25 de noviembre de 2016

Theatrum: LA NUBE DE VERANO, un bullicioso ninfeo como exaltación de la belleza femenina









LA NUBE DE VERANO
Antonio García Mencía (Madrid, 1853-1915)
1901
Óleo sobre lienzo
Ayuntamiento de Valladolid (Depósito del Museo del Prado)
Pintura romántica y costumbrista del siglo XIX










Antonio García Mencía. Izda: La nube de verano / Dcha: Alegoría del Tiempo
En una de las dependencias del Ayuntamiento de Valladolid se conserva una bella pintura de grandes dimensiones —300 x 250 cm.— cuyo autor es Antonio García Mencía, un destacado pintor madrileño que en su obra experimentó las diversas tendencias estéticas de un tiempo marcado por la transición de las últimas décadas del siglo XIX a los albores del XX.

La pintura, que recibe el título de "Nube de verano", le sirve al pintor como excusa para realizar una composición alegórica, referida a los aguaceros estivales, en la que coloca decenas de desnudos de jóvenes mujeres, ingrávidas entre oscuros nubarrones y vertiendo agua con grandes cántaros en medio de una gran algarabía.

François Boucher. El Triunfo de Venus, 1740. Nationalmuseum, Estocolmo
En tan original composición, el pintor, que a lo largo de su carrera profesional dejaría patente su pasión por las jóvenes figuras femeninas, se inspira en las ninfas de la mitología griega, aquellas deidades menores que, bajo la forma de hermosas doncellas desnudas o semidesnudas, nunca envejecían y animaban la naturaleza siempre asociadas al agua.

En esta fantástica reunión masiva de ninfas o mitos que moraban la tierra y que con frecuencia eran objetivo de los sátiros, consideradas inmortales por Homero (Iliada XVII 78), el pintor despliega toda una serie de desnudos femeninos en las más variadas actitudes y posiciones, haciendo gala de una sólida formación académica en los diferentes escorzos anatómicos y del dominio del color en el modelado de las figuras mediante efectistas juegos de luz.

La vinculación de las jóvenes al denso nubarrón y a los grandes chorros de agua que vierten, inevitablemente hace rememorar otras obras célebres protagonizadas por tan fantásticas mujeres en torno al agua, entre la cuales tan sólo citaremos, pues como tema inspirador de obras artísticas el catálogo es inmenso, el famoso Triunfo de Galatea de Rafael (1512, Villa Farnesina, Roma), el Triunfo de Galatea de Luca Giordiano (1675, Museo del Hermitage, San Petersburgo), el Triunfo de Venus de François Boucher (1740, Nationalmuseum, Estocolmo) o El Ninfeo de William-Adolphe Bouguereau (1878), el más próximo en el tiempo a la obra de Antonio García Mencía.          

William Adolphe Bouguereau. El Ninfeo, 1878
El pintor madrileño se recrea colocando grupos de ninfas vertiendo agua con grandes cántaros decorados, a los que acompañan otras vociferando o gozando entre el agua con ademanes de danza, contrastando la definición de los grupos colocados en los primeros planos con las masas difuminadas de los grupos del fondo, siguiendo la estela de las grandes glorias abiertas y pobladas por ángeles del barroco, en este caso con un contenido profano y un pretendido toque de sensualidad en un entorno amable y hasta festivo.

Antonio García Mencía repetiría esta experiencia en otra pintura titulada Alegoría del Tiempo, donde aparece un cortejo de bellas figuras femeninas, de similares características a la pintura de Valladolid, acompañando al Tiempo, caracterizado como un venerable anciano alado y portando un reloj de arena. Asimismo, este pintor mostraría bellos desnudos femeninos en otras de sus pinturas, como es el caso de La Favorita, La paloma, La Odalisca, Estrella Polar, Brujería, etc., combinando estas sensuales escenas con otras recreaciones de ambientación orientalista.

Antonio García Mencía. Izda: La paloma / Dcha: La Favorita
La pintura "Nube de verano" permanece en el Ayuntamiento de Valladolid como depósito del Museo del Prado.  

EL PINTOR ANTONIO GARCÍA Y MENCÍA

Este pintor, nacido en Madrid en 1853, fue un artista polifacético —acuarelista, ilustrador, retratista, etc.— que suele aparecer encuadrado como autor costumbrista y especializado en asuntos rurales asturianos, aunque en realidad su pintura se abre a horizontes más amplios. Realizó su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde tuvo como maestros a Federico de Madrazo y Carlos Luis de Ribera y donde muy pronto destacó por su talento, participando por primera vez en 1871, con 18 años, en la Exposición Nacional de Bellas Artes1.

Antonio García Mencía. Ninfa en paisaje (biombo), 1913
Como otros tantos jóvenes pintores, a los 20 años se trasladó a París para completar su formación, donde tomó contacto con la colonia artística española. Allí fue invitado a las reuniones de artistas organizadas por los pintores Raimundo de Madrazo, hijo del que había sido su maestro, y León Bonnat. Durante esta estancia en la ciudad de la luz sus pinturas se decantaron hacia los temas orientalistas, cuyo gusto fue tomado del recién nacido movimiento impresionista, al igual que las escenas protagonizadas por jóvenes mujeres y otras de temática urbana. El mundo artístico parisino pronto reconoció su maestría, llegando a debutar en 1873 en el Salón de Pintura de París, cuya participación repetiría en las ediciones de 1876, 1879 y 1880. Después sus originales acuarelas serían muy apreciadas en Berlín y Burdeos, pero sobre todo en el mercado artístico londinense.

Pasado un tiempo se trasladó a Roma, donde asistió a la Escuela Española de Bellas Artes y donde contrajo matrimonio con la pintora Josefina Corchón Diaque. Regresado a España, su pintura se centró en el retrato y en la pintura de género, producción que entre 1893 y 1896 mostró en la Sala Bosch de Barcelona. En la década de los años 90 se hacen frecuentes en sus pinturas las figuras de jóvenes mujeres desnudas o con ligeras veladuras, obteniendo en 1892 la tercera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con su obra Estrella Polar (mercado del arte) y en 1901 la segunda medalla con La Nube de Verano, la pintura que actualmente aparece colgada en el Ayuntamiento de Valladolid.

Antonio García Mencía. Izda: El Juego (acuarela), 1904 / Centro: Memoria de Navidad / Dcha: Retrato de niño
No obstante, su mayor reconocimiento en España vino determinado por sus trabajos como ilustrador, llegando a colaborar en distintos periódicos y revistas del momento, entre ellas una tan prestigiosa como La Ilustración.

Como reconocido acuarelista y retratista, con pinturas de gran frescura y espontaneidad, unido a su predilección por las jóvenes mujeres como modelos, lograría plasmar imágenes de una gran originalidad, como en la acuarela titulada El juego, creada para el calendario de 1904 de la empresa Maxam (cuyo origen se remonta a la fundación por Alfred Nobel en 1872 de la Sociedad Española de la Pólvora Dinamita en Galdácano (Bilbao), que en 1896 se fusionaría con otras ocho sociedades para crear la Unión Española de Explosivos, comercializando desde 1899 la cartuchería deportiva y de caza). En la pintura que ilustraba el calendario aparece una joven mujer realizando, a modo de juego, un disparo con una pistola, siendo la escena presentada con gran naturalidad y como parte de la vida cotidiana. Otro tanto podría decirse de la acuarela que ilustró el almanaque de 1905 de la Unión Española de Explosivos, donde aparecen dos mineros utilizando explosivos en su trabajo.

Antonio García Mencía. Izda: El Collar / Dcha: A través de los prismáticos (ambas en el mercado del arte)
Durante sus últimos años, Antonio García Mencía estuvo residiendo nuevamente en París, donde concurrió al Salón de 1907 con la obra Brujería y al de 1911 con El Anticuario. Firmado y fechado en 1913, es un biombo de tres hojas que comparten una misma escena en cara cara, ofreciendo en su anverso una Ninfa en un paisaje, con una de sus características figuras femeninas cubiertas por veladuras, y en su reverso una romántica vista de un castillo al anochecer (esta obra se ofrece en el mercado del arte cuando se escriben estas líneas). 

Tras dejar una copiosa colección de óleos y acuarelas diseminadas por la más variada geografía, el pintor moría en Madrid en 1915.


Antonio García Mencía. Detalles de El Collar
Actualmente olvidado y desconocido, sus obras circulan masivamente por el mercado del arte formando diferentes series temáticas, entre las que se encuentran escenas burguesas protagonizadas por jóvenes damas, como La carta, El collar, A través de los prismáticos, El paseo en barca, Velada musical, etc., siempre impregnadas de un halo romántico; escenas costumbristas protagonizadas por modelos españoles, como Maja, Pidiendo limosna, Bailarina española, etc.; escenas de ambientación oriental, como Soldados moriscos, Melodía oriental, Odalisca, etc.; retratos de personajes adultos e infantiles, que en ocasiones adoptan la originalidad de Memorias de Navidad; escenas de inspiración mitológica, como Amorcillos en una rama, conservada en el Teatro Real de Madrid como depósito del Museo del Prado,  pero sobre todo aquellas dedicadas a la exaltación del cuerpo femenino, que alcanza su máxima expresión en La nube de verano, una atractiva pintura que es desconocida incluso por los propios vallisoletanos, ya que está restringida a la vista en el recinto de la Casa Consistorial.


Antonio García Mencía. Izda: Merienda campestre / Dcha: Paseo en barca
Informe: J. M. Travieso.
Conjunto de fotografías tomadas de la red y casas de subastas.



NOTAS

1 OSSORIO Y BERNARD, Manuel: Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX [1883-1884]. Madrid, Giner, 1975, p. 278.





Antonio García Mencía. Velada musical























Antonio García Mencía. Maja española



















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