIR
Los orígenes del templo se encuentran en una
construcción, levantada hacia 1242 sobre una antigua mezquita, que sería una de
las doce primeras parroquias valencianas tras la conquista cristiana de la
ciudad por el rey Jaime I. De aquel primitivo templo no queda rastro, pues
entre 1419 y 1455 fue completamente reconstruido y ampliado en estilo gótico
por iniciativa de Alfonso de Borja, párroco de la iglesia, futuro obispo de
Valencia y papa de la Iglesia católica, entre 1455 y 1458, con el nombre de
Calixto III.
La iglesia consta de una sola nave, organizada en
seis tramos con bóvedas de crucería simple que en los laterales se corresponden
con capillas poco profundas entre contrafuertes, dos de ellas convertidas en
puertas laterales, con ventanales apuntados en el arranque de los arcos de la
bóveda. Se completa con un presbiterio de traza poligonal tripartito, precedido
de un tramo recto, que está orientado al este. En el muro de los pies se abre
una tercera puerta y un gran rosetón calado con la forma de la estrella de
David y cubierto por una vidriera.
El recinto conocería modificaciones en época barroca,
siendo levantada en 1664 junto a la cabecera, por detrás de la capilla mayor,
una capilla-sagrario financiada por Jacinto Sanz. Asimismo, las capillas
colocadas en el tramo recto del presbiterio fueron reconvertidas en puertas de
acceso a la sacristía (lado del evangelio) y de bajada a la cripta (lado de la
epístola). Sobre una de ellas se colocó un órgano barroco y los retablos que
presidían dichas capillas, con importantes tablas de Juan de Juanes, fueron remodelados
y colocados a los lados del retablo mayor.
La iglesia guarda destacadas obras de orfebrería y
de pintura, pues junto a los retablos citados con pinturas de Juan de Juanes,
máximo representante del renacimiento valenciano, se encuentran otros con obras
de Rodrigo de Osona y Yáñez de la Almedina.
Preside la iglesia un retablo barroco del siglo
XVIII, con un sólo cuerpo y ático, ornamentado con tres columnas salomónicas a
cada lado, que fue dorado en 1867. En la hornacina central se alojan las
esculturas de los santos titulares, San
Nicolás de Bari y San Pedro Mártir,
obras realizadas en 1940 por Francisco Teruel y Enrique Tamarit, mientras que
en el ático se coloca una pintura dieciochesca, del valenciano José de Vergara
(1726-1799), que representa la Glorificación
de la Virgen con el Niño.
A los lados del retablo mayor se hallan los dos
retablos ya citados, costeados por el gremio de pelaires o laneros —cuyos
emblemas figuran sobre los mismos— en los que se reaprovechan pinturas
renacentistas de retablos anteriores. En el lado del evangelio se encuentra el Retablo de la Trinidad, que, presidido
por un icono de la Virgen, contiene una notable colección de pinturas de Juan
de Juanes en las que aparecen representados los Apóstoles, los Doctores de la
Iglesia, vírgenes y santos mártires, escenas de la Creación y la Coronación de
la Virgen en el remate.
En el lado opuesto presenta una idéntica estructura
el Retablo de San Miguel, presidido
por un ostensorio con el busto del Salvador y cuatro tablas de Juan de Juanes a
los lados con historias del arcángel San Miguel. Se completa con las escenas de
la Anunciación, el Nacimiento y la Adoración de los Reyes en la predela y la
Presentación en el Templo en el remate superior. El púlpito volado fue
realizado en el siglo XVIII por el escultor Tomás Artigues.
EL CONJUNTO DE FRESCOS BARROCOS
A pesar de todo, lo realmente impactante son las
pinturas barrocas que cubren completamente las bóvedas, arcos, pilares y muros
del recinto, desde los pies a la cabecera, con casi 2.000 metros cuadrados de
pinturas murales, lo que inevitablemente ha suscitado la calificación de "Capilla
Sixtina" valenciana.
Esta transformación al gusto de la sociedad barroca
fue realizada entre 1690 y 1693, siendo atribuida a Juan Bautista Pérez Castiel
la construcción de las bóvedas encamonadas que enmascaran las originales
góticas y sobre las que, en la década final del siglo XVII, el valenciano
Dionís Vidal desarrollaría un vasto conjunto de pinturas al fresco siguiendo un
fascinante programa iconográfico diseñado por Antonio Palomino de Castro y
Velasco, pintor real de Carlos II desde 1688 y prolífico escritor, que permaneció
en Valencia entre 1697 y 1701 para realizar personalmente los frescos de la
cúpula de la iglesia de la Virgen de los Desamparados, los frescos de la
iglesia de los Santos Juanes (en proceso de restauración cuando esto se
escribe) y los deteriorados frescos de la que fuera parroquia de San Pedro
Apóstol en la catedral.
El cordobés Antonio Palomino, diseñador del programa
pictórico de la iglesia de San Nicolás, ejerció un férreo control sobre la
actuación de Dionís Vidal, su discípulo y autor material de los frescos, para
que siguieran los planteamientos recogidos en su obra Museo Pintórico y escala óptica, publicada por primera vez entre
1715 y 1724, conservándose algunos de los dibujos originales de Palomino para
las bóvedas de San Nicolás en el Museo Nacional de Cerámica "González
Martí" de Valencia. Como dato anecdótico, tanto Antonio Palomino como
Dionís Vidal aparecen retratados con las trazas de la mano en uno de los
frescos próximos al rosetón del muro de los pies de la iglesia.
El complejo diseño fue ajustado por Palomino a la
superficie de una bóveda formada por seis tramos separados por arcos perpiaños,
doce lunetos condicionados a los ventanales, múltiples compartimentos que
mantienen la estructura de crucería y una cornisa practicable que recorre el
perímetro interior, con un tratamiento especial en la bóveda y muros del
presbiterio.
Para articular las composiciones recurrió a las
arquitecturas fingidas, tratadas como verdaderos trampantojos, colocando sobre
los lunetos escenas con los pasajes más destacados de la vida de San Nicolás de
Bari (lado de la epístola) y San Pedro Mártir (lado del evangelio), junto a las
que aparecen grandes figuras de los apóstoles y alegorías de virtudes y figuras
de ángeles, en atrevidos escorzos, que aluden al carácter ejemplarizante de la
escena principal, con profusión de cartelas con frases o citas bíblicas que
también guardan relación con la escena narrada. Asimismo, dos claraboyas
simuladas por cada tramo establecen una sucesión rítmica en el eje de la bóveda,
permitiendo contemplar un fingido celaje azul con nubes.
A la altura de la cornisa y coincidiendo con cada
uno de los soportes, también se adosaron en época barroca, sobre un fondo de
hojas de acanto, las figuras de grandes ángeles en estuco, que simulan mármol,
cuyas dinámicas actitudes tenantes, junto a los motivos heráldicos intercalados
entre ellos, proporcionan un gran movimiento rítmico al ciclo pictórico. Por
debajo de ellos, todos los soportes también fueron recubiertos con vegetales y
cintas en relieve y roleos pintados.
La hagiografía de San Nicolás de Bari queda plasmada
en los lunetos del lado de la epístola con los siguientes elementos iconográficos:
San Nicolás curando a una lisiada,
apóstol San Pedro, alegorías de la Piedad y la Limosna y dos ángeles del
coro de los custodios; San Nicolás
dotando a tres doncellas para contraer matrimonio, apóstol San Mateo, alegorías de la Largueza y el Recato y dos arcángeles; San Nicolás resucitando a un infante
cocinado por su madre, apóstol San
Pablo, alegorías de la Caridad y
la Gratitud y dos ángeles del coro de los principados; San Nicolás resucitando a tres niños
descuartizados en un mesón para ser cocinados, apóstol San Felipe, alegorías de la Justicia
y la Verdad y dos ángeles del coro de las virtudes, con
una frase del Eclesiastés en la cartela; San
Nicolás enfrentándose a Arrio en el Concilio de Nicea, apóstol San Bartolomé, alegorías de la Religión y el Celo y dos ángeles del coro
de las potestades, figurando en la cartela una frase del Libro de los
Salmos; Liberación por San Nicolás de un
niño cautivo de los moros, apóstol Santiago
el Mayor, alegorías de la Devoción
y la Correspondencia y dos ángeles del coro de las potestades.
El esquema se repite en el lado del evangelio,
dedicado a San Pedro Mártir o San Pedro de Verona, cuyo esquema es el
siguiente: San Pedro con siete años se
mantiene en su fe ante su tío hereje, apóstol San Juan, alegorías de la Sinceridad
y la Doctrina y dos ángeles del coro de los tronos; San Pedro tomando el hábito como dominico,
apóstol San Andrés, alegorías de la Castidad y la Vigilancia y dos ángeles del
coro de los querubines; San Pedro
curando a un niño mudo, apóstol San
Judas Tadeo, alegorías de la Clemencia
y la Gracia y dos ángeles del coro de los serafines; San Pedro mueve las nubes para convertir a
un hereje, apóstol San Simón,
alegorías del Ingenio y la Protección y dos ángeles del coro de los santos confesores; Martirio de San Pedro en una emboscada, con una frase del Levítico
en la cartela, apóstol Santiago el Menor,
alegorías de la Fe y la Constancia y dos figuras de ángeles del coro de los mártires; Curación de enfermos ante el sepulcro de San
Pedro, apóstol Santo Tomás,
alegorías de la Buenaventuranza
sobrenatural y la Inmortalidad y
dos figuras del coro de las vírgenes.
Manteniendo una unidad estilística, tanto el
presbiterio como el muro de la entrada situada a los pies reciben un
tratamiento diferente. En el presbiterio, donde confluyen los relatos de ambos santos,
una bóveda espaciosa corona el recinto. En ella Dionís Vidal ha plasmado una
gloria abierta, sobre una base de arquitecturas fingidas, en la que se muestra
la Glorificación de San Nicolás y San Pedro
Mártir, con los dos santos elevados al cielo por ángeles entre nubes. A su
alrededor se distribuyen los Doctores de la Iglesia, con las figuras sedentes de Santo Tomás de Aquino, San Agustín,
San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Jerónimo y San Buenaventura, que se
alternan con figuras de ángeles y virtudes, situándose a los pies de cada
uno de ellos cartelas con cortas sílabas que en su conjunto proclaman "Vos estis sal terrae. Vos estis lux mundi"
(Vosotros sois la sal de la tierra. Vosotros sois la luz del mundo). Siguiendo
un horror vacui propio del barroco, la
decoración, con un despliegue se variados elementos ornamentales, ocupa la
totalidad de los lunetos, en los que se abren ventanales apuntados con
vidrieras. Este conjunto del presbiterio fue restaurado en 1917 por el profesor
de dibujo José Renau Montoro.
Muy original es el muro de la contrafachada situado
a los pies de la iglesia, en el que por encima de la cornisa se abre un rosetón
central y donde, mediante arquitecturas fingidas, se alarga la profundidad de
la iglesia en sus dos niveles. Sobre un pretil de cerramiento que corre por
encima de la cornisa, a modo de trampantojo, a los lados del rosetón se colocan
sobre pedestales, simulando esculturas en bronce dorado, las grandes figuras de
los evangelistas San Lucas,
acompañado del toro, y San Marcos con
el león. Junto a ellos, en los huecos de ambos lados, aparecen parejas de
personajes relacionados con la obra decorativa barroca, identificándose en la
parte derecha los retratos de Antonio Palomino
dando instrucciones a Dionís Vidal sobre el programa decorativo, firmando
de esta manera la obra con una imagen visual.
Sobre la puerta, entre la arquitectura fingida de un
arco de medio punto, aparece una apoteósica alegoría de la Iglesia triunfante, representada por una mujer coronada con la
tiara papal de triple corona y sujetando la maqueta de un templo y una gran
cruz de madera, situándose a sus pies dos figuras vencidas que representan el
Pecado y la Herejía. Se acompaña con cartelas en las que se lee "Domus mea domus orationis vocabitur"
(Mi casa será llamada casa de oración).
Más abajo, en la contrapuerta, dentro de un medallón aparece un retrato
de Alfonso de Borja, el que fuera párroco de esta iglesia y después papa
Calixto III, circunstancia aclarada por la inscripción que recorre el círculo:
"Callistvs III. Pont. Max. Alph.
Borgia. Hvi. Eccl. rector".
Retratos de los pintores Antonio Palomino (de negro) y Dionís Vidal |
Este impresionante conjunto pictórico al fresco pone
de manifiesto el efervescente y refinado ambiente artístico que vivió Valencia
durante la última década del siglo XVII y la primera del XVIII, siendo buena
muestra de ello el concurso convocado en 1700 para realizar la fachada
principal de la catedral, que fue ganado por el austriaco Conrad Rudolph, que
dejó el primer modelo en España de fachada cóncavo-convexa siguiendo los
modelos de Francesco Borromini.
UNA RESTAURACIÓN CULMINADA EN 2016
La recuperación de las pinturas murales de la
iglesia de San Nicolás y la consolidación de la estructura que las soporta, ha
sido llevado a cabo entre 2011 y 2016 por el equipo del Instituto Universitario de Restauración
del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, con un centenar de
profesionales multidisciplinares que, dirigidos por la catedrática Pilar Roig Picazo (pintura
mural) y el arquitecto Carlos Campos (consolidación de la bóveda y eliminación
de humedades), han aplicado las técnicas más avanzadas en restauración. El
magno proyecto ha contado con la colaboración de Gianluigi Colalucci,
restaurador de los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, así como con
la financiación de tan costosa tarea por la Fundación Hortensia Herrero.
HORARIO DE VISITAS:
De martes a viernes:
Julio: De 11 a 20 h.
Agosto: De 10 a 20 h.
Sábado:
Julio y agosto: De 10,30 a 18,30 h.
Domingo:
Del 17/7 al 4/9: De 11,15 a 20 h.
Lunes cerrado.
Alegoría de la Iglesia triunfante sobre el Pecado y la Herejía |
Durante los horarios de culto no están permitidas las visitas
turísticas, ni realizar fotografías o grabar imágenes.
* Información válida hasta septiembre 2016 (Fuente informativa: Iglesia de San Nicolás)
Informe: J. M. Travieso.
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